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El Fin ~ Parte 2

Les advierto desde ahora, queridx lectorx, que este no va a ser un capítulo del tipo "gracioso jaja." Va a ser un capítulo triste con tristeza, homofobia implícita, abuso y otras advertencias. Trataré de ser lo más sutil posible con esto, pero estás advertido.

Decir que es un silencio embarazoso sería decir poco. Es un silencio con embarazo de 40 semanas plagado de preeclampsia, el padre no aparece, la ciudad está colapsada debido a una inundación repentina, y vaya si no ayuda que el silencio acaba de romper agua en el momento mas inoportuno posible. Es ese tipo de silencio.

Incluso el bucle omnipresente de Creedence Clearwater Revival parece apagado y solemne mientras el huevomovil nos lleva de forma lenta pero segura a las afueras de la ciudad, pasada las vías del tren, pasado los barrios al margen de la ley, pasada la línea de donde la carretera de pavimento termina y empieza la carretera de tierra, a las colinas más allá. Realmente espero que esto no sea un intento de asesinato-suicidio canibal en medio de la nada. Cuando dijo que quería "hacernos la cena" en realidad no quería decir que quería hacernos la cena, ¿verdad?

Siempre quise que Hayden me comiera entero, pero no en un sentido literal.

Aun así, el camión sigue adelante, deslizándose por el sendero fangoso con la gracia de un cerdo engrasado de tres patas. Y nosotros, el tocino en esta situación, solo podemos mirar en silencio mientras Hayden se acerca al punto más alejado de la ciudad, probablemente para comernos vivo, empezando por nuestros traseros. Si yo fuera él me comería sus culos primero.

Lo único que rompe el monótono zumbido de la música y el motor es el rugido en el estómago de Brayden. E incluso el propio Brayden, cuya boca tiene mente propia, no puede sacar el tema con toda la tensión en el aire. Afortunadamente, no tenemos que esperar mucho para romper el silencio, porque se asoma una luz en la distancia, seguida de muchas otras luces, tenues, pero presentes. Un cartel de madera deteriorado nos dice a dónde vamos a llegar, con letras gastadas por años de lluvias y sol: "Parque de Remolques 'El Final Del Camino'."

Todo el "parque" está cubierto con cascos dilapidados de remolques abandonados, la mayoría oxidados o rotos, todo sobre un lecho de lodo y mugre. Los pocos remolques habitados tienen personas afuera con ventiladores y abanicos, sentados en sillas de jardín, tratando de escapar del aire húmedo. Todo huele a gasolina y fritanga, que no es una mezcla particularmente apetecible.

El camión avanza penosamente a través de la suciedad y el barro, pasando todos los remolques, menos uno en la parte trasera. De todos los trailers habitados, este parece el más cuidado. Pero no por mucho. Una capa de pintura blanca fresca cubre parches de óxido que amenazan con reaparecer en cualquier momento, mientras que las ventanas polvorientas oscurecen la vista del interior. No tiene ruedas, sino que se apoya sobre bloques de cemento. Hay un gran gallinero en la parte trasera del remolque con unas diez gallinas deambulando. No te preocupes, hay suficiente espacio para todos ellos.

—Hogar, dulce hogar —dice Hayden, apagando el motor justo en frente de dicho tráiler. Tal vez sea un remolque, no sé cual es la diferencia. Vayamos con "tráiler" por ahora.

Siempre supe que Hayden no estaba tan bien financieramente, pero esto está en otro nivel. El nivel de disparidad entre Brayden y él, por ejemplo, es ridículo. Incluso entre él y yo. Esto no es justo. Esto no es justo en absoluto. Esto es casi indigencia.

"bien chula tu casa," dice Brayden, saliendo del huevo-móvil. "incluso tienes patos."

—Esos son pollos, ¿ves?

Ponen huevos, cloquean, comen pan,

Y tienen desprecio por la vida.

"acabas de describir un pato," dice Brayden. "¿cuáles son sus nombres?"

Hayden, que tiene una mirada de mil metros, simplemente enumera los nombres de los pollos de un tirón. —Annabel, Bertha, Clarisse, Daniella, Elizabeth, Fanny, Gertrude, Hilda, Irina, Jolyne.

—Y no te olvides del Gordo Kevin —dice una voz, que suena como si un filtro de cigarrillo mentolado hubiera cobrado vida. La voz proviene de un hombre parado en la entrada del tráiler, un hombre que claramente está organizando una competencia entre su franelilla blanca y sus calzoncillos a rayas rojas para ver cuál tenía más manchas de origen dudoso que el otro, y ninguno quiere perder. Es más grasiento que una bolsa de pollo frito y casi igual de peludo, con un bigote grueso que desvía la atención de su cabeza calva. Hablando de pollo frito, creo que ese fue su almuerzo, ya que su bigote tiene pegotes de grasa de pollo congelados—. Él es el machote del gallinero, como su dueño.

Hayden respira hondo y le da al hombre una sonrisa amable. —Hola papá.

¿Ese mojón humano es su padre? ¿Qué pasa con los padres y las franelillas blancas? ¿Es una cosa cliché? De todos modos, ahora que lo veo, se parece un poco a Hayden, si de repente se fusionara con el hombre Michelin y se sumergiera en una tina de aceite de cocina usado. La única palabra que puedo usar para describirlo es "mugroso."

Y también violento, ya que agarra con fuerza a Hayden por la parte posterior de la cabeza con un golpe audible y lo acerca a él. —No me vengas con esa mierda, pendejo. ¿Dónde carajo estabas? Se suponía que estarías aquí ayer y me prepararías la cena. ¿Quieres que me muera de hambre, carajito?

Qué, carajo. ¿Cómo se atreve a ponerle un dedo encima mi amor? No me importa si eres un padre, nunca, nunca, le pones un dedo encima a tu hijo. Doy un paso adelante para enfrentarlo, pero la mano extendida de Hayden me detiene en seco.

—No, señor —dice Hayden—. Lo siento.

El hombre escupe en el suelo entre ellos mientras mira a Hayden con ojos rojos y quebradizos. —Lo que vas a sentir es una patada en el culo si vuelves a desaparecer así. Ahora anda y prepárame mi puta cena. ¿Y quién carajos son estos?

Eso está dirigido a nosotros, y honestamente, ¿cómo respondo a eso? El hombre parece estar a punto de golpear a Hayden en la cara, y facilmente podriamos ser los siguientes. Por suerte para nosotros, es Hayden quien habla en nuestro nombre.

—Esos son mis amigos. Los invité a cenar —dice Hayden.

El hombre nos da una mirada de arriba a abajo, como buscando una excusa para insultarnos, antes de resoplar con desdén.

—Ve a hacerme mi puta cena, muchacho —dice el hombre, dándose la vuelta y desapareciendo dentro del remolque.

Encantado de conocerlo, suegro.

A diferencia del exterior relativamente cuidado, el interior del tráiler es un paraíso para los acaparadores. Ni siquiera puedo ver las paredes debido a la cantidad de cajas apiladas sobre cajas, llenas de repuestos de autos, líquido de transmisión con fugas, ángeles de porcelana por alguna maldita razón, cajas tapadas llenas de cosas no especificadas y libros mohosos, uno encima del otro. Basura y basura, y nada más que basura, salvo un rinconcito donde está la cocina. Ese es el único lugar impecable en el tráiler.

—Por favor, siéntanse como en casa —dice Hayden—. Iré a buscar los ingredientes. Espero que a todos les guste el pollo frito.

"suena ricolino," dice Brayden, sentándose sobre una pila de libros mohosos junto a lo que supongo que es una mesa. En realidad es una caja grande con un mantel encima, con un cenicero usado encima de todo.

—¿No se supone que eres vegano? —pregunto.

"El pollo frito es vegano. está cubierto de pan. el pan es vegano."

—No creo que así sea como funciona.

"¿qué eres, la policía vegana? ¿me vas a decir que los nuggets de pollo tampoco son veganos?"

No vale la pena llorar por los idiotas, porque estaría llorando todo el día. Come pollo todo lo que quieras. Hablando de pollos, escucho una conmoción cacareando desde el corral de pollos, pero se apaga bastante rápido.

Okayden se sienta en el suelo al otro lado de la mesa. Es lo suficientemente alto como para alcanzar el techo del tráiler tal como está, por lo que es mejor sentarse lo más bajo posible. Yo, por otro lado, me siento en un sofá muy manchado frente a un televisor, el único mueble real alrededor. De alguna manera es rígido y blando al mismo tiempo.

—Está bien, pregunta rápida: ¿alguien tiene una puta idea de lo que está pasando? —pregunto a mis dos compañeros—. Pensé por un segundo que Hayden nos iba a matar y comer.

"pensé que nos iba a dejar en medio del bosque como a hansel y gretel, esperando que una bruja nos volviera supergorditos para comernos."

—¿Qué gana él con eso? —pregunto.

"yo que se, ¿qué gana al comernos? soy como un 87% de grasa de bebé. sobre todo en mis mejillas. soy pura grasa y huesos."

—Asesinato/Suicidio —susurra Okayden, tirando de un libro de la pila que forma el asiento de Brayden.

De repente, se abre una puerta en la parte trasera del tráiler, seguida por un olor a queso testicular y grasa para cocinar. Por la puerta sale deambulando el papá de Hayden, mirándonos con el mismo desdén de antes. No nos atrevemos a decir una palabra mientras se abre camino a tientas hacia el mini refrigerador, saca una cerveza y agarra un encendedor junto a la estufa. Se acerca a mí y se para muy, muy cerca. Lo suficientemente cerca como para oler el hedor específico de la mugre de su ombligo. Cosecha 2016.

—Estás en mi asiento —dice, salpicando saliva entre palabras.

Me hago a un lado y tomo asiento junto a Okayden en el suelo. El hombre enciende la televisión, pasando los canales hasta llegar a lo que claramente es un canal erotico, con sonido a todo volumen. Abre la botella, enciende un cigarro, y se recuesta en el mueble mientras ve el espectáculo erotico sin pestañear.

Incómodo... ¿qué se supone que debemos hacer ahora? Si el silencio anterior fue embarazoso e incómodo, este estaba tratando de dar a luz durante una explosion nuclear.

—Entonces, ¿quién carajos son ustedes tres? —dice el hombre, dando una calada a su cigarro, ojos pegado a la t.v donde la hija de alguien está siendo atravesada por dos hombres al mismo tiempo.

Gracias a Dios, un tema de conversacion. Gracias, futuro suegro.

"brayden, el mejor amigo de su hijo," dice Brayden, el bastardo descarado.

—Okayden —dice Okayden. Corto y al grano.

—Y yo soy Ayden. El, eh... —Hmm, me pregunto si Hayden ya salio del closet frente a su padre. De alguna manera, dudo que este hombre tenga una mente abierta y progresista. Iré a lo seguro, por si acaso—... amigo de su hijo. Solo amigos.

—Hmm —gruñe el hombre con un trago de cerveza—. ¿Dónde está ese carajito? Me muero de hambre.

En ese momento, Hayden entra con un pollo desplumado en sus manos. No me toma mucho tiempo sumar dos y dos. Estaba matando uno de los pollos de atrás.

—¡Mueve ese puto culo! ¡Sabes que me gusta comer pollo mirando trios, y este ya se va a acabar! —grita el padre de Hayden.

—Voy —dice Hayden, quien hace un trabajo rápido cortando el pollo en pedazos.

Y volvemos al silencio incómodo. Durante unos diez minutos, no pasa nada, sin contar los gemidos de la pobre chica que no parece estar disfrutando lo que está pasando. Luego, nada continúa pasando, mientras Hayden fríe las piezas de pollo una por una, lo que se suma a la atmósfera grasienta del trailer. Pero fiel a su palabra, termina de cocinar antes de que termine el espectáculo secual. Coloca un plato de papel con pollo dorado y crujiente frente a nosotros, recibiendo un manso agradecimiento de los tres. Su padre ni siquiera lo mira a los ojos, solo le sacude una botella de cerveza vacía. Hayde la agarra y la cambia por una nueva.

—Está bien, a comer —dice Hayden.

Y así lo hacemos, en completo silencio. No me malinterpreten, esta súper delicioso, pero siento un muro entre todos nosotros. Un muro con la forma de un rechoncho hombre con problemas de ira. Nuestra propia existencia parece molestarle, pero no lo suficiente para no ver pornografia frente a nosotros.

—Carajito, ¿dónde putas está el cheque de la beca? —dice el hombre de repente y sin previo aviso.

Hayden traga un bocado de pollo, antes de agarrar mi mano bajo la mesa, justo fuera de la vista. Está temblando. —Se debe haber perdido en el correo. Llamaré a la escuela mañana.

El hombre apaga la televisión y, por primera vez hoy, mira a los ojos a su hijo. —No me jodas, carajito, que no nací ayer. Hoy llamé a la escuela para saber dónde estabas metido, y me dijeron que dejaste el equipo de fútbol. ¡¿Qué mierda te pasa?!

A eso, no tiene nada que decir. Solo puede apretar mi mano y mirar hacia abajo avergonzado.

—Sabes que la única forma en que te dejaré quedarte en esa escuela tuya es porque me ganas dinero jugando al fútbol. Si no puedes hacer algo tan simple, te sacaré de esa escuela y te haré trabajar en el taller. Ya llamé a Pedro y tiene un trabajo para ti cambiando aceite. Ahora, vas a llamarlo y aceptarás el trabajo, ¿de acuerdo?

¿Qué? Vete a la mierda, gordo bastardo. No hay forma de que Hayden acepte lanzar su sueño al aire tan fácilmente.

—No hay necesidad de eso —dice Hayden.

¡Sí, díselo, chiquistrikis! ¡Golpéalo en la garganta! ¡Pateale las boles!

—Ya llamé al entrenador Joden y accedió a aceptarme en el equipo nuevamente. Fue solo un breve malentendido, eso es todo. Tendrás tu cheque a final de semana.

Sí, llama a Joden, y... espera, ¿llama a Joden?

—Hayden, ¿qué estás diciendo? Tenemos un club, ¿recuerdas? —digo, medio riendo, medio en pánico.

Él, al igual que su padre, es incapaz de mirarme a los ojos. —No, ya no tenemos club. Llamé a Joden mientras estaba afuera y accedió a volver a meterme en el equipo. Lo siento, hermano.

Hermano. hermano, —Después de todo lo que hemos pasado, ¿volvemos a ser "hermanos"? Vete a la mierda. Te di todo, te dimos todo, ¿y nos vas a apuñalar por la espalda? No puedo creerlo. ¿Es por eso que nos invitaste a cenar? ¿Para llenarnos la barriga una última vez antes de sacarnos de tu vida? Vete a la mierda. Vámonos, tesoros. No se junten con esta chusma.

Pero no se mueven. Se quedan allí donde están. —¿Chicos?

Brayden le da un mordisco a su muslo de pollo mientras se balancea de un lado a otro. "bro, hayden tiene razón. se acabó. ya no tenemos un club. ahora es cada hombre por sí mismo. pero al menos no estamos obligados a estar en un club ahora. todavía podemos ser amigos y pasar el rato después de la escuela. ¿verdad, fido?"

Okayden se mete todo el trozo de pollo en la boca y escupe los huesos en el plato.

—Hayden solo necesita,

Nuestro apoyo incondicional,

Y la tendrá.

—Gracias por entender, hermanos —dice Hayden—. Siguen siendo mis amigos. Seguiremos pasando el rato. Nada ha cambiado. Solo buscaré mi beca de otra forma.

¿Nada ha cambiado? ¡Todo está cambiando! Literalmente, todo se jodió. —No me vengas con esa mierda. Todo está cambiando y lo sabes. ¡Estás tirando tu sueño por la borda! ¿Y para qué? ¿Para hacer algo que odias activamente? Dime cómo eso de repente está bien para ti después de meses de pelear contra eso.

Una risa perfora mi rabieta. El padre de Hayden se ríe y tose, como si se burlara de mí. —¿Sueño? ¿Qué sueño? Solo tienes un trabajo, y es jugar al fútbol. Eso es lo único para lo que sirves.

—¿Qué sueño? ¿Estás preguntando eso en serio? —le grito

—Ayden, no-

—¡Ayden, sí! —grito—. Tu hijo es un genio de la cocina, maldito gordo malparido. ¡El irá a la escuela de cocina y logrará sus sueños de ser un chef profesional!

Y luego, silencio. Ni siquiera es embarazoso. No hay nada que esperar aquí. Es como si hubieran salpicado un balde de agua fría en la habitación. El padre de Hayden me mira entre cejas pobladas de desprecio y habla lentamente.

—Ah, eso —le dice a Hayden—. Te dije que te olvidaras de eso. Tu pequeño sueño ya nos costó la vida de tu madre.

¿Su qué ahora? —Hayden, que-

—Oh, ¿él no te se los dijo? Menudo amigo son. —Su padre enciende un cigarrillo nuevo con la colilla del anterior, lanzando una nube de humo hacia mi cara—. Él siempre tuvo este maldito sueño de ser cocinero. Incluso molestó a su mamá al respecto, fastidiandola día tras día para inscribirlo en una clase de cocina. Ella tomó trabajos extra para pagar sus clases. Limpiando, planchando, cuidando carajitos, etc. Cualquier cosa que le diera dinero. Una vez que ahorró suficiente dinero, un día lluvioso de Julio, salieron en el auto familiar para inscribirlo. Pero un camión de carga se pasó una luz roja y la atropelló en seco. Murió en el impacto, y todo es culpa de él. Mató a su madre con su tonto sueño.

Ay dios mío. Nunca supe. no lo sabía Yo... lo siento. —Hayden, yo-

Hayden se levanta de repente, brindándonos la misma sonrisa amable que nos dio cuando nos invitó a pasar. —Tienes razón. Es un sueño tonto. Es por eso que estoy regresando al club de fútbol. Chicos, se está haciendo tarde. Los llevaré a todos a casa.

Todo se derrumba a mi alrededor. Todo por lo que hemos trabajado, polvo en el viento, y aquí estoy, agarrando el aire, tratando de recuperarlo. Y, sin embargo, cada palabra de su boca es solo otra ráfaga de viento, volando los restos de nuestros sueños a los cuatro vientos..

Agarro la mano de Hayden y la aprieto con todas mis fuerzas. —¡No! ¡Me niego a rendirme! ¡Me niego a que te rindas! ¡Te amo y haré que tu sueño se haga realidad, pase lo que pase!

El papá de Hayden se levanta de su asiento en un abrir y cerrar de ojos, haciendo temblar el tráiler por la fuerza. —¿Por qué carajos estás agarrando la mano de mi hijo, bicho raro? ¿Eres una especie de (palabra derogatoria que no voy a repetir aquí, que rima con marca y maria. Una palabra tan despectiva y tan atroz que me niego a ponerla por escrito. Me rehuso)?

—¡Sí, soy gay! —le grito—. ¿Y sabes qué? También lo es tu hijo. ¡Él es mi novio, maldito bastardo!

Sus ojos bien podrían salirse de sus órbitas, rebotar por la habitación y volver a su cráneo de lo roja e hinchada que se pone su cara. —Maldita sea. Sabía que eras debil desde el día en que agarraste una sartén, pero ¿ser un (palabra que me niego a decir de nuevo)? No eres hijo mío. Eres una puta vergüenza.

Esa última parte está marcada por él rompiendo una botella de cerveza justo al lado de la cara de Hayden. —¡Vayanse de mi vista, todos ustedes! Y no regresen hasta que esté sobrio. ¡Te voy a sacar lo (palabra que me niego a decir de nuevo) a golpes!

Hayden, en lugar de atacar o defenderse, simplemente me sacude la mano.

Y con eso, mi corazón se hunde hasta el suelo.

—Deberías haber mantenido la boca cerrada —me susurra entre dientes.

Pero lo escuché, queridx lectorx. Lo escuché muy, muy claramente.

Pasa junto a nosotros, junto a su padre que grita, y entra en la habitación de atrás. Después de un minuto de crujidos y ruidos metálicos, sale con una bolsa de basura negra llena de cosas. Sobre todo ropa, supongo.

—Vamos, muchachos —dice, dándose la vuelta y dejando el trailer, nosotros a cuestas.

—¡Sí, será mejor que corras, antes de que te patee el culo!

Sin nada más que decir, regresamos a la oscuridad, con la culpa y el miedo arremolinándose dentro de mi corazón.

¿Ahora que? ¿Que sigue? Tengo miedo por el futuro.

Tengo miedo por Hayden.

Tengo miedo de Hayden.

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