06
─ ¡Malditos! ─ espetó Jimin poniéndose en pie luego de haberse protegido dentro de la bañera junto a Jade, estaba fúrico ─ ¡Como se les ocurre querer estallarme! ¡Imbéciles! ¡Cuando los encuentre no se la van a acabar! ─ decía rabioso mientras daba patadas a todo lo que encontraba a su paso ─ ¿estás bien? ─ preguntó luego de girar su rostro para ver a la maestra que abrazaba sus rodillas y se sobresaltaba con cada golpe que Jimin daba en las cosas, ella solo asintió para responder pero de nuevo había perdido algo por lo que había trabajado, toda su casa estaba destruida.
─ Señor, por las escaleras de emergencia está despejado, puede bajar... ─ informó Tachi que sintió su alma volver al ver a su líder casi intacto de pie y haciendo rabieta.
─ Bien, vamos... ─ tomó la mano de Jade quién parecía estar en shock, solo lo seguía mientras caminaban por donde les habían indicado.
─ Señor, temo que no podemos volver al hotel ni a la mansión, nos están vigilando y Howie dice que en las cámaras de la mansión se vieron personas extrañas, los equipos ya andan trabajando en ello ─ hablaba Tachi mientras corría cubriéndolos.
─ Está bien, entonces bajaré por la alcantarilla, llegare con tu gente, necesito un arma y dame tu chaqueta... ─ respondió Jimin deteniéndose una vez que estaban afuera, ellos habían creado aquellos pasajes que los llevaba a los mejores escondites.
─ Mochis, ten cuidado sabes que la orden del dragón azul es solo para ti, tenemos que recuperar a RockB... ─ insistió Tachi dejando que Jimin corriera lejos del peligro con la chica, iba armado y sabía defenderse bien, pero sus enemigos eran peligrosos y podrían encontrarlos, ahora solo quedaba que los Amaya los ayudarán lo antes posible.
Jimin le dijo a Jade que lo mejor era guardar silencio, que lo siguiera y al llegar a su destino le iba a explicar y ella accedió, corrían por las orillas de las alcantarillas, sin detenerse hasta que Jade sintió que ya no podía más.
─ Déjame aquí... no te quedes por mí... ─ dijo al mismo tiempo que presionaba en su costado.
─ No digas tonterías, vamos... ─ Jimin iba a continuar hablando cuando se dio cuenta que su bonito vestido que él mismo le había comprado en color rosa viejo estaba manchado de sangre en abundancia. Jimin se acercó para revisar pero Jade estaba ya muy débil ─ ¿por qué no me dijiste? Mírate tan mal, pero has sido muy valiente y corriste una gran distancia con semejante herida, ahora voy a cargarte para que lleguemos y te pondrás bien... ─ le hablaba dulce, con esa voz sedosa que solía tener cuando veía algo lindo aunque sentía una opresión en su pecho por la culpa.
─ Tengo mucho frío y estoy cansada, no puedo seguir... ─ respondió la joven con los ojos casi cerrados, se le notaba lo mal que estaba y que empeoraba a cada segundo más.
Park la abrigo con su chaqueta luego de haber tratado de cerrar la lesión para luego cargarla lo más suave posible, pero no sabía a cuánto estaban de su destino y sentía que Jade iba perdiendo cada vez más fuerza, las culpas no lo dejaban ni un segundo porque él la escogió aquel día en el parque, si no le hubiese hablado, si hubiese advertido a otra persona ella seguiría su vida normal y tendría aún su hogar y trabajo y sus amados niños, todo eso pasaba en ese momento por su cabeza que sólo pensaba en salvar su vida.
Pero fue sacado de sus pensamientos cuando otra voz y un arma le cortaron el paso ─ ¡Alto ahí! ─ dijo la persona que ahora lo tenía encañonado.
─ Soy el líder de la orden del Dragón Azul, déjenme pasar, necesito su ayuda... ─ respondió firme y seguro como solía ser siempre cuando tenía que buscar a los Amaya.
─ ¿Mochis? ─ cuestionó el hombre ─ ¿Eres tú?, Bienvenido hombre... vamos déjame ayudarte... ─ Este era un hombre de edad media llamado Rafel, quién dirigía a los Amaya en Los Ángeles, intentó tomar en brazos a Jade pero Jimin no se lo permitió.
Por lo que este llamó para que preparan la sala donde siempre atendían heridos, aquella era una zona de motociclistas como las que Jungkook acostumbraba frecuentar, así era como se manejaban la mayoría en aquel lugar, la alcantarilla fue cerrada y dio paso a la gran residencia del señor Rafel Amaya, padre de Yair, Tachi y un joven llamado Imanol que ahora trabajaba con Jungkook y el Narco en Seúl. El propio patriarca de los Amaya ahora recibía a Jimin en su hogar.
─ ¿Qué le pasó? ─ cuestionó uno de los médicos privados del dueño de la casa.
─ Fuimos atacados por una granada, yo la traté de proteger pero no sé en qué momento algunas esquirlas de cristal se clavaron en su costado, tampoco supe que estaba herida hasta que la sangre fue evidente, ella no me dijo nada ─ explicó Jimin preocupado.
─ Es posible que ni ella supiera que estaba herida, su cuerpo estaba bajo los efectos de la adrenalina y fue hasta que empezó a asimilar lo que ocurría que empezó el sangrado, por favor salga un momento mientras la atiendo... ─ expresó el galeno empezando a hacer su trabajo.
Jimin salió como le habían pedido, estaba preocupado por su equipo pero sabía que eran capaces de lo que fuera, sin embargo tenía que hacerles una llamada para corroborar que en realidad estuvieran bien y así fue, Tachi le avisó que estarían llegando pronto a la casa de los Amaya con todo el equipo y que solo había algunos lesionados pero que fuera de eso las únicas bajas habían eran chinas, nada importante, Mao había perdido otra batalla contra Jimin, el Dragón Azul le estaba complicando las cosas más de lo que había pensado.
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