La Recurrencia Infinita De La Diarrea Espontanea
Acabé, como viene la mayoría de la gente, en el momento más inapropiado. Levantándome, claro está. Acabé levantándome. Creo que eso sonó mal la primera vez. Tu entiendes.
Por lo poco que puedo sentir, parece que estoy en la parte trasera de un maletero muy apretado de un auto. El retumbar, el ligero envenenamiento por monóxido de carbono y el sonido metálico de los instrumentos para cambiar llantas, todo indica que estoy en un maletero. Por suerte, mi traje de mascota de condón me ofrece protección para no rebotar como una pelota de goma en una lavadora. Si tan solo pudiera ofrecerme protección contra mi dolor de cabeza. Al menos creo que es un dolor de cabeza desgarrador y no un desgarro real en mi cabeza. No puedo colocar otra placa de metal allí sin convertirme en un Robocop sensual. Te sorprendería saber cuántos golpes en la cabeza recibe un bad boy a diario.
Bueno, puedes mirar a Haiden para ver lo que la vida de bad boy le hace a un hombre que no usa suficiente gel en el pelo para hacer rebotar una bala en caso de emergencia. Ahí está tu respuesta sobre por qué mi cabello es tan suave. Kachow.
No me queda más que estar tranquilo y esperar. Como saben, esta no es la primera vez que me secuestran y me embolsan. Demonios, ni siquiera es la primera vez que sucede en este libro. Todo lo que tenemos que hacer es recordar lo que te dije que hicieras y estaremos bien. Quizás. ¡Dedos cruzados! Honestamente, todo este movimiento hace que mi barriga se revuelva como mantequilla. ¿Qué diablos puso esa señora del almuerzo en mis tacos de pescado?
Por ahora solo disfrutaré de las canciones de Romeo Santos que Leila-Sue parece estar poniendo a todo volumen. Quiero creer que lo está haciendo para fastidiarme, pero que sea una bachatera tiene sentido, por extraño que parezca.
El coche finalmente se detiene en medio de una canción particularmente estúpida acerca del amor. Uno creería que Romeo Santos necesita un abrazo y un psicólogo para tratar sus problemas de abandono. Este es el momento de poner a prueba mi experiencia.
El baúl se abre, mostrando a tres tipos fornidos y una castrosa bachatera mirándome como un niño que acaba de dejar caer sus cartas de Pokémon en el piso de la cafetería y está llorando porque una perra gótica pisoteó mi Charizard Ex con sus botas de diez centímetros. No les cuesta nada sacarme del maletero y llevarme sobre los hombros como un saco de patatas frescas, del tipo cremoso. Se siente mal, aunque un poco excitante, lo que me recuerda...
Los miro a los ojos — un estúpido gesto ya que 1) estoy usando lentes oscuros y b. Dichos lentes están dentro de un enorme traje de mascota de condón, sin mencionar que III. Apesto enumerando — y digo con mi voz más suave, como si hablara con un ciervo bebé, que su maltrato me está produciendo una erección.
Para sorpresa de nadie, ¡funciona! Demasiado bien, creo, porque lo siguiente que sé es que estoy en el suelo.—¡Oye, no dejes caer la carga preciosa!
—Ew —dice Leila-Sue—. Bueno, aquí está mi parte del trato: una mascota pervertida. Quiero lo que se me debe.
Intento ponerme de pie, porque son más de cinco segundos y ninguna chica querría casarse con una basura como yo, pero una de las masas de carne humana me pone un pie en la carótida. De nuevo. Ahora tengo una erección real. Creo que desbloquee un fetiche. Eso, y que mi barriga ahora esta haciendo la macarena. Oh, no.
—De verdad, si siguen tocándome me voy a acabar encima —digo con voz ronca y ronca, como un gatito ronroneando propiedad de James Earl Jones—. No quieren que este traje huela a mi salsa masculina.
Un poco de presión carotídea me hace callar en un segundo. Y aquí viene la erección.
—Cierra el pico, gorrito sobrevalorado —dice el bistec—. Y tú, el capi te ha dado acceso al lugar que buscas. Dale con furia.
—Plomo —dice Leila-Sue con una sonrisa, creo. No puedo verla, pero siento la energía de perra engreída que emana de ella. Lo que puedo ver es su pierna acercándose a mis menudencias y convierte mi calabrese en una morcilla con una puntada. ¿Por qué mi erección es aún más dura?—. Whoop whoop, perra. ¡Nos vemos nunca!
El movimiento de sus botas Ugg me dice que se va del... hmm, ¿dónde estoy? ¿Un parque? Siento césped debajo de mí. Quizás un parque para perros. Los secuestradores eligen los lugares más extraños para hacer sus negocios.
Uno de los bueyes carniceros se arrodilla a mi lado y me pone una mano en el pecho.—Ahora, no queremos hacerte ningún daño. Tienes que entender, esto no es personal.
—Se sintió bastante personal cuando me pateó la espada maestra —chillo.
—Sí, bueno, cosas pasan —dice—. Ahora, te recogeremos y te llevaremos a nuestro capi. ¿Vas a ser un idiota y harás que esto sea más incómodo de lo necesario?
—Voy a zurrar en el segundo en que pongas tus brazos sobre mí —respondo con amabilidad—. Solo pruébame. Hoy comí tacos de pescado y jugo de guayaba. Ni siquiera Moctezuma tiene una furia como la que se está gestando en mi ano.
—Está bien, asqueroso. Levántate y camina si vas a ser un idiota.
—Bueno —digo, realmente arrastrando la última o—, ahora no me provoca.
El hombre vaca me mira confundido, incluso perplejo, y va de un lado a otro en una mirada fija con el resto de su pandilla.—Vamos. Háganos un favor.
—Voy a hacer un pedo líquido si me tocas— le digo. Y siento que a este punto, es inevitable. Por eso odio los autos, me remueven las tripas y ni siquiera de forma sabrosa.
—Parece que estamos en un punto muerto, entonces —dice el hombre de carne con frijoles—. ¿Por qué no intentamos encontrarnos en el medio? La diplomacia es el único camino a seguir cuando las cosas se calientan.
—La diplomacia es una solución provisional para la guerra, en el mejor de los casos —digo—, pero estoy dispuesto a hacer un quid pro quo contigo, si te parece bien.
El carnicero se rasca la nuca, una clara señal universal de que se siente a punto de ser engañado. —¿Un que?
—Quid pro quo. Tu me rascas, yo te rasco. Un 69 de ayuda mutua.
—No sé, ¿qué puedes ofrecer?
—No cagarme encima puede ser un buen comienzo —digo.
—Está bien, creo. ¿Y a cambio?
—Bueno, estoy renunciando a algo bastante grande, espero algo grande también —digo. Hombre, esto es demasiado fácil. A estos les falta yodo en su dieta. Googlealo si no entiendes..
—¿Y eso sería?
—Déjenme ir —digo—. Tú ganas, yo gano, a todos les chupan la polla. ¿Qué va a ser? Parece bastante razonable.
—Sí, parece razonable—, dice el tercer carnosito, no el que está arrodillado o pisándome, simplemente parado fuera de la vista en una postura de N'Sync—. Quid pro quo. Ojo por ojo.
—Supongo —dice el hombre carotídeo, liberando lentamente la presión de mi cuello. Dios, se siente delicioso poder respirar. No puedo recomendar no hacerlo todo el día. Prácticamente vivo por eso.
Eso me da tiempo suficiente para luchar contra esta monstruosidad de traje hasta quedar de pie.— Bueno, me alegro de que hayamos logrado llegar a un acuerdo. Ahora, si me disculpan.
Empiezo a alejarme de ellos, listo para enfrentarme a esta tierra extraña con solo mis ganas de vivir y medio chocolate en barra, o al menos lo intento. Siento como me jalan el sombrero troyano y vuelvo al suelo. —En primer lugar, ay. En segundo lugar, ¿qué mierda? ¡Teníamos un trato!
—Y todavía lo tenemos —dice el chico N'Sync—. Eres libre de irte, pero deja el traje. Lo necesitamos, no a ti.
Oh, mierda. Ahora lo entiendo. Esa perra era un agente doble. ¡Las únicas personas que querrían este traje sobre mis hermosos y tiernos órganos, además de un puñado de bichos raros libertarios, es la gente de Valle Montañoso Nortesur! ¡Fui secuestrado por mi última escuela!
Y eso significa que, a pesar de todos mis esfuerzos por conseguir detención, Fortuna, esa vagabunda borracha, me trajo de regreso aquí. De vuelta a él. Puedo sentirlo cerca, y más que ahora me doy cuenta de que estamos en el campo de fútbol. Este es el césped más verde que he visto en mi vida, lo que significa que está canalizando todo el presupuesto de la escuela solo para mantenerlo así de delicioso. Estamos hablando de pantone summer green, el mas caro de los pantones.
¡Tengo que salir de aquí, rápido! A la mierda este condón, no vale la pena.
—Está bien, está bien. Tómalo, es tuyo —grito, moviéndome de izquierda a derecha para salir del traje—. ¡No se queden ahí, pasteles de carne! ¡Denme una mano!
—¿Qué diablos están haciendo bros? —dice una voz. Oh, esa voz, esa maldita voz, ronca, pero suave, como un pug recién nacido. Me pone los pelos de punta.
Hayden está aquí. Lo único que no quería que pasara.
No puedo enfrentarlo, no después de lo que le hice. Lo que les hice a todos. Sin mencionar que literalmente todas las banderas románticas que levantó fueron aplastadas por mí casi de inmediato. El dolor que debe haber sentido, estar allí, todos los días, cuidar de mí, y no ver ni una pizca de esos sentimientos reciprocados... hombre, soy un idiota. Y luego están mis propios sentimientos, sentimientos que no he tenido tiempo para sentarme y procesar.
Por un lado, es mi mejor amigo... y el amor de mi vida. Por otro lado, él es el amor de mi vida, ¡maldita sea! ¡Él será mi muerte! Nunca dejé que unx tripla A se me acercara en mis 18 años de vida, y no sé exactamente si quiero dejar que se acerque ahora.
Pero ha estado ahí todo el tiempo y no puedo decir que mi vida haya sido lo peor por eso. Para ser completamente honesto, nunca he sido más feliz en mi vida que cuando estoy con él. Se siente como en casa. Simplemente no sé qué hacer ni qué pensar. Creo que soy yo quien necesita ayuda o un gato hablador.
—¡Bro! —dice el hombre carotídeo, yendo hacia donde está Hayden y dándole palmaditas en la espalda—. Mira, no te enojes...
—Eso dependerá del plan ridículo que hayan hecho esta vez —dice Hayden.
—Sabemos que has estado un poco deprimido desde que ese imbécil rompió tu corazón en un millón de pedazos y los dispersó a los cuatro vientos —dice el agachador. Aparte, ay. Gracias por apuñalarme en el kokoro.
—¿Entonces? —pregunta Hayden.
—Entonces —interrumpe el chico Carotido—, ¡robamos la mascota de condón de esos bichos raros! ¡Sabemos que el vandalismo casual siempre te hace feliz!
—¡Coño, no, bros! ¡Odia el vandalismo casual! Les dije que no quería que esa estúpida tradición continuara. ¡Tenemos que curar las heridas entre las escuelas, no hacerlas más grandes! ¿Cómo lograron robar el troyano en primer lugar?
Los tres se quedan en silencio. Un silencio embarazoso, uno que tiene como ocho meses de embarazo y es enorme y necesita orinar todo el tiempo, y solo quiere acabar con esto, pero no, todavía le queda un mes durmiendo de costado y teniendo patatas por pies. Un silencio embarazoso e incómodo es lo que es. N'Sync es el que da un paso adelante para hablar.
—Bueno, ¿sabes esa chica que estaba enviando correos electrónicos a todos en la escuela pidiendo ayuda para entrar en una habitación de LaCroix o algo asi? Algo sobre vengar a sus padres o alguna mierda rara, yo que se. La mayoría de la gente pensó que era una estafa tipo príncipe nigeriano, pero me drogaron con gas en la oficina del dentista y respondí a ver que pasa. Una cosa llevó a otra y... pensé que podríamos... ya sabes, ¡tener un quid pro quo!
—Esa es una palabra demasiado grande para ti, Carnosin —dice Hayde. Espera, ¿realmente se llama Carnosin? Supongo que a veces la gente lleva su nombre en la cara—. ¿No te dije que no respondieras llamadas y mensajes extraños? ¿Queremos que se repita la ultima vez que llamaste a ese número en el baño del McDonalds 'para pasar un buen rato' y te despertaste en Vancouver con nada más que un saco de papas y una ceja afeitada?
—¡Bueno, él es el que lo dijo! —dice Carnosin mientras me señala. ¿Vamos a ignorar todo ese asunto de Vancouver?—. ¡Nos sedujo con sus grandes palabras mágicas, bro!
—¡También dijo que se cagaría si lo tocábamos! —dice el cunclillero—. Pero ya se va, tan pronto como le quitamos el traje.
Mieldison, ¡esto es malo! Hayden no puede verme así. Ahora no. No estoy listo.
—Aquí, capi. ¡Ayúdanos a quitarle el traje! —dice Carnosin mientras agarra la parte inferior del traje—. Todos tomen una esquina y se la sacaremos de un tirón a este gran idiota.
Ni siquiera logró decir pio. No puedo decirlo, de lo contrario volaré mi tapadera. Estoy rodeado en menos de lo que puedes decir —¿qué diablos es ese olor?— ¿Y cómo supe esto? Porque les tomó eso darse cuenta de que no hago amenazas vanas.
Eso es, queridos lectores. Me cague encima por segunda vez. Es casi como si hubiera tenido la maldición de revivir mis peores momentos una y otra vez en una pesadilla sisífica de recurrencia infinita. O tal vez sea solo la historia que rima consigo misma.
—¡Santa macarena... bro! —dice Carnosin mientras él y los chicos se alejan de mi pútrida bomba fétida.
¡Esta es mi oportunidad de escapar! ¡Maldito director Melastraga, haciéndome usar un maldito traje de condón en este maldito clima del medio oeste! Tiempo de correr.
Ahora que lo pienso, aunque me muevo lo más rápido que puedo, no estoy corriendo en absoluto. Ni siquiera puedo sentir mis piernas golpeando el suelo. Casi como si estuviera suspendido en el aire o algo así.
Ahora se me ocurre que Hayden me está jalando de mi sombrero troyano como un chihuahua exasperado. Ahora sé por qué están tan llenos de rabia y temblores.
—Vayanse —dice Hayden, más inexpresivo y seco de lo que nunca lo he visto—, me ocuparé de esto. Salimos para el juego en veinte minutos y ya llegan tarde.
—Pero —intenta decir Carnosin antes de ser derribado por una mirada asesina de Hayden.
—¡Pero nada!— grita, haciendo que los tres hombres se encojan de miedo. Hayden deportista está loco, y super sensual—. Vayan a los casilleros y junten toda tu mierda. Yo me ocuparé de este lío.
Tal vez tomando el camino más fácil, los tres títeres abandonan el campo de fútbol, dejándonos a Hayden ya mí completamente solos.
—Ahora —dice en un tono más suave, bajándome suavemente. Él sabe que no puedo escaparme, no en un campo de fútbol con un enorme traje de mascota—, en nombre de Valle Montañoso Nortesur, lo siento muchísimo. Soy Hayden Wilson, capitán del equipo de fútbol, y asumo toda la responsabilidad por las acciones de mis compañeros.
¿Él... no se da cuenta de que soy yo? ¿De verdad soy tan afortunado?
—No te preocupes, me aseguraré de que tú y tu traje vuelvan en una pieza a tiempo para el juego. Lo siento mucho.
Otro hechizo de silencio me dice que quería que dijera algo. Por supuesto, un condón podría esconder la polla por dentro, pero mi voz es un claro indicio. Yo soy la polla en este caso, por cierto. No fue un eufemismo.
—Está bien, no tienes que hablar —dice, para mi salud mental—. Pero quiero preguntar, ¿puedes hacerme un favor? Te agradecería mucho que pudieras transmitir un mensaje a alguien de tu escuela. Es nuevo, así que no sé si lo conoces. Su nombre es Ayden Gómez .
¿Por qué tengo la sensación de que voy a escuchar algo que va a cambiar la trama de la historia?
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