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Capítulo 26.

Las relaciones pueden llegar a ser difíciles de entender, pero no hay nada más maravilloso que solventar los problemas juntos, demostrar que el amor puede llegar a ser más fuerte que cualquier dificultad, y sobre todo, el apoyo en la alegría, tristeza, salud y enfermedad. Pero para Jungkook esto estaba lejos de ser así. O quizás no, porque ahora tenía a Jieun.

Llegó Jungkook a casa y ya era de noche, se dio un baño para luego acostarse junto a Jieun, quien despertó al sentirlo y se acurrucó en el cuerpo del castaño como ya era costumbre.

—¿Cómo te fue? —preguntó sin abrir los ojos, mientras su cara estaba en el pecho de Jungkook.

—Jie...

—¿Mmm? —hizo un sonidito mientras abría lentamente los ojos.

—Me acosté con él —soltó sin rodeos, esperando atentamente la reacción de ella.

—Oh...

—Lo siento...

—No te disculpes, no lo hagas —sacó su cara del pecho de Jungkook, tocó sus mejillas con ambas manos y lo miró— No pasa nada, todo está bien. Quizás, si yo lo viera a él, caería rendida ante sus encantos —sonrió— ¿Te arrepientes?

—No lo sé, siento que no debí pero no me siento arrepentido —suspiró cansado.

—Entonces debes ser más fuerte para la próxima —Jungkook rodeó la cintura de Jieun con sus anchos brazos y la apegó más a su cuerpo— Debes ser fuerte, Jungkookie.

—Lo sé, lo sé... —y así se quedaron hasta que ambos se durmieron.



***

Jimin despertó al día siguiente y como era de esperarse, estaba solo.

Esta rutina ya era normal para él, no había nadie ahí más que sus amigos, pero incluso ellos tenían su vida aparte y eran increíblemente felices, mientras que él había decidido seguir sus sueños antes de tener a alguien especial.

Estaba sumergido en sus pensamientos cuando el timbre sonó y lo hizo volver a la realidad. Salió con pereza de la cama y al abrir la puerta para ver quien era, su pulso inmediatamente se aceleró y quiso por primera vez, tener a alguien que lo defendiera.

—Mamá... ¿Qué haces aquí? —preguntó bastante sorprendido.

—Vine a verte, ¿acaso no puedo? —Jimin no dijo nada y ella entró al departamento— ¿Por qué no aceptaste el maldito compromiso? —fue lo primero que preguntó. Se veía terriblemente irritada.

—Sabes que no lo voy hacer... realmente no quiero casarme con Lee —su madre lo miró detenidamente y Jimin se puso nervioso.

Si bien, las náuseas iban disminuyendo, no podía no evitar tenerla en las mañanas y más si no había desayunado, por lo que el olor del perfume de su madre le hizo revolver todas sus entrañas.

—¿Qué tienes? —preguntó seria al verlo tan pálido. Jimin pudo escuchar los latidos acelerados de su corazón, pero antes de responder a su pregunta, lo inevitable llegó.

—Ugh —se quejó— ¿Qué es ese olor que traes? —preguntó, pero tuvo que tapar su boca a causa de las náuseas.

—Mi perfume Dior... —lo analizó por un momento y antes de poder decir algo más, Jimin corrió al baño.

Vomitó hasta la bilis del estómago, ya que no había comido nada. Suspiró y lavó sus dientes, increíblemente luego de eso se sentía un poco mejor, salió del baño con sus mejillas rojas y sus ojos vidriosos, pero cuando vio el rostro de su madre le provocó un horrible escalofrío.

—S-Solo... solo es un dolor de estómago —se apresuró a decir, pero la mentira aumentó la ira de la mujer y estampó su mano en la rosada mejilla de Jimin, haciendo que su cara girara y terminara cayendo al suelo.

—¿Quién es el padre? —su voz seca, cargada de rabia y decepción resonó en todo el departamento.

—¿De-de qué hablas? —la miró algo asustado y tocó su mejilla, que ardía a causa del golpe. Se puso de pie lentamente y retrocedió unos pasos al ver como ella lo miraba, tuvo miedo en ese momento.

—No te hagas el estúpido, no conmigo. ¿Quién es el padre? —volvió a preguntar.

—Ju-Jungkook —su madre lo miró y caminó de un lado a otro, histérica y lo bastante molesta como para querer volver a estampar su mano en la otra mejilla de Jimin.

—¡No puedo creerlo! Eres un estúpido, un irresponsable. ¿Siquiera pensaste en que dirá la gente? ¡Ya nadie se querrá casar con un hombre embarazado! —gritó furiosa.

—Yo no me quiero casar... -—se giró rápidamente y lo miró. Jimin volvió a retroceder unos pasos.

—¡CÁLLATE! —gritó y Jimin brincó del susto— Debiste aceptar el compromiso con Lee, ahora ni siquiera él va querer estar contigo.

—Yo tampoco quiero...

—¡Jimin, cállate! ¿Cuánto tienes?

—No te diré. ¿Para qué quieres saber?

—Aborta.

—¿Qué? N-no lo voy hacer...

—Eres aun más estúpido de lo que pensé. ¿Por qué lo vas a tener? —soltó una risa, pero lejos de ser divertida. Jimin tragó en seco al mirar a su madre— Ni siquiera fuiste capaz de retener a ese hombre, eres una decepción, Jimin.

—Mamá... ya detente —Jimin se mordió el labio para evitar llorar frente a su madre, si lo hacía, sería aún peor toda la situación.

—Jeon se casará y tú tendrás un bastardo —dijo sin gritar, pero llena de furia.

—¿Qué? —preguntó confundido, quizás no había escuchado bien.

—¿Qué? —se rió al ver la incredulidad en la cara de su hijo— ¿Ni siquiera lo sabías? Vas a tener un hijo de él y ni siquiera sabes que se casará —soltó una risita bastante vil— Deshazte de eso y vuelve a Rusia, retoma tus malditas clases y se algo en la vida o simplemente acepta el compromiso de los Lee y así dejas de darme desilusiones.

—No puedo hacerlo...

—Claro que puedes, no hay nada que el dinero no pueda comprar. Busca un buen doctor que acepte hacer el trabajo —dijo con voz firme.

—¡No! No me puedes obligar hacer algo así, además yo quiero tenerlo...

—¿Por qué? —preguntó colérica.

—Es asunto mío, es mi vida.

—Te dije que no fueras estúpido y es lo primero que haces, ¿estás enamorado? —se burló— Ahí tienes el resultado, él se casa y será feliz con otra mientras tú te quedas criando a su bastardo y lamentandote por el resto de tu vida, porque te vas a estancar criando a un mocoso que aunque digas que te trae felicidad, te traerá recuerdos amargos de aquel hombre que amaste y aun con un hijo no te eligió —volvió a sonreír— Te dije que el amor es para débiles, pero ahí estás, solo.

—De-detente... —quizás el embarazo lo tenía más sensible de lo normal, pero las hormonas le estaban pegando duro y quería llorar, se sentía realmente mal con cada palabra que soltaba su madre.

Realmente lo estaba hiriendo.

—Estás solo en esto, yo nunca voy a querer a esa criatura, solo me haces pasar verguenzas —tomó su bolso y caminó hacia la puerta, se giró y miró a Jimin— Solo una cosa te pedí y no lo hiciste. Eres un estúpido después de todo, una verguenza, no eres digno de llevar el apellido Park —abrió la puerta y esta vez sin mirar a Jimin dijo— El amor vuelve a las personas compasivas, el miedo las vuelve débiles, pero el dolor las destruye y termina convirtiéndolas en personas lamentables. Suerte con lo que elegiste hijo —y se fue.

Se fue dejando a Jimin herido, dolido y sintiéndose la cosa más miserable del mundo entero, sus mejillas se inundaron ante las gruesas lágrimas que habían formado un camino húmedo. Camino hasta el sofá y se dejó caer, haciéndose un ovillo y sintiéndose tan solo y mal consigo mismo.

Pero lo que más le resonaba en su cabeza era que Jungkook se iba a casar.

¿Realmente se iba a casar?

Él ni siquiera le había dicho de su embarazo, ¿Cómo se lo iba a decir ahora?

Se sentía estúpido y quizás su madre tenía razón. No era digno de ser un Park, era débil y aunque no lo reconocía, necesitaba a Jungkook, lo extrañaba y lo quería, ¿Realmente solo lo quería?

Fue al baño a duras penas y lavó su cara, su mejilla seguía roja a causa del golpe.

Jimin tomó su teléfono y llamó a Jungkook. Era momento de aclarar todo y dejar los miedos atrás.

¿Hmm? - la voz ronca de Jungkook fue tan agradable de escuchar para Jimin, que no pudo contener unas lágrimas.

—Ju-Jungkook...

¿Jimin?

—Uhum.

¿Qué quieres? —suspiró cansado y Jimin sintió un dolor en el pecho. Sabía que quizás estaba siendo un dolor de muela para Jungkook.

—El otro día no te dije nada, realmente necesito hablar contigo.

No quiero, Jimin. No sé a qué estás jugando, pero ya, por favor, solo detente y déjame en paz.

Jimin se quedó un momento en silencio, mordiendo su labio inferior para no dejar escapar ningún sollozo.

¿Jimin?

—¿Te vas a casar?

¿Qué?

—Solo responde, sé que no me debo meter, pero... pero mi madre me lo dijo.

¿Para qué quieres saber?

—Sí o no.

Sí.

—¿En cuanto tiempo más?

El otro mes.

—Oh... b-bien. Yo... aun así hay algo... hay algo que debes saber...

Estos días estaré ocupado, pero te aviso cuando me desocupe. Ahora debo colgar.

—Bien.

Nos vemos, Jimin

—Adiós, Jungkook.

Y ahí estaba Jimin, conteniendo el llanto y sintiéndose un verdadero imbécil, siempre lo fue y no lo había descubierto hasta ahora.

—Maldita sea, maltida sea —dijo mientras hundía su cara en sus almohadas y se permitió llorar como un niño.



***

Habían pasado dos días desde que su madre fue a verlo y desde entonces se sintió levemente mal. A eso de las diez de la noche y un dolor en su parte baja lo hizo abrir los ojos de golpe.

—Agh... —llevó sus manos a su vientre que estaba levemente más hinchado que lo normal.

Al paso de las horas el dolor aumentó y comenzó a tener fiebre, tenía frío y sentía como si todo en su interior se retorcía.

—Me duele... —se quejó, pero como su madre lo dijo, estaba solo, siempre lo estaba porque apartaba a quienes querían llegar a su corazón y ahora el padre de su hijo ya no estaría más ahí, porque él mismo lo sacó de su vida.

Jimin volvió a llorar, lamentando sus errores, sus malas decisiones, lo cobarde que fue por el miedo a emociones nuevas, se permitió llorar mientras se abrazaba a sí mismo en su cama, hasta que se durmió.

La mañana iluminó la habitación de Jimin y apenas abrió los ojos el dolor lo abofeteó, era intenso y comenzó a sudar frío. Tomó su teléfono con bastante dificultad y llamó a Taehyung pero no respondió, luego marcó a Hoseok sin tener éxito y recordó que siempre en las mañanas estaba realmente ocupado.

—Agh —se quejó al sentir aumentar su dolor. Empezó a sudar y se sintió levemente mareado.

Marcó a Yoongi, pero este tampoco respondió.

—Pero que mierda, ¿el universo está en mi contra? —lloró al no saber qué hacer y entonces llamó a la única persona que necesitaba realmente

Jungkook.

El teléfono sonó.

Biiiip...

Biiiip...

Biiiip...

Biiiip...

—Por favor, por favor responde —dijo entre jadeos y sollozos, y cuando estuvo a punto de colgar.

Jimin, te di...

—A-ayúdame... —susurró casi sin aliento.

¿Qué?

—Ugh... ven, por favor...

Fue todo lo que dijo y colgó al sentir nuevamente un dolor intenso que lo hizo dar un grito.

¿Qué le estaba pasando? Tenía miedo y simplemente se acurrucó entre su ropa de cama y lloró asustado y algo angustiado.

Jungkook aún sabía la clave de Jimin, por lo que entró sin problema. Una vez dentro, no lo vio en ninguna parte así que caminó hasta su habitación y ahí estaba, envuelto en la ropa de cama.

—¿Jimin? —le habló algo preocupado. Se acercó y lo vio con los ojos cerrados, lleno de sudor y tocó su frente— Mierda, estás ardiendo.

—¿Ju-Jungkook? —su voz salió bastante débil, casi como un susurro. Abrió los ojos y en ellos solo había tristeza— viniste... 

—Te llevaré a la clínica, estas terrible —dijo, mientras quitaba la ropa de cama del cuerpo de Jimin— Avisaré a tus amigos una vez estemos allá, pero no puedo quedarme ahí contigo.

Ver a Jungkook fue un alivio para Jimin y por un momento se alegró, pero luego escucharlo hablar tan frío, la tristeza lo invadió y comenzó a derramar lágrimas.

—Lo... lo siento —susurró.

—Últimamente te estás discúlpanos demasiado —dijo algo preocupado, no era usual verlo así.

—Lo siento...  —escondió su rostro en las sábanas y lloró.

—Jimin... ¿estás bien? Realmente no entiendo porque te estás disculpando, no estoy molesto porque me dejaste o algo así, las cosas pasan por algo y...

—Estoy esperando un hijo tuyo —dijo sin más.

—¿Qué?

—Lo siento, quise decirte ugh... —se quejó, el dolor venía aún más fuerte— Me du-duele.

—Te llevaré a la clínica —sacó un abrigo del armario y se lo puso. Jimin estaba débil y no podía mantenerse en pie por lo que Jungkook lo cargó hasta el auto.

—¿No dirás nada? —preguntó realmente angustiado.

—No.

—Lo siento... yo decidí tenerlo sin consultarte —Jungkook no dijo nada, lo metió al auto y manejó hasta la clínica, no le dirigió la palabra a Jimin en todo el camino y cuando llegaron Jimin se retorcía aún más del dolor, la fiebre estaba subiendo, su cabello estaba mojado a causa del sudor y por momentos parecía que se desvanecía.

Cuando llegaron, no hubo necesidad de dar explicaciones, lo pasaron inmediatamente de urgencia y el doctor Jang llegó rápidamente a revisarlo. Jungkook marcó al teléfono de Jennie y le pidió que le avisara a Min que Jimin estaba en la clínica, también habló con Taehyun y este estaba llegando.

—Jungkook —le llamó Taehyung cuando llegó a la sala de espera.

—Hola...

—¿Cómo está? - preguntó bastante preocupado.

—No lo sé, no ha salido nadie a decirme nada, pero yo debo irme —tomó sus cosas— Cualquier cosa, estaré atento al teléfono, vuelvo más tarde.

—Vale, gracias por traerlo —Taehyung quiso preguntar más, saber si Jungkook ya sabía algo, pero prefirió no meterse y dejarlo tranquilo.

—No es nada —y se fue.

Salió de la clínica tan rápido como pudo y manejó hasta su departamento sin importar lo rápido que iba, solo quería llegar y ver a Jieun con su hermosa sonrisa, diciéndole que todo estaría bien.

Entró a la casa y ahí estaba ella en la cocina preparando algo delicioso, se acercó y la abrazo por la espalda, haciendo que diera un brinco del susto.

—Jungkookie, me asustaste —sonrió al sentir el calor del castaño pero luego entendió que algo no estaba bien— ¿Cariño? —dijo con ternura.

Jungkook la abrazó, se aferró a ella como nunca antes lo había hecho y lloró. Odiaba toda esta mierda.

¿Por qué tenía que estar sufriendo por alguien que nunca lo amo?

Nuevamente tendría un hijo con Jimin, nuevamente había sido un irresponsable.

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