El Bad Boy Alfaratus Es Un Millonario De Bitcoins
—Oye, árbitro, ¿qué coño de la santísima madre es esta estupidez? ¿Se vale meter autogol asi? —le grito al Dragoabuelo, que se está tirando de la barba con toda la prudencia de un loquito de plaza jugando ajedrez, y ganando. Siempre ganan.
El Dragoabuelo asiente solemnemente mientras la multitud se vuelve loca a nuestro alrededor. Puedo ver a una chica gato borracha hasta mas no poder mostrándome cuatro pares de tetas. ¿Acaso esto es algo que la gente mágica heterobasica disfruta? ¿Es el equivalente mágico a la gente FIFAs? —¡Todo es justo en el amor y la guerra, niño! —dice el dragoabuelo con una bocanada de humo.
—Ah, apuñalar por la espalda a tus compañeros de equipo esta chevere ¿pero matar a un tipo en defensa propia no lo está? ¿Cual es la diferencia?
—¡Eso es completamente diferente! —grita el viejo dragonoide—. Y si tienes que preguntar cual es la diferencia, me temo que tu alma está demasiado perdida.
—¿Qué onda con toda esa basura de 'todo se vale en el amor y la guerra'? Matas tipos en las guerras todo el tiempo.
La multitud me abuchea. Incluso la chica gato se vuelve a poner la camisa.
—Eso no fue guerra, mugroso —dice el dragonoide con frialdad en sus palabras, contrastada por el fuego de su aliento.
—Ah, claro. Una batalla a muerte no es un lugar para matar gente. Entendido.
—¡Es solo un nombre! No tiene nada que ver con la actividad en sí —dice el viejo dragón—. No vas a la sala de quemados de un hospital a prenderle fuego a la gente, ¿verdad?
—¡No sabes que hago en mi tiempo libre, pejelagarto!
Nota de autor: Ayden no defiende la tortura de las víctimas de quemaduras, ni cree que ninguna otra violación de los Convenios de Ginebra sea una justificación válida de autodefensa.
Oye, habla por ti mismo, extraña nota de autor. Violaría totalmente el Convenio de Ginebra, art. 24 si tuviera la oportunidad. Soy un firme creyente en Ezequiel 25:17.
Antes de que pueda seguir discutiendo mi punto, una pelota pasa volando junto a mi cara, golpeando el suelo detrás de mí y dejando un cráter quemado. La pelota rebota como un boomerang gomoso a las manos de una perra larguirucha.
—Mantén tus ojos en la bola — dice Jayden, girando la pelota en sus manos—. ¿O tal vez prefieras un baile a la española?
—Perra, no voy a bailar con ningún ratito con aspecto de Slenderman y tirantes. Ya no es 2016. Consiguete un cinturon, hipster cabrón —grito.
Su réplica ingeniosa es provista rapidamente por disparo directo a mi cabeza, que logro esquivar en el último segundo.
—Está bien, tal vez un vals rápido —respondo.
La pelota rebota hacia Jayden, quien la recoge mientras hace fufufu. —Ah, mi amigo, no tomo amablemente el rechazo. No te preocupes, esto terminará con el próximo madrazo. Trevor, por favor...
Trevor el Hombre-perra levanta su vara/bastón y canta un hechizo rápido. 「Rebote Por 4」
La bola brilla con un brillo siniestro, casi como un arcoíris oscuro. Jayden lanza la pelota en mi dirección, pero la esquivo rodando fuera del camino.
Sin embargo, la pelota no rebota hacia Jayden, sino que vuela hacia mi cara una vez más. Me deslizo hacia la izquierda en el último segundo, pero luego rebota hacia mi cabeza. Me roza el pelo, y algunos pelos sueltos salen volando, pero logro salvarme. La pelota rebota hacia Jayden, como si tuviera mente propia, y mal juicio en carácter. Cada desvío de la pelota va acompañado de gritos y vítores de la multitud.
—Pero que bien bailas, mi amigo veloz. Eres un todo un verdadero Baryshnikov —dice Jayden, burlándose de mí.
—Voy a extirpar las bolas a través de tu boca —le digo.
Trevor el Pelidiablo se acerca, aplastando el bastón/vara en el suelo. —¡No le hablarás así a Lord Jayden, basura! —La punta de su bastón brilla con una luz roja sangre, rodeada de sombras oscuras. De alguna manera, no creo que nadie se inmute si me chinga con un hechizo y me convierte en guajolote asado.
¡Piensa, Ayden, usa tu cerebro! Hasta ahora solo he sobrevivido a sus ataques por un pelo, literalmente. Es obvio que no aguantaré otra ronda de bolas en mi cara. Habría disfrutado la oportunidad de ser golpeado y terminar con todo este arco argumentativo cliché, pero eso fue antes de que descargara sus bolas sobre la espalda de mi novio. Sí, sé cómo suena. Solo yo puedo tener insinuaciones sexuales con mi hombre. Esto es personal.
Pero, ¿cómo hacerles llover mi furiosa venganza? Tengo que acabar con Trevor primero. Él es el que apoya a la perra larguirucha con su hechicería pelirroja. Seamos realistas, no voy a ganar contra ellos en una prueba de fuerza. Me superan en número y armamento. Si voy a ganar esto, tengo que trabajar más inteligentemente.
Mi prioridad ahora es ganarme algo de tiempo. ¿Para qué? Esperar a Okayden, claro está. Ni toda la magia del mundo puede ir en contra de la gran velocidad del Alfaratus. Solo tengo que sobrevivir hasta que venza al Vamlobo y el los vencera por mi..
Miro hacia arriba para ver a la pareja enzarzada en un combate aéreo. Okayden está volando como de costumbre—con gracia y heteroflexibilidad. El Vamlobo, por otro lado, parece exhausto. Okayden solo tiene que batir sus alas y eso es todo, pero el Vamlobo tiene que invocar plataformas de hielo con magia y usar todo su cuerpo para saltar y disparar. Es una batalla de desgaste que Okayden seguramente ganará.
Genial, tengo un objetivo. Ahora, ¿cómo voy a comprar dicho tiempo? Esa es la pregunta del millón. Creo que podría intentar esquivar de nuevo, pero eso me va a comprar unos segundos, como mucho. ¿Cómo hace uno para distraer a un bad boy ególatra y megalomaniaco?
Algo me dice que me mueva a la izquierda. ¡Oye, nadie me dice qué hacer! Incluso mi subconsciente. No acepto órdenes de estados de conciencia pasivos. Nunca confíen en un pasivo, punto. Esquivo a la derecha, y una pelota pasa volando por encima de mi hombro, casi tocándome.
Debi haberme movido a la derecha. Incluso un ligero roce del aura oscura que rodea la pelota es suficiente para enviar una descarga eléctrica por mi columna vertebral. Siento que algo me quema por dentro, y no fueron los tacos de ojo que desayuné.
Salto fuera del camino para evitar el próximo rebote, pero no llega ninguno. La pelota simplemente regresa a la mano de Jayden.
El friki pelo largo se ríe mientras se tapa la boca como una princesa traviesa que aún no es propiedad de Disney. Aún. —Fufufu, disculpa, mi amiguillo. ¡Parece que te has perdido en tus pensamientos por un segundillo! Solo quería que prestaras atención a la estrella del espectáculo, y adores a mis pies sobre este tabernáculo.
Jueputa, tengo que dejar de monologar tanto.
¡Espera, no, eso es! ¡Monólogos! Jayden es un bad boy, y uno muy narcisista. Si puedo hacer que empiece a monologar, podríamos estar aquí todo el día escuchando como se chupa la pija a si mismo. Solo tengo que acariciar un poco su ego.
—Lo siento, solo estaba procesando mi sorpresa, eso todo —le digo—. Estaba esperando una traición de jengimiel allá atrás. ¿Pero que ustedes dos aliandose? No lo vi venir.
Jayden, que está enrollando su brazo para un nuevo tiro, se detiene, bajando la guardia. Uf.
—Es inconcebible que simples mortales inferiores entiendan las complejidades de las relaciones entre seres superiores. Fufufu.
Superior el culo mio. —¿Ah, de veritas? Dime, ¿cuándo comenzaron ustedes dos a conspirar?
—Tan pronto como Trevor se dio cuenta del poder de mi magnificencia —dice Jayden—. Por supuesto, simplemente apoye su treta. Pero incluso él puede atestiguar que mi mera participación, ha mejorado este plan en su realización. ¿Verdad, mi amigo sin melanina?
¿El plan era originalmente de Trevor? ¡Lo sabía! Todo este asunto de la madre muerta parecia demasiado conveniente. —¡¿No me digas que la perra pelirroja mató a la madre de Okayden?!
—¿Hiciste qué ?
La plataforma tiembla como un terremoto, y una nube de tierra y arena se eleva en el aire, cubriendo todo en la oscuridad. Remolinos disipan el polvo que se asienta, creado por el incesante aleteo de alas coriáceas. En medio de todo, en un cráter en el suelo, se encuentra Okayden. Solo puedo ver su espalda, pero incluso aquí puedo sentir la ira hirviente que emana de el.
El estadio quedó inquietantemente silencioso cuando el centro de atención se desplazó hacia Trevor el Hombre-hombre, temblando de incomodidad y tratando de esconderse detrás de su vara/bastón.
— Responde —dice Okayden. Sin con pompa ni circunstancia, ni haikus, nada. Solo una orden clara y concisa de alguien con el peso del mundo sobre sus hombros.
Ni siquiera el Vamlobo, jadeando en aire en una plataforma suspendida, se atreve a aprovechar la clara abertura para atacar. Es como si todo el bosque estuviera conteniendo la respiración.
— Ahora.
Trevor the Hombre-hombre respira hondo, golpea el césped con su vara/bastón y saca su pecho, lo que se vería mucho más intimidante si viniera de alguien con más melanina.
—No tengo que responderte nada, chucho —dice Trevor el Hombre-Muerto con veneno en sus palabras—. ¡Lord Jayden, ponga una mordaza a esta perra para siempre!
Bueno, mi plan fracasó con éxito, al parecer. Ni siquiera tuve que escuchar su estúpido monólogo.
—Será un placer para mi complacer. Fufufu.
Jayden levanta una pelota en el aire mientras Trevor la sobrecarga con un hechizo negro como la tinta que huele a metal y muerte. 「Ragnarok」
La pelota vuela por los aires con tanta velocidad que el aire se distorsiona a su alrededor, como si el diablo arrastrara uno de sus sucios dedos sobre el papel higiénico barato en el baño más recóndito del infierno.
Okayden la abofetea en el aire como un mosquito gordo. Apenas pude ver sus manos moverse hace un momento.
La multitud se vuelve loca. De alguna manera, seis sostenes de aspecto idéntico son arrojados a la plataforma. Puedo ver pelos de gato adheridos a éllos.
— Habla —ordena Okayden.
—¡Come mierda, chucho! —grita Trevor el Naranjin. Tres bolas comienzan a flotar a su alrededor como lunas en órbita, o cuando tu mamá sale a hacer algo. Porque es tan gorda que tiene su propia órbita. Vete a la mierda, lectorx. No tengo energía para ser gracioso ahora.
「Ragnarok Por 3」
Las tres bolas rasgan el aire entre él y Okayden, al igual que Satanás rasga el inodoro después de un atracón en Burger King una solitaria noche de Julio cuando la melancolía de su arrogancia inicial que lo sacó de la gracias de Dios fue demasiado para soportar sin un Whopper doble con tocineta. Y al igual que antes, dos de ellas son aplastadas. Pero la tercera bola la atrapa Okayden en sus garras.
Casi con el mismo movimiento, y con la energía magica oscura todavía girando a su alrededor, Okayden lanza el balón hacia los pies de Trevor. Golpea el suelo justo frente a él con tal fuerza que un montón de tierra y raíces de árboles vuelan en la dirección opuesta a la que viene la pelota—es decir, hacia Trevor. Algo se rompe con un sonido seco y enfermizo, no sé si es la raíz o la pierna de Trevor.
—¡Mi puta pierna! —grita Trevor, el pirata con una sola pierna, mientras cae, agarrándose la espinilla extrañamente doblada hacia atras. Eso responde a mi pregunta.
—Habla.
— ¡Mi querido mariscal, seguramente esto debe ser ilegal! —dice Jayden, haciendo una media reverencia de respeto hacia el dragoabuelo.
El Dragoabuelo hace tres bocanadas de humo, como una tetera vieja, seguida de una risa burlona. —¡Todo vale en el amor y en la guerra, niño! Excepto el asesinato claro esta.
— Entonces no lo mataré —dice Okayden. Oye, ¿de dónde sacó esa pelota nueva? No importa, ahora está volando por los aires. Otro cráter se forma, y otro montón de escombros golpea a Trevor, en pleno rostro. Varios dientes salen volando mientras él tropieza hacia atrás.
—¡Midedicodia, midedicodia! —suplica un Trevor desdentado.
—Habla —ordena Okayden. Esta historia se volvió como un poquito darks.
—Te lo judo, te lo judo, yo dodo-
— Habla normal.
—Dí... quiedo decid, sí, sí —dice Trevor, arrastrándose en un charco de baba y sangre—. ¡Te lo juro, no maté a tu madre!
—¿Qué hiciste?
—¡Solo cambie su testamento, te lo juro, mi gran Amo y señor Okayden! ¡Aquí!
Trevor mueve las manos místicamente y saca una carta de la nada. La lanza hacia Okayden, quien la atrapa en el aire.
Okayden camina lentamente hacia el Dragoabuelo, con cada par de ojos de la arena pegados a su espalda. Bueno, el promedio de ojos entre la multitud está algo por debajo de un par, ya que hay cíclopes, topos ciegos y Katie Carmichael, cuyo padre nunca le dijo que no corriera con tijeras.
—Lee esto. Hágaselo saber a todo el mundo —ordena Okayden.
El Dragoabuelo asiente, abriendo suavemente la carta mientras aumenta su voz con un hechizo.
—Mi querido Okayden,
Si estás leyendo esto, entonces, estoy muerta. Qué munga, ¿no? Espero haber muerto de una manera genial, como peleando contra un ejército o comiendo un trozo de chocolate del suelo. ¡Sé que puede matarme, pero huele delicioso! De todos modos, la última vez que hablamos, decidiste dejar el bosque para perseguir tu pasión: ser gerente en una tienda de ventas de zapatos Colombianos. Siempre te gusto el olor a cuero y el clima calido. Oh, cómo brillaban tus ojos cuando eras un cachorro, te ponías los tacones altos de mamá y decías: ¡Mira, mami, soy como tú!
Me enorgullecía mucho pensar que querías seguir mis pasos, hasta que me di cuenta de que era los zapatos que querías, no mi posición. En ese entonces, intercambiamos algunas palabras no tan buenas, y sé que dijiste que nunca volverías al bosque. Lo siento. Fui una mala madre. En lugar de apoyarte, dejarte volar alto, intenté cortarte las alas. Desde ese día, te he estado vigilando. He visto tu educación, tus nuevos amigos, tus aventuras...
Y lo siento. Lo siento mucho, mi amor. Puedo ver tu increíble voluntad triunfar sobre cualquier adversidad. Tú, mi amor, eres un hombre fuerte. Estoy orgulloso de ti. Lo siento, no estoy viva para decírtelo en persona. No tuve el coraje de enfrentarte despues de nuestra discusion.
Por favor, sigue tus sueños, cueste lo que cueste. El mundo es tu patio de recreo y puedes hacer lo que quieras en él. Mami cree en ti. Hagas lo que hagas, no sigas mis pasos. Se mejor que yo. Extiende tus alas y vuela lejos.
Sé que no es mucho, pero dejé algunas pepitas de oro, el reloj de oro de tu abuelo y un disco duro con un par de cientos de algo llamado "Bitcoin" que mino tu padre, o algo así. Nunca lo vi sostener una pica o ir a una mina, siempre jugando con las computadoras. No sé, el solo quería que lo tuvieras. Tómalo todo, mi bebé, y financia tu sueño. Mami cree en ti.
PD: No le des ni un centavo a Trevor. Lo he estado presionando para que deje de molestarme y consiga un trabajo de verdad. A diferencia de ti, él es demasiado complaciente con su posición en la vida. Una patada en el trasero es algo que necesita para crecer.
Santo Papa Benedicto XXVI cagando en un Tesla, ¡creo que Okayden es un puto millonario! Espero que no comience alguna piramide estúpida vendiendo NFT basados en fotos de pies. Pero creo que su repentina fortuna es lo que menos le afecta.
Las lágrimas se arrastran por su hocico, enpapando su pelaje. Se juntan debajo de sus ojos como piscinas, sin parpadear, sin moverse. La multitud también llora en solidaridad con Okayden. No sé el alcance de su relación con su madre, ni lo que se dijeron el uno al otro aquel dia que decidio partir de su madriguera, pero debe haber sido algo que pesaba en su mente. Estaba dispuesto a dejar de lado sus sueños por ella cuando pensó que ese era su último deseo. Ni siquiera puedo comprender las emociones que se arremolinan dentro de él. Alegría, tristeza, arrepentimiento, paz, dolor.
Lo siento, Okayden. Estoy muy muy apenado por ti.
Dicho esto, creo que entiendo el plan del catirrucio.
—Déjame aclarar esto —digo, rompiendo el silencio—. Y corrígeme si me equivoco, pero cambiaste el testamento para que Okayden tomara el manto de protector, y tú puedas seguir siendo su besaculos profesional. Nuevo culo, mismo trabajo cómodo, ¿verdad?
— Y responde con sinceridad —grita Okayden.
Trevor el Comemierda se retuerce en el suelo, arrastrándose, haciéndose lo más pequeño posible. —Sí, sí, ese era mi plan. Solo quería mantener mi estatus como mayordomo del protector. ¡Si alguien más que el Amo Okayden tomara el lugar, me habrían arrojado al final de la cadena alimenticia! Nadie quiere a un pelirrojo como mayordomo.
Vale, eso tiene un sentido enfermizo. Es un pelirrojo asqueroso. No duraría mucho en la naturaleza.
—¿Cómo es que cambiaste tu plan, entonces? —pregunto—. ¿Por qué querías que Rico McPuto aquí fuera el protector?
Jayden ríe un poco más, como si todo el asunto no fuera más que una divertida coincidencia. —Simplemente reconoció mi superioridad, y semaravillo con mi capacidad deautoridad.
—Yo no hice tal cosa, Amo Okayden, señor, mi dios — dice el pelirrojo—. Ese diablo me sedujo con poder, con fama. —Se arrastra hacia adelante, alejándose de Jayden y casi cruzando la línea—. Prometió una cantidad ilimitada de tinte para el cabello.
Bachaco tonto. Está en tu sangre, no puedes esconderlo con tinte. Puedo oler tu escencia naranja acre desde aqui.
Okayden limpia una lágrima errante de su hocico antes de tomar una respiración profunda. Se vuelve hacia Trevor el Hombre-Chetos con una mirada sombría. — Te perdono, pelirrojo.
—¡Gracias, gracias, mi señor, mi dios, mi amo! —grita Trevor con una sonrisa patética.
— Sin embargo, debo ejecutar la última voluntad de mi madre. Perdóname.
Okayden agarra una pelota en el suelo justo cuando la sonrisa de Trevor se convierte en confusión y luego en horror puro. Toma vuelo, muy por encima de nosotros, e incluso por encima del Vamlovo. Justo cuando está a punto de desaparecer bajo la luz de la luna, vuelve a bajar en picada como una bomba atomica. Lanza la pelota con toda la fuerza de aceleración de su clavado, rompiendo la barrera del sonido con un golpe seco.
La pelota se incrusta firmemente entre las nalgas de Trevor el Enculado. Tan fuerte es el golpe que Trevor rebota del suelo por la fuerza del impacto, que creo que le rompió las nachas. Ni siquiera puede gritar del dolor. Solo un chillido sale de sus labios, ahogado por el sonido de los vítores de la multitud enloquecida.
Llega rápidamente una luz y se lleva a Trevor sin más preámbulos. Y ese es el final de un pobre diablo que intento ser mas de lo que era: Un simple pelirrojo.
—¡Trevor el Hombre-Hombre ha sido eliminado!
Okayden hace crujir los dedos, estira el cuello y vuelve a respirar hondo, mientras mira al Vamlobo.
—Está bien, es hora de seguir,
Estábamos en medio algo,
¿No, amigo mio?
Agarrando una pelota, vuela para encontrarse con el Vamlobo y la batalla se reanuda.
Bueno, fue un final feliz, supongo.
Excepto por un disparo de pelota directamente a mi cara que evito por un pelo. Pero pasa lo suficientemente cerca como para electrocutarme con magia oscura.
Veo a Jayden, riendo, cargando otra bola con magia oscura. —Espero que no hayas olvidado que también soy un mago licenciado, ¿no?
Okay, aún no ha terminado. Tengo un cabo suelto más que atar aquí. Esto es para ti, Hayden.
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