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Capitulo 6 - A Thousand Years.

Punto de vista de Erick

¡Si! Nos besamos, lo volvimos a hacer. La felicidad no me cabía en el pecho, bueno no me cabía si quiera en el cuerpo. Era enorme el cúmulo de emociones que sentía. Mi hermana también estaba feliz conmigo, ya que según ella llevaba esperando ese momento seis años.

— La amo Cris. La amo tanto. — le digo sonriendo y ella me abraza emocionada.

— ¡Yo les amo a los dos! — dice en nuestro abrazo. — buenas noches hermanito. — me sonríe y se va a dormir mientras yo veo como Erick se ha dormido en el sofá, sonrio mirándole, se parece tanto a nosotros; es el fruto de todo lo que nos quisimos. Yo la amo y sé que ella me ama a mi. Como un niño feliz después de ver sus regalos de cumpleaños me fui a dormir.

...

Me desperté más feliz de lo que me dormí, hoy iría a recogerla a casa y hablaríamos de lo que sucedió anoche y que por favor lo intentáramos de nuevo; que dejemos todos los errores del pasado atrás.

Abrí el armario de la habitación que mi hermana me había dejado hasta que me volviera a L.A o bien comprara una casa, definitivamente la segunda opción será la mía, y Maria la comparta conmigo, es un sueño. Abro las puertas del armario blanco de madera y saco una camiseta blanca de mangas corta y unos pantalones vaqueros azules, luego salí de la habitación color azul para bajar a la cocina y preparar huevos con bacon para desayunar y finalmente llevar a los niños a la escuela e ir a por mi chica.

— Buenos días. — dice Cris en la sala perfectamente vestida con un outfit bastante normal, lleva unos jeans cortos y una blusa blanca. Su pelo rubio está rizado y le cae por los hombros.

— Buenos días hermanita. — le sirvo el plato de desayuno sobre la mesa. — siéntate, esto es una especialidad de la casa.

— ah, que a parte de cantar también cocinas. — levanta las cejas sorprendida. — por cierto Eneida llevará a los chicos a la escuela, para que puedas estar con Maria. — me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa sentándome frente a ella en la mesa, en eso que le suena el teléfono. — Dime Conchi. — su rostro cambió la sonrisa por preocupación y sus ojos aguarse no ayudaron a que pensara mejor, ay no, algo malo debió suceder. — Vamos para allá. — Cuelga el teléfono y se levanta corriendo.

— Cris, que pasa. — le digo levantándome con ella y tomándola del brazo.

— Erick debemos ir al hospital y te cuento. — se dirige a la puerta.

— No, Cristina, cuéntame ya mismo que sucedió y por qué debemos ir al hospital. — le digo serio, con la voz temblorosa.

— Anoche asaltaron a María, la han herido — me quedé totalmente en shock al escuchar solamente su nombre, solo quería saber que está bien. — Erick, la han violado. — mientras me dice eso sus ojos se aguan y siento como una oleada de furia me va recorriendo todo el cuerpo. ¿por qué ella? Ella no se merece esto. Mierda no.

— ¡AHHHHH JODER JODER! — pateo la cómoda de madera marrón que hay a mi izquierda. — ¡NO NO NO! — Cris me agarra de los hombros y me abraza.

— No es momento de patear nada hermanito. — me mira a los ojos. — tenemos que estar con ella, nos necesita más que nunca.

— Es mi culpa Cris, debí de acompañarla, no debí dejar que se fuera sola. — le digo en un sollozo.

— No es culpa tuya, ni de María solo de los imbéciles que le hicieron esto. — me toma el rostro con sus manos. — pero por favor, ahora nos toca ser fuertes por ella, debemos mantenerla a flote no podemos dejar que se hunda.

Sorbí la nariz y froté mis ojos, me levanté del suelo, ya que me tiré a él sentado, y salimos de casa para montarnos en el auto directo al hospital regional de Miami, donde estaba el amor de mi vida y la madre mi hijo, a la cual habían marcado de por vida, y no para bien. Me siento responsable de ello, es todo culpa mía, si yo la hubiera acompañado ahora ella no estaría así. Llegamos y estacione en donde primero vi, da igual si me sancionaban o no, no importa nada más que ella.

— ¡Conchi! — gritó mi hermana cuando la vio. — ¿como está?

— No lo sé, no he podido entrar a verla. — dice preocupada. — Han venido las autoridades antes y no han podido hablar con ella. Los médicos dicen que está en un fuerte shock y que solo recordar el momento le entra pánico.

— Está herida por todo el cuerpo, sobretodo en la cara, al parecer se resistió lo más que pudo pero eran dos hombres mucho más fuerte que ella, y la golpearon hasta que ya no le quedó más remedio que esperar a que pasara. — nos cuenta Joel.

— Tiene ematomas por todo el cuerpo, especialmente en los brazos y muslos. — nos explica Christopher.

— Ha sido una salvajada lo que le han hecho — dice Richard. Y yo vuelvo a venirme abajo.

— ¡Es todo culpa mía! — vuelvo a gritar. — yo dejé que se fuera sola, yo la dejé sola ante el peligro, soy el culpable. — me siento y entierro mi rostro entre mis brazos y siento como abrazan por el lado, es Andrea.

— no es tu culpa Erick. — me dice Zabdiel.

— Puedes entrar a verla. — me dice Nerea mientras frota mi hombro para tranquilizarme.

— Dale apoyo. — me dice Conchi con una sonrisa torcida. Me levanto de la silla y dirijo mi cuerpo hacia la habitación 140. Cuando abrí la puerta y la vi con su cara llena de heridas me dio un vuelco total en el corazón, no podía verla así. Estaba tumbada boca arriba mirando el techo, sin ninguna expresión en su cara, sus manos estaban posadas en la sabana a la altura de su vientre.

Me acerqué a ella hasta ponerme a su lado apoyado en la camilla, y la abracé, rodeando mis brazos en su cabeza en apoyé la mía en ella después de dejar un beso. Sus manos tomaron mis antebrazos y la escuché sollozar, el simple sonido de su sollozo me hizo llorar.

— No me sueltes nunca por favor. — me dice en un hilo de voz, su voz suena tan destrozada, desbastada y rota. Sus lágrimas no dejan de salir y la mías tampoco.

— Lo siento mucho mi amor. — le digo aún abrazándola. — es todo culpa mía, por favor perdóname.

— No Erick, no es culpa tuya. — me mira y puedo ver cómo ha perdido su brillo, ahora solo veo oscuridad. — por favor no te culpes.

— no debí dejar que te fueras sola. — le digo rompiendo en un llanto. — lo siento.

— Me fui sola porque quise, tú no imaginabas que me fuera a pasar esto. — toma mi rostro en su mano. Yo me siento frente a ella. — Por favor, no te culpes, no es tu culpa.

— te he fallado.

— no... — sorbe su nariz. — no, no voy a permitir que te culpes de algo que sólo han tenido la culpa dos personas. Y tú no eres ninguna.

— no puedo verte así. — la abrazo de nuevo y junto nuestras frentes mientras acaricio su mejilla y beso sus labios. — Te lo juro mi amor, vamos a hacer justicia, esos dos miserables no se van a ir de risitas, van a pagar por esto que te han hecho, lo prometo por nuestro hijo, lo pagarán caro así se me vaya la vida en conseguirlo.

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