
u n o
Las personas siempre se quejaban de sus vidas, decían que la vida era injusta con ellas. ¿Pero por qué no solo afrontaban la realidad? Aunque yo no conocía mucho de la realidad, pero estaba feliz por la vida que tenía, unos padres amorosos, pero a la vez estrictos, amigos que siempre me apoyaban y siempre me aconsejaban. ¿Qué más podía pedir? También tenía los mejores estudios, todo estaba bien.
- Min Yuni, ¿me estás escuchando? - parpadeo varias veces y veo a mi madre de reojo.
-Lo hago mamá, no te preocupes por eso -
-Espero no tener que estar detrás de ti, sé que eres inteligente, tu padre y yo nos esforzamos para que tuvieras los mejores estudios -
-Ya te lo dije mamá, no tienen por qué preocuparse, ahora mismo no me gusta ningún chico - sonreí mientras guardaba mis últimos libros.
-Yuni, lo hago por tu bien, lo sabes, nosotros solo queremos lo mejor para ti-
Sonreí mientras dejaba de hacer lo que estaba haciendo y me senté en la cama. Palmeé a un lado de mí, mi madre se sentó ahí.
- Sé que ustedes se sacrificaron mucho para darme lo mejor, y en verdad que estoy agradecida, es por eso que siempre doy lo mejor de mí en mis estudios para darles las mejores notas. -
Sabía que mi madre solo estaba preocupada, eso lo entendía bien.
- Yuni, eres la mejor hija - me abrazo.
- ¿Será porque soy la única hija de ustedes? - reí.
-Sí, tal vez, bueno, iré a prepararte el desayuno antes de que te vayas, no sé hasta cuando te veremos -
-Mamá, vendré cada fin de semana, solo tengo que estar en las habitaciones de la universidad entre semana, así que no será mucho tiempo -
Ella asintió, pero su mirada se cristalizó. Mi madre salió de mi habitación y cerró la puerta detrás de ella. Me levanté de la cama y seguí con lo que hacía.
Hoy entraría a la universidad, aunque mañana empezaría las clases, hoy sería el día para acomodarse en las habitaciones. Mis padres escogieron esa universidad, y yo escogí la especialidad, enfermería. Estaba feliz de poder vivir 'sola', pero a la vez estaba triste por dejar a mi familia. Veinte años viviendo con ellos, sería difícil independizarme en un futuro, por completo.
Al menos haría el intento, ¿qué podía salir mal?
[...]
-Cuídate mucho hija, visítanos apenas salgas de tus clases -
-Lo haré mamá, papá, los quiero mucho-
Los abracé a ambos, me separé sonriendo y tomé mi bolso de mano junto con mi maleta la cual tenía un par de llantitas. Me adentre a la universidad, dirigiéndome a mi habitación, daba gracias a Dios por tener una habitación individual así podría alojarme sin preocupaciones.
Al principio dude de mudarme aquí, pero sería mucho mejor estar cerca de la universidad, claro, vivir aquí era una opción, podía seguir viviendo con mis padres, pero así estaría mejor.
Cuando entré al edificio busque mi habitación según lo que decían los papeles, mi habitación estaba en el tercer piso, así que tendría que tomar el ascensor. Así lo hice llegando a mi piso y después a mi habitación,
Abrí con cuidado la puerta y arrastré mi maleta dentro de la habitación, cerré la puerta detrás de mí. Miré todo a mí alrededor, solté un suspiro y sonreí. No era la mejor habitación que pueda existir, pero se podía respirar tranquilidad. Había pocas cosas, pero era lo básico, una cama individual, una televisión, un baño, un balcón y una pequeña mesa para dos personas, y además un escritorio con una lámpara, la cual sería mi compañera en mis noches de desvelos.
A lado de la puerta del baño había un ropero pequeño, donde pondría mi ropa. Era básicamente poco lo que había, pero nunca me había sentido mejor. Miré el reloj de mi muñeca, tenía tiempo suficiente para ir a la tienda de conveniencia y comprar una cena pre-hecha, y después guardar mis cosas.
Así lo hice, dejé mi bolso de mano en la cama y la maleta a un lado, solo llevé conmigo las llaves y algo de dinero. Salí de mi habitación y cerré con seguro, bajé por el ascensor y salí de mi edificio. Me dirigí a la tienda de conveniencia que había visto al llegar aquí.
Hoy tendría que dormir temprano, pues mis clases empezaban temprano mañana. Estaba feliz por eso.
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