Jimin bajo luego de un rato de estar con Jade, sentía como si de alguna manera había renovado su energía y tenía ya nuevas expectativas para continuar, los últimos tres días habían sido en exceso agotadores y estresantes pero no podía pensar en detenerse ahora. Necesitaba los últimos datos encontrados para saber cómo proceder.

─ Tachi, quiero el último informe de Howie, necesito saber si ya han encontrado a ese maldito para tomarlo por sorpresa, veremos si le gusta que lo exploten también... ─ habló Jimin sin detener su paso mientras entraba a la sala donde todos lo esperaban ansiosos.

─ Resulta que en realidad ellos sí parece que tienen una propiedad en Sunset Beach aún tenemos que encontrar cuál es, el problema que ha surgido ahora es otro, señor y es que al parecer tienes una cita con él en el Palms... ─ reportó Tachi haciendo énfasis en aquel detalle final.

─ Vaya, vaya, como tiene descaro, pero sabe que no lo puedo atacar ahí, maldita rata... veré que es lo que quiere mientras los demás investigan bien su escondite... ─ respondió Jimin tornando sus dedos con expresión de diversión dibujada en su dulce rostro, estaba listo para lo que fuera.

─ Hay otra cosa, hay un equipo de ellos que están empezando a meterse en las carreras, esta noche estarán ahí, tu eres el jefe absoluto de eso Mochis, tienes que marcarles un límite... ─ insistió esta vez Eloy, otro de sus hombres de confianza que estaba a cargo de las mencionadas carreras.

─ ¡Demonios! ─ exclamó con enfado ─ ¡son una maldita plaga! 一 prosiguió ─ no los quiero en las carreras, si entran pronto sabrán nuestro método para transportar la mercancía, eso nos haría mucho daño más si empiezan a robarnos, ahora no habrá tregua, preparen sus equipos, esta noche habrá lluvia y no de agua... ─ finalizó y salió rumbo a la puerta, Tachi iba como siempre con él y las otras camionetas que hacían escolta también, en las demás habían dos equipos coreanos, Jimin confiaba bien en ellos pero se entendía más con los Amaya a la hora de preparar estrategia pues sentía que eran más despiadados.

El viaje al hotel fue tranquilo como siempre, revisaba cada detalle de los ingresos y documentos que siempre tenía que llevar, antes que nada era el señor Park Jimin, gerente general de la línea de hoteles Palms.

El hombre elegante y sofisticado que siempre salía en las revistas y en los medios de comunicación, haciendo obras altruistas y saliendo cada día con una mujer diferente pero siempre hermosas, una vida envidiable a simple vista, cualquier hombre mataría por ocupar su lugar sin saber que detrás de esa imagen impecable había creado estaba un sicario que jamás dejaba pasar nada a su paso, era de hacer lo que fuera por conseguir sus propósitos y ahora tenía una motivación perfecta pues se le agregaba el daño que le habían hecho a Jade.

La camioneta del señor Park se estacionó en la entrada principal del edificio donde ya se les había anunciado que este llegaría, todos debían estar en sus lugares puesto que aquel exigente hombre no toleraba ninguna falta de nadie de sus empleados, todo debe ser ordenado y organizado, bajo del vehículo con ese porte elegante se acomodó sus gafas de sol y comenzó a caminar directo al interior del lugar, saludó al portero con una leve reverencia que marcaba su nacionalidad, pasó sin ver a nadie hasta el ascensor que lo llevaba directo al piso de su oficina.

Al llegar su asistente, la señorita Kim Taehee lo esperaba con una carpeta para revisar y firmar, también un café frío como le gustaba al señor, una lista de pendientes que debía entregarle mientras ella conservaba una copia para estarle recordando cada uno de estos durante el día.

─ Buenos días señor, esta mañana el señor Kim Junho pidió los datos de cierre de este mes, ya están listos solo debe revisarlos, también en la sala lo espera el señor Mao Cheng, tiene una cita con usted, más tar... ─la joven estaba por continuar pero cuando Jimin escuchó aquel nombre se detuvo y la silencio.

─ Dejaré todo para después, ahora quiero atender a este hombre, así que hágalo pasar en cinco minutos mientras me instalo... ─ordenó Jimin y siguió su camino, siendo que la sala donde los visitantes esperaban estaba al otro costado, Mao no lo vio llegar.

La oficina de Park tenía sus paredes en un tono blanco hueso que hacía juego perfecto con el hermoso color de las puertas de un librero semi abierto en el fondo de la habitación diseñado en abeto y revestido únicamente con barniz, frente a este un fino sillón ejecutivo alto revestido en cuero de color café claro chocolatoso que reposaba detrás de un escritorio minimalista pero elegante y moderno escritorio, al costado derecho los ventanales que le regalaban una vista increíble a la ciudad y al costado izquierdo una sala de tres piezas diseñada en cuero gamuza en el mismo tono café chocolate que el sillón ejecutivo decorada con cojines blancos y al lado derecho de la entrada un flamante bar con cantidad innumerable de bebidas. En cuanto el joven Park se acomodó en su lugar y encendió la computadora, acomodó su Korth Revolver en el primer cajón de su escritorio.

─ Señor Park, que gusto que pueda por fin verlo de cerca y en persona... ─ fue el saludo de entrada que Mao le dedicó a Jimin en cuanto pasó la puerta.

─ Dejemos las formalidades Mao, dime ya ¿qué quieres? aparte de mi cabeza, claro está... ─ el azul de los lentes de contacto de Jimin se clavó en el los ojos negros de Mao para dejarle claro que no le temía.

─ Conocer a mi enemigo... ─ respondió el chino mientras tomaba asiento en una de las sillas de espera frente a su anfitrión.

El ambiente se tornó pesado casi de inmediato, pero ahora Mao quería saber qué tan rápido podía hacer perder la paciencia a su enemigo y de ese modo hacerlo caer en un error que podría costarle la vida, quería medir a Jimin.