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─ ¿Quieres que hagamos con este catrín, mi Mochis? ─ preguntó Tachi en su dialecto típico oriundo de México, algo que Mao no entendió del todo porque él había pasado la mayor parte del tiempo tratando con colombianos, pero Jimin comprendía perfecto aquellas palabras, al igual que sus hombres.
─ Por ahora espósalo, vi en la foto de RockB marcas en sus muñecas, asumí que lo habían tenido atado desde que recobró la conciencia, lo torturaban sin darle la oportunidad de defenderse porque le temían, ¿no es así? ─ cuestionó Jimin al final de sus palabras dirigiéndose a Mao.
─ Padre siempre dijo que era una arma letal de destrucción masiva, por eso lo sedaban pero cuando este salía, Kai lo torturaba y sí, lo hacía mientras estaba indefenso, pero si esto te consuela, jamás pidió clemencia o imploro piedad, mi hermano jamás logró doblegarlo... incluso cuando se lanzó al vacío lo hizo con una sonrisa sarcástica en el rostro... era un maldito loco arrogante y orgulloso... ─ respondió Mao sin buscar congraciarse con su enemigo, pero tampoco buscaba ofenderlo, había llegado a la conclusión de tener honor ante la muerte no importa que tan dura fuera, solo se dejó esposar.
─ Su orgullo tenía base y fundamento, eso no podemos negarlo, pero veamos, me alegra saber que reconocen que nuestro líder jamás se rindió ante ustedes, eso nos hace sentir muy orgullosos, pero ahora vamos a lo que nos afecta a todos... tu muerte ─ dijo Jimin con una sonrisa sádica en el rostro, mientras le entregaban un bate de béisbol el cual giraba con su mano en modo amenazante y socarrón mientras caminaba acercándose a él sin detenerse.
─ No te tengo miedo maldito niñito, tú y yo no somos iguales, yo tuve que ayudar a mi padre a crear este imperio, mi muerte no va a cambiar nada y mi familia va a gobernar sobre los Kim, están preparados para eso, ni el Narco, ni ustedes los dragones serán capaces de detener lo que se viene después de mí... ─ reprochó Mao demostrando su valentía.
Pero Jimin solo pudo reír por un segundo antes de dar su primer golpe, este fue en la espalda y tan fuerte que hizo a su víctima caer con un fuerte dolor, pero trató de incorporarse para ponerse en pie, giro su mirada y se dio cuenta que todos los hombres de su captor estaban ahí.
─ No es nada fácil estar en manos enemigas y saber que vas a morir gradualmente sin poder defenderte y ante la carcajada de quienes te atacan, ¿verdad? ─ cuestionó Jimin al mismo tiempo que lo golpeaba repetidas veces ─ ¿cuántas veces le hicieron esto a Taehyung?, ¿cuantas veces lo humillaron mientras estaba atado e indefenso?, imagino que muchas ¡Malditos cobardes! ─ insistía Jimin empezando a sentir un ataque de rabia pensando en aquellas palabras, lo que hizo que los golpes cada vez fueran más violentos y que ya incluso empezará a salir sangre.
Mao no respondió pero internamente admitió que Jimin tenía razón, sabía que Kai sometía a RockB a inclementes torturas, muchas veces lo mojaba y luego conectaba energía eléctrica al agua, lo hacía gritar de dolor mientras lo filmaba para poder enviarle aquellos videos a Mao, sabía que sus hermanos eran unos sanguinarios pero él estaba pagando por lo que le habían hecho al líder de los Kim, cada puñetazo que recibió, cada vez que el bate impactada en su cuerpo la cobraba doble, le quemaba la piel, ardía como si hubiera fuego ahí, de nuevo su espalda fue atacada con fuerza.
Logró sentir y casi escuchar como una de sus costillas se rompió, se vio tentado a intentar huir pero de nada le habría servido, Jimin era un estratega que le había tendido una gran trampa y sabría limitar el movimiento de un moribundo, eso era seguro pero fue sacado de sus pensamientos cuando aquella arma nuevamente impacto en su cuerpo y un fuerte pillido acompañado de aturdimiento le hizo caer por completo al suelo, su cráneo acaba de recibir una fractura que lo estaba palarizando, el olor a sangre se volvió más intenso y su cuerpo retumbó al caer al piso.
Jimin lo vio caer y se detuvo un momento, tenía salpicaduras de sangre en el rostro, su traje táctico negro estaba manchado también, pero no importaba, había vencido porque de aquel gran enemigo solo quedaba un despojo sanguinolento que se quejaba de dolor mientras sentía que la sangre huía de él.
─ Quítenle las esposas... ─ ordenó Jimin y espero a que lo hicieran ─ intenta huir, arrástrate como el asqueroso parásito que eres, quiero saber que tan lejos te lleva tu fuerza de voluntad y anhelo de seguir vivo ─ habló Jimin sin dejar de observarlo con cinismo.
La noche había caído ya, había una brisa fresca que anunciaba el frío del invierno, era agradable mientras que mostraba un cielo estrellado y despejado, aquella calle seguía cerrada por la policía y mientras Jimin veía como Mao, con diferentes fracturas en si cuerpo se arrastraba, tratando de huir provocándole diversión, unos ojos ámbar lo veían desde lo alto de un edificio, ocho pisos eran suficientes para que un traje negro fuera soplado por aquel viento haciéndolo ondear no sólo la gabardina, sino también el cabello que ondeaba acariciando la máscara blanca que cubría el rostro de su dueño.
En la zona de batalla, Jimin se hartó de ver a Mao dejar una larga mancha como rastro, con el bate le rompió las piernas mientras escuchaba sus gritos de dolor, luego y como tiro de gracia terminó de aplastar su cráneo ocasionándole muerte cerebral, dejando que de nuevo las gotas de sangre pintaran su rostro, lo observó por un momento y luego sintió como si una corriente fría recorriera su espalda, una mirada pesada caía sobre él, este giro su rostro en dirección a la azotea de aquel edificio y sus ojos chocaron con la mirada ámbar, fue cuestión de segundo porque Tachi llamó su atención, cuando de nuevo volvió su mirada en aquella dirección ya no había nadie, aquella silueta se había ido o quizá nunca estuvo ahí...
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