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La mañana de la boda había llegado, la casa estaba en pie desde temprano, la novia lucía hermosa a pesar de solo estar probándose el vestido, aun no traía maquillaje sus cabellos negros aún no eran peinados, un pequeño, suave y sutil sabor a triunfo se sentía en el ambiente, una calma antes de la tormenta y la iban a disfrutar lo más que pudieran porque mientras se preparaba una ceremonia también se redoblaba la seguridad en toda la casa y en el hotel.
Al mismo tiempo en el apartamento del joven Cheng que estaba con una máscara a media cara con la que podía perfectamente beber, traía sobre su cuerpo solo una bata de dormir y su mirada perdida en los cuerpos desnudos y apuñalados de dos mujeres sobre su cama, una sonrisa maquiavélica se dibujó en sus carnosos labios para luego beber de aquel vino tinto que se parecía mucho a la sangre que se derramaba sobre la cama, sus pensamientos estaban perdidos en la noche de pasión, sexo y sangre que había vivido para renovarse como él solía llamarle.
─ Shun, necesito que traigas al equipo de limpieza, voy a salir en unos minutos para llenar los últimos formularios para la aduana, llevar un cadáver no es nada fácil y padre quiere que vuelva lo antes posible y le debo obedecer... ─ ordenó a su subordinado, siguiente al mando de su equipo, tan sádico como su líder y siempre eficiente.
Aquel hombre de baja estatura, con corte mullet en su cabello negro de inmediato obedeció a su jefe, no era la primera vez que pasaba, ya tenían experiencia desapareciendo cadáveres de mujeres que habían servido de distracción a su líder.
La razón era simple, ellas habían visto el rostro de Sao sin la máscara y por ende habían visto las cicatrices que este ocultaba, nadie tenía derecho a saber ni a verlo porque no querían que nuevo las burlas cayeran sobre los Cheng, ese era el motivo que todos conocían y que todos manejaban, a los líderes de la tríada nadie les discutía las razones que tenían para hacer las cosas que hacían por más atroces o injustas que fueran, ellos tenían el poder absoluto porque manejaban el dinero a su antojo y lo daban a quienes mejor les servían.
Sao vio cómo metían los cuerpos de aquellas chicas en bolsas de basura, que minutos después fueron sacadas del apartamento, este solo los siguió siendo que ya estaba vestido con uno de sus finos trajes negros completos, una máscara que ahora cubría todo su rostro, subieron a una limosina negra de lujo, mientras que a las mujeres las subieron a un auto ejecutivo que iría a parte pero en la misma ruta, el joven solamente se dedicó a revisar su teléfono móvil sin hablar con nadie, ni siquiera con Shun que iba a su lado siendo escolta y protector.
Todo aquello ocurría mientras que en la gran sala de la mansión Kim estaba siendo arreglada para que el juez se presentará a efectuar la boda civil de manera rápida, la novia por fin estaba lista para bajar en cuanto le fuera informado que el momento había llegado, estaba nerviosa, emocionada, sentía tantas emociones incluyendo miedo por lo que pasará después cuando su futuro esposo se tuviera que ir a China para enfrentarse al peligroso enemigo que era el clan Cheng, ahora trataba de pensar solo en el momento pero de ocasiones le era imposible sacarlo de la cabeza.
Jimin se encontraba con Jungkook también luchando con los nervios y las manos sudorosas, estaba seguro que era lo mejor para ella y para él también porque no sentía que podría vivir sabiendo que ella no estuviera más en su vida, aparte de eso ya había manchado la existencia de la joven desde que la había tocado.
─ Siento que te has apresurado tanto que ni te lo crees... ─ meditaba Jungkook con una sonrisa viendo nervioso al joven Park, algo que no había visto desde que lo conocía, se le hacía algo enternecedor ver a un asesino sádico así.
─ Quiero protegerla, ella no es tan afortunada como Any o Ray, ella no tiene a nadie porque es adoptada y sus padres ahora están lejos y ocupándose de sus cosas, incluso me pidió que no les avise nada de lo que ha estado pasando, después de conocerla le dañe la vida una y otra vez, la despidieron, estallaron su casa y la hirieron, ahora no tiene nada más que a mí y la amo... ─dijo Jimin con una sonrisa en el rostro, estaba feliz y emocionado porque era la primera vez que estaba seguro de lo que sentía en su corazón.
Pronto el Juez llegó y pidió que todos tomaran sus lugares y que la novia por baje para verse como una bella princesa, tal y como Jimin lo esperaba y así fue, bajó con un hermoso vestido de coctel blanco a media pantorrilla, con unos finos y delicados tacones que acompañaban aquel atuendo, su cabello recogido en una coleta alta con un hermoso ramillete justo en el moño, era hermosa y delicada, una dulce flor a los ojos de Jimin, no se dio cuenta en qué momento ella logró ganar su corazón con su ternura, con su timidez y cariño.
La ceremonia empezó minutos después, algo que fue planeado en dos días que había salido siendo un éxito completo, la sonrisa de los novios era de ternura, los Kim estaban sintiendo un pequeño momento de paz que querían guardar en sus mentes, Ray de nuevo extraño a su hermano porque le habría gustado estar en la boda de su mejor amigo pero ahora era imposible, Any se sentía orgullosa de su hermano porque sabía perfectamente los motivos que lo movían para llevar a cabo aquel matrimonio, la razón más importante era el amor que había surgido después de aquel trágico encuentro entre ambos, lo otro era proteger a su amada.
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