El Final... De Temporada
Solo se necesita un tweet para que la turba proclame victoria mientras tres chicos sociópatas consiguen su deseo. Por cierto, esos somos nosotros. Somos sociópatas. No estoy orgulloso de lo que acabamos de hacer, pero fue un mal necesario. Demándame.
Lee se desploma sobre la mesa mientras se frota las sienes con los nudillos con las gafas descartadas a un lado. —Solo dame la maldita forma y acabemos de una vez.
Hayden la pone frente a ella con una floritura. —Con mucho gusto.
Agarra sus gafas y el papel y les da un vistazo. Luego, se ríe. Y vuelve a reír. Y otra vez. A estas alturas, probablemente roza el fetichismo, pero todavía se ríe. Hace la misma cara que hizo mientras golpeaba su teléfono, pero ahora con lágrimas rodando por sus mejillas.
—¿Todo este alboroto por esto? ¿En serio? —dice. Para acentuar sus sentimientos, hace una bola de papel y hace un lanzamiento triple contra la cara de Hayden.
—¿Qué carajos, sis? —dice Hayden—. Todo está en orden, ¿no?
—¡El coño está en orden! ¡Todo lo que hiciste fue poner el nombre del club y tu nombre en él! Y "Club cool de gente cool" no es un nombre aceptable para un club escolar. Mira la parte de atrás.
Agarro la bola de papel y la abro. No había nada inusual en el frente. Pero en la parte de atrás hay una lista.
Metas y declaración del club.
Actividades culturales del club.
Stand del club para el festival A.
Presupuesto tentativo para el festival A.
Presupuesto trimestral.
Presupuesto de año completo.
Y así sucesivamente.
—¿Ves eso? Tienes que llenar todo eso, luego puedes postularte. Me temo que esta vez no podemos aceptar tu solicitud.
Hayden, perra estúpida con deficiencia lectora. Derrotado por la burocracia. ¡Nuestra arrogancia!
"epa, al menos no fui yo quien la cagó", dice Brayden. "podríamos intentar funarla de nuevo".
No, eso no funcionaría. Esto fue culpa nuestra, simple y llanamente.
—¿Puedes darnos más tiempo? —pregunto, sabiendo la respuesta.
—Sí, por supuesto —dice Lee con una dulce sonrisa.
—¿En serio?
—No. Por supuesto que no —corrige—. Tenemos que repasar el presupuesto de todos los clubes y hacer otras cosas aburridas. No podemos detener operaciones para que entreguen algo a medias. Sean serios, o ni siquiera se molesten en intentarlo. Entonces, por favor, si no hay nada más que discutir, por favor, váyanse a la mi... ¿sí?
Allí, asomando en la puerta, hay una figura envuelta en una capa, con gafas de montura gruesa, una bufanda que fluye hacia el suelo y una gabardina gruesa. Okayden, en carne y hueso.
Abre la puerta y entra cuidadosamente, tanto como su cuerpo animal le permite al menos, y se dirige hacia Lee.
—¿Puedo ayudarte? —pregunta Lee.
Okayden apenas se abre la gabardina y saca una carpeta gruesa que deja caer sobre la mesa con un ruido sordo.
—Busco ayuda,
Par formar un club, ves,
Todo está ahí.
Ella abre la carpeta, todo el tiempo sin apartar los ojos de él, hasta que sus ojos quedan atrapados en el nombre del club.
—¿La Sociedad de Apreciación de los Pies de Valle Montañoso Nortesur? ¿Hablas en serio?
Él asienta con la cabeza de acuerdo.
Le pasa la carpeta a Renesme, quien rápidamente la hojea. La inspecciona durante unos minutos y luego se lo devuelve a Lee.
—E-e-está todo en orden —dice Renesme—. P-presupuesto, actividades, t-todo está ahí. Excepto el número de miembros. Solo hay u-u-u-uno.
Y así, amigos míos, es como caen los dominós. Okayden se da la vuelta, saca un bolígrafo del bolsillo y hace clic una vez. Nos regala una amplia sonrisa, dentuda y ligeramente sensual. Me dice todo lo que está pensando y la obra maestra de un jaque mate que acaba de hacer.
Esperó a que fracasáramos para poder abalanzarse como un cuervo y darse un festín con nuestros pies cadavéricos. No sucumbimos a sus demandas, por lo que nos colocó en una situación que no podíamos rechazar. Seguramente notó que Hayden no leyó la parte de atrás y no se molestó en llenarla. Los tranquilos son siempre los más peligrosos.
Nos jodieron bien jodidos.
Agarro el bolígrafo y agrego mi nombre al formulario. —Okay, entonces. ¿Una vez a la semana?
Él asiente.
"no es lo peor que me han pedido que haga", dice Brayden, agregando su nombre a la lista.
Hayden no dice nada mientras firma su nombre. Él sabe que la cagó. Los mendigos no pueden elegir.
—Creo que eso es todo —le digo, devolviéndole el formulario a Lee—. Un club, por favor.
Respira hondo, saca un sello de un cajón del escritorio y estampa el formulario. —La Sociedad de Apreciación de los Pies ha sido aprobada a regañadientes. Se le asignará un salón de clases, algunos materiales básicos y un libro de contabilidad que debe utilizar para llevar un registro de su presupuesto y actividades.
Ella se mueve para presentar el formulario, pero una mano la detiene. Una mano llena de pelo y uñas como cuchillos. Me pregunto cómo hace para limpiarse el trasero sin cortarse.
—En realidad, por favor,
Si puedo tener una petición,
Para la elección de la habitación del club.
Sabes, no es tan malo sin todos los cuerpos y el vampiro. La habitación, claro está.
Sorprendentemente, Okayden, que creo que ahora es el presidente de nuestro club, le pidió al consejo que nos diera la sala LaCroix. Adecuado, supongo. No tiene ventanas, por lo que no se incendiaría accidentalmente por un rayo de luz errante. Puedo dormir aquí también si quiero, si me sobran veinticinco centavos para pagar la entrada. No hay más ductos de ventilación para mí. Pero tendré que compartirlo con Okayden.
"estoy pidiendo wifi para la habitación mientras hablamos", dice Brayden. "tal vez algunos sillones puff".
—¡No, bro! —dice Hayden, ahora más feliz que nunca. Su sueño, al menos a corto plazo, se ha cumplido—. Nos conseguiré un sofá, tal vez un televisor de plasma. Será una linda cueva masculina. ¿Qué piensas, chico perro? Supongo quieres agregar algo de decoración.
—Revistas de pies —es todo lo que dice mientras se sienta en un rincón con un montón de revistas.
Supongo que es feliz con poco.
En cuanto a mí, todo lo que tengo es mi bolsa de ropa interior y mi carpeta. Y por eso, estoy feliz. Estoy con amigos. Estoy lejos de todos los demás. ¿Qué más puedo pedir?
—¿Y ahora qué? —le pregunto a Hayden.
Agarra mi hombro, mirándome con esos brillantes orbes suyos. —Ahora, haremos lo que queramos, bro. Haremos lo que queremos.
—Creo que no quiero hacer nada —digo.
Y eso es bueno. Ahora mismo, todo está bien. Nada puede arruinar este momento, espera... ¿acabo de...?
Oh mierda, ¿qué acabo de decir?
—¡TOC TOC! —dice una voz desde el pasillo.
Puedo decir con certeza que nunca he escuchado esa voz. Y, sin embargo, también puedo decir que nunca me he sentido tan obligado a golpear a alguien en la cara como cuando suena esa voz. Probablemente quiera darle un puñetazo en el estómago a quien haya dicho eso.
Una figura emerge del pasillo y entra en la habitación. La figura es toda cincelada como una sexy losa de granito, y tiene el cabello azul y negro atado en una cola de caballo. Parece la personificación de una botella de lubricante que un leñador usaría darle duro a otro leñador más sexy. Esa figura es un problema, y mis pectorales lo saben, porque comienzan a temblar tan pronto como lo miro.
—¿Qué más, broders? —dice con acento de surfista mal bañado—. Soy Aiden. Soy nuevo en la escuela, y el bombón del consejo estudiantil me envió aquí. ¿Es este el club de bad boys del que estaba hablando? ¡Vamos a cazar pollitas y a hacer desastres, broders! ¡Bad boys 4 life!
Ay, mierda.
FIN DE LA PRIMERA TEMPORADA
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