Cregan había soñado con ella casi toda la vida.

La primera vez él tenía ocho años y había soñado con una niña como de cuatro años en lo que parecía un jardín, arrancaba las malas hierbas bajo un sol esplendoroso que Cregan jamás había soñado.

Tenía las mejillas regordetas y la piel bronceada como una Dorniense, pero sus ojos verdes eran los más brillantes que jamás había visto.

La segunda vez que vio a la niña en sus sueños, fue la noche en que su padre, Lord Rickon Stark murió. Cregan se había quedado dormido mientras lloraba a su padre, la niña estaba en una habitación muy pequeña, casi como un depósito. En sus brazos tenía un peluche de ciervo, ella cantaba una suave canción.

La tercera la vio con una extraña túnica y un vestido que le llegaba a las rodillas y sus piernas cubiertas por medias grises. No parecía mayor a doce años, en sus manos tenía una espada de plata con rubíes incrustado, estaba con el rostro rasguñado pero su mirada parecía destilar fuego hacia un enemigo invisible.

La cuarta vez, más de cuatro años después de la muerte de su esposa luego de traer a Rickon al mundo. Se sentía mal soñar con una mujer tan cerca del fallecimiento de Arra. Pero ella ya no lucía como una niña, lucía como una dama de alta cuna.

Llevaba un vestido que parecía ser hecho de estrellas, el color azul y destellos plateados contrastaba con su piel bronceada y la oscuridad de la noche donde nevaba ligeramente. Los copos de nieve cayendo sobre su largo y sedoso cabello negro mientras sus ojos brillaban.

Soñó por quinta vez en un escenario raro. Había un lago en pleno invierno y una extraña cierva plateada que se posaba sobre el lago congelado. Vio a la chica, romper el hielo y regresar a la orilla para quitarse la extraña ropa, solo quedando en trozos de telas que cubría su intimidad y sus pechos, Cregan notó un guardapelo en medio de sus dos pechos.

La vio sumergirse en el lago y luego salir con la misma espada de plata y rubíes.

Cregan se levantó de su sueño, por sexta vez soñó con ella, luciendo como una guerra con criaturas que se asemejan a las leyendas de Los Otros. La misma espada de plata, cortando los cuerpos a la mitad mientras que una su mano libre tenía una especie de palo con los que le prendía fuego. Encima de ella había un ave envuelta en fuego que peleaba al lado de la chica.

Cregan se ha preguntado por qué todos estos años ha soñado con ella.

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Sirius miró al rey frente a él.

—¿Sabía del parentesco de ella? — preguntó el rey sumamente cansado.

—No. James y Lily dijeron que habían desmemoriado a la prostituta que los descubrió rescatando a Emma — contestó Sirius — Luego regresaron a nuestro mundo donde la adoptaron mágicamente. De una bebé abandonada pasó a ser Emma Lilia Potter.

—Emma— el rey pareció sonreír — Un nombre encantador. — su sonrisa decayó — ¿ Cómo es ella?

—Como si la estrella más brillante del cielo hubiera bajado a la tierra para iluminar la vida de todos — contestó Sirius — Emma fue el pequeño milagro de James y Lily luego que Lily fuera maldecida con magia oscura por una bruja demente.

Sirius recordó a Lily diciendo a James en lágrimas que podía repudiarla como esposa y buscar a otra esposa. James negó con la cabeza abrazándola, diciendo que no importa si son solo ellos dos hasta que día de su muerte, que el apellido Potter muriera antes de separarse de ella.

—¿ De dónde la conocen?

—Ella es la hija de mi mejor amigo, James — respondió Sirius mientras buscaba la fotografía que llevaba con él siempre. Con cuidado la abrió.

Fue el primer cumpleaños de Emma, encerrados en Godric Hollow. La imagen mostraba a James y Lily, cada uno a lado de bebé Emma, James tenía un gorro de cumpleaños con una enorme sonrisa, Lily besando una de las regordetas mejillas de Emma.

La pequeña Emma sentada en un comedor bebé, con un vestido rosa y el cabello con un listón del mismo color, el pastel era uno pequeño con una vela dorada.

Sirius le pasó la fotografía al rey, una lágrima bajó por el lado algo sano del rey demacrado.

—Se ven felices.

—Fueron felices esos año y medio — dijo Sirius — Estábamos en una guerra. Había una especie de profecía que fue lanzada y dos bebés fueron señalados como la perdición de un mago tenebroso.

—Emma

—Ella fue una. La profecía decía que la señalaría como su igual — contestó Sirius —Una noche ese mago fue hacia donde estaban escondidos, mató a James y Lily que trataron de protegerla. Emma sobrevivió y el mago desapareció, yo fui quien sacó a Emma de las ruinas que quedó su hogar.

Sirius se quedó callado.

—Emma es una niña maravillosa y amable como lo fueron James y Lily — continuó Minnie — Talentosa en el vuelo y las pociones, muy leal a quienes consideran como su familia. Muchas personas la estiman mucho.

Los tres se quedaron en silencio, el rey parecía destruido, dejó la fotografía en su regazo mientras negaba con la cabeza.

—Nunca pensé que Rhaenyra sería capaz de dejar a su hija recién nacida en un burdel — dijo el rey claramente decepcionado — Nyra, a quien vi amar a todos sus hijos desde el primer minuto que llegaron a la vida. Ella misma le enseñaba, nunca uso una ama de cría para los niños. Ella que un mes después de nacimiento los llevaba a volar en Syrax.

Nadie dijo nada, Sirius quería comentar el Emma vio a la perra desalmada en el espejo de Oesed detrás de James y Lily. El deseo de una familia, pero esa perra no merece ser mencionada.

—¿Dónde está ella? — preguntó el rey

—Al otro lado del portal — dijo la profesora McGonagall — Tenemos a la defensa vigilando el portal. Hay una señal, cuando sea activada tendrán que cerrar el portal. Aun si el grupo aún está del otro lado.

Sirius vio como el rey se preocupó.

—Pero Emma ha sobrevivido a cosas iguales — dijo Sirius — Confió que mi niña llevará a salvo.

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Aemond siguió a Ser Criston.

Lo vio mal, perdido, poseído. Sin pensarlo siguió a su maestro, el hombre a quien consideraba un padre. Él le ordenó que lo obedeciera, porque estaba a punto de cruzar un portal a un ambiente desconocido.

Lograron encontrar el lugar del portal, cerca de la vacía playa cerca de Red Keep. Había un grupo de cinco magos y brujas, todos llevando espadas de plata pulida, en posición de defensa.

Un pelirrojo de cabello largo y cicatrices en el rostro los apuntó con la espada.

—Este no es un lugar seguro — dijo el sujeto pelirrojo — Deben irse.

—Venimos a buscar a Emma Potter — dijo Ser Criston determinado.

—No pueden estar aquí — dijo otro sujeto, arrastrando las palabras. Era alto y de hombros anchos — por su seguridad.

—Déjalos Viktor — dijo una chica. Aemond no pasó por alto que era baja, con el cabello rubio, casi nieve y con enormes ojos azules soñadores. En sus manos llevaba una especie de farolito con un fuego entre azul y violeta — Serán de ayuda.

—Luna — dijo otro pelirrojo. De nariz respingada y muchas pecas en el rostro — No podemos tener a nadie que interfiera. Órdenes de Emma.

—Ron tiene razón, Luna — dijo el pelirrojo con cicatrices — Sus espadas no servirán.

Aemond vio como la chica llamada Luna iba a decir algo, pero el fuego en su farolito se apagó. Todos los magos abrieron los ojos en sorpresa.

—¡Es la señal! — gritó el de voz tosca.

Los siete magos alzaron sus espadas y las varitas. La señorita Luna sacó una especie de roca con un símbolo extraño en su mano y sus ojos destellaron de nervios.

Aemond esgrimió su espada al igual que Ser Criston. En un momento dos magos salieron del portal sobre escobas con bolsos colgando en sus espaldas, luego otros dos más y luego una chica con una espada colgando en su cadera.

—¡¿Dónde está Emma?! ¡¿Dónde está Emma?! — gritó un mago de cabello castaño y ojos ligeramente verdes.

Aemond vio como Ser Criston se quiso acercar pero la chica Luna lo tomó del brazo negando con la cabeza, antes que Ser Criston tuviera oportunidad de apartarla. Una bola de fuego salió del portal cayendo cerca de la arena.

—¡Luna! — gritó alguien. Aemond vio como la bruja lanzó la roca y el portal empezó a cerrar ante los ojos de todos, con humo flotando hasta que desapareció por completo.

Los magos dejaron caer sus espadas y los que estaban en escobas bajaron cerca de la bola de fuego que se había consumido. Un extraño pájaro, grande en rojo y naranja, que parecía ser de fuego se elevó.

Aemond vio a una chica tratando de ponerse de pie.

—Emma — dijo Ser Criston dejando caer su espada.

—Estoy bien — dijo la bruja. Ella dio un paso con su pierna derecha, pero se escuchó un crujido, el hueso de la pierna derecha atravesó la carne, soltando ella un alarido de dolor.

Se escuchó un ¡ Potter ! por parte de un rubio albino. Ser Criston empujó al chico de cabello castaño y arrodilló ante la bruja.

Ser Criston no dijo nada, casi le toca el rostro pero los dojos pelirrojos se colocaron a ambos lados.

—Emma, Emma — dijo el tal Ron cubriendo su mano la fractura. El alto de cabello oscuro, rompió su camisa y en un vendaje lo subió encima de donde brotaba la sangre, la bruja gritaba del dolor.

—Debemos llevarla al campamento — dijo el pelirrojo mayor.

—Está muy lejos — dijo Luna — Debemos traer a Poppy aquí.

—Llévenla a Red Keep —- dijo Aemond — Es el lugar más cerca y tenemos Maestres cerca.

—No podemos entrar así a la residencia real — dijo el mago Ron

—Soy el príncipe Aemond Targaryen, y yo doy el permiso — contestó Aemond

—Hay que llevarla — dijo una de las brujas, pelinegra y ojos azules — Busquen a Madame Pomfrey y al profesor Snape. Traigan lo necesario.

Aemond vio como Ser Criston quería cargarla, pero el tal Ron lo apartó y él mismo tomó en brazos a la bruja que sollozaba del dolor.

—Yo... te vi — dijo la bruja mirando a Ser Criston — En el... el espejo. Cuando.... cuando vi a mis padres... detrás de James.... te vi una capa blanca.

Luego ella se desmayó en brazos del pelirrojo. 

N/a: Llegó Emma y Cregan hace su aparición. 

Y si Cregan es un poco verde vidente y también, mas adelante, un Warg