Un pensamiento se ha infiltrado en el lugar de mi cerebro, y parece que no puedo deshacerme de él.

Como pasar el rato con bizcochito y papi kimchi aquí presentes ha demostrado ser un imán de tramas cliché, quiero probar algo nuevo. El tiempo, como saben, es simplemente una construcción que los humanos hemos creado para darle un orden al mundo. Y también lo son los números. Las medidas de las cosas, de la permanencia, de la realidad, no se basan en ninguna verdad universal particular.

¿Qué es leer, sino mirar un papel o una pantalla y alucinar? Imagina un pollo. Un pollo rojo. El pollo está volando. Su nombre es Roberto. Ahora, Roberto se ha ido, porque dejé de mencionarlo. ¿Ver? Todo es mental. Ideología pura.

¿Y si, entonces, dejo de narrarte todos mis pensamientos, hipotético lector? ¿Y que si me niego a jugar al malvado juego de ser un bad boy que narra lo que le acontece y me elevo por encima de todo? ¿Y si no les doy una historia? ¿Seguirá ocurriendo la trama con un narrador reacio?

¿No fue Slavoj Žižek quien dijo que el único efecto son los efectos reales producidos, generados, por algo que aún no existe completamente, que aún no es completamente real?

Si te ignoro, ¿te irás? ¿Dejaré de ser un bad boy? ¿Terminará la historia? Vamos a averiguarlo. Por hoy, me quedaré aquí, escuchando música, mientras trabajo en esta hoja de trabajo que me dio la profesora de historia, y no narraré nada.

¿Sigues aquí? Ay, ya vete. Tóxico.

Bueno, mientras estés aquí, ¿por qué no escuchas algo de música conmigo? El mundo ya es bastante duro. Necesitas relajarte. Tómate un minuto de descanso.

https://youtu.be/UMwwsUsuqOo

Bonito, ¿no? Ahora vete.

Todavía siento que te arrastras en mi mente. Deja de leer y vete.

De acuerdo, ¿sabes qué? ¿Por qué no me das una historia tú? ¿Cómo estuvo tu día? Cuéntame lo que estás haciendo. Así es, ahora eres tú el protagonista. Narra algo para divertirme.

Eres un bicho raro.

Está bien, eso fue un poco cruel. Yo solo... ya sabes, estoy bajo mucho estrés. Estamos en jueves, por el dulce amor del Niño Jesús. Han pasado muchas cosas en los últimos cuatro días. Solo... déjame descansar un día, ¿sí?

Gracias. Eso es todo lo que necesitaba. Respirar un poco. Quizás eso es lo que necesitamos, un respiro. No todo el tiempo, por supuesto. ¿Solo, tal vez una vez a la semana? Puedes aprovechar este momento para gritar al vacío. Solo, déjalo salir todo. La ira, la frustración, la tristeza. No se lo diré a nadie. Solo entre tú y yo. Te daré un poco de espacio para hacer eso.

¿Ves? Esta chévere. ¡Esto se siente bien! Tú y yo contra el mundo. Sí, esto se siente bien. Lindo. Quizás exageré. Te necesito tanto como tú me necesitas. Pero gracias por respetar mis límites. Siento que podemos continuar nuestro-

—Clase, lápices abajo —dice la maestra—. La directora tiene un anuncio que hacer.

Mientras el salón de clases se inunda de susurros y charlas, la Señora Caradura entra con una chica a cuestas, la cual, debo agregar, irradia energía pura totalmente promedio. Huelo problemas en el horizonte.

—Hola, clase —dice la directora—, acabo de llegar aquí con una nueva estudiante que comenzará su viaje educativo en esta escuela. ¡Por favor, denle una cálida bienvenida a Leila-Sue Higgins, su nueva compañera de clase!

¿Ver? De esto es de lo que estábamos hablando. Te dejé entrar por un segundo, y la trama cliché ya me persiguió como una mamá cazando a un niño hiperactivo en una tienda de ropa, tienda, cosa.

La chica, con el pelo rojo largo y ondulado, lo que solo se puede describir como orbes esmeraldas, ya que no veo blanco en esas malditas cosas, y la piel pecosa, pálida como la nieve, se anima con una enorme sonrisa, mostrándonos una fila de dientes de un blanco perlado. Como si ya no pareciera una abominación sobrenatural, puedo ver lo que es parte de un ominoso y casi profético tatuaje escondido debajo de la camisa verde a cuadros que lleva.

Definitivamente se avecinan problemas.

—Como es la tradición —dice la directora—, le corresponde al último 'chico nuevo' mostrarle el lugar al chico nuevo. Y eso significa que el encargado de mostrarle los alrededores a la Srta. Higgins es ... ¿Señor Gómez? ¿Ayden Gómez?

Bueno, supongo que puedo irme a la chingada.

—¡Oye! —protesto, poniéndome de pie—. ¿Qué quieres decir con tradición? ¡Nunca tuve a nadie que me mostrara los alrededores! Me perdí durante veinte minutos tratando de encontrar el baño en mi primer día.

—Porque fuiste el primer chico nuevo del año —dice la directora—. Y esa es exactamente la razón por la que eres la persona perfecta para mostrarle los alrededores. Puedes enseñarle lo que has aprendido y ser un ejemplo de cómo adaptarse a la vida de Valle Montañoso Nortesur, ¿no?

¿Podría estar peor? Espera, joder, no dije eso, ¿verdad? Significa que ahora va a empeorar. ¡Estúpido, estúpido!

La chica se pone aún más pálida de lo quera, cubriéndose la cara mientras me escanea de arriba abajo con sus repugnantes canicas de jade. —¡Tú... eres el que vi en mis sueños anoche!

¿Sabes qué? Esto es lo que obtengo por confiar en ti. ¡Vete a la mierda, lector! Espero que tus sándwiches de queso nunca se derritan, y que su cereal esté empapado para siempre.