Capítulo 5.
La mañana pasó demasiado rápido para Jungkook, quien se encontraba totalmente concentrado en su trabajo. se encontraba en su lugar de trabajo. No salió de su oficina desde que llegó, aislandose de todos, incluso de su novio.
No tenía mucho tiempo como para dejar sus deberes e ir a buscarlo. Sabía que Yugyeom estaba igual que él, lleno de trabajo por terminar.
Unos golpecitos en la puerta de su oficina lo hicieron alzar la vista en su dirección, perdiendo por completo la concentración.
—Pase —miró la hora en la parte baja del monitor, percatandose que eran pasadas las dos de tarde.
La puerta se abrió y una cabellera púrpura se asomó.
—Hola —saludó Seokjin, con su radiante sonrisa.
—Hola, Jinnie.
—¿Puedo pasar?
—Claro.
Seokjin entró y cerró la puerta con cuidado.
—Mira —alzó y agitó la bolsa que llevaba en una de sus manos.
—¿Qué es? —preguntó, aún sabiendo la respuesta.
—Te traje unos sándwiches y unas gaseosas.
Jungkook sonrió con cariño. Estaba acostumbrado a estas atenciones y sinceramente le encantaban.
—Gracias, Jinnie —soltó el mouse y adoptó una postura más relajada en su silla.
—¿Mucho trabajo? —movió la silla frente al escritorio de Jungkook y se sentó a su lado, observando sin mucho interés lo que había en la pantalla.
—La verdad es que sí —frotó su cuello.
Seokjin dejó la bolsa sobre la superficie del escritorio y Jungkook la tomó, sacando todo lo del interior.
—No te sobre esfuerces demasiado, es malo.
—Lo sé —comenzó a sacar el envoltorio de sándwich.
—¿Ya pasó tu resfrío? —Jungkook dio un gran mordisco al pan y lo asintió con un movimiento de cabeza, respondiendo de esa forma a su pregunta— Oh, que bien.
—Uhum —musitó, con las mejillas infladas a causa de la comida.
—Y... ¿Ya sabes que Park Jimin trabaja aquí?
Jungkook se tensó de inmediato. Lo había olvidado por completo.
—Uhm... —murmuró frunciendo los labios, y obligándose a tragar el pan y el nudo que se había formado a la mitad de su garganta— No... no lo sabía.
En teoría, no lo sabía. Tenía entendido que Namjoon se había reunido con él para ofrecerle un puesto de trabajo, pero no tenía la certeza de que Jimin hubiera aceptado.
—Pues sí, comenzó hoy.
—Oh... - no sabía qué más decir, ni cómo reaccionar ante aquella noticia.
Y eso no pasó desapercibido para Seokjin, quien ya le conocía como la palma de su mano.
—¿Lo conoces? —la pregunta tensó cada músculo en el cuerpo de Jungkook, quien inconscientemente apretó su mandíbula— Lo conoces —ya no fue una pregunta.
—No... —titubeó y Seokjin se vio aún más interesado en indagar.
—¿De dónde se conocen? —la curiosidad en su voz inquietaba un poco a Jungkook, sabiendo lo que se aproximaba— Espera... ¿Cómo es que lo conoces?
—Jinnie...
—¿Por qué no sabía que se conocían?
—Jin...
—¿Desde cuándo se conocen? —insistió, interrumpiendolo.
—Jin, basta de preguntas —su voz sonó más áspera y Jin se detuvo, cerrando la boca para no dejar escapar las siguientes preguntas— Sí, lo conocí cuando éramos unos adolescentes pero nada más que eso.
Soltó con desdén, necesitando restarle importancia a la historia de la cual se negaba recordar a detalle.
—Vaya... —Seokjin notó lo incómodo que se encontraba Jungkook, por lo que se limitó a seguir indagando donde no debía— Es genial, creo.
Jungkook se encogió de hombros y le dio un sorbo a su gaseosa.
—Supongo.
—Namjoonie conoce a Jung Hoseok, el esposo del amigo de Jimin —comentó de manera superficial— Es así como obtuvimos los contactos necesarios para hablarle y eso.
—Eso es genial.
—Supongo que sí.
—Sí —ensanchó su sonrisa y se puso de pie - No trabajes hasta tarde hoy, te enfermarás de nuevo.
—uhum —dio otro mordisco al pan, intentando disfrutar de los sabores y olvidar a Jimin, quien ya parecía no querer irse de sus pensamientos.
***
Cuando el reloj marcó las cinco de la tarde, se estiró sobre su silla y una mueca de dolor se dibujó en su rostro.
Jodido dolor de espaldas.
Estar en la misma posición por horas, le estaba pasando factura.
Tampoco era como que no pudiese moverse y estuviera obligado a permanecer pegado a su silla. Claro que no. Solo se había concentrado lo suficiente como para no apartarse del computador, sin dejar de lado las ganas de querer terminar tan pronto como le fuera posible, para finalmente quedar libre de tanto trabajo.
Salió de su oficina en dirección de la cafetería, ansiando algo dulce para recuperar las energías que habían abandonado su cuerpo.
Avanzó por los pasillos, tarareando mentalmente una canción que había escuchado minutos atrás, hasta que sin darse cuenta, llegó al sector donde se hallaban las salas de ensayo.
Miró a su alrededor, notando que una de ellas tenía la puerta entreabierta.
No lo hagas, Jungkook.
Haciendo caso omiso a su subconsciente, avanzó con sigilo hasta detenerse frente a la puerta.
Date la vuelta y vete.
Soltó un suspiró y apretó los puños. No debía andar rondando los lugares donde sabía que encontraría a Jimin.
Y estuvo a punto de irse, haciendo caso a la voz que le susurraba en su cabeza, pero el débil sollozo que provino del interior se lo impidió.
No, no es asunto tuyo.
No pudo contener los movimientos de su cuerpo y abrió en su totalidad la puerta de madera, encontrando a Jimin sentado sobre una delgada colchoneta.
—¿Jimin? —habló suave, aún así el mencionado dio un respingo del susto— ¿Estás bien?
Jimin secó con rapidez las lágrimas que descendían por sus sonrojadas mejillas y se puso de pie, avanzando hasta sus pertenencias.
—Sí... —respondió lo mejor que pudo, sintiéndose avergonzado al haber sido descubierto en ese estado— E-estoy bien, no es nada.
—¿Seguro?
—Uhm... sí —respondió, sin ser capaz de mirarle a la cara.
Odiaba con todo su ser que lo vieran así, vulnerable. Él era un Park; fuerte y valiente.
—Pero no lo parece —la voz suave y preocupada de Jungkook crispó sus nervios, agotando la poca paciencia que poseía.
Inhaló profundo, intentando calmarse a sí mismo y luego exhaló el aire de sus pulmones, girando su rostro para ver finalmente a Jungkook.
—Hola... —sonrió lo mejor que pudo, apreciando en silencio como Jungkook mordisqueaba su labio inferior a causa de los nervios.
Entonces recordó vagamente lo fácil que era leer a Jungkook. Siempre había sido así; tan sincero e inocente en cuanto a demostrar sus emociones.
—Hola - respondió Jungkook a su saludo, sonando tan incómodo como nervioso.
—Sobre lo de la otra noche, lo siento. No debí reaccionar tan a la defensiva - se disculpó, aun cuando no lo sentía realmente.
Jamás en su vida asumió sus errores, porque jamás se equivocaba, según él.
—No te preocupes —respondió sorprendido, sintiendose ligeramente más relajado— Entonces... ¿Seguro que estás bien?
—Sí, no. Bueno... es solo que, me deprime un poco la situación —musitó despacio, llevando la vista a su pierna— Estar aquí no es lo que quiero realmente —confesó.
—Lo siento —Jimin alzó la vista, mirándolo con el ceño levemente fruncido— Por lo de tu pierna.
—Ya está bien.
—¿Puedes volver a bailar?
—No —confesó con dolor.
Su pierna ya estaba sana, pero por consejos de su doctor, debía evitar por ahora volver a su ajetreada rutina por unos meses más.
—Lamento que no puedas hacer lo que más te apasiona, debe ser frustrante.
Le sorprendió un poco las palabras de Jungkook. ¿Por qué estaba dándole ánimos cuando debería odiarle?
—Un poco, pero esperaré aquí solo por un corto tiempo.
Jungkook alzó sus perfiladas cejas ante lo dicho. No esperaba que Jimin se fuera tan pronto.
—¿Te irás?
—Solo estaré aquí por un mes —terminó de guardar sus cosas dentro de su bolso y sorbió la nariz.
Jungkook se apresuró a sacar un paquetito de pañuelos desechables y se acercó a él para entregárselos.
—Lamento mucho lo de tu accidente —volvió a decir, con total sinceridad— Pero no deberías hacer algo que no te gusta.
—Gracias —tomó el paquete de pañuelos.
Le llenaba de orgullo saber que Jungkook aún demostraba cierto interés en él, aun si lo hacía de forma inconsciente. Seguía siendo el mismo chico tonto del pasado, solo que ahora con una buena cuenta bancaria.
—Deberías ir a lavar tu cara —se obligó a sí mismo a no levantar la mano y acariciar una de sus mejillas— Estás hecho un desastre.
Jimin soltó una risita y volvió a sorber su nariz.
—Claro, gracias por el cumplido —refunfuñó.
Sonriendo, Jungkook retrocedió unos pasos, obligándose a sí mismo a salir de ahí.
—Yo... nos vemos, Jimin.
—Nos vemos, Jungkook —respondió, esbozando una encantadora sonrisa, viendo con satisfacción que sus encantos provocaban algo en Jungkook.
Jimin tardó unos segundos en colocar su bolso sobre su hombro y salir del estudio para alcanzarlo.
Pero, ¿Qué le voy a decir?
No se detuvo, avanzando por los desolados pasillos en su búsqueda para entablar cualquier conversación trivial. Se detuvo en seco cuando dobló en una esquina y lo encontró, pero no estaba solo.
¿Ese era su novio? Joder, no lo recuerdo.
Se quedó ahí, espiando sin saber por qué.
¡Vamos, Jimin, tú no eres así!
—¿Ya te vas, Jungkookie? —la voz del chico sonaba cansada.
Jungkook negó con un movimiento de cabeza.
—Me falta un par de cosas y luego me voy —elevó y acarició con sus nudillos una de las sonrojadas mejillas de su novio, para luego inclinarse y besarle fugazmente los labios— Estoy demasiado agotado, pero ahora iba por un café.
—¿Te acompaño?
—No, deberías ir a terminar tu trabajo y no perder tu tiempo conmigo.
—Estar contigo no es una pérdida de tiempo.
—Te van a regañar y a mí también...
—Vale, me voy —suspiró frustrado ante las negativas constantes de su novio - Es solo que te extraño, pero parece que tú no.
—Yugye, no es el momento ni el lugar para hablar de esto —su tono salió más áspero de lo que esperaba— Lo siento.
—Siempre lo sientes, Jungkook —le reprochó, cansado de lo mismo.
—Realmente lo siento —acunó sus mejillas y le obligó a mirarle— Pasa que últimamente ando con demasiado trabajo y no tengo tiempo.
Yugyeom frunció angustiosamente el ceño y a Jungkook se le estrujó el corazón. Odiaba herirlo, pero era como si no pudiera evitarlo.
—Está bien... —Yugyeom musitó bajito.
Inclinandose nuevamente, Jungkook juntó sus labios para darle un suave beso, sintiendo la lejanía de su novio.
—Creo... —Yugyeom se alejó con brusquedad de su tacto, cuando el beso finalizó— Que volveré al trabajo.
Muchas veces se sentía tan solo, aun cuando estaba junto a Jungkook. Y eso le dolía. Malditamente le dolía, porque él lo priorizaba por sobre todo, pero Jungkook no lo hacía. Quizás jamás lo haría.
—Vale, cuídate.
—Uhm, sí —retrocedió unos pasos, alejándose aun cuando no deseaba hacerlo— Nos vemos, Jungkookie.
Jungkook lo vio alejarse, sabiendo que él era el único culpable de las inseguridades que atormentaban a Yugyeom.
Acarició su cuello con cuidado, sintiéndolo aún resentido y avanzó de vuelta a su oficina. Se llevaría el trabajo a casa.
Jimin, quien había escuchado y presenciado todo desde su escondite, se devolvió casi corriendo a la sala de ensayo para no ser descubierto. Sonrió con satisfacción ante la escenita que habían montado esos dos idiotas.
Porque sí, eran idiotas y nada profesionales, que no sabían separar el trabajo de lo personal.
Pero no sonreía porque eran idiotas, sino porque era cómico y satisfactorio enterarse de que al parecer, no todo iba a la perfección en la vida de Jungkook.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro