Este es mi espacio seguro. Claro, es pequeño y estrecho, y con demasiadas revistas con fotos de pies — porque aparentemente son algo que existe por alguna razón, como si no pudieras buscar por Google fotos de cualquier persona famosa a la velocidad de un muy sucio click — pero es mi espacio seguro. Puedo ser yo mismo aquí, mi yo real, no el galán objetivado que crees que soy. Puedo hacer tonterías, ser gay, cometer crímenes y comerme a millonarios. Últimamente no he comido a demasiados millonarios, pero si quisiera, sé que tendré un lugar para hacerlo, ¡maldita sea! Que este maldito surfista mal bañado de pelo largo trajera al enemigo a estos terrenos sagrados es como si me escupiera en la cara, y no del tipo de "sí, papi" que me gusta.

Y para echar sal en una herida, trae a Leila y Leeland con él. ¿Laila? Honestamente, ni siquiera recuerdo cómo va. Esos par de idiotas. Y esos son solo los primeros en ingresar. Billiam, Gisangela, Minnesota, Dakota, Carolina, Alaska y otras chicas con nombres de estado similares y personalidades de manic pixie girls entran una tras otra como un desfile personajes principales de historias juveniles.

—UwU, ¿qué es esto? —dice una protagonista de anime de cabello rosado con un gato negro en su hombro. ¿Por qué la fantasía intenta perseguirme?—. ¡Este lugar es tan kawaii, Fluffy-kun!

Sí, me duele escribir eso también. Superalo.

—Tales colores azabaches solo se podían ver en las entrañas de un lugar tan fáustico —dice otra chica, que solo puedo asumir que era la misma con la que me tropecé cuando me dio la cagasion. ¿Recuerdas ese capítulo? Porque estoy seguro que me encantaría olvidarlo. Pero algún idiota lo puso en una aplicacion naranja infernal para que todos lo leyeran. Qué gilipollas.

Hablando de gilipollas, uno viene hacia mí con una cerveza en la mano. Es una Corona. Asco.

—¡Oye, ex mejor amigo! —dice el disco de urinal humano que es Billiam. Espera, ¿ex?

—¿Qué quieres decir con ex? —pregunto.

—Pone sus manos alrededor del bad boy grasiento, acercándolo a él. Ambos sienten que la tensión aumenta por la interacción —dice/susurra una chica sentada en el sofá, acariciando lentamente al gato de anime. Qué rayos.

—¡Hermano, pana, brosef, broseidon! —dice Billiam, borracho hasta la médula, a pesar de que lleva aquí nueve párrafos completos—. Eres noticia vieja. Tenemos un nuevo bad by tipo chico nuevo . ¡Tan misterioso!

—¡Escuché que su madre es la directora ejecutiva de One Direction! —dice una de las niñas castrosas con nombre de estado.

—Escuché que una vez surfeó con Will Smith, ¡y le dijo que era hawt! —dice otra, tal vez Gisangela.

—Ohmaigad, sus pómulos parecen dos tiburones luchando contra una foca regordeta y besable —dice Leila/Laila—. Quiero ser mutilada por ellos y quedar lisiada de por vida, uf.

No diré lo que dijo Leeland, porque es a la vez vil y una afrenta a la Iglesia Católica, los Red Hot Chili Peppers y quizás Bad Bunny, dependiendo de sus opiniones sobre la mantequilla de maní en su hoo-haa.

—¡Espera, pero yo soy el bad boy chico nuevo! —¿Yo digo? ¿Por qué? ¡Me encanta esto! Ya no soy el objetivo de lo que sea que les guste a estos paganos. ¡Soy libre!

Entonces, ¿por qué me siento como una mierda?

Quiero decir, no me malinterpretes, he sido el chico nuevo bad boy toda mi vida. Año tras año de toparme con conspiraciones, triple As, Deathnotes — en serio, tengo una biblioteca llena de esos — y no le deseo ese estrés a mi peor enemigo. Debería estar eufórico de que, por una vez, no tenga que llevar esta carga. En teoría, debería ser así, ¿verdad? No puede haber dos chicos nuevos bad boys. Ya no estoy agobiado por esta maldición. Pero ese es el problema. Siempre me ha marcado, me ha moldeado, ser el chico nuevo bad boy. Algunas personas simplemente adoptaron la vida de bad boy, pero yo nací en ella.

Sin ser el chico nuevo bad boy, ¿quién soy yo? ¿Quién es Ayden Gomez, sino el protagonista de una historia de bad boy? Dios, nunca me hicieron esa pregunta. ¿Quién soy? ¿Qué soy yo? ¿Por que soy yo?

—¡No te preocupes, ex mejor amigo! Aún eres un bad boy. ¡Solo tienes que descubrir qué clase de bad boy eres! —dice Billiam—. Tomate una cerveza, ve a coquetear con Laila, intenta entrar en ritmo.

Empuja una Corona en mi mano antes de desaparecer para chupar la polla de Aiden, o algo así. Realmente, todos están a su alrededor, adulandolo, mientras toca [Bichota[ de Karol G en su ukelele, como el idiota que es. ¡No eres una chica Tumblr, maldita sea! ¿Cómo se atreve Billiam a desmantelar todo mi estilo de vida en un solo párrafo?

Otra mano me agarra por los hombros, pero inmediatamente retrocede, porque mi nueva chaqueta tiene púas en los hombros. No sé qué es lo que hace que la gente quiera agarrarlos. Digo chaqueta nueva, pero es la misma chaqueta de cuero vieja con tachuelas pegadas. Mira, no tengo suficiente dinero, ¿de acuerdo? Nadie quiere contratar a un bad boy por estos lares. Sigo descubriendo la corrupción corporativa y las conspiraciones por error. Créame, no quieres comer nuggets picantes de Wendy. De veras.

—Primero, ouch —dice el dueño de la mano, Hayden Wilson—. Segundo, no te preocupes, bro. Sigues siendo tú, no importa qué tipo de bad boy seas. Somos tus amigos y te amamos. Como, realmente te amo. Pero como un hermano. A cinco pies de distancia. Quizás a cuatro pies de distancia. Quizás sin pies de distancia.

—Pies —susurra la compañía flanderizada que es Okayden. No te preocupes, obtendrá un capítulo dedicado que explica su historia pasada. Será super cool.

"nadie te puede reventar los cojones sin tu consentimiento, papi" dice Brayden. "todos los buenos bad boys piden consentimiento antes de reventarte los cojones".

Puede que ya no sea el bad boy chico nuevo, pero al menos tengo a mis amigos. Además, ¿qué carajo está pasando? ¿Por qué hay tanta gente en mi espacio seguro? ¿Por qué están comiendo los nachos caseros de Hayden?

—¡Oye! ¡Usa una servilleta, bestia! —grita Hayden, agarrando una bolsa de servilletas del cubículo de utilidades y arrojándola a la multitud de triple As—. ¡No coman en el sofá!

En serio, ¿qué carajo? ¿Quién se cree Aiden que es para venir aquí con un ukelele y ser un chico básico de fraternidad? Además, el gato acaba de orinarse en el sofá. Estupendo. Ahora Okayden tendrá que orinar allí para marcar su territorio. Otra vez. La última vez tardamos una semana en ventilar el olor.

—Brayden, Okayden, terminemos con esto —digo.

"ya en eso, rey," dice Brayden mientras marca un número en su iPhone. "epa, bellezas, les tengo una rumba de la que quiero que se encarguen, ¿vale? guiño, guiño, como diría papi. sípo, donde estábamos sacando los dientes de los niños. no, ya no huele a sangre. k, te amo, muak."

—Cuando dijiste que se encarguen,

No significa dispararnos, ¿verdad?

Solo que detengan esta mierda.

"sípo... ya va, tengo que hacer otra llamada rápida", dice Brayden, desapareciendo entre la multitud.

Siento que acabamos de salvar un puñado de vidas hoy.

Con Hayden siendo una mamá entrometida y Brayden siendo Brayden, nos toca a mí y a Okayden... y ahora Okayden está persiguiendo al gato. Como decía, me corresponde a mí solucionar este lío.

Camino hacia Aiden, sentado en mi pila de ropa interior, en mi salón del club, encantando a mis triple As como si fuera un pene enorme en un sauna ruso, con Leila sentada en su pierna izquierda y Leeland en la otra, escupiendo en la cara a las pautas de distanciamiento social. De hecho, todos aquí están violando las pautas de distanciamiento social y no hay máscara a la vista. Bueno, hay una máscara, pero está pegada a un hombre tocando el acordeón en un rincón. No es chiste. Realmente hay un hombre con una máscara de gas tocando un acordeón en la esquina. Odio este lugar.

—Oye, floricienta —le digo a Aiden, el cual está dando una serenata a Leeland con una versión acústica de "Yo Perreo Sola", convirtiéndolo instantáneamente en la persona más imbécil en una habitación que también tiene a Brayden—. ¿Qué diablos estás haciendo?

Aiden me da una sonrisa torcida de bad boy mezclada con un asentimiento y un guiño, o tal vez tiene un tic nervioso. —Oye, pero si no es Ayden con una Y. ¿Quieres hacer un dueto conmigo?

Oh no. Esta perra no me acaba de convertir "el otro Aiden", ¿verdad?

—No, tú eres Aiden con una I. Soy Ayden, punto. Yo vine primero, tú eres la excepción. Tú eres Aiden con una I. Soy Ayden. ¿Okay?

Aiden deja el ukelele y me da otra sonrisa mientras hace eso que los chicos sensuales con cabello largo hacen cuando se mueven el cabello hacia atrás para sacárselo de los ojos. Tu sabes la cosa. Estúpido y sexy Aiden.

—Está bien, no quiero pisar tus dedos, broder. Puedes ser Ayden, punto —dice, mientras todos a su alrededor se desmayan y se derriten en una masa de adoradores idiotas.

—Uf, Aiden es tan bueno, agradable y amable —dice Leila—. Quiero que me coma como un hot dog sin servilleta.

—Sí, mucho mejor que el viejo Ayden con una Y, tipo, ¿y aún estás aquí? Uf, espero que papi Aiden lo eche, uf —dice Leeland, por supuesto. En mi propia casa.

Primero roba mi espacio seguro, luego mi estatus de bad boy chico nuevo y ahora también me roba a mis idiotas. Es hora de terminar esto.

—Mira, no sé qué crees que es este lugar, pero no es un club nocturno al que puedas venir a montar una fiesta sensual y esperar que nos demos la vuelta y te dejemos meternos mano. Este es un club escolar, por el amor de Dios.

Veo un destello de algo en sus ojos. No sé si es ira, rabia o simplemente que tiene sed, pero sea lo que sea, hace que algo haga clic en él. Digo esto porque en realidad hace un sonido de clic con la boca mientras se pone de pie lentamente.

—¡Muy bien, broderes, escuchen! —él dice. Y la gente escucha. Dios mío, la cantidad de poder que tiene sobre esta gente. Es por eso que los bad boys tienen poderes asombrosos y oscuros, como una maestra de jardín de infancia mal pagada—. Mi broder principal, Ayden, me acaba de recordar que esto es, de hecho, un club escolar y no un salón de fiestas y mierda.

Esto es recibido por un montón de abucheos y un zapato arrojado a mi cara. Fue Brayden quien hizo eso. Maldito.

—Lo sé, lo sé —dice Aiden mientras hace ese molesto movimiento calmante con la mano—. Este es, después de todo, un club de apreciación de los pies.

—Pues claro —digo.

Oye, ¿por qué hay música de jefe de videojuego?

—Entonces, esto es lo que vamos a hacer —dice, mirándome con una sonrisa sádica—. ¡Todos, quítense los zapatos, déjenme ver esos dedos de los pies! ¡Esta será una fiesta de pies!

Ahora no es un zapato. Son al menos 32 pares de zapatos. Son 65 zapatos, todos lanzados a mi cabeza al mismo tiempo. Y sí, estoy contando el otro zapato que Brayden no me había arrojado. Una vez más, me alegro de tener mis gafas oscuras a prueba de roturas, que también funcionan tanto las pelotas como los zapatos. No es que me golpeen la cara con pelotas o zapatos todo el tiempo, pero nunca se sabe.

Por cierto, ¿qué carajo? Este tipo está loco.

—¡Esto no resuelve una mierda! —digo.

—¡Claro que lo hace! —dice una voz baja al suelo y cerca de mi. Muy cerca. Literalmente oliendo cada pie en rápida sucesión.

—¿Ves? ¡El presidente del club dice que está bien! —dice Aiden con una sonrisa tímida. Este hombre parece un idiota, pero creo que acabo de conocer a mi archienemigo—. Ahora, ¿quién quiere beber tequila de mis abdominales?

Leeland empuja a todos como una dama de honor tratando de atrapar el ramo, sin importar cuántas personas tenga que arrojar para hacerlo. Pero bueno, eso me da una idea. Si usa a un presidente para aprobar su festival de idiotas, tal vez pueda usar un presidente aún más grande para cerrar esto.

—Esta bien —digo, inclinándome hacia adelante con una sonrisa propia—, veamos cómo se siente la presidenta del consejo estudiantil sobre esta pequeña fiesta tuya.

—¿Qué hay de mí? —dice la voz dulce, aterciopelada y empalagosa de Lee Vázquez, presidenta del consejo estudiantil, de pie en un rincón, no el mismo rincón del pirata enmascarado, mientras bebe una soda como la maniática que es.

Oh, bien, ella está aquí. También está muy descalza, con los dedos de los pies pintados de blanco con remolinos rojos como un delicioso caramelo de menta. Espera, ¿estoy pensando en chuparle los dedos de los pies? ¡Sal de ahí, Ayden! Ella es una bruja. Pero, en este caso, podría resultar útil.

—Oye, Lee, me alegro de que estés aquí. ¿Puedes cerrar todo este espectáculo de mierda? Aiden con una I está haciendo esta fiesta sin el permiso del club.

Lee, siempre la zorra frígida, ¿me sonríe? ¿Qué pasa hoy y la destrucción del status quo?

—Eso suena como tu problema y no el mío —dice con otro sorbo de agua pretenciosa—. Por lo que puedo ver, este es un evento del club no autorizado, ejecutado por un miembro de este club, en el salón del club, con la bendición del presidente del club. Por esto, yo, como presidenta del consejo estudiantil, estoy aquí para entregarles un strike oficial en su historial del club. Dos strikes más y tendré que autorizar la disolución de este club. La única razón por la que no llamé a la policía es que esta sala está justo afuera de los terrenos de la escuela.

Oh, ya veo como es. Ella usará la energía de bad boy de Aiden para jodernos y simplemente esperará hasta que él nos joda y cierre el club. Si no puedes vencer a los bad boys, úsalos uno contra el otro. Lee, bastarda inteligente. Te respeto un poco por eso. Pero no intentes ser más astuto que un zorro.

—Bueno, podemos arreglar eso fácilmente —digo—. Podemos expulsarlo de nuestro club, ¿verdad?

Lee me da una sonrisa gélida, medio escondida detrás de la lata de soda. —Por supuesto que puedes. Es su derecho eliminar o negar a cualquier miembro o posible miembro.

Bien. Al menos eso significa que podemos darle la bota. Honestamente, solo lo aceptamos porque pensamos que era un bad boy como nosotros. ¡Maldita nuestra arrogancia! Es un bad boy pero de verdad malo.

¿Por qué sigue sonriendo entonces?

—Sin embargo, me gustaría preguntar —dice Lee con la dulzura de una serpiente boca de algodón a punto de saltar sobre un ratón—, ¿por qué quieres expulsarlo? Si bien hizo una fiesta no autorizada y está rompiendo un trillón de reglas, lo hizo con la bendición del presidente. Por cierto, deja de oler mis pies.

—Lo siento —susurra Okayden antes de escabullirse.

—¡Bueno, es un bad bad boy! —digo—. ¡Míralo, teniendo un beso entre tres con una botella de tequila en los terrenos de la escuela! ¿Cómo diablos consiguió eso?

Y ahí, queridos lectores, me doy cuenta de que he caído en las garras del mayor estratega que este libro ha conocido: yo mismo. Y Lee lo sabe.

—Oh, ¿entonces quieres discriminar al pobre Aiden solo porque es un bad boy? Vaya, espera hasta que Twitter se entere de eso. Seguramente les agregara funarte por semejante tontería. Créeme, he estado allí.

Santa Maria de la Polpieta, ¡cai mi propio truco! Ella jugó una carta invertida de Uno, y estoy devorando esas cartas adicionales para intentar salvarme. —¿Te atreves a usar mis propios hechizos contra mí, Vázquez?

Todo lo que hace es darme una sonrisa tímida, dándose la vuelta para desaparecer de la habitación.

Bueno, esto es todo. Estoy jodido.

"yo, papu, mano, pana", dice Brayden. "no te preocupes, jungkook y harry están aquí y se van a encargar de todo este lío."

Lo que viene del mismo pasillo en el que desapareció Lee es una banda de mariachis completa, un plato de taquitos y una barra de helado completa.

—¡Aquí está todo, jefecito! —dice Jungkook con su sonrisa llena de dientes—. Nos encargamos de todo. ¡Ahora es una verdadera fiesta!

No, me corrijo. Ahora estamos jodidos de veritas.