Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El capítulo del micropene

Cuando suena la campana y siento que la gente empieza a entrar al aula, abro la ventilación de una patada y lanzo mi carpeta hacia el asiento más lejano a la derecha en la primera fila. Ningún bad boy se sienta en la primera fila. No solo eso, sino que los maestros siempre silencian a las personas que hablan en la primera fila, e incluso si no lo hicieran, solo tendría dos vecinos de asiento: el de al lado y el de detrás. Por eso elegí ese asiento tan específico. En comparación con cualquier otro asiento, ese tiene la menor cantidad de interacción humana posible. Todos los demás asientos tienen vecinos de tres, e incluso cuatro asientos.

No es mi primer día en este circo. Sé lo que estoy haciendo.

Aun así, no estoy libre de peligro. Una chica toma asiento junto al mío, y por el color de su largo cabello negro azabache y sus ojos de colores que uno solo asociaría con una bolsa de M&Ms, es una "chica completamente promedio". Incluso apestaba a normalidad. Champú de marca genérica, una pulsera de la amistad y un atuendo que me decía que no le importaba mucho su estilo, a pesar de que parecía sacada de un catálogo de Abercrombie.

Si eso no fuera suficiente, el hecho de que comenzó a monologar en susurros tan pronto como me vio lo confirma.

Oh my god, ¿es ese el chico nuevo? —susurra a sí misma, sentándose a mi lado—. Alysismar tenía razón, es hermoso y misterioso. Pero peligroso. ¿Le digo algo?

Sí, los rumores se difunden como fuego en paja. Por alguna razón, incluso cuando me inscribo un día antes de comenzar, la gente ya sabe todo sobre mí y lo dicen en "susurros" a mis espaldas, cosas que ni siquiera puedo entender, como que mi nariz se ve sensual, pero con una eroticidad neoclásica. ¿Qué diablos significa eso?

No tengo tiempo para monologar, porque ella acaba de terminar su propio monologo. Lo sé porque ella deja de murmurar me hace una pregunta.

—¡Hola, soy Laila! ¿Eres Ayden Gómez, el chico nuevo? —dice ella, seguido de un—. Dios mío, está buenote, deli-delicioso.

La peor parte de sus monólogos es el hecho de que no usa comas, puntos, ni contracciones adecuadas.

Ahora, ¿qué hacer cuando un "personaje completamente promedio" se te presenta? Es una pregunta capciosa: ¡es una trampa! Si le respondes, continuarán hablando con contigo, y que asco eso. No digas nada, y parecerás misterioso e inalcanzable. Y créeme, esa es la forma más fácil de hacer que alguien te robe mechones de pelo para su altar dedicado a ti que seguramente armaran en su closet. Solo hay una cosa que puedes hacer para terminar la conversación y no salir como un idiota.

—Oye —digo con mi mueca de bad boy, el único movimiento de la boca que puedo hacer después de un incidente que involucra a un dentista borracho y una aguja muy larga—, tengo un micropene.

Ese es mi truco. ¿Cómo respondes a eso? Es un jaque mate. Te dejan tranquilo, y si se lo cuentan a alguien, o no les creen, o te tildan de pervertido rarófilo. Lo cual te hace más atractivo para otros pervertidos rarófilos, pero es una apuesta que estoy dispuesto a correr.

—Hola, soy Leeland —dice el chico detrás de mí, que también huele a "personaje completamente promedio". De hecho, se ve exactamente igual a Laila, pero con una barba incipiente—. Me gustan los micropenes.

—Ah, disculpa, quise decir que tengo un penesote —digo—. Una pollota carnosa. Si le pones bigote, le puedes llamar Señor Polla.

Empieza a susurrar de que soy gracioso y de ensueño, y otras cosas demasiado explícitas para las mentes impresionables de mis jóvenes lectores, pero que involucran unas cuerdas, palomitas de maíz, y un ejemplar de Don Quijote.

Y ese es el final de mi primera interacción humana del día. Con algo de suerte, será la última, y terminaré mi día sin ningún problema.

Pero los problemas siempre parecen encontrarme.

La directora de la escuela, la Señora Caradura — porque a veces el universo juega con nosotros de la forma más pesada posible — entra al salón con una sonrisa de oreja a oreja.

—Buenos días, alumnos —dice, aplaudiendo para llamar la atención de todos—. En primer lugar, bienvenidos a su último año en la secundaria Valle Montañoso Nortesur. Veo caras nuevas entre ustedes, como la del señor Gómez. Señor Gómez, ¿le importaría presentarse?

—Buenos días —digo, poniéndome de pie—. Tengo un micropene.

Cualquier adulto normal me reprendería por eso, pero mi naturaleza de bad boy hace que todo lo que digo suene increíblemente encantador.

—Oh, basta —dice la Señora Caradura entre risas—. La última escuela del Señor Gómez fue incendiada en circunstancias misteriosas.

Otra vez está mierda. Había pedido específicamente que no hablara de mis circunstancias pasadas.

Todo el mundo dice "oooh" al unísono. Siento sus miradas como cuchillos en mi espalda.

—Su madre murió mientras le daba a luz —sigue explicando.

Por supuesto, todo el mundo sigue con un "awn".

—Y también tengo micropene —repito.

Ese no consiguió ninguna tracción. Quizás no parezco tener un micropene. Tengo que dejar de usar pantalones extra ajustados. No dejan nada a la imaginación.

—Bueno —dice la señora Caradura—, terminada las introducciones, ha habido un cambio en el horario. En lugar de tener Historia como su primera asignatura hoy, tendrán Química, así que si pueden mudarse al laboratorio de Química de forma ordenada...

Y así, querido lector, es como todo se va a la mierda. Mi plan se basaba en ser el primero en entrar y el primero en salir. ¡Toda mi preparación fue en vano! Pero el plan básico sigue en pie. Primero en salir, primero en entrar.

Mientras todos están ocupados agarrando sus cosas, aprovecho la ventaja de solo tener que recoger mi única carpeta para moverme rápidamente hacia la puerta.

Y justo cuando estoy a punto de salir, choco contra otra persona que también tiene solo una carpeta y tiene prisa por salir. Ambos nos enredamos el uno con el otro, cayendo en el piso del pasillo con un ruido sordo, lo que sea que signifique eso.

Lo siguiente que supe es que estamos rodeados de estudiantes, todos susurrando demasiado entre ellos. El principal de ellos, lo has adivinado, son Laila y Leeland.

Oh my god, ese es Hayden Wilson —dice Laila en voz alta, seguido de su "monólogo interno", que todavía dice en voz alta—. Es alto, moreno y deli-delicioso.

—¡Es el capitán del equipo de fútbol! ¡Un súper bad boy! —dice Leeland—. Él es todo lo que quiero en un papi, ugh.

A veces, me pregunto si alguna de esta gente va a ser funada en Twitter por tanto acoso sexual.

—¡Oye! —dice Hayden, sin mantener la distancia social en absoluto, al menos diez centímetros más alto que yo y al menos 120 kilos de músculo. —Cuidado por donde vas.

Ah, el bad boy rival. Solo he tenido el placer de tener otro bad boy rival en mi vida, hace unos años. Resulta que era la reencarnación de algún hechicero antiguo o algo así y pensaba que yo era su rival en una vida pasada. Sus hechizos no fueron rival para mis pies que empezaron a correr en la dirección opuesta.

Hablando de eso, he estado monologando conmigo mismo desde hace un rato. ¡Tengo que decir algo, rápido!

—Tengo un micropene —es lo único que sale de mi boca. Bien hecho, campeón.

Por suerte para mí, fue silenciado por el sonido cánticos a nuestro alrededor. Lo que no me gusta es lo que están cantando.

—¡Pelea, pelea, pelea!

—¡Oh Dios mío! —susurra Laila—, los dos bad boys están a punto de pelear espera a que le cuente a Gisangela sobre esto, ugh.

Genial, otra pelea. No me gusta siquiera dar puñetazos, y, sin embargo, siempre termino ganando. Principalmente porque la otra persona se resbala con algo y cae al suelo, dejándose inconsciente. Tal es mi poder de bad boy que gano sin mover un dedo.

La Señora Caradura se interpone entre nosotros, alejándonos el uno del otro. No nos logra mover ni un centímetro, porque somos tan macizos como una pared. Una sensual pared con abdominales esculpidos por Papa Dios mismo.

—¡No permitimos peleas en esta escuela! —dice la directora—. ¡Señor Gómez, Señor Wilson, detención, los dos!

¡Y ni siquiera hicimos nada! Es injusto.

—¡Pero ni siquiera hicimos nada! —dice Hayden—. Que injusto.

Supongo que los chicos malos piensan igual.

—¡Fin de la discusión! —dice la directora—. Ahora, vayan a clase. ¡No hay nada que ver acá!

Cuando el zumbido de los estudiantes salió del pasillo, y con una detención en mis primeros cinco minutos de clase, puedo predecir que este día va a ser una mierda.

Pero lo malo de la mierda es que puede apilarse y crear más mierda aún.

—Oye, Gómez —dice Hayden, volviéndose hacia mí—. Tú, yo, después de la escuela. Te voy a batir la crema.

Disculpa ¿Qué carajos significa eso?

Lastimosamente, no consigo respuesta alguna, Hayden entra al laboratorio de Química sin mirar atrás. Que buen primer día de escuela. Los odio a todos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro