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𝟬𝟭 | Malos comienzos

CAPÍTULO 01

𝐓𝐀𝐄𝐇𝐘𝐔𝐍𝐆
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Nuevamente era lunes, el fin de semana había estado brutal y me decepcionaba mucho que se haya acabado tan rápido, ir a la universidad y estar en clases no era de las cosas que me entusiasmaban y me motivaban a levantarme de la cama. Pero no podía hacer nada, ya estaba vestido con unos pantalones chinos color beige, una camisa blanca lisa y encima de esta iba un suéter verde con manga cero.

Revolví mi cabello mientras bajaba las escaleras de mi casa. Salí de mi casa y me subí al auto de mi padre, quien era el decano de mi facultad, él puso en marcha su vehículo mientras que yo me colocaba mis audífonos para escuchar un poco de música y no la que estaba poniendo mi padre que solo me daban ganas de ir al baño.

—Será mejor que me escuches, Taehyung —Dijo mi papá, quitándome uno de mis audífonos—. Hoy ingresará una chica nueva a tu clase. Debes de ser amable con ella y no acosarla, por favor; intenta ser un poco más caballeroso.

—¿Por qué una chica está ingresando a la universidad a mediados de abril? —inquiero extrañado—. ¿Acaso el director de la universidad se volvió loco?

—Él y yo compartimos a una amiga en común. Ella tiene a una sobrina que es extranjera —me explicó a detalle. Pero igual no le encontraba la lógica—, se llama Naia Ponce. Y te pido a ti exactamente que la guíes por esta semana y le hagas compañía. Pero esto no significa que puedas hablarle de cierta manera que llegues a incomodarla, olvídate por un momento que aún eres un adolescente con las hormonas alborotadas y compórtate como alguien de tu edad, por favor.

—¿Por qué yo? Tienes a tus alumnos preferidos que se encuentran en el tercio superior y con quienes te llevas mejor que yo, pero quieres ponérmela a mí cuidado —digo molesto—. Y para colmo dices que no sea como yo, ¿qué sentido tiene?

—Solo te estoy pidiendo que seas amable con ella. Naia no es una más de tus conquistas, entiende eso —me recriminó. Giró un poco su cabeza para regresar a verme cuando habíamos parado en un semáforo—. Además de que esa chica puede ayudarte en tus estudios. Tan solo inténtalo y verás que tengo razón.

Luego de eso ya no le dije nada más a mi padre, dejé que él se encargara de seguir conduciendo hasta la universidad mientras que yo seguía perdiendo mi tiempo en mi celular. Minutos más tarde, llegamos a la universidad y fuimos hasta el estacionamiento de la facultad. Mi papá me dejó en la puerta del edificio como siempre y luego se fue a estacionar su auto en su lugar especial.

Debía de admitir que en mi facultad tenía muy pocos amigos con quién encontrarme a la entrada de este. Los que son más cercanos a mí son de la carrera de administración, informática y medicina; ninguno de ellos quiso cambiar su carrera solo por mí.

Fui hasta el salón de mi primera clase. Ahí estaban todos mis compañeros, unos estaban al pendiente de sus celulares mientras que otros charlaban en grupo sobre lo que hicieron en su fin de semana. Por mi parte, me fui hasta donde estaba Bogum, uno de los pocos amigos que tenía por aquí, él me alzó su mano y subí las escaleras hasta llegar a su sitio.

Sin embargo, una chica con la que había conocido el sábado en una fiesta —y con la que solo pude llegar a besarla—, se acercó a nosotros como si ella y yo tuviéramos mucha confianza. Apenas la conocía y sólo la había besado, sin quitar el hecho que no era mi tipo.

—Hola Taehyung —inició hablando animada. Yo le di una sonrisa fingida y luego fingí como si estuviese hablando con Bogum—. Taehyung, me preguntaba si hoy podíamos ir a la cafetería juntos.

—Lo siento, estudiaré con mi amigo. Tal vez para otro día —regresé a hablarle con cierto tono sarcástica. La chica hizo desaparecer su sonrisa de a pocos cuando escuchó mi respuesta—. Ahora, si no es mucha molestia, ¿podrías irte a otro sitio?

—Sí, claro. Lo siento mucho.

La chica se fue con la cabeza baja y se sentó lo más lejos posible de mí. Típico de todas las mujeres, cuando alguien las rechaza prefieren alejarse para ya no seguir sintiendo esa sensación de humillación y rechazo —salvo que algunas sí comienzan a vengarse de ti—. Bogum se quedó en silencio mientras miraba la misma escena que yo.

—¿Así que vas a estudiar? —inquiere burlón mientras me daba un codazo para llamar mi atención.

—Tú sabes que no es verdad. Por mí, el inglés y el francés se pueden ir mucho a la mierda —renegué frunciendo mi ceño—. Traducción e interpretación de idiomas es de las peores carreras que pueden haber.

—Aún me sigo preguntando cómo es que lograste salir de la escuela y de cómo es que pudiste entrar a esta carrera. —ladeó su cabeza a un lado y se rió de mí por última vez. Luego enfocó su mirada y su concentración en un libro que estaba leyendo, y para colmo en inglés.

Mi celular zumbó sobre la mesa de metal y luego mi pantalla se iluminó mostrándome la notificación. Era un mensaje de mi papá, desbloqueé rápidamente mi celular y leí el mensaje completo.

Decano Kim

Ven a mi oficina ahora
07:02 a.m.

—Bogum, ya regreso —él asintió y dejó su mochila en el asiento donde me había sentado.

Bajé las escaleras de los escritorios y salí nuevamente del salón. Bajé hasta el primer piso y me fui por el corredor de la izquierda, luego giré a la derecha y entré a la oficina de mi papá. Él me recibió como siempre y me pidió que me sentara frente a él.

—¿Por qué me llamaste? —pregunté.

—Naia está a nada de llegar, quiero que estés aquí para que la conozcas y puedas llevarla a su salón de clases. Ambos tienen el mismo horario así que es un poco más fácil que estén juntos —habló con urgencia mientras miraba su reloj y contaba los minutos de este—. ¿Tú ya estabas en tu salón o estabas con una chica?

—Me tienes prohibido estar con una chica cuando estamos en este edificio desde que esa maestra nos encontró en los baños. Obvio que estaba en mi salón —repliqué cruzándome de brazos.

—Tenías 17 años, Taehyung. Cuando seas padre me entenderás —afirmó.

—¿Y quién dijo que quería ser papá? —Respondí frunciendo mi ceño. La verdad es que no me puedo ver como un padre de una persona que es más frágil y vulnerable que yo.

—Con las cosas que haces no me sorprendería que algún día embaraces a una chica —sustentó dando por finalizada este debate—. En fin, ahora no recuerdo cómo llegamos a esta conversación si estábamos hablando de Naia. —suspiró cansado mientras dejaba algunos papeles a un lado—. Ya sabes, sé amable con ella. No busques dobles intenciones con ella.

—¿Por qué estás tan seguro que me va a gustar esa chica? —espeté ya cansado por la constante advertencia de mi papá a ese tema.

Él iba a responder lo que le había dicho, pero en eso sonó la puerta de su oficina. Su secretaria apareció en el lugar, ella estaba escoltando a una chica de tez trigueña con cabello castaño y de ojos marrones.

Oh mierda... Ahora lo entiendo.

Regresé a mirar a mi padre y él estaba con esa sonrisa y esa mirada con la que me decía que tenía razón. Otra vez él había ganado. Luego mirarme de soslayo, miró a la chica que entró a su oficina; él la invitó a sentarse a mi lado mientras buscaba unas cosas en sus cajones.

—Me da gusto que hayas venido, Naia. Tu bienvenida estaba prevista para la semana pasada si no me equivoco —inició hablando mi papá. Naia sonrió de lado bajó la mirada antes de responderle.

—Ocurrieron ciertas cosas que me pasaron. Tuve que aplazarlo para este día, lo siento mucho por esa molestia —se disculpó. Mi papá volvió a sonreírle y luego le entregó su horario—. Muchas gracias, señor Kim. Otra cosa, no sé si le había comentado mi tía sobre ese asunto que... Bueno, sobre el taller de danza. ¿Aún tengo oportunidad de ingresar?

—El ingreso al taller es mediante unas pruebas. Aquí en la universidad contamos con un equipo de baile para cuando hayan competiciones, y bueno, creo que ya sabes todo acerca de las pruebas. Te presentas frente a los miembros del grupo, les muestras tu coreografía y ellos decidirán si te escogen —Naia asintió a las indicaciones de mi padre y recibió otros papeles que él le dio acerca del taller de danza—. Espero que tengas buena suerte para ello.

Ambos siguieron hablando muy fluidamente, tanto así que me estaba dando la impresión de que mi papá se había olvidado de mí. A parte de que me pide ser el guía de esta chica, tiene tamaña desfachatez de no hablar de mí con la chica para que ya no me sienta como un insecto raro entre ellos.

Es por eso por lo que interrumpí su conversación con un carraspeo que fue demasiado obvio para mi papá. Él me miró por unos segundos y ahí entendió lo que quería lograr con este llamado de atención.

—Lo había olvidado Naia —Sonrió gentil a la chica y luego me señaló con la palma de su mano—. Él es Kim Taehyung, mi hijo. Taehyung te ayudará a que conozcas un poco mejor la universidad. Puedes contar con él en todo momento, ¿no es así hijo? —Asentí mirándolo a él. Naia extendió su mano para saludarnos y yo sonreí con gentileza, aunque creo que me salió un poco coqueta la sonrisa—. Mi hijo es un chico muy educado por lo que no debes de preocuparte si debieras o no confiar en él.

Educado dice, sí Juan.

Tiempo después, cuando las clases estaban a punto de comenzar, mi padre nos permitió que nos vayamos de su oficina. Naia tomó sus cosas y salió del lugar sin antes agradecerle otra vez a mi padre por todo lo que estaba haciendo por ella.

Ni por mí había hecho tanto.

Caminamos de regreso al salón. Naia me fue preguntando las cosas básicas como por ejemplo dónde se encontraba el baño, si debía de pedir permiso para ir a hacer —cosa que nadie hacía—, entre otras cosas. Llegamos al segundo piso y ahí le mostré lo que eran los salones teóricos y los salones en donde había equipos de práctica para ciertas clases.

Entramos al salón de Lengua y Cultura, en donde había estado antes de que mi padre me mandara el mensaje. Naia fue detrás de mí y trató de pasar de desapercibida, pero igual algunas chicas se dieron cuenta de su existencia con tan solo verla cerca de mí. Algunos chicos también se le quedaron mirando, algunos asombrados, otros solo la miraron por unos segundos, y otros ya estaban siendo morbosos con su mirada.

Por supuesto que Naia se dio cuenta de eso y trató de esconderse detrás de mí. Por mi parte no hice mucho, ya que mi deber con ella es solo de mostrarle el edificio completo y otras partes de la universidad; hasta ahí terminaba mi servicio de voluntariado —que ni siquiera fui voluntario para esto, pero bueno—, no iba a ser también su guardaespaldas.

—¿Jamás han visto a una estadounidense? —musitó cerca de mí.

—Es que eres extraña. Ninguna universidad permite que alguien ingrese un mes y medio después que todos los alumnos —Respondí subiendo los escalones hasta llegar a mí asiento anterior. Naia intentó sentarse a mi lado, pero le señalé que ya estaba ocupado—. Desde aquí empezarás a cuidarte por ti misma. Luego te mostraré los demás salones.

Naia asintió y se fue a los asientos de atrás al notar que la mayoría de los escritores del medio estaban ocupados. Aun así, pude notar que algunos chicos y chicas continuaban examinándola con la mirada.

—¿Y esa chica quién es? —me preguntó Bogum mientras regresaba a mirarla y le regalaba una de sus mejores sonrisas—. Es linda.

—Es una alumna nueva —le respondí sin haberme extrañado de su reacción cuando le dije sobre quién era—. Lo sé, suena bastante raro y es bastante raro. Mi papá supuestamente conoce a la tía de esta chica y le hizo un favor; pero tú y yo estamos de acuerdo que nadie, literalmente, ningún estudiante, puede ingresar tiempo después que los demás y luego sentirse igual que los otros.

—Bueno, eso es lo que importa de menos. Parece ser alguien como tú, yo saldría con ella si estuviese en tu lugar —aseguró dándole una última mirada a Naia antes de que el maestro entrara al salón.

El profesor Sook inició dándonos un saludo a todos nosotros, luego miró un papel en blanco y lo leyó:

—Según me avisa el decano, tenemos una nueva alumna en clases. Naia Ponce, puedes presentarte —la buscó entre todos nosotros hasta que dio con ella y le pidió una breve introducción de sí misma.

—Me llamo Naia Ponce, como ya han escuchado. Soy de Estados Unidos, San Francisco y actualmente vivo solo con mis tías. También tengo pasatiempos como el baile, adoro mucho moverme constantemente —se expresó. Algunas chicas fueron maleducadas al hacer el ademán de que se estaban durmiendo con su presentación, otras simplemente estaban fingiendo que les estaba interesando—. Y creo que eso es todo lo que les puedo decir ahora.

—Muchas gracias, Naia. Estoy seguro de que podrás contigo misma en esta nueva experiencia. Bienvenida —Dijo el maestro antes de ver la mano alzada de la misma chica con quien estuve hablando anteriormente—. ¿Minju, tienes alguna pregunta para mí o para tu compañera?

—Naia dice que es de Estados Unidos, por lo que es obvio que sabe inglés. Los trabajos que usted nos deje con ese idioma, ¿la nota va a ser igualitaria para todos o van a haber preferencias? —Preguntó Minju generando incertidumbre entre todos los alumnos. Los murmullos empezaron a aparecer y las miradas hacia Naia fueron más constantes—. Porque si es así, profesor, ¿de qué sirve que nos esmeremos si tenemos a alguien aquí que sepa manejar muy bien el idioma?

El maestro pidió silencio en el salón antes de volver a hablar y responder la pregunta de Minju; sin embargo, el maestro le dio pase a Naia para que hablara.

—Con todo respeto a esta chica, según tengo entendido que esta clase es para inglés y francés. Podré saber a la perfección la gramática del inglés, pero yo aquí también vengo a aprender otro idioma —contestó con seguridad. Regresé a ver el rostro de Minju y ella estaba con el ceño fruncido al escuchar la respuesta de Naia.

—Tu compañera tiene razón, Minju. —concluyó el maestro y luego caminó hasta su atril para iniciar con la clase—. ¿Alguien más tiene una pregunta antes de iniciar con la clase? —nadie dijo nada y el profesor lo tomó como una respuesta—. Bien, entonces ya podemos iniciar con la clase. Hoy también seguiremos con el tema de los planos del lenguaje, pero antes de seguir en dónde nos habíamos quedado, quiero que uno de ustedes me diga lo que saben.

No hace falta decir que nadie de los que estaban aquí sabía, o siquiera se acordaba de lo que estaba diciendo el profesor. Yo por mi parte ni siquiera podía diferenciar las clases, porque todas se parecían en algo y hacía que me confundiera más; trataba de entender, pero no podía.

Algunos de los demás chicos dieron sus intervenciones que fueron cortas, muy cortas. El maestro empezó a cambiar su cara de estar feliz a una seria. Suspiró varias veces y se jaló algunos cabellos de manera disimulada.

No obstante, la última participación que aceptó fue la de Naia. Y ahí fue dónde cambió todo.

—El plano del lenguaje se le considera como biplánico, ya que se está hablando de la lengua y del habla. Ahí intervine lo que serían las estructuras de los signos verbales, los arbitrarios, intencionales y convencionales. Y todo esto es con el fin que dos agentes formen parte de una misma comunidad lingüística. Aunque estos pueden variar gracias a las diferentes variaciones y niveles de la lengua. Por ejemplo, la escritura coreana de ahora no es igual que la de siglos pasados, al igual que el lenguaje coloquial. O como poner a hablar a una persona de Seúl con otra de Busan, por ejemplo, cada ciudad tiene su forma de pronunciar las palabras y no por eso significa que está mal —finalizó su intervención. El maestro volvió a sonreír después de haberla escuchado.

—Su compañera no pudo haberlo explicado mejor. Excelente, Naia —la felicitó el maestro mientras compartía la pantalla de su computadora mediante el proyector del salón—. Ahora vamos a hablar de las variaciones y niveles de los planos del lenguaje. Guiémonos por lo que dijo su compañera Naia, ¿bien?

El maestro comenzó a explicar su clase. Bogum estaba tomando nota de cada cosa que el profesor estaba explicando, mientras tanto yo estaba perdiendo mi tiempo en otras cosas que se me venían a la mente. Realmente no me gustaba esta carrera y ahora me arrepiento de haberla escogido.

***

Las dos primeras horas habían terminado, Naia otra vez estaba a mi lado para que le siguiera mostrando las instalaciones del edificio. De vez en cuando nos dirigíamos una que otra palabra y entablábamos una conversación, pero solo duraba muy poco.

—¿Está funcionando este recorrido? Porque veo tu cara y no me das seguridad de que estés entendiendo todo lo que te voy mostrando —le dije cuando la miré de soslayo y tenía la misma cara desde que salimos de la última clase que tuvimos.

—Esta es mi cara de siempre, no tengo otra —contestó—. Además, solo me estás mostrando los salones, no es que me estés explicando un problema de matemáticas como para preguntarte algo que no estoy entendiendo. Tampoco es mi primera vez visitando una universidad, sé cómo funcionan las cosas.

—Ya que estamos hablando de universidades y de que esta no es tu primera vez pisando una —reiteré en la última cosa que ella dijo—, ¿cómo es que llegaste aquí? Estamos en el cuarto año de la carrera y tú estás aquí. No me malentiendas, eres muy buena, pero lo normal sería que repitieses todos los años de la carrera.

—¿Tú te estás encargando de mostrarme la universidad o hacerme un interrogatorio? —Respondió evadiendo mi duda. La miré con una mala cara y trataba de repetirme varias veces lo que mi papá me había advertido—. No voy a contarte mi vida como si fuéramos amigos de toda la vida. La manera en cómo llegué aquí solo lo sé yo y nadie más.

—Naia es tu nombre, ¿cierto? —Digo mientras otra vez regresaba a mirarla.

—Se supone ¿no? —contestó de manera sarcástica.

—Mira, estoy tratando de ser amable, pero tú no estás ayudando. Deja de comportarte de esta manera conmigo si no quieres conocer como realmente soy —coaccioné y paré de caminar. Ella sonrió de lado y se acercó a mí—. ¿Y ahora de qué te ríes? Estoy hablando en serio.

—¿Sabes? Creo que ya puedo decir con toda seguridad que te conozco. Solo han pasado unos... ¿Veinte minutos? Que hemos estado juntos y ya deduje tu actitud —me miró con soberbia y volvió a sonreír. Realmente me estaba volviendo loco con sus gestos que no estaba entendiendo—. Quieres tener el control de las cosas, no quieres que nadie te responda como tú probablemente lo hagas. Detestas conocer a alguien como yo, porque se te hace difícil ser dominante con esta persona; y en este caso sería conmigo. Te crees que puedes tener el control de las cosas solo por ser tú, y escondes toda esa actitud tuya con esos atuendos que vistes. Pareces un payaso.

Ella había colmado la paciencia que estaba tratando de mantener desde que empezamos a hablar. La tomé de los brazos y la estampé contra la primera pared que estaba a sus espaldas, ella abrió los ojos y luego ancló su mirada con la mía. Noté que estaba temblando del miedo.

—Te haces ver muy valiente cuando hablas, pero ahora solo estás temblando como una cobarde —Sonrió de manera ladina mientras seguía viéndola ser tan débil frente a mí—. Te voy diciendo que a mí me vas a respetar, no vas a comportarte como a ti se te dé la puta gana. —mascullé, hice fuerza en mi agarre y ella seguía inmóvil—. Realmente no sé cómo es que te dejaron estar aquí, o qué es lo que hiciste para pasar como alguien más del montón en mi clase; aunque ya puedo hacerme una idea. Tú dime, ¿qué tan descarada tuviste que ser para acostarte con el director?

Naia abrió sus ojos e hizo que la soltara de manera repentina. Ella con la palma de su mano me proporcionó un golpe en mi mejilla izquierda antes de volver a hablar.

—Quiero que sea la última vez que te refieres a mí de esa manera. Tú no sabes nada, absolutamente nada de mí como para que te des el derecho de juzgarme sin tener la más mínima idea de las cosas —espetó furiosa. Luego se alejó de mí y ya no la pude ver más.

Odiaba a Naia Ponce.

***

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