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Casarse a los 24 no es algo malo o inapropiado, pero casarse a los 24 y con un hombre casi quince años mayor, es objeto de constantes críticas y habladurías. A muchas personas les parece incorrecto y constantemente piensan que "ella" es la que busca algún beneficio de todo eso, como que sólo lo quería por su dinero.
Tony y Cristine habían decidido casarse luego de mantener una relación durante cuatro años. Fue un tema del que hablaron durante bastante tiempo pero ambos se amaban y sabían que querían pasar el resto de sus vidas juntos.
Tony era un buen hombre. Luego de muchas cosas por las que tuvo que pasar siendo un superhéroe, sus pensamientos llegaron a cambiar radicalmente y dejó de ser un mujeriego que tenía a una chica diferente en su cama cada noche. Aunque nunca imagino que encontraría en Cristine todo lo que siempre quiso.
Lo mismo fue para Cristine. Desde que era joven no estaba en sus planes casarse. Le gustaba conocer nuevas personas y lugares tanto como fuera posible. Conocer a Tony Stark fue casi un accidente y aunque la primera vez que hablaron, terminaron juntos en una cama suponiendo que eso no volvería a pasar, el universo los volvió a unir.
Cristine trabajaba como becaria en un bufete de abogados y Tony Stark llegó a ese lugar en busca de asesoría luego de un problema con los vengadores. Se sorprendió de ver a la rubia en ese lugar y más se sorprendió de que en realidad la recordaba con mucha claridad.
Ambos tuvieron que pasar algún tiempo juntos y las cosas entre ambos evolucionaron.
Cristine aceptó se su esposa y todo iba de maravilla entre los dos. Con sus altos y bajos como en cada relación hasta que las críticas y estúpidos comentarios llegaron y no hicieron nada más que hacer sentir terriblemente culpable a la chica.
Ella sabía que nada de lo que decían era cierto y al principio fue fácil hacer oídos sordos, pero cada vez eran más constantes y comenzaron a afectarla más de lo que debería.
Sólo se casó por su dinero. Es una mantenida. No sabe hacer nada y por eso se buscó a un hombre con dinero. Seguro se acuesta con otros a sus espaldas.
De alguna manera, siempre era la villana que engatusó al multimillonario hombre sólo para satisfacer sus caprichos y placeres.
Al principio no le afectaba, pero con el tiempo comenzó a ser peor. Nadie sabía con certeza cómo funcionaba su relación pero aún así se atrevían a hablar y juzgar.
Tony y Cristine decidieron casarse con bienes separados. Ella fue quien lo sugirió pues estaba consciente que las personas comenzarían a especular y no quería meter en problemas y chismes a Tony. Cristine tenía su propio trabajo y aunque no ganaba ni por poco lo que Tony, estaba bien con ello. Aunque Stark siempre insistió en que no era necesario que siguiera trabajando si no lo deseaba.
Sabía que lo suyo sería complicado, pero nunca imaginó hasta qué punto.
Tenía su propio auto, pero Stark insistió en comprar uno más seguro. Ella se negó y amenazó con ponerle una escolta que la siguiera a todos lados para estar seguro de su seguridad.
Un auto mega lujoso y seguro era mejor opción que unos gorilas que la siguieran a todas partes.
Él siempre ganaba, siempre conseguía lo que quería y adoraba eso de él, siempre luchando por todo, pero a veces resultaba molesto.
Cristine lo ama y de eso nunca ha tenido dudas pero a veces cree que todo hubiera sido mejor si nunca se hubieran conocido.
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Cristine estaba cepillando su cabello sentada frente al elegante tocador de madera que Tony había mandado a hacer cuando se mudaron juntos. Sus manos se movían automáticamente mientras sus pensamientos divagaban en otro lugar. Y aunque sus ojos miraban su reflejo, apenas prestaba atención.
Había sido un día largo y bastante malo, pese a que quería dejar de pensar en ello, parecía algo casi imposible.
La chica regresó a la realidad cuando la puerta del dormitorio se abrió dejando ver a su esposo. Dejó el cepillo con cuidado y lo miró con una enorme sonrisa. Tony se acercó a besar su frente y enseguida se dejó caer en la cama. Parecía más cansado que de costumbre.
—¿Qué tal estuvo tu día? —preguntó Cristine desde su lugar mientras comenzaba a quitarse los accesorios.
Tony suspiró dramáticamente y Cristine no pudo evitar reír.
—Algo complicado —comenzó— estuve todo el día tratando de arreglar mi ultimo traje pero tenía algo raro y no podía hacer mucho sin las piezas que necesitaba. Que por cierto, no llegarán hasta dentro de cinco días. Luego, para matar el tiempo comencé a trabajar en el nuevo traje del niño —se refería a Peter Parker— pero... también tengo que esperar a que lleguen unas piezas —se quejó dramáticamente de nuevo y se levantó un poco para recargarse en sus codos— ¿cual es el punto de tener Amazon prime si los pedidos no me llegan al siguiente día? Como sea. ¿Qué hay de ti?
Cristine le dirigió una suave sonrisa.
—No mucho. Hoy me llamaron para un trabajo al que me postulé y mañana iré a la entrevista.
—Oh —sonó decepcionado— seguro que te contratan. Aunque ya sabes... no necesitas ir a trabajar. Te puedo contratar yo si eso te hace sentir mejor.
Cristine se levantó de su lugar y caminó hasta estar a los pies de la cama. Tony se incorporó por completo y se sentó en el borde. El hombre pasó sus brazos por su cintura en un abrazo, dejando caer su cabeza sobre su abdomen.
La chica lo abrazó suavemente por la cabeza, pasando lentamente sus dedos entre su cabello. Tony normalmente odiaba que le tocaran el cabello, pero no le importaba ni un poco que fuera Cristine la que lo hiciera.
—Tony, ya lo hemos hablado. Hace un año que terminé la universidad y estuve trabajando para conseguir un puesto en una empresa que esté fuera de tus dominios.
Ambos dejaron salir una risa.
—Eso será complicado, pero si es lo que quieres, esta bien, cariño.
Levantó la cabeza para mirarla, ella lo tomó de las mejillas.
—Te amo —dijo Tony sin dejar de mirarla a los ojos.
—Te amo más —contestó Cristine de la misma manera y se inclinó para darle un rápido beso en los labios.
Se separaron y se prepararon para ir a la cama.
Tony seguía teniendo ataques nocturnos con bastante frecuencia. Aunque Cristine no está muy segura de haber estado en todos. Stark suele despertar abruptamente, lleno de sudor y con un increíble terror reflejado en los ojos.
Cristine debía mantener la calma para ayudarlo. Lo tomaba de las mejillas y le ayudaba guiando sus respiraciones. Cuando Tony comenzaba a sentirse mejor, abrazaba a su esposa y ese aferraba a ella como si fuera un niño pequeño.
Tony se sentía mejor estado aferrado a su esposa, sabiendo que ella estaría ahí para él cuando despertara.
Cristine esperaba a que se volviera a dormir y no le importaba si eso significaba quedarse despierta hasta el amanecer si eso significaba que Tony estaría mejor. Sin embargo, debía apagar todas las alarmas para dormir algunas horas más.
Él se molestaba, decía que debía empezar a trabajar temprano pero se quedaba en la cama, abrazado a Cristine, conversando o simplemente existiendo juntos hasta que alguno realmente tuviera que levantarse.
Esa mañana fue un poco diferente. Cristine se levantó antes que él, quitando con cuidado su brazo de su cintura para no despertarlo.
Tomó una rápida ducha y comenzó a prepararse para ir a la entrevista de trabajo. La chica quería hacer una maestría a la que ya había sido aceptada pero era algo costoso y lo cierto era que no quería pedirle dinero a Tony. Eran un equipo y todo eso, pero aún le avergonzaba un poco tener que depender económicamente de su esposo.
Y aquel trabajo le ofrecía un buen sueldo para pagar los gastos.
¿Que si era terca y orgullosa? Tal vez. Pero no deseaba hechar más leña al fuego haciendo que sea verdad que dependiera económicamente de Tony Stark.
Escogió un atuendo formal pero a la vez casual. Luego de dejar su trabajo como becaria, había conseguido otro trabajo menor en una pequeña empresa donde duró un año antes de encontrar la nueva.
Al salir del baño y ya vestida se dirigió al tocador para peinarse y maquillarse. Tony seguía profundamente dormido. Incluso estaba roncando.
Antes de ponerse de pie, deslizó su anillo de compromiso y su anillo de bodas por el dedo anular.
Una vez lista, se dirigió a la cama para sentarse en borde junto a Tony. Acaricio su mejilla y él abrió los ojos lentamente. Dejó ver una sonrisa somnolienta.
—Ey —saludó con voz adormilada pero besando la palma de su mano que antes estuvo en su mejilla.
—Ya me tengo que ir, cariño.
Frunció el ceño e hizo un puchero.
—Sabes que aún puedes cambiar de parecer.
Críate dejó salir una risita e hizo círculos con su pulgar en su mejilla.
—Estaré bien, lo prometo. Te llamaré si pasa algo.
Tony asintió.
—Dile a Happy que te lleve. Me sentiré mejor si vas con alguien en quien confío.
—Tony, estaré bien. Tranquilo —se inclinó para besarlo— te amo.
—Te amo más —sonaba triste— no olvides desayunar antes. No quiero que te sientas mal y de pronto termines en el hospital.
Negó divertida.
—Nos vemos en la noche. Y tú no olvides desayunar, un café y una dona no es el desayuno más ideal.
Tony dejó salir una gran risa.
—Entonces comeré dos donas.
Salió de la habitación bajo la atenta mirada de Tony.
Una vez en su auto respiró profundamente, la verdad era que estaba más nerviosa de lo que aparentaba.
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Cristine estuvo hablando con el hombre de recursos humanos durante media hora y luego la mandaron con quien parecía ser el encargado de la empresa. Sin embargo, aquel hombre parecía aburrido. Realmente aburrido y harto de todo. Recarcaba su mejilla en dos de sus dedos mientras miraba su curriculum.
Apenas habían intercambiado algunas palabras y Cristine se sentía cada vez más nerviosa por el prolongado silencio.
—¿No eres muy joven para estar casada?¿hace cuánto que te casaste? —preguntó de pronto el hombre.
Lo miró con el ceño fruncido, de todas las preguntas... ¿tenía que hacer precisamente esa? Y de todas maneras, ¿qué rayos le importaba?
—La verdad, no creo ser muy "joven para estar casada" —hizo comillas con sus dedos— pero recién cumplimos un año.
Levantó las cejas sorprendido sin dejar de mirar el papel entre sus manos. ¿Era una entrevista de trabajo o sobre su vida personal?
El hombre se aclaró la garganta y se acomodó en su asiento antes de volver a hablar.
—Veo que te graduaste con excelencia y tienes una carta de recomendación de tu director y algunos profesores. No cualquiera lo tiene —se acomodó de nuevo en su lugar y la miró —¿puedes iniciar hoy mismo?
Su cara pasó de una de confusión a una de felicidad.
—Por supuesto —habló con entusiasmo.
—Bien, te daré un recorrido, te explicaré lo que tienes que hacer y al final te explicaré tu contrato... así decides si te has arrepentido —no estaba segura de que fuera una broma eso último.
—Entiendo, gracias.
Ambos se pusieron de pie y salieron de la oficina para comenzar con el recorrido. No era una empresa realmente grande pero tenía cierta varias áreas que Cristine debía conocer.
—Eso es básicamente todo —habló el hombre— mencionaste que estabas por hacer tu maestría en derecho mercantil. Podrías subir de puesto una vez que la termines y ser gerente de área. Por ahora te quedarás con el puesto de encargada de área.
—Comprendo —asintió un par de veces.
Caminaron por un pasillo hasta una sala.
—Aquí estará tu oficina y este es tu equipo, la mayoría son de marketing y creo que Stan es de finanzas —miraron a las cuatro personas.
Eran tres hombres y una mujer, todos los miraron con una sonrisa incómoda.
—Hola —saludó la chica con cierta incomodidad.
—Chicos, ella es Cristine. La nieva encargada del área mercantil.
Los cuatro hablaron a la vez, diciendo algo parecido a "bienvenida".
—Stan es de planta, o sea que ya tiene contrato —el nombrado levantó la mano— Mica y Paul son becarios y en cuanto se gradúen es posible que se queden con el trabajo —ambos chicos levantaron la mano, por último está Alaric. Él es de marketing como Mica y Paul pero él ya tiene contrato.
El chico levantó la mano y sonrió.
—Es un gusto conocerlos, espero que trabajemos bien.
—Bien, puedes regresar en un momento. Vamos a ver lo de tu contrato, seguro que ya está listo.
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