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Capítulo 3: Ella me recuerda a él.

He seguido asistiendo a más reuniones desde entonces, procurando ahora poner más atención y no sacar mi lado salvaje, impulsivo, sin que me lo pidan. Esos no eran instantes para actuar de tal manera, digamos que ese día dejé muy mal visto el apellido Ulrich y a mi padre, era cierto que también poseía esa actitud fuerte, pero él la dejaba ver en el campo de batalla cuando había un conflicto bélico de por medio, no lo sacaba de la nada, sabía controlarse, no como yo.

Entretanto... Frederik, como siempre, tenía la gran atención junto a los aplausos, porque heredó el carácter de mi madre; más sereno, pacífico, preocupado por los demás. No era de extrañar que por tener un apellido importante y una personalidad diferente a nuestro padre, destacaría más por ser si mismo y no una copia barata como lo sería yo.

Eso sí, yo no he soltado el tema de la independencia por nada. Ese era mi objetivo y buscaba cumplirlo a como de lugar, aunque me tomaran por loco, con el paso de los días, fui buscando argumentos mejores para no ser derrocado de inmediato en la mera vergüenza.

Y ah, contraté clases de inglés para poder hablar con extranjeros, sólo los de clase alta como nosotros podíamos tener ese privilegio, Frederik ya sabía hablarlo con fluidez, yo no podía quedarme fuera de eso por nada.

Creo que nunca me sentí de esta manera antes, la misma manera que me sentía al ver a Kirk; ceder ante unos hermosos ojos.

Connie era mi maestra de habla extranjera, era como dos o tres años mayor que yo y poseía una belleza indiscutible; cabello largo rubio, ojos verde esmeralda, una agraciada figura y una voz de ángel recién caído del cielo.

El sólo darle un beso en la mejilla para saludarla me hizo invadir mi mente de antiguos recuerdos de la infancia.

Joder, cómo extraño a Kirk...

Mi estómago se revolvía cuando pasaba tiempo con ella, adoraba su compañía. Nunca antes me había sentido así por una mujer, ¿eso es lo que dicen que es el amor? Pero... ¿Por qué Connie me recuerda tanto a él? Dios, esa amabilidad, ese corazón bondadoso que se preocupa por mí a cada momento, si me siento bien o mal...

¿Por qué se me hace todo tan turbio?

...

- Lars, Lars... -susurró en mi oído Kirk.

- ¿Qué?

- ¿Me puedes prestar una manta? -le contemplé; estaba abrazándose a si mismo por el frío.

Me quite mi poncho de lana y nos tapé a los dos con él, se acurrucó sobre mi cuerpo y nos mantuvimos abrazados en la sala de estar de mi casa, los inviernos eran muy fríos y duros para él por los pocos recursos que posee su familia. Era la época en que más unidos estábamos, siempre uno pegadito del otro para combatir las bajas temperaturas. 

Era muy común también que yo sintiera extrañas sensaciones en el estómago al estar a su lado, extrañas pero me gustaba sentirlas. Se sentía maravilloso pasar el tiempo con él...

...

- Lars, are you paying attention to me? -Connie logró despertarme de mi trance.

- Um, yeah, yeah... I'm -contesté nervioso.

Estaba sintiendo esas mismas sensaciones en el estómago, esas no se sienten con cualquier persona. Entiendo que suceda con Connie porque es una mujer bellísima, no obstante... ¿Kirk, el hijo de la criada? Nuestra amistad antes de separarnos era fuerte, muy fuerte, sí, pero... ¿a ese punto? No, yo... Jamás me he caracterizado por ser distraído, aunque en el último tiempo, desde que Kirk se fue, no lo puedo borrar de mi memoria ni quitármelo de la mente porque está ahí a cada rato, si no es un recuerdo es otro, cada aspecto de mi vida actual me recuerda a él.

No puedo avanzar de página si sigo así, no puedo estar en la política si no me concentro para mi bien y salir adelante, no ser un idiota que hace el ridículo, tanto pensar en temas ridículos como los sentimientos no me llevan a ningún lado.

Debo olvidar esa mierda.

Como si fuera tan fácil...

Bien, el tiempo sigue pasando con suma rapidez, yo no me entero de nada o así parece que sucede al encontrarme sumergido en oleadas de pensamientos abstractos con respecto a sentimientos que no descifraba o al menos eso pretendía yo hacer.

Sabía a la perfección que era amor aquel sentimiento y lo negaba.

Ah, el amor a Connie era innegable, ¿cómo no? Era la mujer más bella del universo. Lo que negaba era un posible deseo homosexual hacia Kirk, el mismo que él afirmaba sentir hacia mí, ¿era eso posible o moral siquiera? No me atrevía a pensar con lujo de detalles porque me derretía recordar su hermosa mirad...

Ugh.

Los claros ojos de Connie eran lindos, pero los ojos profundos de Kirk lo eran aún más, no lo refutaba, me gustaban más, sin embargo, quería forzarme a pensar que sólo amo a Connie Nielsen (otra alemana, por cierto) y no a otro hombre porque eso no es bueno, creo que es hasta asqueroso y lo aberran, soy un político, no debo caer en pecados de ese tipo.

Un año más tarde, qué digo un año, año y medio, cuando mi inglés era mucho más fluido porque mi maestra enseñaba de maravilla, yo hice lo posible por cortejarla con diferentes detalles caballerosos, siempre la hice reír, le daba regalos más o menos caros, le enviaba flores a su casa. Nunca me esforcé tanto, tanto para ir muy lejos y eso no se comparaba a quién mi corazón amaba de verdad.

Nada era como él, nada lo superaba.

De todas maneras, lo normal era amar a una mujer, por eso, lo dí todo por ella; ese día llevaba un ramo de rosas y un traje muy elegante para la ocasión (y un evento al que iba llegando atrasado, para colmo), me puse de rodillas frente a ella, la cogí de la mano; la acaricié, pronuncié las palabras de amor que escribí en inglés sobre un papel con previedad, mintiendo con que las escribí pensando en ella y solo ella, para declarar mi amor y elogiarla como podía, sin quitar de mi mente el cabello negro y rizado de Kirk, su suave piel morena...

Ella aceptó ser mi pareja y nos abrazamos, nos dimos un beso y mi mente se enfocó en acordarse de los labios de Kirk esa vez que me besó antes de partir... el cabello bien peinado, rubio y lacio dejaba de ser tan encantador al compararse con el negro rizado y alborotado, ¿por qué cada comparación que hago, mi amor a ella muere y se vuelve más falso por más que me esfuerce? ¿Será porque ellos son tan opuestos?

Finalmente miré al reloj y pedí disculpas por no poder estar más rato a su lado, que debía ir a una reunión importante para mí y mi familia, que era muy urgente.

Entré al lugar de la asamblea; bien, no llegué tan tarde, me sorprende, yo olía bien y estaba perfectamente uniformado para la ocasión. Me coloqué al lado de Frederik, bien erguido y el evento importante comenzó:

Tras las elecciones democráticas, Frederik fue elegido como el máximo mandatario y en su gabinete, me nombró como primer ministro, ahora trabajaríamos juntos, la envidia debía desaparecer en mí, debía madurar y servir de algo para la nación, que o sino, todos mis estudios fueron en vano.

Recibí el título de "primer ministro" con un galardón y miles de aplausos, bien, yo era respetado, era alguien importante, no más sombras de mis familiares.

El pasado tortura, duele, te encierra. Yo no podía quedarme pensando en el amor por siempre, en el amor verdadero que no me hace más que perjudicarme: elegí tener el poder, ya lo tengo, debo volver al frente porque no debo perder tras tantos años de esfuerzo.

El poder te mantiene en la gloria, en la felicidad, en la riqueza... el poder se escapa entre las manos y alguien más lo coge para aprovecharse, para su propio beneficio. No deseaba que nadie me pasara a llevar, mi poder era mío, yo me lo gané y planeaba ir más arriba.

De hace años que quiero una independencia, no renunciaré a esa idea aunque deba pelear en la guerra por eso.

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