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006


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No le fue nada sencillo a Cristine elegir el vestido perfecto. Quería lucir elegante pero atractiva aunque recordando que era un evento empresarial.

Pero sí quería atraer la mirada de cierto hombre con el que estaba casada. Aunque sin duda, si estuviera usando unos pants desgastados y una playera que compras en cualquier tienda de souvenir, él la miraría con ojos de enamorado y le diría que es la chica más hermosa en todo el lugar.

Al final se decidió por un vestido color crema, casi blanco con un escote algo pronunciado pero que en realidad no mostraba tanto aunque era descubierto de la espalda. Un tul de brillos plateados y con un cinturón dorado dándole el toque perfecto.

Nunca antes se había emocionado tanto por usar un vestido así de hermoso.  Sonrió a su reflejo cuando terminó con su maquillaje y peinado.

Se colocó sus aretes favoritos y luego un poco de su perfume preferido. Al final, deslizó sus anillos por su dedo anular.

Tony nunca se había quitado los suyos, por nada. Y aunque hubo algunas noticias al respecto, él nunca dijo nada. Pero Cristine sabía que él se moría por gritarle a todo el universo que estaban casados.

Tomó su cartera y salió de aquella habitación con una gran sonrisa. Happy la esperaba junto al auto.

—Señora Stark, me alegra verla de nuevo— una pequeñita sonrisa se asomó en los labios del hombre.

Le tendió la mano, para aydarla a subir.

—Lo mismo digo, Happy.

Le encantaba cuando le decían "Señora Stark", una gran emoción le recorría el cuerpo de pies a cabeza.

El hombre cerró la puerta y se dirigió al asiento del conductor. Cristine no podía negar que se moría de los nervios y ni siquiera estaba tan segura de la razón.

Tardaron poco más de treinta minutos en llegar al lugar indicado. La chica permaneció un par de minutos más en el auto después de que Happy paró.

—Tony me pidió que te diera algo— el hombre le entregó una caja de pequeño volumen pero algo grande.

Cristine sonrió mientras negaba y abrió la caja. Miró impresionada el precioso collar. La cadena era muy delegada y parecía ser de oro, en la punta había un diamante solitario de color azul.

—Gracias, Happy.

El hombre asintió con una sonrisa. Cristine se quitó el collar que traía puesto y se colocó el nuevo. Finalmente abrió la puerta y salió del auto para dirigirse al edificio.

Las primeras personas con las que se encontró, fueron Stan y Alaric. Ambos sonrieron al verla.

—Parece que tratas de impresionar a alguien— comentó Stan en todo divertido.

Cristine no podía dejar de sonreír.

—Tal vez así sea.

—Cristine, sé que eres mi jefa pero en serio debo decir que luces maravillosa— elogió Stan— te traeré algo de tomar, ¿champagne está bien?

—Sí, gracias Stan.

Él hombre se alejó con una gran sonrisa.

—Luces espectacular, Cristine— esta vez habló Alaric.

—Gracias.

—Supongo que al final sí vendrá tu esposo.

Asintió lentamente.

—Sí, o al menos eso espero.

Stan regresó y le dio la copa a la chica, ella le dio un gran sorbo.

Los minutos pasaban, pero se sentían como horas y Cristine no había visto a Tony.

Las luces se apagaron y unos reflectores se dirigieron al pequeño escenario.

—Darán unas palabras de agradecimiento y luego tendremos toda la noche para comer hasta que se acabe la comida y sólo quede el alcohol— informó Stan en voz baja mientras aplaudía igual que todos los demás.

Entonces apareció el jefe de la empresa, Cristine lo había visto sólo un par de veces y en realidad no hablaban más que de trabajo.

El hombre comenzó a hablar, su voz resultaba aburrida y era evidente que los presentes sólo esperaban a que terminara de hablar para poder continuar con la fiesta.

—Y para finalizar, un gran aplauso para nuestros accionista. Sin ellos, nada de esto sería posible.

Un cosquilleo recorrió el cuerpo de la chica al ver a Tony en el escenario. Saludando y sonriendo mientras las cámaras le tomaban fotos.

Pese a la oscuridad del salón y los reflectores que le daban a la cara, la vista de Stark se dirigió a la figura de sus esposa. Sintió que perdía el aliento al verla allí, tan hermosa como siempre y mirándolo sólo a él. 

Luego de algunos minutos más de palabras de agradecimiento, las luces se volvieron a encender. Cristine sintió una mano en su espalda baja y pronto se dio cuenta de que era Alaric.

Perdió de vista a Tony y fue junto a su compañero en busca de algo más para beber.

Tony quería correr hasta su chica y envolverla entre sus brazos para no soltarla nunca más. Pero tampoco quería incomodarla. Debía mantener la distancia y vigilarla desde lejos mientras tanto.

Pero, ¿exactamente por qué ese imbécil estaba tan cerca de ella y no dejaba de tocarla?

No prestó atención a los hombres a su alrededor que hablaban. Habían pasado sólo cinco minutos cuando la paciencia del hombre se esfumó.

Terminó el whisky de su vaso de un solo trago y caminó con naturalidad entre los invitados hasta su esposa.

Se aclaró la garganta al llegar al grupo de tres. Los dos hombres lo miraron con sorpresa y Cristine no pudo más que sonreír como una completa tonta enamorada.

—S-señor Stark, es un gusto conocerlo— Stan fue el primero en hablar. Bastante nervioso e impresionado.

Mirar a Tony de cerca, por lo general resultaba intimidante. Justo como en ese momento.

Tony asintió, sin dejar de mirar a Cristine.    

—¿A qué debemos su presencia, señor?

Le dirigió una fuerte mirada asesina a Alaric y ni siquiera se molestó en disimularlo.

—Tony es mi esposo— dijo rápidamente Cristine, separándose de Alaric y abrazando el brazo de Tony.

Podía notar como Tony tenía ganas de golpearlo en la cara pero ponía todo su esfuerzo para contenerse.

Ambos hombres se quedaron estáticos y confundidos. ¿Habían escuchado bien?

Stark dejó un beso en la frente de la chica.

—Así es niño y no me gustó para nada cómo tenías tu mano en su espalda. ¿Quién es tu jefe? Le pediré que te cambie de sección.

—Tony— habló en tono de advertencia la chica.

Alaric abrió ligeramente la boca, seguía pensando que aquello era una broma. ¿Había estado coquetenado con la esposa de Tony Stark?

—Cristine es mi jefa— murmuró al fin, sin quitar su expresión de terror.

—Oh... en ese caso. Cariño, ¿puedes hacer que lo cambien de tu sección?

Cristine lo miró mal.

—Tony, por favor no me hagas una escena. Alaric es sólo un compañero. Además, él sabe muchísimo de la sección y cambiarlo sólo me traerá problemas.

—Bueno, en ese caso— señaló a Alaric con su dedo índice y presionándolo contra su pecho— no intentes nada raro con MI ESPOSA o te las verás conmigo, ¿entendido?

Asintió apenas, incapaz de moverse.

—Bien— le dio una palmada en el hombro— ahora si me disculpan, me llevaré a esta hermosa chica un momento.

La pareja se alejo hasta un lugar un poco más privado.

—Tony.

—Sé que siempre luces bellísima, pero justamente hoy creo que te vez espectacular. ¿En serio estamos casados?

Ella sonrió.

—Para tu mala suerte, sí.

—En realidad pienso que soy afortunado.

Se quedaron un momento en silencio.

—No sabía que eras accionista de la empresa— habló la chica sin soltar el brazo del hombre. 

Tony hizo una mueca mientras rascaba su nuca.

—Cariño, te juro que no lo sabía. Sabes que Pepper se hace cargo de todo esto y yo solo firmo lo que ella me pide... bueno, me enteré luego de que me digiste lo de la entrevista. Evidentemente, debía averiguar dónde iba a trabajar mi esposa y me sorprendió saber que yo era dueño de un porcentaje bastante alto. Te juro que no tuve nada que ver con tu contrato.

A Cristine le encantaba ver las exageradas expresiones de Tony. En cuanto terminó de hablar, se puso de puntillas para alcanzar a besarlo.

Aún con tacones debía alzarse un poquito. Tony se sorprendió, sabía que la chica no era del tipo al que le gustaba dar muestras de afecto públicas.

Pero no se negó. Rodeo la cintura de su contraria con fuerza para pegarla más a su cuerpo y sentirla aún más cerca de él.

Él había extrañado sus besos, pero recién se daba cuenta que no podía soportar ni un minuto más sin ellos.

Cristine pasó sus manos por el cuello del hombre hasta su nuca y lo acercó más a ella. Estaba segura de que no iba a soportar ni un solo segundo más lejos de él.

Se separaron un poco para mirarse a los ojos. Se sonrieron, era como si las palabras no fueran necesarias y se comunicaran con la mirada.

—Te amo, Tony— habló ella— y quiero pedirte otra oportunidad. Nunca debí hacerte cambiar, te amo tal como eres y sin tus excentricidades dejarías de ser tú y no quiero eso. Perdón.

Él negó con una sonrisa.

—Cris... no negaré que me diste un susto de muerte cuando mencionaste lo del divorcio— hizo movimientos exagerados— Pero te amo, y quiero que tú y todo el mundo lo sepa.

Cristine cerró los ojos y dejó caer su cabeza en el hombro de su contrario.

—Estaba pensando que... podríamos volver a casarnos pero esta vez a tu estilo.

Stark no se abstuvo para festejar, tomó con fuerza a su chica y le dio un par de vueltas.

—Cristine, sabes que eso me encantaría más que nada en el mundo... pero no quiero hacer nada que no quieras.

Ella sonrió ampliamente.

—Quiero intentarlo.

Volvieron a unir sus labios.

—Sabes que no me contendré con esto, ¿cierto?

Dejó salir un poco de aire.

—Lo sé y me aterra pero está bien.

Se separó de la chica para sacar su celular del interior de su saco. Comenzó una llamada.

—Pepper, me vuelvo a casar... ¿qué? ¡No! Con Cristine— suspiró— necesito que comiences con la organización antes de que se arrepienta. Dos mil invitados, como mínimo y quiero que sea en Dubai, no, mejor en Hawaii, me gusta el tema tropical. Sí, sólo comienza con los detalles. Gracias, Pots.

Finalizó la llamada. Cristine lo miraba temerosa. 

—¿Hawaii?

—¿Prefieres Dubai?

Ella negó y dejó salir una larga risa, era mejor reír que llorar.

—Donde quieras, sé que será perfecto. Sólo quiero que el novio seas tú.

—Puede que acepte ser el novio sólo si tú eres la novia.

Tony la tomó de las mejillas, parecía un niño emocionado.

—Acepto ser la novia— besó rápidamente sus labios.

—Aún debo hacer algo más.

La tomó de la mano para llevarla cerca del escenario. Tony subió y tomó el micrófono, llamando la atención de los invitados y de la prensa. Ctistine se encogió en su lugar, resultaba algo incómodo que Tony hiciera eso, pero adoraba verlo tan contento como un niño en dulcería.

Le dio un par de golpes al micrófono.

—Atención, aquí. Tony Stark está hablando— las personas se comenzaron a acercar— debo decir algo antes de que se arrepienta. Tú, te daré mil dólares para que esta noticia aparezca en primera plana mañana— señaló a un sujeto de la prensa, este levantó los pulgares— Bien, como saben soy Tony Stark y también soy Iron man. Lo que no saben es que desde hace poco más de un año estoy casado.

Se escucharon murmullos, los flashes de las cámaras llenaron el salón. Tony levantó las manos.

—Sí, aquí pueden ver mis anillos— mostró su mano— y mantuve esto en secreto porque mi esposa así lo quiso pero después de algunos sucesos, ella decidió que estaba bien decirlo al público— señaló a Cristine con la mano— ella es Cristine, la mujer más hermosa y maravillosa del universo, soy el hombre más feliz por estar casado con ella sin embargo, también quiero anunciar que pronto volveremos a casarnos, esta vez una boda más pública, esperen su invitación.

Se quedó en silencio un momento, mirando a su esposa. Sus ojos brillaban como nunca antes.

—Cariño, te amo. Gracias por ser mi esposa y apoyarme en las buenas y en las malas. No sé qué sería de mi sin ti.

La chica sonrió y articuló algo parecido a un "también te amo".

Tony dejó caer el micrófono y bajó del escenario. Tomó a la chica de la mano y juntos salieron de aquel lugar.

Tuvieron que moverse entre la multitud que intentaba hacerle preguntas y los llenaban de flashes. Apenas lograron llegar al auto y ambos rieron cuando lograron alejarse un par de calles.

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Cristine y Tony estaban acostados en la cama mirándose con atención. La chica recorría con cuidado el rostro de su esposo con las yemas de sus dedos.

Él disfrutaba de su tacto tanto como disfrutaba de mirarla con suma atención.

—Me gusta tu barba— habló con voz suave, recorriendo la forma de esta.

—A mi también me gusta— rió.

En un rápido movimiento, Stark se puso sobre la chica y comenzó a besarla con suavidad. Cristine llevó sus dedos al cabello del hombre.

—Me encanta estar así contigo,Tony. Solos, tú y yo, en la cama y sin interrupciones.

El hombre sonrió.

—Bueno, de hecho se supone que debo estar viendo los detalles de la boda. Potts ya hizo una reservación para seleccionar el menú y para el pastel. Además tienes que ir a que te tomen las medidas para tu vestido, Romanoff dijo que quería ir contigo.

—¿Es muy tarde para arrepentirme?

—Ya no hay marcha atrás— murmuró cerca de sus labios.

—Debemos levantarnos, tengo que ir a la oficina a recoger unos documentos.

Stark se dejó caer sobre la chica y ella dejó salir una exclamación, era muy pesado.

—No, no te dejaré ir.

—Uh, Tony. Me aplastas.

Intentó empujarlo, pero no logró moverlo ni un poco.

—Tienes un minuto para intentar moverme, si lo logras, te dejaré ir sin replicar pero si no... te quedarás aquí en la cama conmigo.

Ella comenzó a reír mientras intentaba sacarlo de encima pero no logró moverlo ni un centímetro.

—¡Tony!

Él se levantó sólo un poco.

—No lo lograste.

Volvió a besarla, esta vez con mayor necedad. Cristine puso sus manos en el borde de la playera de su contrario y comenzó a levantarla.

Se sonrieron con complicidad.

—Te amo— le dijo ella.

—Yo te amo más y si dices lo contrario levantaré una demanda en tu contra.

La playera de Tony terminó en el suelo. Cristine dejo salir una risa mientras sus dedos recorrían el pecho del hombre y deteniéndose un poco más en el reactor.

—Gracias por amarme, Tony.

Él negó con una sonrisa.

—Gracias por dejarme amarte.

Una vez más sus labios se encontraron y un beso feroz dio lugar. Querían demostrarse lo mucho que amaban al otro. 

Fin

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