
La Objeción
El plan: colarnos en la boda y detener esta farsa.
El plot-twist: la boda es al aire libre en el jardín, lo que significa que podría haber fácil acceso desde todos los frentes.
El plot-twist del plot-twist: dado que la boda es al aire libre, el lugar está plagado de seguridad mafiosa de dudosa procedencia.
El obstáculo: Jin y Juan bloquean la única entrada propia a la boda.
—¿Así que, cuál es el plan? —pregunto, mirando por las escaleras que conducen al comedor, la única salida al jardín. Este lugar esta mas cerrado que el ano de una garrapata. Hay un arco de globos hermoso justo en la entrada, al menos 500 globos como mínimo.
Goro, el padre de Brayden, está sentado junto a la ventana salediza mientras se frota el monitor de su tobillo y susurra "en voz baja" —SÍ, RESPIREN ESE AIRE FRESCO RICOLINO, BICHINES. METANSE ESAS PARTÍCULAS DE POLEN BIEN ADENTRO. RICO. YO... EH, DEBO IR AL BAÑO POR UN SEGUNDO. YA MERITO.
Se aleja rápidamente de la entrada, dejando a los dos cabeza de huevo duro resguardandola. Podría apostar que Goro se fue a jalarse el ganzo. Siempre deseamos lo que no podemos tener.
—¿Plan? —pregunta Hayden—. Pensé que podríamos, ya sabes, entrar y detener esta farsa.
—¿Y qué hay de Tonto y Retonto allá? —pregunto, señalando a los hermanos caradura—. Un movimiento en falso y tendremos a toda la familia Kimchi-Cannoli en nuestros traseros, y no estarán allí para darnos besitos negros. ¿Brayden ya está despierto?
Okayden, mirándonos desde el pasillo, solo refunfuña. Lleva a Brayden en la espalda como el koala más sexy del mundo y, con suerte, con menos clamidia.
—Bueno, voy a ser honesto, bro —dice Hayden—, no tengo ni la menor puta idea de qué hacer.
—Bueno, agarra un látigo y empieza a adiestrar estos elefantes porque este es tu circo.
Hayden nos lleva de regreso al pasillo interminable de mierda extraña y se rasca la nuca. —Mira, voy a ser honesto contigo, no soy fan de tus vibras en este momento.
—¡Y yo no soy fan de tu cara! —digo, demasiado alto para el gusto de cualquiera.
Menos el de Brayden, ya que comienza a agitarse. "oh, drama. ¿problemas en el paraiso?"
—¡Vuelve a dormir! —digo.
"okey, papu."
—¡No, no está okey! —grita Hayden—. ¡Lo necesitamos para que este plan funcione!
—¿Qué plan?— pregunto—. Estamos aquí debido a tu plan súper estupido en primer lugar.
—Aja, bro. ¡Un plan que hice para arreglar tu mierda!
"también dijo que a tu crema chantilly le falta azúcar" agrega Brayden con malicia.
—¡No, no lo hice! ¡Haz como un minero en huelga y cierra el pico!
—¡Suficiente!
Ese grito vino de Okayden, quien había estado callado todo este tiempo. No creo que lo haya escuchado nunca alzar la voz. Se pone de pie, haciendo que Brayden caiga al suelo. Una vez que el impacto de su voz se disipa, continua hablando.
—Cada uno de nosotros,
Comete errores y lo arruina
Pero los perdonamos.
Dado que Okayde habla en trisillos, haré una pausa aquí por motivos estéticos.
—Aquí todos somos amigos,
Nos amamos, somos familia
Perdona y olvida.
Maldita sea. Ser regañado por Okayden de todas las personas se siente mal. Sé que Hayden tiene buenas intenciones y lo amo. No quiero hacerle daño. Y, sin embargo, lo he hecho una y otra vez. Respiro hondo y calmo mi confusión interior. —Tienes razón, lo siento. He sido un imbecil, un papanatas, e incluso un mequetrefe. Sé que tu plan vino de un lugar de amor, y te estoy dando mala actitud sin causa.
—Eso es entendible, bro —dice Hayden —. Pero realmente no se que carajos hacer y se nos está acabando el tiempo. Eres increíble haciendo planes, mucho mejor que yo. ¿Hay algo en ese arte de la guerra del que siempre hables que pueda ayudarnos?
Ah, el arte de la guerra. El shitpost milenario que nos trajo aquí en primer lugar. —¿Estás seguro de que quieres volver a confiar en mí? La última vez que intenté arreglar algo, se fue a la mierda.
Hayden agarra mi mano, acariciando el dorso con su pulgar de salchicha. —Bro... No, mi amor, te confío mi vida.
"awwwn, creo que voy a vomitar," corta Brayden. "pero de pana, muevan ese culo. van a intercambiar votos en cualquier momento."
—Mi amor, dale con furia.
Bueno. Si quieren que arregle esto, lo arreglaré. A mi manera.
—Es la regla en la guerra, si diez veces la fuerza del enemigo, los rodee; si cinco veces, atacarlos; si es doble, poder dividirlos; si es igual, enfrentarlos; si hay menos, poder evadirlos; si es más débil, podrá evitarlos.
—¿Y eso que significa? —pregunta Hayden.
—Significa que tenemos que pensar inteligentemente. Somos más que ellos, hay que usar esa ventaja a nuestro favor.
"uno bicho de esos pesa más que nosotros juntos," agrega Brayden, metiéndose el dedo en la nariz y arrojando un moco a una habitación con una placa que dice "Habitación verde." Brayden todavía está desnudo, solo usando interiores blancos. Que carajo.
—Por eso Sun Tzu nos dice que los dividamos —digo—. Dos de nosotros podríamos derribar a uno de ellos. Facilon, facilon, juguito de limón.
—Uno de ellos podría usarnos como condones, mi amor —dice Hayden. Siento que los pelitos de mi espalda se levantan cada vez que dice la palabra con A.
—Bueno, difícil, difícil, besame el chiquitriki. Si nadie tiene un plan mejor...
Y nadie lo tiene, por el silencio resultante.
"¿entonces como hacemos esto?" pregunta Brayden.
—Bueno —le digo, poniendo mis manos alrededor de sus hombros y dándole la vuelta para mirar hacia la escalera—. ¡Me alegro de que lo preguntes, porque eres la parte más importante de este plan!
Sus ojos brillaban como un niño hambriento de atención, recibiendo el primer abrazo de su padrastro en la víspera de Navidad. "¿de veritas? ¿qué tengo que hacer?"
—Solo respira hondo —le digo, alcanzando su bonito trasero redondo y delicioso y golpeándolo como un saco de tierra en una ferretería. Sus nalgas se mueven como gelatina apretada, casi como con mente propia.
Brayden salta en el aire, chillando como un cerdito mientras cruza el pasillo, a la vista de Jin y Juan. Yo sigo detrás, dándole el dedo a la pareja. Okayden y Hayden corren detrás de mí, justo a tiempo para que Juan y Jin nos persigan a una distancia saludable. Sí, Okayden corre como Naruto por alguna maldita razón.
—Bueno, al menos la entrada está abierta —dice Hayden, prácticamente trotando a mi lado, mostrando su destreza atlética—. ¿Ahora que?
—Ahora —digo, pasando por el "Salon España". Espera, no, dice "Salon En Pañales"—. ¡Nos separamos!
Agarro a Brayden por el cuello, lo levanto —fíjate que todavía está tratando de correr en el aire mientras chilla como un lechón— y lo apunto al "Salon del Pánico," que, o es una habitación segura en caso de emergencia, o un lugar Brayden guarda todos sus discos de "Panic! At The Disco." Hayden y Okayden lo siguen. Pero yo no.
—¿Mi amor? —pregunta Hayden, al ver que no voy a entrar después de ellos.
—Lo siento —le digo mientras le cierro la puerta en la cara. Agarro mi billetera de cuero y la meto debajo de la puerta para evitar que vuelva a abrirse—. No te quiero poner en peligro. La mayor victoria es la que no requiere batalla. Voy a distraer al par, y tan pronto como los oigas pasar, corre hacia la entrada.
—¡Mi amor! ¡No dejaré que dos armatrostes te rompan tu cuerpa!
—¡Esta es mi decisión! —grito, justo cuando los dos bizcochos cruzan la esquina hacia mí—. ¡No dejes que mi sacrificio sea en vano!
—¡Bebe! —grita, pero es demasiado tarde. Ya me estoy escapando.
—¡Hey, chupapijas! —grito, bajando mis pantalones y mostrandoles mis nachas—. ¡Vengan a comer!
—¡No gracias! —dice Jin, doblando su contoneo—. ¡Estoy fielmente casado!
—¡Conmigo! —dice Juan, agarrando la mano de su esposo—. ¡Y déjame decirte que mi macho la tiene mas jugosa que tu!
Demasiada información. Además, awn. Pobre cama. Me doy la vuelta y veo que la puerta de la habitación del pánico se mueve cada dos segundos. Hayden seguramente lo romperá en cualquier momento. ¡Tengo que encontrar una habitación para hacer mi última resistencia, rápido!
—Veamos... Sala España, Sala Saint Seiya, Sala Silenciosa, Sala Salserin, Sala Salarial, Sala Soliloquio? Bueno, ¿no es como que demasiado meta? —me digo a mí mismo—. Ah, Sala S&M. Seguramente encontraré algo para defenderme aqui.
Entro en la habitación, esperando cadenas, látigos y todo tipo de cosas calientes para hacerle cosquillas a un ser amado, pero me equivoco. Completamente equivocado. No es una sala de sadomasoquismo, sino una sala de salchichas y morcillas. Fila tras fila de chorizo, calabrese, cadáveres de toro, cabezas de cerdo e incluso algún que otro Frankfurt. Es la peor pesadilla de un vegano. O el paraíso de los carnívoros. Asi como tipo como el cielo de los perros es el infierno de las ardillas. Y el frio. Jesús, puedo romper cristales con mis pezones. Me vendrían bien un par de salchichas como nunchacos y tal vez una pierna de cerdo como mazo contundente.
—Hasta aqui llegas, planito —oigo decir a Juan detrás de mí. Y ahí está, junto a su esposo, como dos guisantes en una vaina enorme.
Jin interviene detrás de Juan y cierra la puerta detrás de él. Su aliento húmedo se convierte en vapor tan pronto como sale de su boca, como un par de dragones gordos. Jin saca un cascanueces de su bolsillo y procede a romperse los nudillos uno por uno. Juan, por su parte, saca sus calcetines —sus calcetines de nailon— y se los pone en las manos.
—Un pajarito me dijo que eras alérgico a las telas sintéticas —dice Juan, al igual que Jin hace lo mismo. Se acerca a uno de los cadaveres de toro y lo golpea como Rocky, pero en lugar de hacerlo tambalear, sale volando del gancho del que está suspendido—. Bueno, no sé cuál es tu juego, pero termina aquí. Estás atrapado aquí con nosotros.
A eso les doy mi sonrisa más presumida, una que casi se puede saborear en el aire, seguida de una risa desagradable.
—¿Qué es tan gracioso, tabla de surf? —dice Jin, dando un paso adelante—. A ti te deben decir nadador: nada por delante, nada por detrás.
Dejo de reír para abrir la boca, diciendo todo de una vez. —Toda guerra se basa en el engaño. Por tanto, cuando somos capaces de atacar, debemos parecer incapaces; al usar nuestras fuerzas, debemos parecer inactivos; cuando estamos cerca, debemos hacer creer al enemigo que estamos lejos; cuando estamos lejos, debemos hacerle creer que estamos cerca.
—¿Qué mierdade Nietzhe es esa? —pregunta Juan.
—No, es Sun Tzu —digo, poniendo mi mano en mi bolsillo. —Y significa, más o menos, que no estoy atrapado aquí con ustedes. Están atrapados aquí con nosotros.
Saco el guijarro rojo de mi bolsillo y lo tiro al aire. —¡Okayden, yo te elijo!
Un rayo rojo sale disparado de la roca, formando un Okayden, que cae al suelo a cuatro patas.
—¡Okay-kay! —dice como un Pokémon pirata.
—¿Qué en el nombre de Tomas de Torquemada es esta mierda? —dice Juan, corriendo hacia Okayden—. ¡Vete, demonio maligno! ¡En el nombre de Jesucristo!
—Okayden, usa Rasguño! —digo.
—¡Okay-kay! —repite, dejando al descubierto sus uñas calibre .50 y saltando sobre la cabeza calva de Juan como un gato asustadizo huyendo de la lluvia.
Evitaré describir lo que está sucediendo en este momento, porque tanta sangre seguramente elevará esta historia a una calificación de adultos por parte de los embajadores de Wattpad, así que solo dejaré este video de alguien haciendo cintas con un par de tijeras y tendrás imaginar el resto.
https://youtu.be/gycLWqtzBNo
No hace falta decir que Jin, al ver cómo su compañero de vida se convierte en un regalo de Navidad, está un tantito enojado, dado el grito espeluznante que proviene de él. Intenta sacar su pistola sin quitarse primero el calcetín de la mano, haciéndolo caer al suelo. Este es mi momento de brillar.
Cuando se agacha para agarrar el arma, me lanzo de pecho, y lo golpeo directamente en la sien con mis pezones duros como piedras. Lo derribó de un solo golpe como David a Goliat.
Agarro el guijarro y me apresuro a pasar junto a él, abriendo la puerta para mi compañero. —Vamos, chico. ¡Lo hiciste bien!
—¡Okay! —grita Okayden, frotándose contra mi pierna, antes de irse conmigo por el pasillo y hacia las escaleras.
Lo hicimos. Por fin me sale bien un plan. ¡Las cosas están viento en popa! Como por diez segundos. Mirando hacia abajo por las escaleras, veo a Brayden parado bajo el arco de globos, con la boca abierta, las nalgas volando en el aire y agarrándose al marco de la puerta, mientras Hayden está tratando de empujarlo a través de élla.
—¿Qué carajos, Brayden? ¡Ve a detener la maldita boda!
"¡no! ¡todavía no!" grita Brayden. "¡no es el momento!"
Hayden deja de empujar y sube las manos en señal de derrota. —El pequeño mojón quiere esperar la parte de 'habla ahora o calla para siempre' para interrumpir con un "Me Opongo."
"¡siempre quise hacerlo al menos una vez!" se queja Brayden.
Oh, por el amor de Dios. No este cliché.
Me muerdo una uña, la convierto en una aguja improvisada y la sumerjo en la decoración del arco del globo.
Ahora, no sé si conoces este pequeño hecho, pero un globo que explota suena como un disparo. Y un disparo en una de las bodas más seguras que involucran a una familia de la mafia no es una situación en la que las personas primero hagan preguntas y luego disparen. Más bien, dispara primero, arroja los cuerpos al lago para que los patos se los coman.
Cada arma en la boda, y digo cada arma, incluidas las que sostiene el padrino (tanto Jungkook como Harry), la dama de honor (Ariana Grande), e incluso un pequeño uzzi de la niña de las flores, apuntan a nuestra dirección general y abren fuego al mismo tiempo en una danza de fuego y lplomo, silbando a nuestro lado durante un minuto sólido. He oído hablar de bodas de escopeta, pero nunca de una de metralletas. Una vez que las balas disminuyen, asomo la cabeza para ver al sacerdote empuñando dos Ak-47. Esto se está poniendo ridículo.
Levanto ambas manos sobre mi cabeza y me muevo lentamente hacia el jardín, justo a tiempo para que Goro regrese del baño.
—¿QUÉ COJECULO ES ESTE? —pregunta, casi, pero no del todo, asomándose para ver las renovaciones hechas en la fachada de su casa.
Me doy la vuelta lentamente, una sonrisa burlona surgiendo por costumbre. —Uh, ¿me opongo?
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