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Mientras los planes de Jimin seguían en su vida personal, su vida laboral estaba preparándose para atacar enemigo frente, justamente en este momento se encontraban reunidos a puerta cerrada en el despacho de Junho en la mansión para tocar el tema que ahora se convertía en algo de real importancia.
─ Cuando enfrentó a mis hombres, fue tan ágil como una gacela, no lo vimos venir, nunca antes vi técnica así como si no le importara que en su intento alguien lo hiriera, sabía perfectamente lo que estaba haciendo, creo que incluso había estudiado la situación ─ dijo Jungkook mientras era escuchado atentamente.
─ La verdad es que estamos ante alguien a quién no podemos predecir, por eso tenemos que ser cautelosos, cuando yo hablé con él fue realmente directo, dijo lo que pensaba y lo que quería sin temor a nada, también sentí una aura maligna y peligrosa, es como sí su sola presenciar anunciara muerte y destrucción ─ agregó Nam mientras pensaba en lo que había pasado la noche de la muerte de Mao, aquel encuentro que no había sido nada relajante se había quedado grabado en su mente por lo inusual que había sido y por el peligro que representaba.
Todo el equipo sabía que no se venía nada bueno, nada cordial y este hombre marcaría a muchos de los que ahora estaban reunidos, pero mientras todo aquello pasaba, el proceso de autopsia de Mao había finalizado por fin, antes de los tres días cumpliendo la palabra de Nam de acelerar aquella investigación y tomando en cuenta que no iban a llevar a nadie a la cárcel y que sólo estaba teniendo un requisito de cortesía con el joven Cheng para que se fuera pronto a su país con su familia y lo haría, claro que lo haría.
─ Mao, siempre fuiste tan orgulloso, pero nunca pensé que esto te llevará a la muerte y una tan fea, nunca fuiste bueno en artes marciales pero no lo admitías, ahora mírate, tuvieron que trabajar en tu rostro para que no se viera tan inflamado, una limosina fúnebre vendrá mañana por nosotros, padre está muy triste y ya me ha encomendado una misión antes de partir, debo decirte que a partir de ahora seré yo quien tome el control hermano. Supongo que debería llorar tu muerte pero me prepare psicológicamente para esto desde que saliste de casa, salúdame a satanás, hermano... ─ dijo Sao con un tono burlesco mientras comía una manzana con su máscara hasta la mitad del rostro, al decir lo último se acercó al oído y lo susurro para luego cubrirlo y salir de aquella sala.
Aquel joven tenía una presencia tan marcada que a pesar de usar máscara, las personas a su paso no podían dejar de verlo, hacerse a un lado o abrirle la puerta, imponía respeto y ahora sería quién iba a liderar la misión de su fallecido hermano, la piedad que tuvo para no matar a Jungkook se habría terminado así como el honor que tuvo para no intervenir en la guerra entre Mao y Jimin.
Ese día los dragones estaban disfrutando de la corta licencia con sus parejas, al día siguiente sería la boda y luego viajarán a China, mismo tiempo en que Sao ya tendría que estar allá, porque por eso se le había informado previamente, para que no los tomarán desprevenidos, era demasiado pronto para saber con certeza que esperar de aquel hombre tan misterioso, solo sabían que tenía una técnica de pelea magnífica pero realmente no lo habían visto en acción para descifrar sus acciones eso era lo que más hacía que fueran cautos y redoblarán la seguridad.
La noche de nuevo cayó en aquella ciudad, Ray esta vez veía por la ventana de su habitación con las luces apagadas porque tenía compañía, por fin había podido ver a su amado después de la muerte de Mao, lo extrañaba demasiado en aquellos momentos de pena.
─ Siento como si allá afuera hubiera una especie de demonio que busca el momento de encontrarnos y devorarnos, nunca imaginé que mi hermano fuera tan importante en este mundo, siempre nos mantuvo a salvo, y yo lo traté tan mal... ─ dijo liberando un suspiro de arrepentimiento después.
─ Ya no te lapides con eso tesoro mío, seguramente Taehyung te escucha y te entiende, él te amó tanto que fue capaz de hacer cosas atroces solo para que nadie de acercara a hacerte daño, jamás te culparía de algo, además estás reconociendo su gran poder, porque lo tenía, cuando él estaba vivo nadie podía acercarse a su territorio, sus hombres los mantenían a raya, no había competencia y tampoco un demonio que estuviera esperando y acechando aunque en su momento lo odié ahora lo comprendo porque la ciudad está hecha un caos ─ añadió Hoseok llegando por detrás para abrazarla.
Esa era una de las escenas de la casa grande, pero había tantas ahora y tan diferentes, cada uno en un asunto diferente pero el líder de todos, El Narco sabía que se venía algo que iba a cambiar la vida que ahora estaban llevando, sabía que si no eran cautelosos no podrían sobrevivir y aunque no había visto a su nuevo enemigo en persona, estaba seguro que la inquietud de Nam no era por gusto, los tres permanecían en la sala de entrenamientos en el sótano de la casa, necesitaban ponerse en forma para estar listos.
Junho siempre había sido el francotirador y líder, aunque sabía de lucha, lo suyo eran los ataques a larga distancia, tenía una puntería perfecta y una vista impecable que lo volvía un peligro, Namjoon era perfecto luchador cuerpo a cuerpo, entrenador de todos y cada uno y escapista, analítico y estratega, Jin por su parte era la mezcla de ambos, su estatura y agilidad lo volvían un peligro latente y más ahora que quería algo sumamente valioso, no le importaban las condiciones en que el cuerpo de su hijo se encontrará, lo quería en Corea en una tumba digna y de pasó vengarlo.
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