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Capítulo 36

—Gracias por traerme—dijo con cierto tono triste en su voz. Yusei lo notó, eso no era normal, eso generalmente pasaba cuando algo le estaba preocupando constantemente y no se lo podía sacar de la cabeza. Allí había algo que le estaba empezando preocupar, y mucho, quizás demasiado. Se contuvo. Apenas estaba empezando a llevarse mejor, y era un gran avance que decidiera venir con él y dejar que Yugi se viniese con Tea, porque en eso él jamás le había soltado hasta ahora. No quería arruinar todo el proceso que llevaban en su "casi" amistad. Las cosas estaban siendo mejor de lo que esperaba. No lo iba a estropear.

—No tienes que agradecer.—Dijo con sencillez, agarró el casco que tenía el castaño en sus manos, se bajó de su moto y lo guardó en el pequeño baúl que tenía. Todo en silencio. Jaden estaba pensativo y parado de lado a Yusei.

—Um... Yusei...—lo llamó de repente. El mencionado lo miró con un leve movimiento de cabeza en un principio y después se volvió enteró. Jaden tuvo un pequeño impulso, unas ganas no admitidas de contarle sobre algo personal, sobre sus problemas, sobre sus dificultades. Por un momento se sintió una vez más como aquel chico de hace unos años que confiaba ciegamente en él. Pero...—Nos vemos el lunes.—sólo dijo eso secamente. El de ojos azules le miró con cierto brillo en los ojos. Estaba agradecido de que al menos estaba vez lo hubiese hecho ya que usualmente se olvidaba de hacerlo.

—Nos vemos Jaden—contestó amablemente.

El castaño se volvió hacia su casa. Abrió la puerta y entró. Al cerrar se recostó sobre está dejándose caer y suspiró de manera algo fuerte. Deseó que Haou no le hubiese escuchado, quería ahorrarse el interrogatorio del cuál estaba muy seguro, que todo saldría a luz.

-.-.-.-.-

—Llegue...—dijo apenas cerró la puerta. No tenía muchos ánimos, había sido un día pesado y no quería hacer sus tareas hasta el día siguiente e incluso hasta el otro día. Pensó en qué haría hoy. Quizás hablaría con Yami sobre cualquier cosa, o quizás simplemente se quedaría con el viendo algún video o jugando algún videojuego. A menos de que él estuviera en la casa de Jaden, o tuviera ganas de irse a explorar un poco por el bosque detrás de su casa. En esos casos él se quedaría en casa o iría con él a ver que encontraban, tal vez estaba cansado, pero él siempre tenía energías para su mejor amigo. Siempre estaba dispuesto para él, incluso si no sus capacidades físicas le decían que no rotundamente.

Muestras caminaba hacia el sofá reflexionó sobre un tema algo delicado de tocar en su cabeza. La atracción que tenía por Yami. Jamás, en el jamás de lo jamases se había sentido de aquella manera. Nunca había querido hacer más de lo que él mismo se permitía hacer por alguien. Siempre se había puesto ciertos límites con las personas, incluso si parecía que no era así, él lo hacía. Hace mucho tiempo ya había decidido ponerse a sí mismo un barrera, algo que siempre le separase de los demás, algo que le dejase ser extraño a su manera, algo que simplemente no lo dejase al descubierto frente a los demás. Habían cosas que él mismo consideraba muy inapropiadas de su propio ser y siempre había querido ocultarlas. Sus miedos considerados por sí mismo extraños, sus traumas, o sus propios problemas eran algo que él quería lidiar sólo, sin nadie que le apoyará; de esta manera, el sufriría solo, se heriría solo y se hundiría solo en su propio abismo. Así no le haría daño a nadie, solo a sí mismo, y con ello no sería una carga.

Sin embargo, Yami había roto todas y cada una de las barreras que se habían impuesto. Cada bloque de separación entre ellos había sido destruido y hecho trizas al punto en el que ya no existía de ninguna forma, nada entre ellos, no había secretos, o al menos muy pocos. Se podían decir sus inseguridades sin tapujos y apoyarse mutuamente.

Su mirada se aguó un poco. Le dolía. Sufría internamente porque él no le había querido hablar de su inminente ida. Se mordió el labio inconscientemente. Sabía que era duro, no tenía porque enojarse tanto. El mismo Yami se lo había dicho, no era nada agradable ese lugar ni le gustaba en lo absoluto. Quizás eso era un tema que no le gustaría discutir de ninguna manera. Lo entendió, a pesar de todo lo que quería saber y entender. Prefirió no enojarse y tratar de comprenderlo. No debía de ser fácil hacer algo de ese calibre. Dejar todo aquello con lo que te hace sentir bien y completo, por volver a algo completamente vacío y desolado. Era algo complejo y debía de al menos intentar comprender y aceptar lo que pasaría.

Pero si lo pensaba en su cabeza fríamente, él abandonaría el planeta a su lado.

Con desgana dejó sus cosas en el sofá como siempre. Alejando un poco sus pensamientos de su cabeza, se puso a buscar algún rastro de Yami con su mirada. Recorrió toda la sala y parte del patio. No se molestó en llamarlo, sabía que terminaría apareciendo tarde o temprano. Caminó un par de pasos más y siguió buscándole con calmado sin ninguna prisa. Sin embargo, algo le hizo parar su andar. Al sentir como un pequeño objeto era golpeado por él, paró su andar y miró al suelo. Era un pedazo de papel arrugado roto. Lo recogió y lo estiró un poco para descubrir de que se trataba. Un momento, esa letra, ¿podría ser...?

—¿Yami?—preguntó en un murmuró. Estaba algo intrigado. El tricolor copia no solía escribir mucho, y cuando lo hacía le mostraba lo que hacía. Esto era raro por no decir extremadamente extraño. Presa de su propia curiosidad, Yugi empezó a leer el papel.

"Querido Yugi,

No sé exactamente cómo expresar lo que te voy a decir, y de todos modos siento que te va a herir, y lo lamento, yo no quiero herirte, es lo menos que quiero hacer, pero, dadas las circunstancias, tendré que hacerlo. Lo lamento mucho. También, me disculpo de antemano por no decirte nada antes, a decir verdad no encontraba palabras y momentos para hacerlo. De verdad que no quisiera tener que volver a..."

Y hasta allí llegaba ese pedazo de papel. No tenía nada más por detrás. La incertidumbre lo mató en un momento dado. Todo aquello era dirigido hacia él, y estaba tratando de decirle algo, y estaba casi seguro de que se trataba de su regreso a su planeta, sabía a qué venía todo aquello, sin embargo, algo en sí mismo le decía que debía de buscar más, que había algo más allá de todo aquello. No se resistió una vez más a la curiosidad, y con la carta en la mano empezó a buscar el otro pedazo. Durante los siguientes tres o cuatro minutos su cabeza se mantuvo gacha, y sus ojos observantes. Sin embargo, antes de que pudiese encontrar lo deseado, acabó encontrando un libro tirado en el suelo.

"Manual de crítica literaria" leyó mentalmente. Sólo un viejo libro sobre literatura. Lo recogió del suelo y lo miró con detenimiento. Yami... ¿Desde cuándo dejaba las cosas tiradas? Él no lo hacía, jamás, incluso le había contado en algunas ocasiones que él había recogido algunos libros que había dejado su padre o madre tirados. Por alguna razón no resistía la tentación de leerlos y devolverlos a su sitio. Solía leer bastante, y era algo organizado. Eso le dejó algo en claro, el tricolor copia no estaba en casa. En realidad, no se alarmó, él solía ir al hogar de Jaden de manera oculta para hablar con Haou. A veces no media bien el tiempo y se quedaba allí por más de lo previsto. En esos casos, no tardaba en llamar.

Caminó hasta la estantería y devolvió el libro a su lugar. Sin embargo, dio un golpe accidental a la pequeña librería y le cayeron un par de objetos en la cabeza. Cuando se volvió a verlos se dio cuenta de que eran los trozos faltantes de la carta. Los recogió del suelo y, justo antes de que pudiese si quiera desarrugarlas, él teléfono sonó. Obviamente, el único presente de la casa respondió.

Apenas oyó la pregunta, las cosas que llevaba en sus manos se cayeron una a uno hasta tocar el frío y desolado suelo.

—Hola Yugi, ¿Haou está contigo y Yami?

-.-.-.-.-

Ya ewe, último plot-twist, no dejaré pregunta, solo quiero que me digan que les pareció owo

En fin, ¡nos leemos!

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