Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El Bad Boy Del Inodoro ~ Parte 2

—Entonces, ¿qué dices, mi amigo? ¿No te atreves a jugar conmigo? —dice el hombre con una voz más propia de un bufón de corte real que de un estudiante de secundaria. Debe ser uno de esos raritos que hacen teatro. Esos siempre están tramando cosas raras. O tal vez un otaku.

—No tengo idea de qué carajos estás hablando —le digo. Mi anito está picando en previsión de ser limpiado. ¿Estas entretenidx, queridx lectorx? No ofrecemos nada más que contenido de alta calidad para usted—. Mira, si tienes papel, ¿puedes dejar de hablar como personaje de televisión infantil y darme un poco?

El hombre del puesto de al lado me suelta una risita tonta de anime, algo así como "fufufu" o alguna mierda de otaku, confirmando que él es, como dije anteriormente, un otaku. El peor tipo de chicos. El bad boy que hay en mí quiere darle un calzón chino y mojarle la cabeza en el inodoro. Pero algo dentro de mí también piensa que esto le daria una erección. Una vez más, los otakus son raros.

—¿Podría? Sí, sí que podría. Pero en eso ninguna diversion habria. ¿no sería más divertido tener una apuesta malévola en su lugar? Un poco de ingenio, todo o nada, por el papel para el culo enjuagar?

—Háblame en cristiano, otaku mal bañado —le digo—. Si quieres hablar conmigo, habla como una persona normal y temerosa de Dios. Y date prisa. Mi mierda se está secando y no quiero humedecer papel higiénico barato de una sola capa para improvisar una toallita húmeda.

Voy a pedirle a Brayden que me de de su merca premium. Sé que su familia tiene algo de ese mítico papel de 5 capas. Se siente como limpiar tu trasero con una almohada.

—Mi amigo, te aseguro, que midialecto es de lo mas puro. Lo que estoy tratando decir es que tampoco tengo mucho papel de sirulo. ¡No lo suficiente para compartir, eso si! —dice el hombre, seguido de otro extraño ataque de risa.

Vale, tampoco tiene mucho papel higiénico. Bien, supongo que usaré uno de mis calcetines de algodón. No es la primera vez que uso un calcetín para limpiar un poco de líquido corporal.

Estoy hablando de sangre. Marrano.

Justo cuando estoy a punto de quitarme el calcetín y darles a todos una dulce descripción de mis pies, el chico habla, gesticulando salvajemente desde debajo del puesto. —No desperdicies tus preciosos calcetines. No hay necesidad de tanto hostigue. Si quieres mi papel, puedes conseguirlo. Con una buena apuesta, por así decirlo.

—Prefiero usar mi calcetín, gracias —le digo. Si puedes sacar algo de este capítulo, es que nunca debes confiar en las personas que tienen una cuenta de correo @yahoo, solo agregan mostaza a sus perritos calientes, o otakus mal bañados. Todos están tratando de engañarte y te destruirán a ti y a todo lo que representas apenas tengan el chance.

—Es un juego simple, de verdad —dice el chico, seguido de otra risa siniestra que me dice que es cualquier cosa menos simple. Sus manos desaparecen por un segundo, solo para reaparecer unos segundos con lo que parece una daga. Tras una inspección más cercana, puedo decir con seguridad que es, de hecho, una daga. Un estilete, para ser precisos. ¿Qué mierda? Sé que esto es una escuela pública, pero maldita sea. Ni siquiera puedes cagar en paz sin que te metan un cuchillazo. En el lado positivo, si estás aterrorizado por los cuchillos, como yo, el mejor lugar para decir que estás aterrorizado es mientras estás sentado en un baño, ya que te puedes cagar encima sin consecuencia alguna. Malditos otakus y sus extravagantes armas homicidas.

—Bro, ¿qué carajos? ¡Guarda esa mierda!

Su otra mano aparece, esta vez sosteniendo una bola de papel higiénico de una sola capa, apenas lo suficiente para limpiar una nalga y media. No estaba mintiendo cuando dijo que no había suficiente. —El juego es simple, realmente. Tengo en mi mano el papel suficiente. Con mi daga, RompeMundos, nos turnaremos para apuñalar la bola. Entre mas papel apuñalemos, mas papel ganaremos para nuestra cola. ¡Puedes ser cauteloso y solo apuñalar un par de hojas, o volverte loco e intentar apuñalarlas todas! Sin embargo, ten cuidado de no ir hasta el final... porque la mano debe sostener la bola sin chistar!

El otaku apuñala el estilete de un solo golpe, penetrando tres hojas de papel higiénico. Ni cerca de su mano, pero definitivamente no hay suficiente papel para limpiar. Este es un mal papel higiénico, hecho de arroz y tristeza, y se derrite con el aceite corporal. Gracias, Brayden.

A ver si entendí. Tenemos que agarrar la bola de papel y apuñalarla con la daga, y entre mas papeles apuñalemos, más papel tendremos, pero teniendo cuidado de no penetrar nuestras manos.

Esto parece un juego tonto que algún anime shonen de mierda haria para ser mas cool. Entonces, ¿cuanto más papel apuñalo, más puedo usar para limpiar la entrada a mi cueva de maravillas? Bueno, estoy dispuesto a... intentarlo.

El chico deja el cuchillo en el suelo, haciendo que todos los asquerosos gérmenes del baño entren en él. Dudo que este baño haya sido correctamente desinfectado en décadas. ¡La perra acaba de hacer una daga envenenada! —Vamos, amigo. Toma el cuchillo.

Tomo la daga, y tan pronto como lo hago, el mundo a mi alrededor se desmorona. Las paredes del cubículo del baño se derrumban como fichas de dominó, solo para revelar... oh, maldita sea.

—Hijo de Adán —dice la figura sentada en un trono frente a mí, la mirada estúpida y engreída de una diosa de la pasta.

Es de notar que, mientras todo lo demás desaparecía en remolinos de magia, el inhodoro sigue intacto. Estoy sentado en el trono del truenos ahora mismo. semidesnudo. Mi bastón de leche y miel un cuarto de camino a una ereccion. Trato de cubrir mis menudencias, pero no lo suficientemente rápido. —Jesucristo.

—No soy Jesús, sino Farfallah —dice la diosa, con las piernas cruzadas mientras me mira con desden. ¿Por qué me para aun mas?—. Una distinción que me veo obligada a hacer cada vez que nos encontramos, al parecer.

—¿Puedes darme algo de privacidad? Tienes que dejar que un hombre cague en paz.

Farfallah hace una pausa por un segundo, con la mano rascándose la barbilla mientras piensa. —No. Verás, hijo de Adam, lo que tienes en tus manos es una poderosa reliquia de mi mundo, RompeMundos. Una daga empuñada por el caballero Astromel de Torquemada. Alguna vez se usó para matar-

—No me importa —le digo—. La estoy usando para ganar algo de taper higiénico para limpiarme el culo. Lo cual no puedo hacer si me sigues molestando.

Farfallah se inclina hacia adelante, ya sea para enfatizar o para echar un vistazo a mi pipísito. —Tonto. ¿Aún no te has dado cuenta? ¡El que te dio ese cuchillo y el intruso que robó mi reliquia son el mismo!

Ah caramba. Me habia olvidado de de eso. Hay como cuatro tramas que tengo que seguir. Encontrar un ladrón interespacial está muy abajo en mi lista de prioridades.

—¿Es este cuchillo por casualidad la reliquia que buscas? —pregunto—. Porque puedes agarrarlo, pintarte un bosque y perderte en el.

Farfallah me da la misma risa "fufufu" con la mano tapándose la boca, como si se estuviera burlando de mi, lo cual me pone aún más duro. ¿Acaso me excita la degradación? —Tonto, comparado con mi reliquia, eso no es más que un abrelatas. Pero ahora estás cara a cara con un criminal peligroso. No bajes la guardia, hijo de Adán. Es un embaucador, y la única manera de derrotar a un tramposo es engañarlo. Derrotalo. Pagar la deuda de tu vida. No voy a decir que creo en ti, pero eres mi campeón. No me defraudes.

Las paredes del puesto comienzan a reconstruirse, y la oscuridad retrocede para dejar que las bombillas fluorescentes me iluminen con su luz mediocre.

—¡Espera! —digo justo antes de que Farfallah desaparezca una vez más—. ¿De casualidad tienes papel higiénico que pueda usar?

Los últimos restos de oscuridad desaparecen en una bocanada de humo oscuro como la tinta, pero no sin antes dar un último "No" rotundo.

Genial. Volvemos al punto de partida. Pero al menos sé que el chico del puesto contiguo al mío no es un otaku, sino un otaku interdimensional. Cool.

Entonces, se supone que es un tramposo, ¿verdad? Contrariamente a la creencia popular, la única manera de engañar a un embaucador es no ser un embaucador más grande, sino ser lo más estupido y sin cerebro que pueda ser. No puede ser más astuto que yo si actúo por puro instinto.

En resumidas cuentas, debo sacar a mi Brayden interno.

—Ya se me fue la alegria. ¿Estás tratando de hacerme esperar todo el día? —dice el otaku mágico—. ¡El tiempo es la esencia, y se me acaba la paciencia!

Entonces, cuantas más hojas apuñalo, más papel obtengo, ¿no? Y ten cuidado de no cortarte la mano. La cosa es que la bola de papel está aun en su mano. Supongo que quiere que la tome y lo haga sobre mi mano ahora. Y esa sera su caída. Nunca me dijo que debia apunalar mi mano. Solo "la mano." Lo que debo hacer entonces es muy facil. Como diria el gran Bart Simpson: Mete cuchillo...

Apuñalo la bola de papel hasta el fondo. Una bola que aun esta siendo sostenida por el. El otaku lo siente y retira la mano en el último segundo, no sin hacerse un corte en la palma. ¿Quien lo diria? Todo el papel se quedó pegado a la hoja. Tal vez gracias a la sangre. ¡Creo que gané!

—¡Estupido plebeyo indigente! —grita, sea lo que sea que eso signifique—. ¡Voy a golpearte en la cara, mequetrefe! ¡Se suponía que primero debías tomar la pelota y luego apuñalar con fuerza la bola!

—No dijiste eso, creo —digo, finalmente sintiendo el papel grueso lamiendo mi estrella de mar de chocolate. Delicioso—. Todo lo que escuché fue apuñalar la bola de papel. Nunca escuché nada sobre tener que sostenerla yo mismo. O al menos eso creo. Realmente no puedo entender mucho de lo que dijiste. ¿Dónde aprendiste a hablar así?

Mierda, como pensaba. Este papelito no fue suficiente para limpiar mi suculento poto. Todavía estoy al menos un 33% sucio.

Por suerte para mí, el otaku deja un libro entre nosotros. —Estupido ignorante, y ademas barbarico. Aprendí a hablar como ustedes gracias a este libro guerro. Quiero decir, como nosotros, porque yo también soy como vosotros. ¡Ahora, dame una disculpa, tramposo!

El libro en cuestión es, para sorpresa de nadie, "El Cantar de mio Cid." Bien, más papel.

Agarro el libro y arrancó una página para limpiarme la colita de rana. Oye, en tiempos de guerra...

—¡Oye, eso era mío! —grita el chico. Pero es muy tarde. Ya estoy limpio y listo para irme.

Salgo del puesto y voy directamente a lavarme las manos. Justo a tiempo, porque el niño también sale de su puesto. Y déjenme decirles, el chico es todo menos "chico." Creo que es, con gran seguridad, el chico más alto que hay en la escuela. Y larguirucho también, con camisa blanca de botones, pantalón negro con tirantes, y pálido como un fantasma pelirrojo. Parece el espíritu de un periodista desnutrido de la década de 1920, con cabello oscuro, nariz de águila y ojos que brillan como arcoíris.

Pero, sinceramente, no me importa. Lo único que me importa es lavarme las manos durante veinte segundos como un buen bobalicón y salir y... no hay toallas de papel para limpiarme las manos.

Me doy la vuelta para ver al chico del puesto con todas las toallas de papel en la mano, sonriendo y sangrando de una mano. —¿Qué tal dos de tres,?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro