¿El Fin? ~ Parte 5
De acuerdo, ¿qué trama mierda de película de grado D del canal SyFy me está lanzando el destino ahora desde su carpeta de "Formas de joder la paciencia de Ayden" ahora? Pensé que estábamos haciendo fantasía esta temporada, no una novela ligera Japonesa para adolecentes.
¿Me estan punkeando? ¿Aston Kutcher saldrá de un arbusto y me apuntará con una cámara? ¿Los niños de hoy en día conocen esa referencia?
—Sabes, el "Comité de Dens" suena como el club de Modelo de las Naciones Unidas mas automasturbatorio del mundo —le digo a Farfallah/Lee/Fortuna, mientras Aiden envuelve su brazo alrededor de ella.
—Eres tan vivaz e ingenioso. Eso es lo que me gusta de ti, Ayden —dice Aiden. Intenta apretar uno de los "Picos Celestiales" de Fortuna, pero esta lo aparta con bastante facilidad—. Estoy seguro de que tienes muchas preguntas.
—Y estoy seguro de que monologarás interminablemente incluso si no te las hago, así que haznos un favor a los dos y déjemos a un lado los juegos previos, Don Juan, porque me estoy secando cada segundo.
Aiden me da una sonrisa irónica, seguida de la risa de todos los otros bad boys que nos rodean. —Muy bien, la versión abreviada será. ¿Beba? ¿Te importaría ayudarnos?
La diosa pone los ojos en blanco en desdén, pero mueve la mano en un movimiento circular. La pared de hielo cambia a la imagen de Aiden con el pelo corto, todavía de color azul, pero con una chaqueta de cuero, pantalones de cuero y una sonrisa de de bad boy autosuficiente. —Observa, mi hermano. Una vez fui como tú. Un bad boy que quería seguir con su vida, graduarse y convertirse en reparador de aires acondicionados. Ya sabes, un trabajo sin mucho drama.
La imagen corta al pasillo de una escuela. Una escuela en la que he estado durante los últimos meses. Un pasillo que conozco muy bien, desde los casilleros oxidados hasta las paredes manchadas y el bebedero de agua que contiene todos los patógenos conocidos por el hombre de décadas de saliva pubescente. No se puede negar: es Valle Montañoso Nortesur.
Y al final del pasillo hay un hombre, con una amplia sonrisa, dientes blancos como perlas, cabello corto y sosteniendo un termo. El hombre que amo, Hayden.
—Espera, ¿qué ching-
—Shhh, no interrumpas a papi —dice Aiden—. Verás, yo, como tú, también cai por los encantos de un tal Hayden Wilson. Y nuestro amor ardió rojo como una llama.
La pareja sale, tomados de la mano, subiendo a un descapotable rojo. —Era un hombre hermoso, con hermosos sueños. Sueños que íbamos a lograr juntos. Nos graduaríamos y nos mudaríamos a Belice. ¡Allí perseguiría su amor por la comida y revolucionaría el mundo culinario con sus recetas!
Mientras el automóvil pasa por una intersección, un camión semirremolque pierde el control y se estrella contra el automóvil. El auto da vueltas en el aire como un mal juego de Sonic (Todos son malos, y si insistes en lo contrario, te recomiendo dejes de ser un sucio furro) y choca contra un poste de luz. Aiden se arrastra fuera de los escombros. Hayden no lo hace.
—En un abrir y cerrar de ojos, nuestros sueños y la vida de Hayden se extinguieron —dice Aiden, limpiándose una lágrima de su cara de puta tonta—. Y maldije. Maldije al mundo. Maldije al universo. Maldije a Dios. Maldije al destino mismo. Y sabes, cuando un bad boy, un ser de un peso cósmico tan inimaginable fuerte que puede desafiar al destino mismo, maldice a un dios, el dios escucha. Ahí es cuando entras, ¿verdad, nena?
A pesar de los continuos toques de Aiden en sus mejillas, Fortuna no parece ni un gramo más molesta de lo habitual. Una hazaña piadosa, dado lo molesto que es Aiden. —Quería despotricarme, así que lo escuché y le hice una propuesta que no pudo rechazar.
La pared de hielo se derrumba ante mí y, en su lugar, aparece un libro del agua. Un libro de letras brillantes y sellos rojos, rodeado de círculos concéntricos de una suave luz dorada. No sé qué es eso, pero grita importante. Fortuna se sacude al hombre y se acerca al libro, agarrándolo con sublime reverencia. —Mira, soy la diosa del destino, de lo que fue, lo que es y lo que será, pero no puedo entrometerme en los asuntos de los humanos, ni puedo cambiar el destino de nadie. Soy simplemente el pegamento que mantiene unida la realidad. Puedes verme como un libro viejo que pones debajo de esa mesa tambaleante para que se estabilice.
Abre el libro y una luz cegadora alcanza el cielo vacío. Me encuentro flotando en el espacio, mientras las estrellas, el sol, la luna y la Tierra giran a un tiempo acelerado. Puedo ver ciudades y pueblos que se construyen al doble de tiempo, solo para volver a derrumbarse, quemarse con el tiempo, las plagas y las guerras. Veo civilizaciones levantarse y caer. Los imperios se desvanecen. Hermano matando a hermano. El final y el principio. Me siento increíblemente insignificante, un pie de nota de un pie de nota en la historia de la humanidad, una historia que terminará inevitablemente en la destrucción antrópica galáctica.
—Los humanos son criaturas interesantes —dice Fortuna—. Pero predecible y aburrido. El tiempo es un círculo plano que se repite una y otra vez. Eventualmente, me encontré queriendo intervenir, jugar escenarios de 'qué pasaría si', involucrarme en una trama de la que nunca he sido parte, y de la que solo he sido un observador pasivo. ¿Pero sabes quién puede desafiar el poder del destino y torcerlo a su gusto?
Es una pregunta retorica. Todos sabemos la respuesta: bad boys.
—Así que llegamos a un acuerdo —dice Aiden—. Accedí en darle mi esencia, mi tiempo y mi alma para que pueda usarme como peón cuando lo crea conveniente, si tan solo me ayudara a salvar a Hayden.
La diosa cierra el libro, y así como las estrellas y los planetas se desplegaron frente a mí, también desaparecieron.
—Un ojo por ojo. Ella estuvo de acuerdo, y nos fuimos a planear. Por supuesto, era demasiado tarde para salvar a mi Hayden . ¿Pero otro Hayden? Bueno, eso era más posible.
La confusión en mi rostro debe ser palpable, porque todos se ríen de mí. Quiero decir, todos ellos.
—Verás, hijo de Adán —dice la diosa, hojeando el libro—, es que, cuando eres tú quien sostiene una mesa en su lugar, puedes hacer que todo se desmorone con el menor movimiento. Y así lo hice. Volteé la mesa de la realidad y restablecí el tiempo mismo.
El libro en su mano comienza a quemarse, y con eso, la realidad frente a nosotros. El piso debajo de mis pies tiembla como el rugido de un león, pero rápidamente la diosa apaga el fuego, y con eso para el terremoto. —Bueno, más bien, 'la quemé', pero lo entiendes.
—Entonces —dice Aiden—. rehicimos todo, esta vez, utilizándome a mí para cambiar el destino del próximo Aiden y del próximo Hayden. Veamos cómo fue eso.
La pared de hielo se forma de nuevo y las imágenes borrosas del interior regresan. Esta vez, muestra a un joven Aiden una vez más, pero esta vez tiene el pelo rojo. Se reproduce la misma escena que antes, pero justo cuando Haiden y el nuevo Aiden suben al auto, el primer Aiden se para frente a ellos, disfrazado con una gorra de béisbol, por supuesto, evitando que se vayan por unos segundos. Suficiente para que pierdan su cita mortal con el camión.
—¡Fue un éxito! Cambiamos el destino —dice Aiden—. Durante unos tres minutos.
Se corta la imagen al automóvil, que ahora circula por los suburbios cerca de mi casa. Hayden va a toda velocidad. Una pelota rebota hacia la calle, seguida por un niño. Hayden se desvía de la carretera y choca contra una casa. Muerto en el impacto. El otro Aiden, sin embargo, sobrevive.
—Parece que se necesitaría un poco más que un poco de intromisión para defenderse de las garras del destino —dice Aiden—. ¿Entonces, qué hacemos ahora? Lo intentamos de nuevo, pero no sin antes escuchar las súplicas de mi otro yo moribundo. ¿Por qué no nos cuentas que paso depues, Aiiden?
Un chico vestido y actuando como Aiden, pero con cabello largo y rojo, se aleja de la multitud, luciendo igual de sexy y golpeable. —Hola, soy Aiiden. Mi Hayden murió en un accidente automovilístico y maldije al destino. Fortuna escuchó mi grito y me ofreció el mismo trato que a Aiden. Tres cabezas pueden pensar mejor que una, ¿verdad? Entonces, me uní a ellos y comenzamos otra línea de tiempo. ¿Aiiiden?
Otro chico que se parece a Aiden, pero con cabello amarillo, da un paso adelante. —Epale, mi nombre es Aiiiden, y mi Hayden murió atragantándose con un hueso de pollo. ¿Aivden?
Un chico con un corte bob azul corto da un paso adelante. Tiene lindas botas de cuero. —¡Holi! Mi nombre es Aivden, y mi Hayden murió ahogado de un hueso de pollo frito. ¿Avden?
Por supuesto, un chico con un corte bob amarillo da un paso adelante, pero Aiden lo interrumpe. —Tú entiendes. El Hayden de Avden murió de una lesión de fútbol. El Hayden de Aviden del veneno de monóxido de carbono. El de Aviiden de otro accidente automovilístico, y así sucesivamente.
—El punto es —dice la diosa, con las llamativas imágenes de diferentes Aidens y Haydens bailando una danza de vida y muerte cada vez más horripilante y extravagante en la pared de hielo—, en algún momento, nos dimos cuenta de que el problema no radicaba en tratar de prevenir la muerte de Hayden cambiando algo pequeño, pero algo grande. Al final, todos llegamos a un acuerdo: si los Aidens no pueden estar con Hayden sin que lo maten o mutilen, ellos estarán sin él. Sería mejor si los Aidens no estuviera en la vida de Hayden en absoluto.
Aiden les da a sus camaradas una reverencia baja, que ellos devuelven. —Entonces, teníamos un nuevo objetivo: mantener a los Aidens alejado de los Haydens, a toda costa.
Un Aiden vestido de matador español con capa y espada y toda la parafernalia da un paso adelante. —¡Joder, tio! ¡Si tan solo fuera tan fácil! ¡Cambiar incluso un poco el pasado puede tener repercusiones flipantes! ¡Tenemos que estar a loro al navegar las aguas del tiempo, o puedes terminar teniendo un cacao como un gilipollas españoleto como yo!
—Tal como dice Alviiden —dice Aiden—, debemos tener cuidado con lo que cambiamos o no cambiamos. El universo realmente quiere que estemos juntos, y se ha demostrado que tratar de ir en contra de eso es casi imposible. Casi. Ahí es cuando entras, Ayden, la iteración ciento cincuenta, denominada por el número romano 'Y', es el Aiden que ha logrado mantener vivo a Hayden por más tiempo. Aunque no por mucho tiempo. Pero estamos tan cerca. Tan cerca de lograr nuestro sueño. Hicimos que ustedes dos se separaran. Ahora, si podemos replicarlo, pero antes, ¡sería un avance increíble!.
—Podría haber usado a un Aiden como tu un par de vueltas atrás —dice un Aiden apenas reconocible, lleno de cabello de pies a cabeza y alas de murciélago coriáceas. ¡Oh no, es un furro! Seguro le gustan los juegos de Sonic.
—Calla, Anden —dice Aiden—. No hay tiempo para tu pesimismo furro.
—¡Soy un vampiro, no un furro!
—La misma diferencia —dice Aiden—. Entonces, ¿qué dices, Ayden, mi hermano, mi otro yo, el Aiden número 150 en pisar esta tierra santa? ¿Te unirás a mí y a los demás para salvar a Hayden?
Vale, ya he oído suficientes mierda por hoy. Si esto es lo que la vida me depara, entonces, como todo lo malo en mi vida, tendré que hacerlo mi perra.
—Déjame aclarar esto —digo, finalmente hablando después de escuchar toda esta mierda—. Estás tratando de decir que toda mi vida ha sido controlada por un cabal secreto interdimensional de encarnaciones de mi vida anterior que hizo un trato con la personificación del destino para venderle sus esencias de bad boy para que pueda canonizar su fanfic humano en a cambio de su ayuda tratando de separarnos a mí y a mi novio? ¿Entendi bien?
Aiden se ríe en voz alta, haciendo que la manada de clones detrás de él también ría. —Sí, sé que suena ridículo. Pero todos amamos a Hayden. Hayden nos entiende. nos ama. Él nos hace sentir completos. Pero estar con nosotros es tóxico para él. Todos nos sacrificamos para que lograra sus sueños y fuera feliz. Y estamos muy cerca de hacerlo. Otro ciclo y tal vez, solo tal vez, podríamos lograr esto.
—¡Todos ustedes hablan como si mi Hayden ya estuviera muerto!
Ah, eso los apagó. Ese pequeño detalle no lo habian notado. Todavía está vivo, en su camioneta, yendo a la casa de Brayden mientras hablamos. Todavía no está muerto ni mutilado.
—Pero estará muerto pronto, Hijo de Adán —dice la Diosa—. Te mostré-
—Me mostraste lo que puede pasar —le digo, interrumpiéndola—. Pero tú misma lo dijiste. Soy un bad boy. Puedo desafiar al destino. Y elegiré desafiar al destino. Así que, métete a tu club de la miseria por el culo hasta que te salga por la nariz y déjame en paz. ¡Soy el único a cargo de mi destino, no ustedes, putitos!
Hay un latido de silencio, de mirarme como un loco, antes de que se reanude la risa. Esto realmente está acabando con mi paciencia. —¿Que es tan gracioso? ¿Quieres contarme cual es el chiste, cepillin?
Aiden trata de agarrarme por los hombros, pero yo también estoy harto de eso, y aparto su mano de una bofetada. —Ay, mi hermano. No es un chiste. Solo nos recuerdas al que vino antes de ti. El único Aiden que rechazó el llamado del Comité de Dens. Fortuna, querida, ¿por qué no se lo enseñas?
Fortuna no invoca un libro, ni un muro de hielo, ni nada. Simplemente agarra la botella de contenido desconocido, la descorcha y vierte el líquido en el vasto océano debajo de nosotros.
—Déjame contarte la historia de Ayden el Jodedor, el que se suponía que era la iteración número 150 en unirse a nosotros. También podrías conocerlo como... Jayden.
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