Al llegar a Hong Kong, lo primero que hicieron fue preparar la estrategia que iban a usar, Howie seguía informando lo que veía a través de las cámaras del sistema de seguridad de los Cheng, con esto confirmó que en efecto había mucho armamento como para desmantelar un país completo. ─Quiero que controles toda china, quiero que seas el amo y señor de este lugar, yo mismo voy a entregarte los puntos de venta solo para que ubiques a tu gente y continúen... te los entregaré en bandeja de oro... ─Habló Jin al japonés jefe de la Yakuza en China, Hiroshi Gumi, quién siempre había tenido buena relación con los coreanos que ahora tenía frente a él.

─Comprendo que quieras venganza, que necesites hacer que ellos paguen lo que tu hijo sufrió pero ¿por qué no tomas tu este territorio para agrandar tu mercado? ─cuestionó el nipón, que bebía algún tipo de té.

─Porque de hacerlo tarde o temprano RockB tendría que venir a este lugar y aunque sé que va a superar todo, no quiero que jamás vuelva a recordar nada de lo que aquí padeció, tienes un hijo, no niegues que también harías lo mismo por él... ─insistió Jin sabiendo que convencería a Hiroshi, hablaba con la verdad al decir aquellas palabras.

─Lo comprendo perfectamente, no digas más y como no me quiero aprovechar de tu sentir ni de lo que tu hijo sufrió, pagaré cada puesto que me entregues con diamantes u oro, lo que mi señor Kim desee, pide lo que quieras y será tuyo... ─ habló aquel hombre cuya palabra jamás era quebrantada y lo que prometía lo cumplía.

─En ese caso te diré cuando te los haya entregado, pero quiero que me prometas que si llegara a fallar, tú vas a cumplir con mi misión, también que apoyaras a mi hijo siempre por la amistad que siempre nos hemos tenido, hermano... ─pidió Jin extendiendo su mano para ser estrechada por la mano del contrario.

Aquel acuerdo entre las bandas criminales más grandes del mundo ahora se sellaba con esa promesa, ambos velarían por la seguridad de la familia del otro en común acuerdo, Jin tenía ya su plan hecho siendo apoyado por sus hermanos y los pocos hombres que habían llevado, el juego estaba por comenzar. ─Haremos algo similar a lo que hizo Yoongi en Liverpool, solo que lo haremos en silencio y sin tocar la droga, la verdad es que nunca he negado que la calidad del producto colombiano es buena y a buen precio, pero nuestros socios terminan siendo más económicos porque está más cerca del centro de traslado además los mexicanos siempre nos han apoyado en todas y cada una de nuestras guerras, son familia más que socios... ─explicó Jin a sus hermanos y hombres que lo escuchaban muy atentos, cada indicación a partir de ese momento era crucial.

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Horas más tarde, en una de las solitarias calles de Hong Kong, donde se podían ver los hogares estilo favela con ropa colgada al sol para que se secara en los ventanales de los edificios y alguno que otro anciano que asomaba por alguna ventana para luego volver a perderse en ella con una expresión de temor dando muestra de lo peligroso que aquel lugar podía llegar a ser, sin importar qué, una vespa pasaba con un hombre de cabello gris, fornido, vestía una camiseta blanca y sobre esta una chamarra gris deportiva combinada con unos pantalones cortos comando y sandalias aesthetic, algo muy relajado para el momento. Se detuvo frente a una puerta que se veía sucia, manchada con diferentes grafitis, uno sobre otro, esta era custodiada por un hombre fortachón, con tatuajes alusivos a la Tríada Cheng, aquel hombre bajó de su vespa con tranquilidad y se acercó al matón chino. ─ Oiga, busco la embajada de Japón pero creo que me he perdido, ¿podría usted indicarme por donde debo ir? ─preguntó el extraño que no era otro más que Kim Namjoon.

─Realmente estas perdido, por aquí no hay ninguna embajada o lugar de esos, ya lárgate japonés, no me quites el tiempo... ─respondió el hombre que no parecía tener nada de elegancia.

─Vamos, no seas tan descortés ─Nam se acercó un poco ─solo te preguntaba porque debo hacer algo ─metió la mano en el bolsillo de la chamarra y sin que aquel hombre lo advirtiera le apunto desde ahí, disparó dos veces sobre la humanidad de aquel hombre, sin sacar el arma de la chamarra. Nam sostuvo al hombre ya que sus disparos no habían advertido a nadie por el silenciador, lo acomodó como si estuviera sentado en el piso y le dio la señal a Junho para entrar, esta iba vestido ya con su equipo táctico.

El trabajo de Junho empezaba a partir de ahí, se escurrió en aquel burdel donde los Cheng vendían a sus mejores mujeres, droga y otros servicios, Junho se ocultó en las sombras, desde donde pudo encontrar el lugar perfecto para hacer su nido en la segunda planta, observó bien he identificó a los trabajadores de los Cheng, pronto un disparo certero le dio al primero, que alarmó a los demás, esto hizo que el encargado del local saliera y fuera la segunda víctima del francotirador, le causaba diversión ver como todos corrían despavoridos y empezó a escoger victimas al azar para confundirlos. El primer puesto estaba siendo liberado y entregado a los japoneses, quienes minutos más tarde entraron, se adueñaron del lugar y dieron nuevas indicaciones, Junho salió tal y como había llegado, en una camioneta que estaba estacionada cerca pero sin llamar la atención, la vespa de Nam esperaba al otro lado de la cuadra para que lo recogiera y de ese modo poder llegar a su escondite a salvo, su primer éxito había sido logrado y tenían que confirmarlo al jefe de todos para poder continuar con el segundo lugar que debían tomar, un segundo éxito.