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-Sí mamá, ya voy en camino, sí, todo está bien, ok, nos vemos más tarde -

Colgué la llamada. Mi madre me había llamado preocupada por mi tardanza, también me preguntó en dónde estaba para que me vinieran a buscar. Casi me estaba comiendo mis uñas de los nervios.

- ¿Tu madre no sabe dónde estás? -

-No, solo salí y le dije que venía a ver a un amigo -

-Vaya, si supiera que su hija está cuidando de un delincuente -

Jimin sonrió como si eso fuera de mucha gracia. Sus palabras no hicieron más que hacerme recordar que si ellos se enteraban, cosas malas pasarían. Mis nervios aumentaron.

Miré hacia el sofá donde estaba descansando Jungkook, dormía ahora más tranquilo y la fiebre había cedido. Tal vez era hora de que yo regresara a casa, así evitaría algunos problemas.

-Creo que a partir de ahora te puedes hacer cargo, ya solo tiene que tomarse cada seis horas estos antibióticos y analgésicos, también tiene que beber mucha agua -

- ¿Por qué no te quedas tú? Seguro que se lo toma mejor - negué suavemente.

-Yo no puedo quedarme, el tiempo lo tengo contado, pronto tendré que regresar a la universidad... - me callé cuando me di cuenta que estaba hablando de más.

-Así que eres universitaria - Jimin sonrió.

-Me tengo que ir -

Guardé mi teléfono en mi bolsillo del pantalón y salí de ahí, dejando a Jimin con Jungkook, seguro que sabe qué hacer. Había hecho la gran parte yo, así que solo debería mantenerlo estable.

Caminé de regreso a casa con un paso más tranquilo, las palabras de Jungkook aún rondaban mi cabeza. ¿Cómo era posible que él me pidiera quedarme con él cuando apenas y lo había conocido?

Aunque he de admitir que él no estaba nada mal, era guapo y tenía un cuerpo muy bien trabajado, pero había un problema. Él no era exactamente la definición de novio que tenían en mente mis padres. Ahora mismo las cosas se podían poner peligrosas si se enteraban que yo cuidaba de alguien como él, pero él... Estaba tan solo.

Jimin estaba con él, claro, pero Jungkook no parecía confiar en nadie. Debería ser tan doloroso y solitario ser él. ¿Qué pudo pasar para que se convirtiera en algo como él?

Cuando llegué a casa mis padres me bombardearon con preguntas varias, yo solo dije que era un amigo quien necesitaba mi ayuda. Nada más, ellos no podían saber dónde y con quién había estado. No cuando ni siquiera yo sabía quién era él.

[...]

Varios días después...

La estadía en casa de mis padres fue buena, aproveche todo lo que me quedaba de tiempo. El domingo por la tarde tuve que regresar a mi habitación en la universidad.

Hoy era un día entre semana, las clases habían terminado y yo me estaba dirigiendo hacia mi habitación, entre al edificio, pero el vigilante me detuvo.

-Señorita Min, ¿ya de regreso? -

-Hola, si ya, las clases terminaron un poco antes - le sonreí.

-Qué bueno, por cierto, alguien la está esperando en la sala de espera, ¿los conoce? -

Alce ambas cejas algo confundida, mire hacia donde me señalaba, casi me ahogo con mi propia saliva al ver quienes estaban ahí.

-Ah, sí... No sé preocupe, son... Amigos - le sonreí de una manera algo forzada.

Me despedí del señor vigilante y me encaminé hacia ellos. Jimin me sonreía de manera amable mientras que la otra persona a lado de él se mantenía al margen, mirándome con el ceño fruncido.

- ¿Qué hacen aquí? - pregunté nerviosa.

-Quería verte - señaló Jimin a Jungkook.

-Hijo de... - empezó a decir Jungkook.

-No deberían estar aquí, me meterán en problemas - y no porque no pudieran estar aquí, sino porque si alguien les decía a mis padres...

-No te preocupes, yo esperaré fuera, que se diviertan -

Jimin se despidió de nosotros, hizo caso omiso a mis palabras. Incrédula me gire a Jungkook.

-Estoy cansado, llévame a tu habitación -

-No puedo -

-No te estoy pidiendo permiso, es una orden -

Y ahí estaba esa persona que había conocida en el callejón, esa persona mandona y desconfiada.

Algo dudosa lo hice caminó conmigo hasta el elevador, donde presioné el botón de mi piso. Cuando llegamos, salimos del elevador y camine hasta mi habitación, Jungkook siguiéndome. Me detuve en mi puerta y rebusqué mis llaves, abrí la puerta y entré, dejando que él también entrará.

-Nada mal - fue lo primero que dijo.

- ¿Qué haces aquí? -

-Te lo dijo Jimin, ¿no? -

- ¿Y la verdad? -

-Esa es la verdad - Jungkook se sentó en mi cama.

-Jungkook, enserio... -

-Yuni, te lo dije ¿no? Eres mía y no te dejaré jamás -

Abrí mis ojos a más no poder, sorprendida por eso. Se suponía que él estaba delirando de fiebre y no recordaría nada. Pero estaba equivocada.

-Yo jamás acepte -

-Lo hiciste en el momento que decidiste no hacerle caso a Jimin e irte en ese momento que él te dijo -

-Estabas despierto -

Jungkook sonrió de lado, se levantó de la cama y se encaminó hacia mí. Di un paso atrás y choqué con la puerta. Un Déjavú paso por mi mente.

-Hay cosas que tienes que aprender aún, la primera lección es que siempre debes estar alerta, aún y cuando te estés muriendo -

Sus manos apresaron mis mejillas. Él tenía que agachar su cabeza un poco para poder mirarme, era demasiado alto y tenerlo cerca me hacía dejar de pensar.

Observe sus ojos y fue como si me hipnotizara, el tiempo no tuvo lugar en ese momento. Su sonrisa ladina me hacía observar fijamente sus labios, los cuales a los pocos segundos se posaron en los míos.

Un movimiento lento y algo suave, pero después pasó a uno apasionado y profundo me hicieron temblar. Mi cuerpo lo sentía cosquillear. Él besaba muy bien, y mis labios pedían más de ese contacto. Me estaba dejando llevar, pero eso no importaba en ese momento, quería más, más de ese contacto que jamás había experimentado.

¿Si me dejaba llevar que pasaría? ¿Habría fatales consecuencias? ¿Por qué sentía que estaba a punto de hacer un pacto con un demonio?

Las preguntas eran muchas, pero Jungkook me hacía olvidarlas a los segundos...

Muy tarde...

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