Capítulo final
Contenido violento.
Taehyung, Taehyung, Taehyung.
Aquel nombre no salía de mi cabeza.
No podía dejar de pensar en sus ojos tristes cuando me vieron irme, en su expresión de tristeza.
Mierda, ¿por qué no lograba olvidarlo?
¿Qué clase de hechizo conjuró para tenerme pensándolo todas las horas de cada jodido día?
Rasqué mi nuca y bebí del trago que me había dado el sujeto que atendía un bar en la ciudad de Busán. Lo he estado visitando estos últimos días creyendo que con alcohol podría emborracharme lo suficiente como para tener deseos de acostarme con alguien que no sea el castaño hermoso de piel bronceada y sornisa cuadrada.
Pero claro que no lo logro.
Pienso y pienso buscando respuestas del porque actuaba de esa manera, porque cuando estaba conmigo era dulce y hasta atrevido, pero cuando Yoongi estaba cerca se volvía inseguro y se ponía nervioso.
Tal vez... él no estaba a salvo. Tal vez yo no era problema sino Yoongi.
Abrí mis ojos y pagué la cuenta para después tomar mi casco y salir afuera en busca de mi motocicleta.
Recordé como miraba con miedo a Yoongi cuando estábamos juntos y como este se enojaba.
Si Taehyung estaba sufriendo de cualquier forma debía rescatarlo cuanto antes.
Me subí a mi querido vehículo y conduje rumbo a Daegu. Era un largo viaje y sí, quizás me estaba equivocando y Taehyung solamente me quería lejos de él y de su hermano.
Pero si resultaba ser cierto, traería a Taehyung conmigo sin dudarlo.
Cuando llegué a la casa de los hermanos, el lugar se encontraba desierto, hasta daba una impresión tenebrosa. Caminé a la entrada y toqué la puerta.
Okay, ¿qué le diría a Yoongi?
¿Me das a tu hermano por qué creo que te tiene miedo y debo comprobar que no le estás haciendo daño?
No, no, si lo hago al único que le hará daño sería a mí.
Yoongi al abrir se impresionó por mi presencia.
_Oh, Jungkook, has vuelto _Hizo un intento de sonrisa que no le creí nada.
_Me olvidé de... algo _Aclaro mi garganta.
Yoongi mira nervioso el interior de su casa manteniendo la puerta casi cerrada.
_Entiendo, dime qué es y con gusto te lo daré _Ofreció demasiado sospechoso para mi gusto.
_Yo mismo lo buscaré _No dejé ni que me responda, empujé la puerta y me adentré enseguida.
_¿Quieres beber algo? _Preguntó conduciéndome hacía la cocina.
_Una cerveza estaría bien _Observó mi alrededor en busca de Taehyung, pero no lo hallo por ningún lado.
Lo que si encuentro es un ligero rastro de sangre que me sorprende.
Yoongi notó dónde miraba y río sacando unas latas de la heladera.
_Oh, por eso no te preocupes, Taehyung se lastimó la rodilla _Me entregó una de las latas.
Ambos bebimos sumidos en el silencio. Miraba a Yoongi cada vez más desconfiado.
No quería creer que este era mi amigo, la persona que conocía desde hace dos años.
_¿Dónde está él?
_¿Quién?
_Sabes de quién hablo _Afirmé con dureza.
_En la lavandería _Respondió él desviando su mirada.
Observé como su mano temblaba y una gota de sudor se resbalaba por su frente.
_Iré a verlo, estoy seguro de que él sabe lo que estoy buscando _Dejé la lata y me alejé deprisa.
_¡Jungkook, no lo hagas! _Me advirtió siguiéndome_ ¡Está ocupado!
_¡Qué él me lo diga!
_¡Jungkook, maldición! _Vociferó enfurecido.
Bajé las escaleras, sin embargo, al llegar noté que había ropa tirada y una almohada de manera que si alguien lo usará como si fuera una cama y empaques de comida.
Y había sangre.
¿Por qué? ¿Qué mierda?¿Quién dormía allí?
Sólo había una opción: Taehyung.
Taehyung estuvo durmiendo allí los últimos días y no tenía dudas de quien era el que lo turturaba.
Lo próximo que sentí fue una puñalada en mi espalda, caí de las escaleras rodando a la pequeña lavandería. Sostuve mi herida gimiendo de dolor y sólo pude ver a Yoongi con un cuchillo en la mano.
_¡Te dije que no te metieras con él! _Exclamó lleno de ira.
_¡Déjalo en paz, maldito enfermo! _Le grité, mis manos rojas por mi propia sangre.
Dolía como la mierda e impedía que me pusiera de pie. Estaba indefenso ante él.
_¡Tú eres quien se interpone en lo nuestro! _Yoongi me señaló con el cuchillo cubierto de sangre.
Pensé que era el fin, que Yoongi vendría hacía mí y me mataría, sin embargo, un milagro me salvó.
Un milagro de nombre Kim Taehyung.
Taehyung apareció detrás de Yoongi con la ropa sucia y despedazada, con sus ojos oscuros y madibula apretada, cubierto de sangre debido a cortes superficiales en sus extremidades.
A penas Yoongi volteó hacía él, Taehyung lo apuñaló repetidas veces liberando toda la furia que tenía.
Su rostro iluminado ahora era una sombra oscurecida por el odio, sus ojos puros consumidos, llenos de deseo de venganza.
Él no tenía control.
Yoongi sólo gritaba mientras que Taehyúng seguía hiriéndolo hasta que el torso de Yoongi era todo rojo, sin más con las pocas fuerzas que tenía lo empujó por las escaleras.
Yoongi cayó junto a mí respirando agitadamente.
_Yo no soy tuyo, ni nunca lo seré _Apretó sus dientes sosteniendo el cuchillo con fuerza. Su rostro tenía hilos de la sangre de Yoongi.
Yoongi escupía sangre y finalmente se desmayó debido a la hemorragia. Taehyung completamente exhausto y rendido bajó las escaleras y cayó de rodillas frente a mí.
_¿Qué he hecho? _Se limpió las lágrimas que empezaron a inundar su rostro, miraba a su hermano en el suelo y parecía no poder creer que él había sido el causante de su muerte_ ¡Soy un mounstro!
_No, no lo eres _Negué con la cabeza y adolorido también me arrodille_ .Él lo es.
Taehyung aún llorando me envolvió entre sus brazos.
_Tení tanto miedo, Jungkook _Lloriqueó recostado en mi pecho_ ¿Estoy a salvo ahora?
_Lo estás, pequeño, claro que lo estás _Le susurré y acurruqué contra mí.
Taehyung temblaba, pero aún así llamó a una ambulancia con mi teléfono antes de que mi herida se volviera más grave. Me acerqué y tomé su rostro repleto de moretones entre mi manos, repartí besos en estas como si fueran un calmante, una cura para su dolor.
Taehyung no sé opuso y disfruto de la calidez que le brindaba.
Él tenía un largo camino de sanación por delante y yo estaría junto a él.
Desde ese día me prometí ser el que cuidara y protegiera a Taehyung, él que lo mantuviera a salvo, él que lo ayudara a salir de la oscuridad y juntos por fin resplandecer.
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