𝟬𝟰 | Perfectamente imperfecto
CAPÍTULO 04
𝐓𝐀𝐄𝐇𝐘𝐔𝐍𝐆
______________________________
Naia, Naia, Naia...
Desde que acabé mis clases y mi padre me esperó en su oficina para irnos juntos a casa, me estuvo reclamando del mal trato que le había dado a su querida Naia. La bocona fue a decirle todo a mi padre luego de que nos hayamos encontrado en la cafetería y ahora yo, y solamente yo, debía de tolerar las cosas que este hombre, que supuestamente sigue teniendo poder sobre mí, tiene que decirme antes de dictaminar un castigo que me haga reflexionar todas las cosas malas que hago y que me "deshumanizan" cada vez más. Era patético.
Llegando a casa, yo entré antes que él mientras que seguía escuchando sus regaños. En serio me estaba sorprendiendo que tenga tantas cosas qué decir con respecto a Naia, es como si se estuviese hablando de su hija.
Voy a la cocina por un poco de agua, ahí se encuentra Sonmi, la cocinera personal de mamá y de la familia. Supongo que otra vez mi mamá iba a llegar tarde a la casa, como siempre.
—Y es tan idiota de tu parte Taehyung que pienses que Naia tuvo que acostarse con alguien para entrar a la universidad —replica en el punto que ya llevo escuchando más de diez veces—. ¡¿Qué mierda tienes en la cabeza?!
— ¡Entonces tú explícamelo! —finalmente estallo. Mi padre repara su mirada furiosa en cada gesto que hago—. Dime, ¿por qué ella está ahí? Supongo que tú lo sabes. Me has dicho tantas cosas sobre ella en estos últimos minutos como si se tratara de tu hermana.
—No debo de darte ese tipo de explicaciones —masculla para retomar el poder sobre mí—. Solo deja en paz a la pobre chica.
—Creo que Naia tiene agallas para defenderse sola, papá —tomo una manzana del frutero y voz hasta el lavador para limpiarla un poco—, no creo muy necesaria su intervención en esto.
Mi papá se va rendido de la cocina por esta absurda conversación. También hago lo mismo que él y me dirijo hasta el segundo piso para encerrarme en mi habitación hasta la hora de la cena.
La mayoría de mis días siempre terminaban de esta manera: discutía con uno de mis padres por cosas irrelevantes, intentaba calmarme estando solo en mi habitación y luego bajaba para la hora de la cena disimulando que nada había pasado.
Cierro los ojos por un momento cuando me encuentro descansando sobre mi cama, pienso en lo bonito que sería toda mi vida si mi mamá no trabajara tanto y estuviera un poco más en la casa, si mi padre no fuera tan exigente conmigo por alcanzar una excelencia que no es para mí, si yo me comportara de otra manera con ellos y con todos los demás. Pero no, el único que está “loco” aquí soy yo.
El zumbido de mi celular me distrae de todos mis pensamientos, leo las notificaciones y se trata de la misma chica que había rechazado esta mañana. No sé qué es lo que hago que siempre termino enamorando a algunas chicas de mi promoción, literalmente, a veces no tengo que hacer absolutamente nada para luego recibir cartas de amor y detalles ñoños que siempre terminan en la basura de la universidad; pero aquí sí debo de reconocer que metí absurdamente la pata debido al alcohol traicionero de aquella fiesta, apenas había sido un beso y ahora debía de soportar a una chica que no capta mis indirectas de que no me interesaba.
A veces me pongo a pensar que la mayoría de chicas que estudian conmigo prefieren las películas donde los hombres son los abusivos y pelean como animales por su pareja. Creo que me ven un parecido a ese estándar de hombre y por eso siempre tratan de impresionarme siendo lo más patéticas posibles.
–Hola, buenos días.
– ¿Qué es lo que quieres?
–Nada. Solo soy cortés.
–No estoy para perder mi tiempo con chicos como tú.
– ¿Okey?
–Pero siento que eres el amor de mi vida.
No me sucede exactamente así, pero tampoco es que esté tan alejada de mi realidad.
El zumbido de las notificaciones se vuelve muy fastidioso para mí, es por ello que oprimo el botón de apagado y decido estar unos cuantos minutos desconectado de todas mis redes. Tampoco es que me vaya a morir por no estar siempre pegado a la pantalla.
De un empujón me levanto de la cama y me voy hasta donde está mi armario para sacar mi pijama. De seguro papá no tarda en subir para decirme que la cena ya estaba servida, lo bueno de estar solo con él en casa es que podía ser un poco más libre con la forma de vestirme a la hora de la cena; a diferencia de mi madre que ella es un poco más correcta y quiere que me vista de una manera formal para compartir los alimentos que Dios nos da, ella era muy aferrada a su religión que a veces daba miedo.
Pero de igual manera es una pecadora, aunque no quiera admitirlo.
Tomo uno de los polos blancos que están sobre los estantes y mi pantalón de algodón a cuadros, voy a ponerle seguro a la puerta a la misma vez que voy desabrochándome el pantalón. Lo dejo tendido sobre mi cama y tomo el pantalón de algodón, lo siguiente que despojo de mi cuerpo son mi suéter y mi camisa blanca; estos los reemplazo por mi polo blanco y finalmente me siento un poco más fresco junto con la calefacción del lugar.
La puerta es golpeada por mi papá poco después que vuelvo a acostarme en mi cama.
—La cena ya está lista. Baja —anuncia.
Antes de salir de mi habitación, agarro la ropa sucia doblada y la dejo en la canasta de mi baño. Más tarde la bajaría para dejarla lavando.
Abro la puerta de mi habitación y bajo trotando las escaleras. Inmediatamente la puerta se abre y me deja ver a mamá con su conjunto formal blanco: una falda blanca con una blusa negra y encima su chaleco blanco que hace conjunto con su falda y zapatos cremas.
—Buenas noches —la saludo dirigiéndome al comedor.
—Si vas a comer, vete a cambiar, Taehyung. —reclama mi mamá siguiéndome los pasos—. Ya sabes que no me gusta...
—Tengo hambre, a tu Dios no le va a importar mucho que esté vestido de esta manera —la interrumpo. Me gano una mala mirada de mi madre y un suspiro de papá.
—Insolente —espeta masticando sus palabras—, ¡vete a cambiar o no comes nada!
Regreso a mirar a mi padre para ver si es capaz de defenderme, sin embargo, él prefiere seguir bebiendo de su copa de agua junto a sus pastillas para su presión.
—Entonces no comeré —paso de ella antes que logre atraparme y ponerme de rodillas frente a ella para mi castigo.
De en dos escalones a dos escalones voy subiendo hasta mi habitación, pero esta acción no termina de suceder debido a las quejas que le da mi mamá a mi papá con respecto sobre mí. Me escondo en donde sé que ella no puede verme y me siento en unos de los escalones con mis piernas casi al pecho y con un gesto neutral.
—Este muchachito debe de ir a un reformatorio, ya no lo soporto —masculla, frustrada—. ¡Deberíamos de llevarlo a un retiro espiritual o algo por el estilo! No entiendo cómo tu mamá lo toleraba.
—Mi mamá siempre fue una mujer pacífica. Además de que le tenía un gran amor a Taehyung —responde mi papá calmado—. Solo es cuestión de que Tae madure.
— ¡¿Y cuándo será eso?! —espeta mi madre—. Llevo más de cinco años esperando a que madure, ya no lo soporto.
—No puedes decir eso cuando ni siquiera estás mucho tiempo en casa —contesta mi papá con mucha razón.
—Sí, claro, y tú eres el padre perfecto —responde con sarcasmo—. Bendita sea la mujer con la que este muchachito llegue a casarse, y Dios bendiga a sus próximos hijos.
—Taehyung no está interesado en eso, ya lo sabes.
—Algún día va a pasar. No va a vivir toda su vida con nosotros —vuelve a responderle mi mamá a papá con ironía—. En cuanto tengamos oportunidad, nos desharemos de él.
Sentí que ya había sido más que sucifiente escuchar ese tipo de palabras por hoy, me levanto de donde estoy y de un portazo les hago saber a ese par de señores que escuché todas las pestes que esa señora acaba de decir de mí. Nuevamente le pongo seguro a mi puerta y, con un poco de frustración, jalo las sábanas de mi cama para ya irme de una vez por todas a dormir.
Me quedo pensando en todas las palabras dichas por mi madre con respecto a mi comportamiento, hasta tuvo el descaro de meter a mi abuela y responsabilizarla, indirectamente, de lo que soy hoy en día. Mi mamá jamás supo cómo ser una buena madre, sé que siempre estuvo celosa de mi abuela por la manera tan distinta en cómo las trataba y cómo me comportaba; pero tenía razones para ser tan distinto con ambas partes, no era totalmente mi culpa haber crecido así.
Por aburrimiento, enciendo otra vez mi celular, espero a que funcione al ciento por ciento y las notificaciones vuelven a llegarme como bombas que deja congelado la pantalla de mi celular. Pocos minutos después, la pantalla ya vuelve a funcionar y abro la aplicación de Spotify para poner la playlist que mayormente logra hacerme dormir en tan solo cuestión de minutos.
Busco en el cajón de mi velador mis audífonos, los conecto a mi celular y comienzo a relajarme con las notas que suelta Fly me to the moon al inicio de la canción. Juego a que estoy tocando el piano a la misma vez que espero a que el cantante comience a decir el primer verso.
Fui cerrando mis ojos con calma mientras iba escuchando la trompeta junto a los otros instrumentos arrullarme hasta dormirme por completo.
***
La mañana siguiente hice la misma rutina de siempre antes de irme a la universidad: me levanté, me bañé, me cambié y fui a desayunar antes de cepillarme los dientes.
En la mesa habían muchas cosas que Sonmi había cocinado para nosotros tres, todo esto parecía un festín. Mi padre estaba sentado a un lado de la silla del centro que mi mamá solía usar, disfrutaba de su café caliente como si fuera el manjar más sabroso que su paladar pudo probar; sin embargo, eso fue hasta que me vio caminando a mi silla.
—Buenos días —empieza saludando él.
—Hola —respondo gélido. Tomo los cubiertos que están al lado de mi taza vacía y me sirvo una rebanada de tortilla de huevo.
Sentí la mirada de mi padre observando todo lo que hacía, lo cual no entendía por qué.
—Sobre lo de ayer...
Regreso a mirarlo al escucharlo tocar ese tema que jamás se atrevió a hablar conmigo cuando en anteriores veces también sucedía.
—Solo trata de ser un poco más flexible con Naia. Es una buena chica —dice tímido. Tuerzo mis ojos al volver a escuchar ese nombre—. Hasta podrías tratar de ser su amigo...
— ¿Y qué gano estando con ella? —replico—. Al final, no la voy a ver nunca más luego de que me gradúe.
—También si logras hacerlo —murmura sobre su taza.
— ¿Me dijiste algo?
—Sé que odias cuando te repito que demuestres que seas un buen alumno, que deberías de destacar entre todos, que si tienes algunos problemas con la materia me pidas ayuda a mí —su voz se va elevando a la misma vez que su gesto se vuelve más tenso—. Ya pon los pies sobre la tierra, Taehyung, ya no eres un niño.
Ambos tensamos nuestras mandíbulas. Nos matábamos con la mirada hasta que él desistió.
—Ya no te ayudaré a pasar de ciclo. Mejor ponte a estudiar, tus notas de ahora son muy mediocres. —termina de tomar el último trago de su café antes de levantarse de la mesa y dejar la servilleta de tela sobre esta—. Te esperaré en el auto, no tardes.
Las ganas de desayunar se me habían ido rápidamente. Cuando mi papá ya no se vio en el comedor, empujé un poco la mesa para liberar mi molestia. Pensé por varios minutos en lo que debería de hacer luego de hoy, ya no estaba contando con el apoyo de mi papá para pasar de año y terminar mi carrera aprendiendo absolutamente nada; podría salirme de la carrera, así ya no vería más a la chismosa de Naia y tampoco vería más a mi papá, pero si hago eso, quedaré en ridículo con mis amigos: ellos terminando una carrera siendo algo en la vida mientras que yo no soy nada. Tampoco es que mi padre me deje ir tan fácilmente de la universidad, primero me mata antes de sacarme de la universidad.
Juré que idiomas iba ser sencillo. Pensé que la carrera iba a ser bastante fácil, que podía con ella; pero en qué estuve pensando hace cuatro años, ni siquiera podía manejar el tema del verbo to be y así me lancé a estudiar otros idiomas, que más que llamarme la atención me aburren.
Me levanté de la mesa sin haber llegado a una solución para mi problema, fui otra vez al baño de mi habitación para cepillarme los dientes y agarrar mi mochila para irme hasta el auto de mi papá, que ya de por sí me está apurando cuando escucho el sonido de su claxon.
Salgo de mi casa y rodeo el auto de mi padre hasta llegar a la puerta del copiloto. Ni bien entro, mi padre enciende la radio de noticias para dejarme en claro que no íbamos a hablar durante todo el camino. Eso era mejor para mí, porque de esa forma podría calmarme y no estar de mal humor todo el día.
Saco mi celular de mi bolsillo para responder unos mensajes que mis amigos me habían dejado esta mañana y luego me paso a revisar otras aplicaciones para conocer las novedades. Veo que algunos compañeros míos habían ido a una reunión anoche, otra chicas habían subido indirectas que eran para mí —no por nada ponían en su descripción “KTH”—; a pesar de que haya desactivado la opción de menciones, esto no se detiene y ya es un poco molesto. Más si se trataba de Bang Yeong-ran.
Ella es la chica con la que me había besado el sábado pasado, y la cuál me invitó a comer con ella el día de ayer. En sí es muy linda, bastante guapa; pero todo lo que quiero ahora es disfrutar de mi juventud, probar un poco de todo sin ningún compromiso de por medio. Quizás cuando ya me aburre busque a una mujer con el que quiera pasar el resto de mis años, o sino dejaría en manos de mi madre que me busque una esposa; pero por el momento estoy muy bien como todo es ahora. Sin embargo, Yeong-ran no para de insistirme y ya es hora de ponerle un alto a esa chica.
Unos minutos más tarde, mi padre estaciona el auto en la segunda playa de la universidad. Él baja sin dirigirme ni una mirada y cierra la puerta para ya irse a su oficina. Por mi parte, hago lo mismo y me bajo del auto.
A lo lejos pude ver a Yeo-min con sus lentes de sol puestos y luciendo una falda de cuero junto a una blusa blanca que dejaba su hombro izquierdo descubierto. Ella era a la única que podría llamar como “Mi mejor amiga”, porque nos conocemos desde pequeños y hemos crecido juntos por el hecho de nuestras madres se conocen desde antes que nosotros habíamos sido planeados de existir.
No me sorprendería si es que mi madre termina escogiéndola a ella como mi futura esposa. No obstante, tengo la seguridad de que si eso llega a pasar, Yeo-min dirá que no a la propuesta, ya que nuestro cariño solo puede quedarse como amigos.
—Miren nada más a esa diosa de mujer —le digo con una voz burlona. Yeo-min, a parte de estudiar comunicación de marketing, también era influencer en sus tiempos libres—. ¡Thats one's Yeom Yeom, dame tu autógrafo!
—Claro que sí, plebeyo —Yeo-min sonríe de lado. Luego extiende sus brazos como una señal para que la abrace—. Hace meses que no te veo, ¿cómo has estado?
—Ahí, sobreviviendo con mi carrera.
—¿Tú? —Bufa inmediatamente—. Por favor, Taehyung, tu papá te hace pasar los ciclos.
—Me hacía pasar —le corrijo— los ciclos. Ahora ya voy a tener que valerme por mi propia cuenta estos últimos tres ciclos que me quedan.
—Bueno, sí estás jodido. —Chista. Sí, esa era la clase de amiga que Yeo-min era—. Pero esto te pasa por confiarte. Yo del señor Kim no te hubiese hecho pasar los ciclos así de fácil.
—Ya —mi voz suena más grave, como si la estuviese regañando por decirme lo obvio.
—Te duele escuchar la verdad pero así son las cosas, Tae.
—Lo sé —miro hacia otro lado antes de volver a hablar—. Me tocará jugarme con la nueva para salvar este ciclo.
Yeo-min abre sus ojos de par en par antes de sonreír de lado y darme un empujón con su codo. Ella es bastante curiosa con respecto a lo que pasa en mi vida, es como mi diario secreto humano, sabe absolutamente todo de mí.
—¿Cómo se llama?
—Naia Ponce —respondo de manera floja—. Mi papá me la presentó ayer, yo le dije un par de verdades, se enojó y le fui a decir a mi padre sobre nuestro cruce de palabras.
—¿Qué le dijiste? —Pregunta.
—Le hice saber que yo pienso que ella hizo algunos trucos para entrar a la universidad ya iniciado el ciclo —le cuento. Yeo-min se queda sorprendida luego de haberme escuchado.
—En pocas palabras le dijiste prostitura —asentí. Yeo-min no tarda en darme un golpe en la nuca antes de mostrarme su enojo—. Eres un idiota.
—Ya no importa —concluyo con el tema. Realmente no había sido tan escandaloso lo que le había dicho a Naia—. Ya me tengo que ir, tengo clase. ¿Comemos en la cafetería amarilla luego de clases?
—Voy a estudiar con un grupo de amigos. Otro día, Taehyung.
Luego de haber sido rechazado, Yeo-min me da un último abrazo antes de dejarme ir a mi facultad. Pasé por dos piletas de la universidad hasta llegar a mi edificio, este se dividía en dos edificios y yo debía de irme al de la izquierda.
Por las escaleras me encuentro a Bogum repasando la clase anterior. Él no es el de mejores calificaciones pero tampoco es el que está en el último puesto, por algo forma parte del medio superior. Bogum levanta su mirada y recoge sus cosas para irnos al salón T-208 que quedaba en el segundo piso.
—Oye, hay una fiesta el sábado en casa de Joo. ¿Irás? —Inquiere Bogum cuando ya estamos a nada de entrar al salón. Yo asiento a su pregunta antes de una chica de mediana estatura, cabello negro y largo se interpusiera en mi ingreso al salón—. ¿Yeong-ran, nos dejas pasar?
—Taehyung quiero hablar contigo, a solas. —Me dice a la misma vez que se hace un lado.
Aplano mis labios y niego la cabeza antes de seguir en mi camino. Bogum escoge las primeras filas para sentarnos como para molestarme, porque él sabe que no me gusta estar en la mira del maestro Oh.
Yeong-ran sigue con sus súplicas atrás de mí para hablar conmigo. Yo me hago el de oídos sordos puesto que podía hacerme una idea de lo que quería hablar conmigo; ella iniciaría diciendo lo que había publicado en sus estados, luego me diría lo obvio como que me lo dedicó a mí por tales motivos, y finalmente me confesaría su obvia obsesión por mí.
—¡Kim Taehyung, estoy hablándote! —Yeong-ran alza un poco más la voz. Había alcanzado mi límite.
Como yo ya me encontraba sentado en mi asiento, solo alzo mi mirada a Yeong-ran con pocas ganas.
—Habla entonces.
Yeong-ran siseó su mirada entre Bogum y yo hasta que soltó un suspiro y cerró sus ojos.
—Te dediqué un poema, en mis estados de Instagram. Sé que lo viste y espero que te haya gustado y que hayas sentido todas esas emociones que solo yo puedo darte —Yeong-ran comienza a hablar bastante rápido que se me hace difícil seguirle lo que está diciendo. Pero luego va tomando más confianza en sí misma y modera el ritmo de su voz—. Taehyung, sé que ambos sentimos una verdadera conexión en la fiesta donde nos besamos. ¿Podemos simplemente ser novios?
—Pensé que lo del beso había quedado en un simple beso y ya. No había sentimientos de por medio, o al menos en mi caso —replico, sonando confundido—. Y no, no podemos ser novios porque no quiero. Ya no insistas más.
—¡Taehyung te estoy declarando mi amor! —Grita Yeong-ran encaprichada. No podía creer que esto me estaba pasando.
—Ni aunque patalees seré tu novio. —Comienzo a reírme en la cara de Yeong-ran mientras me cruzo de brazos.
Es bastante cruel reírse de alguien que está confesando sus sentimientos hacia ti; pero Yeong-ran no entendía con mis palabras. Solo quiero ver si actuando indiferente o más patán de lo que puedo llegar a ser normalmente le deja en claro que no seré su novio.
La chica comienza a llorar y a montar un berrinche enfrente de donde yo estoy sentado. No sólo yo estaba incómodo con la escena, sino también Bogum, quien no demoró mucho en irse a los pupitres de atrás para dejarme solo con Yeong-ran.
—Taehyung, te aseguro que puedo ser una buena novia para ti —Yeong-ran se gana todas las miradas de nuestros compañeros cuando se coloca a mi lado y se arrodilla—. Haré todo lo que tú me digas. Sólo déjame demostrarte qué tan buena novia puedo ser.
—¡Ay, por Dios! —Dice la voz femenina de alguien escueta. La dueña de las palabras se abre paso entre algunos alumnos hasta ayudar a levantar a Yeong-ran del suelo.
Y lo que me faltaba para amargar mi día era ver a Naia metiendo sus narices en donde no le incumbe. Creo que ya se le está haciendo costumbre todo esto de meterse en mi vida sin necesidad alguna.
—Chica, no sé quién demonios eres, cómo te llamas o si estudias en este salón —Naia comienza a hablar con Yeong-ran enfrente de mí, como si fuese una madre protegiendo a su hija—. Pero te aseguro que este tipo del que ahora estás obsesionada, porque claramente no estás enamorada de él, será una persona insignificante más en tu vida. No te estanques sólo por un chico, y más si es Kim Taehyung —Naia regresa a mirarme con cierto repudio en sus ojos. ¿Y a ella qué le pasaba?—. No pasa nada. Hay más peces en el mar. Y mucho mejores.
Yeong-ran al principio estaba molesta y con sus ojos tristes cristalizados por el rechazo que le di a su declaración de amor. Sin embargo, luego de lo que Naia le había dicho, ahora sus ojos y sus gestos coincidían en el sentimiento, ella estaba molesta.
Da un paso más hacia mí y, en un abrir y cerrar de ojos, ella golpea su mano contra mí mejilla, logrando así que se me voltear a toda la cara.
—Oh Dios —escuché murmurar a Naia a la misma vez que se aguantaba una risa.
—¡Kim Taehyung, te odio! —Grita Yeong-ran, iracunda—. ¡Ojalá algún día te arrepientas de haberme hecho esto!
Y otra vez Yeong-ran vuelve a golpearme en la mejilla, pero esta vez en la derecha. Luego, se ajusta una de sus correas de mochila en su hombro antes de irse a su sitio.
Naia estaba a nada de irse con Lisa a otra parte del salón luego de que todas las personas que habían prestado atención a la escena de antes comenzaron a trasladarse a sus asientos; sin embargo, agarro a Naia de la muñeca e impido que se vaya todavía.
—¿Qué quieres? —Replica ella.
—Deja de meterte en mis cosas —la amenazo. Naia solo alza sus cejas antes de torcer sus ojos y bufar.
—Sí, claro. Como quieras.
—Chismosa —la ataco una vez más antes de soltarla. No podía dejar que en esta discusión ella ganara.
—Neandertal patético. —Responde con la misma hostilidad que yo antes de que se fuera a los primeros pupitres del salón.
Y bueno, tal vez otra vez haya ganado Naia. Pero a partir de ahora juro destrozarla y volverla en mi enemiga.
Naia había marcado su sentencia desde que me provocó hoy con lo de los peces en el agua. No hay mejor pez que yo en cualquier mar de cualquier chica.
*****
Ya había demorado en actualizar, pero he estado más al pendiente de otras cosas que he dejado olvidada esta historia jsjsjsjs Sepan perdonarme ✌🏻
Ojalá les haya gustado este capítulo; si fue así, comenta, vota y compártelo, que es lo más importante. De esa manera me estás demostrando que te está gustando mi trabajo y se agradece de antemano 💕💫
Y nada, gracias por haberme acompañado en otro capítulo más. Nos vemos en el siguiente, bais ✌🏻💜
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro