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Capítulo 8.

Jungkook caminó por los pasillos de la empresa a pasos apresurados, sin prestar atención a su alrededor ya que era demasiado tarde. Una vez dentro de su oficina, se sentó y encendió el computador para terminar las ediciones que debía entregar antes de que acabase el día.

—Mierda —gruñó al ver la cantidad de ediciones que aún le faltaban.

Tomó los audífonos y entró a youtube para reproducir una de sus listas favoritas, y así concentrarse de lleno en lo que tenía por hacer. No tardó mucho en olvidarse del exterior, totalmente concentrado en lo que hacía, que no sintió cuando la puerta de su oficina se abrió y alguien entró, dando un respingo del susto cuando una mano tocó su hombro.

—¡Joder! —gritó asustado, sacando los audífonos de sus orejas— ¡Wong Jackson!

Jackson se rió, sin disimular lo divertida que había sido la reacción de Jungkook.

—Hey.

—No sabía que habías vuelto —sonrió, dejando a la vista ese tenue sonrojo en sus mejillas.

-Mis vacaciones ya acabaron —se quejó— Así que, te estaré ayudando.

—¿En serio?

Jackson asintió con un movimiento de cabeza, a la vez que revolvía los cabellos castaños de Jungkook.

—Sé que estás lleno de trabajo, y no quiero llegar un día y encontrarme con tu cadáver descompuesto en la oficina —bromeó, haciendo que Jungkook soltara una risita baja.

—De hecho, ya estoy muerto —se inclinó hacia delante hasta apoyarse en el escritorio, dejando sus ojos en blanco y sacando la lengua.

—¿Qué edad tienes? —intentó mantenerse serio, fracasando apenas Jungkook lo miró y esbozó una sonrisa traviesa.

—Ayúdame, hyung...

—Sabes que no puedo resistirme cuando me llamas así, mocoso —refunfuñó— A ver, deja ver que tanto tienes.

—Uhm... aquí, todo esto —apuntó a pantalla del computador, mientras daba click y abría una carpeta llena de más carpetas con archivos.

—¡Maldición, Jungkook! —bramó al ver la cantidad de ediciones que debía realizar— ¿En qué mierda estabas pensando como para tomar todo esto?

Jungkook se encogió de hombros.

Jackson mandó a su correo gran parte de las ediciones y luego se fue a su oficina.



***

Cuando el reloj marcó las tres de la tarde, Jungkook, sintió cómo su estómago se encogía y gruñía a causa de la falta de alimento en su sistema.

—Ugh —se quejó y sobó su vientre.

Estiró los brazos por sobre su cabeza y luego se puso de pie, para salir de su oficina e ir por algún bocadillo.

Pasó por fuera de la sala de Jimin y tuvo el impulso de entrar para poder verlo, pero se contuvo y siguió su camino.

—¿A dónde vas con tanta prisa, Kookie? —Jungkook dio un respingo del susto y volteó para mirarlo. No esperaba que Jimin saliera y lo viera.

No pudo contener esa genuina sonrisa que se formaba en sus labios, cada vez que la melodiosa voz de Jimin llegaba a sus oídos.

—Hola, Jimin —lo observó y sintió como el tiempo se detenía. Jimin era tan hermoso, tan adorable, tan sensual.

Oh, joder. ¿Cómo puede ser adorable y sensual a la vez?

—Hola —le respondió Jimin, siendo completamente consciente de lo que provocaba en Jungkook— ¿Y a dónde ibas?

—Yo... —frunció el ceño y apartó sus ojos del perfecto rostro de Jimin para lograr formular las palabras correctas y responder a su pregunta— Te-tengo hambre y quería ver si encontraba algo para comer...

—¡Qué coincidencia! —canturreó con falsa emoción— Vamos, yo igual tengo hambre —cerró la puerta del estudio y avanzó hasta quedar al lado de Jungkook.

—¿No has comido nada? —preguntó, a la vez que comenzaban a avanzar en dirección del elevador.

—No, me salté el almuerzo y ahora me arrepiento —sonrió y llevó sus manos hasta su estómago para acariciarlo.

—No deberías saltarte las horas de comida —le aconsejó con real preocupación.

Jimin lo miró, sin dejar de sonreír.

—Tú tampoco deberías hacerlo.

Se detuvieron frente al elevador y Jungkook presionó el botón para que las puertas se abrieran. Una vez abiertas, entraron y fue Jimin quien se adelantó y presionó el botón del piso donde estaba el comedor.

—¿Por qué siempre te veo con tanto trabajo? —preguntó Jimin una vez que bajaron del elevador.

—Me gusta mi trabajo, quizás por eso.

—Trabajar mucho es malo para el cuerpo, la mente.

Jungkook no pudo evitar soltar una risita baja. Le parecía tan irreal estar hablando de forma casual, después de años, con Jimin.

—Supongo que sí.

—¿Supongo? —cuestionó con diversión.

—¿Jungkook? —una voz que conocía perfectamente bien, le llamó.

Yugyeom.

Se detuvo de inmediato y giró sobre sus talones para mirarlo.

—Hey, hola —le sonrió.

—¿Tienes tiempo? Seré breve —su voz sonaba un poco nerviosa.

—Claro —se despidió de Jimin y este siguió avanzando, para acercarse a Yugyeom— ¿Qué sucede? —preguntó algo preocupado, más que todo era preocupación de que lo vio con Jimin de lo más tranquilo, sabiendo que quizás Yugyeom no lo estaba pasando bien.

—¿A qué hora te vas hoy?

—Uhm... ya dentro de poco, quería comer algo y mandar mis pendientes.

—¿Pu-Puedo irme contigo? —miró al suelo mientras preguntaba, y eso lo hizo tan pequeñito, tan tierno.

—Claro. ¿Te paso a buscar cuando esté listo?

—Sí, por favor —le regaló una pequeña sonrisa, y Jungkook le respondió de igual forma— Bien, luego nos vemos.

—Yugyeom, ¿qué haces aquí? Vamos que hay que terminar de acomodar unas cosas —habló una chica desde una esquina.

Jungkook suspiró y revolvió su cabello, sabía que no iban a terminar en reconciliación y sabía que en el fondo tampoco era algo que esperaba que pasara.

—¿Ahora si podemos ir a comer?—Jungkook brincó del susto al escuchar a Jimin.

—Pensé... pensé que ya te habías ido —se sentía algo incómodo.

—Lo siento, no quería quedarme a escuchar, pero no me gustó nada de la máquina y quería ir a la tienda que está en la esquina, pero no quería interrumpirlos.

—Está bien, vamos a comprar entonces —empezó a avanzar y Jimin lo siguió.

Compraron sándwiches y gaseosa, comieron en el casino de la empresa que ya estaba vacía por la hora, charlaron y rieron de cosas triviales. Jimin a pesar de todo se divertía con Jungkook.

Cuando finalmente Jungkook termina lo que hacía, mando el correo con todas las ediciones que tenía a cargo y miró la hora.

¡Mierda!

Ya eran las cinco con treinta y debía ir por Yugyeom.

Apagó todo en su oficina, tomó sus cosas y se dispuso a ir hasta la sala en la que se encontraba el pelinegro. Al llegar, escuchó risitas y notó que este no estaba solo, estaba jugando con otro chico y se veían bien cercano, pero Jungkook no le tomó importancia, simplemente tocó la puerta y se asomó.

—Jungkookie... pensé que ya no vendrías —era normal pensar eso, ya que el castaño siempre olvidaba todo lo que era referente a ellos.

—Aquí estoy, ¿vamos?

Se despidió del chico a quien llamó Bambi y este no lo dejaba de mirar feo. Jungkook supo de inmediato que le gustaba, no había otra explicación para la asesina mirada que le estaba dando.

Subieron al auto de Jungkook, quien manejó hasta el departamento de Yugyeom. Ninguno dijo nada en el trayecto, pero el silencio que se formó no fue incómodo.

Una vez en el interior del departamento, Yugyeom se acercó a Jungkook y lo abrazó.

—Te extrañé —dijo de manera dulce, mientras rodeaba la cintura de Jungkook con sus brazos. Jungkook también lo abrazó, pero no dijo nada— ¿Tienes hambre? —preguntó mientras se alejaba lentamente.

—No, no tengo hambre realmente —se sentó en el sofá y miró a Yugyeom mientras iba a buscar algo al refrigerador.

—¿Quieres agua? —mostró una botella.

—Yap —sonrió de inmediato y Yugyeom se la entregó en sus manos.

—Jungkookie... yo... —Yugyeom sabía que debía hacer, pero aún así le era difícil— Te quiero, ¿sabes? Y, hm... —miró sus manitos mientra las movía un tanto nervioso.

—Cariño...

—No... no me llames así, no ahora —pidió mientras las traicioneras lágrimas recorrían sus mejillas, dejando un delgado camino húmedo.

—No llores, Yugye —secó las lágrimas con su dedo pulgar y lo abrazó. Él no era estúpido, y sabia lo que Yugyeom quería decirle— Lo siento, realmente lo siento por ser un imbécil —fue sincero en sus palabras.

—T-te quiero, Jungkookie —sorbió su nariz— Pe-pero tú y y-yo...

—Lo sé y lo siento. Realmente lo siento, Yugyeom. Te quiero, pero sé que no he puesto de mi parte para que esto funcione. Nunca quise terminar lastimándote, no lo mereces —soltó un suspiro y tomó las manos del pelinegro para darle sutiles caricias— Mereces algo mejor, Yugye. Alguien que te valore como yo no lo hice, alguien que no te olvide por el exceso de trabajo, alguien que te ame —volvió a secar unas lágrimas de las mejillas del pelinegro— Te agradezco todo el apoyo que me has dado junto con tu familia, realmente lo hago.

Se quedaron en la misma posición un buen rato, hasta que el Yugyeom se calmó y se apartó lentamente de Jungkook.

—Para tu siguiente relación, no olvides las fechas importantes —intentó esbozar una pequeña sonrisa. Jungkook no dijo nada ante eso y solo le sonrió melancólico— Solo quiero saber una cosas, Jungkookie.

—¿Qué cosa? —preguntó curioso, mientras veía como el pelinegro agachaba la mirada— Vamos, ¿qué quieres saber?

—Uhm... tú y él...

—Nunca te he engañado, lo juro —respondió rápidamente al pensar que estaba desconfiado de su fidelidad, y esto hizo sonreír a Yugyeom.

—No me refiero a eso, pero me alegra saberlo —miró a los ojos del castaño y tocó su mejilla. Quería besarlo por última vez, pero no se atrevió y dejó de acariciarle— Siento que no me dijiste todo con respecto a Jimin. Lo sé porque en la forma que lo ves, es diferente a como ves a cualquiera, incluso a mí —Jungkook se puso algo nervioso y no supo qué decir por unos segundos.

—¿Diferente?

—Sí. Es como si estuvieras completamente enamorado de él, tus ojos brillan y siempre hay una sonrisa en tu cara —se sintió algo triste al decir eso pero quería saber quién era Jimin para Jungkook— Por eso creo que no me has dicho todo sobre él.

—¿Realmente quieres saber?

—Por favor...

—Uhm... —rascó su nuca al no saber como empezar— Te dije que lo conocí hace tiempo y es completamente cierto. Jimin solo fue como ese amor de la adolescencia que no me correspondió. Eso es todo, no tenemos una historia realmente —terminó por decir y Yugyeom se sintió decepcionado al pensar que sería algo más profundo.

—Lo siento, quizás no debía haber preguntado.

—Está bien, no es algo realmente importante —se levantó del sofá, ya era de irse— Yugyeom, necesitas enfocarte en tu trabajo, espero que tu siguiente relación sea maravillosa y te valoren más de lo que yo hice, nunca pasó por mi mente lastimarte pero lo hice de igual forma y me arrepiento de ello.

Yugyeom se levantó y quedó frente a Jungkook, quien tocó una de sus mejillas y cortó lentamente la distancia, dejando caer lentamente sus labios en los del contrario. Fue un beso corto, dulce y delicado.

Luego de unos minutos se separaron y el pelinegro tenía sus mejillas completamente coloradas.

—Voy a extrañar esto —hizo un puchero, pero ya no se sentía tan mal. Esto le indicaba que era la mejor decisión para ambos.

Se volvieron a abrazar aun con más fuerza, Jungkook acariciaba su espalda y cabello, el olor de Yugyeom era realmente exquisito y claro que también lo iba a extrañar, pero sentía algo de alivio el saber que ya no la seguiría jodiendo con él y no lo lastimaría más.

Luego de un rato, Jungkook abandonó el lugar y se fue directo a su departamento donde llegó directo a ducharse y acostarse. Necesitaba descansar.

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