The 1
Pov de Becky.
Esa noche había sido una de las más especiales en la historia de nuestra relación.
Freen tenía mi inicial tatuada en su mano y lo que representaba para ella era más de lo que yo podía imaginar.
A la mañana siguiente, me desperté y noté que ya todo estaba recogido en la sala. El sofá estaba ordenado y ni su bolso ni su celular estaba ahí.
No podía creer que se había ido sin siquiera despedirse de mí.
Caminé por todo el departamento tratando de encontrar aunque sea una nota pero no había nada.
Se me llenaron los ojos de lágrimas.
Estaba a punto de desarmarme cuando escuché a bonbon afuera del departamento. Me preocupé al pensar que se había salido cuando ella se había ido pero pocos segundos después, antes de que yo pudiera si quiera moverme, se abrió la puerta.
Era Freen.
-Buenos días. -Me saludó con la correa de bonbon en una mano y una bolsa en la otra.
Suspiré de alivio.
No se había ido.
No le dije nada y traté de disimular que casi me derrumbo por dentro.
-Pedí milk tea y té de jamzín. -Dijo. -También aproveché para darle una vuelta a mi hijo.
Yo me quedé estática mientras ella le quitaba la correa a bonbon y dejaba las cosas sobre la mesa de la cocina.
Me acerqué despacio hasta la meseta y ella me alcanzó el milk tea.
-Buenos días. -Respondí.
Ella sonrió.
-Pensé que te habías ido. -Confesé.
Ella me miró y frunció las cejas.
-Aún no. -Contestó. -Pero sí tengo que irme hoy.
Tenía el plan perfecto para evitar que se fuera, solo deseaba que saliera bien.
-¿Tienes planes para el 15 de diciembre? -Cambié de tema.
Se rió sin quitarme la vista.
-Sí. -Aseguró. -Tengo que volver a mi vida diaria.
La miré durante varios segundos sin decir nada.
-¿Qué hay el 15 de diciembre? -Cuestionó.
-El concierto de Taylor Swift. -Le recordé. -Tengo un boleto extra.
-Puedes invitar a Vivienne o a Nam. -Comentó. -No creo que ninguna de las dos se niegue.
-Pero yo quiero ir contigo. -Dije.
-Beck, de verdad tengo que irme. -Respondió.
Me miró con tristeza.
-Pensé que nunca me rechazarías una invitación. -Expresé.
Yo sabía bien lo que estaba haciendo, pero era la única manera de evitar que se fuera.
Sonrió y giró los ojos.
Lo pensó durante varios segundos.
-Por favor. -Le pedí.
-De acuerdo. -Finalmente aceptó. -Pero después del concierto sí tengo que irme.
Era más que suficiente hasta que ella misma pudiera convencerse de que tenía que quedarse.
Aplaudí de la felicidad.
Ella no dejaba de sonreír.
Tomé el milk tea que ella me había comprado y empecé a caminar hacia la sala.
-Una cosa más... -Dije dándome la vuelta de nuevo. -¿Puedes hacer pulseras para ese día?
Asintió con una sonrisa de lado.
Uno de mis más grandes sueños estaba a punto de hacerse realidad. Iría con el amor de mi vida al concierto de la persona que he admirado desde niña.
Pov de Freen.
No pude negarme cuando admitió que quería ir al concierto conmigo. Para mí, nada en el mundo podía compararse con su felicidad.
Después de pedirme que hiciera pulseras para el día del concierto, se sentó en el sofá a terminarse su milk tea, sin dejar de sonreír. Yo me terminé mi té de jazmín en la cocina y me dirigí al sofá que estaba enfrente de ella.
Becky se levantó rápidamente y se dirigió a su cuarto.
Ella estallaba de felicidad y yo lo sabía.
Cuando regresó a la sala, dejó un montón de cajas de plástico sobre la mesa.
Yo estaba confundida.
-Es para hacer las pulseras. -Comentó. -Compré el material con tiempo de sobra porque pensé que las tendría que hacer yo.
Faltaban cinco días para el concierto y ella ya tenía todo planeado.
Me derritió su ternura.
-¿Las empiezo hoy? -Dudé.
-Claro. -Afirmó. -Van a ser varias.
-Pero tienes que guiárme. -Aclaré. -No sé exactamente qué deben llevar.
Ella asintió.
Pasó aproximádamente una hora explicándome los títulos de las canciones que tenía que coordinar con los colores y yo trataba de prestarle especial atención a cada detalle, pero el recordar que yo le había comprado los boletos en la sección de pie me empezó a generar ansiedad porque no sabía si el pánico me sabotearía entre tanta gente. Otra de las cosas que no había pensado era que saldría en público en el país por primera vez después de un año y que otra vez mi nombre sería mencionado durante un tiempo.
Empecé a sudar de solo pensarlo.
-¿Entendiste cómo va esta? -Preguntó devolviéndome a la realidad.
-¿La de "Love story"? -Pregunté de vuelta.
Asintió mirándome con duda.
-No presté atención. -Admití. -Pero sé que esa es tu canción favorita.
Sonrió.
-Dorado. -Dijo mientras se levantaba de donde estaba.
Debo de admitir que yo no tenía ganas de regresar, quería quedarme en cualquier momento de estos para siempre, con la condición de que fuera con ella.
Tomó mi celular y volvió a sentarse en el sofá frente a donde yo estaba mientras yo me fijaba en la lista que había hecho para empezar a elaborar las pulseras. Después de unos minutos, empezó a reproducir música.
-También tienes que repasar las canciones. -Comentó mientras sonaba de fondo "The 1" de Taylor Swift.
Habían pasado ya varias horas en las que habíamos reído y cantado mientras ella me regañaba jugando porque no me aprendía bien el coro de las canciones. Yo seguía haciendo pulseras.
-Me estoy esforzando. -Le dije. -Pero no creo que queden tan bien.
-Van a quedar bien. -Respondió. -A ti siempre te quedan bien este tipo de cosas.
-¿Segura? -Pregunté con duda pero riéndome.
-Nadie conoce tus manos como yo. -Soltó con una sonrisa que me enloqueció.
Había captado el doble sentido de su comentario y había recibido el choque eléctrico por toda la columna vertebral.
La miré y quité la vista enseguida. Noté de reojo que ella me veía fijo mientras sonreía discretamente.
Afortunadamente tocaron la puerta segundos después, porque yo no sabía cómo actuaría después de lo que me había dicho.
Ella se levantó y yo me quedé continuando en lo mío. Desde lejos oí la voz de Nam.
-Hola BecBec. -La saludó. -¿Estás ocupada?
Becky se tardó en contestar.
Se me hizo raro.
Me levanté para saludarla también, pero ella cambió el gesto enseguida que me vio.
-Creo que mejor regreso cuando estés sola. -Expresó con evidente molestia.
-Nam... -Susurró Becky. -Habla con ella.
Yo podía imaginarme que Nam estaba molesta conmigo, no era ningún secreto que todas las personas a mi alrededor estaban molestas por la decisión que había tomado.
Nam negaba con la cabeza.
Becky pasó varios minutos hablando con ella en la puerta, pero yo no oía nada porque hablaban en voz baja apropósito. Nam finalmente accedió y entró.
Becky caminó con ella hasta la sala y sin decir nada, señaló su cuarto para hacernos entender que nos dejaría a solas.
Yo no sabía cómo empezar la conversación.
-Nam... Lo siento. -Expresé.
Ella sonrió sarcásticamente.
-Después de un año en el que no mandaste ni un solo mensaje. -Contestó.
-Tenía que evitar cualquier lazo con Becky. -Confesé. -No hubiera aguantado ni un solo día lejos de lo contrario.
-Pero a ella sí le escribías. -Me recordó. -Ni siquiera te importó saber de mí.
-No fue así. -Aclaré. -Pero no voy a intentar justificarme.
-Es que no tienes una justificación. -Comentó.
-Probablemente tengas razón. -Cedí. -Solo que en ese momento creí que todos ustedes estarían mejor sin mí en su vida.
Ella me miró confundida.
-En realidad, aún lo creo. -Admití.
-¿Planeas irte de nuevo? -Preguntó suavizando su tono de voz.
-Así es. -Afirmé. -Solo quiero que sepas que si yo hubiera sabido que me necesitabas hubiera venido corriendo así como lo hice con Becky.
Me miró con duda.
-No sé qué tanto te creo. -Dijo.
Yo no podía hacer nada más. Sabía que no tenía justifiación, pero en mi mente mi decisión seguía siendo la correcta. Me sentía egoísta, pero yo no estaba bien, si yo no estaba para mí misma, no podía estar para alguien más. Era consciente de que me había ido para sanar y no porque me dejaran de importar las personas a mi alrededor.
No le respondí. Ella tenía su razón y yo tenía la mía.
Me miró durante unos segundos y llamó a Becky para despedirse. Cuando ya se encontraba en la puerta, volteó y volvió a mirarme.
-Espero que te vaya bien. -Expresó honestamente.
-Gracias. -Respondí. -También espero que te vaya bien.
Ella asintió y se fue.
Becky caminó hacia mí con un gesto que no podía descifrar.
-Deberías probar cambiar de psicóloga. -Aconsejó.
Sabía que lo decía jugando para alivianar la tensión
-Llevo solo un año. -Contesté. -Sigo en procesos.
Sonrió.
-Dale tiempo a Nam. -Dijo. -Las dos deben entender el lado de la otra.
Becky me parecía la persona más interesante del mundo. Era tan joven pero tan madura e inteligente. Me hacia sentir afortunada el hecho de saber que ella se ponía en mi lugar y trataba de entenderme y de que a pesar que ella debería ser la persona que más enojada debería estar conmigo, era la persona que más cariño y paciencia me demostraba.
Ahora era cuando se me empezaba a generar la duda del siglo.
¿De verdad tenía sentido que me fuera esta vez?
perdonen haberles hecho esperar como una semana, se vienen dos más. Jeje ;)
-Key
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