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Sin resolver...

Pov de Freen.

Dudaba en si lo de Becky y Vivienne era real, pero después de que vi la comunicación no verbal que tuvieron en la mesa y el cambio de gesto en la cara de Becky antes y después de que viera la llamada de Eliza en mi celular, todo tuvo sentido.

Recordé que empezó a tratarme diferente después de que Eliza me escribiera en la tarde y también que cuando me dijo "te están escribiendo" lo hizo con un tono de molestia.

Estaba tratando de darme celos con Vivienne y lo había logrado.

No soportaba a Vivienne y solo había intercambiado un par de frases con ella. Sé que todo este tiempo había dicho que Becky era libre de amar a quien ella decidiera, pero ojalá su decisión no fuera Vivienne.

Cuando me levanté a contestar la llamada de Eliza y le conté rápidamente la situación. Ella sugirió que hablara directamente con Becky y que le hiciera saber lo que me estaba incomodando. Minutos después ella llegó a la cocina y tuvimos una pequeña pero muy linda conversación. Me confesó que no estaba con Vivienne y a pesar de que yo ya lo sospechaba, suspiré de alivio al confirmarlo.

Después de que Richie y María se despidieran y se retiraran, nos quedamos las tres en la sala.

-Becky, tengo que irme. -Dijo Vivienne.

Yo analizaba cada uno de sus gestos y movimientos.

-Te llevo. -Respondió Becky tomando las llaves del carro.

¿Por qué había esperado hasta tan tarde si no tenía como regresar?

-Beck, ¿Vas a manejar tan tarde? -Pregunté.

-No voy a dejar que se vaya sola en taxi a esta hora. -Contestó.

-Estoy de acuerdo en eso. -Aclaré. -Es solo que ya es bastante tarde.

-Ella sabe qué hacer. -Agregó Vivienne. -Lo ha sabido durante un año entero.

La miré seria pero decidí no contestarle.

-Ven entonces. -Sugirió Becky. -Así no regreso sola.

Vivienne la observó agotada.

Recordé que tenía que regresar a Madrid antes de que mi mente me convenciera de quedarme.

-Te acompaño. -Dije. -Pero en el camino de regreso tengo que buscar un hotel.

Ella asintió con un gesto de decepción.

Bajamos y ella dos se adelataron al carro. Enseguida que lo observé no pude evitar sonreír al caer en cuenta de que iba a ser la primera vez en la que yo iba a ser la pasajera y Becky la conductora, a diferencia de como solía ser antes.

A unos pocos metros de distancia, observé a Vivienne subiendo al asiento del copiloto en el que solía ser mi carro y al lado de la persona que yo más amaba. No le hubiera dado tanta importancia si no supiera que Vivienne se derritía cada vez que veía a Becky.

Traté de ignorar el pensamiento y subí a la parte de atrás de el auto.

Becky aún usaba el mismo perfume. El carro seguía teniendo su aroma.

Pasé varios segundos concentrada en mis pensamientos hasta que me di cuenta de que Becky no arrancaba.

-¿Quieres manejar tú? -Preguntó volteando hacia donde yo estaba.

¿A caso se le había olvidado que casi nos estrellamos por mi culpa?

-No, no. -Me negué. -Hace mucho que no manejo.

-Buen momento para retomarlo. -Dijo dándome las llaves.

Ambas bajamos para intercambiar lugares.

-Beck. No manejo desde aquella vez. -Le recordé.

-Dijiste que estabas mejor. -Contestó. -Confía en ti, yo lo hago.

Sonreí.

Ella subió y yo hice lo mismo segundos después.

Yo no estaba segura, pero al mismo tiempo me sentía tranquila porque Becky no tenía miedo estando conmigo, al contrario, me motivaba a que yo venciera el mío. Afortunadamente, la casa de Vivienne no quedaba tan lejos. Cuando llegamos, bajó y solo le agradeció a Becky. Después de que nos aseguraramos que entrara a su casa, decidí irme, pero Beck me interrumpió antes de acelerar.

-Las llaves. -Me pidió abriendo y cerrando la mano.

¿Se había arrepentido de haber confíado en mí para conducir?

No me opuse y se las di.
-Te toca de copiloto. -Dijo mientras bajaba del carro.
Me bajé y volví a subir, pero esta vez, en el asiento de adelante, al lado de ella.
-¿Manejé mal? -Le pregunté preocupada.
-Manejaste bien. -Aseguró. -Pero dijiste que de regreso buscarías un hotel.
La miré sin entender nada.
-Si yo manejo puedo impedirlo. -Afirmó.
-Eso sería en contra de mi voluntad. -Bromeé.
-¿Lo sería? -Bromeó de vuelta.
-No en realidad. -Confesé.

Ella recostó su cabeza en su asiento mientras me miraba y sonreía.
Pasamos varios segundos solo viéndonos.
-¿Podemos dejar de fingir que no nos seguimos amando? -Preguntó seria.
¿Acababa de admitir que aún me ama?
No supe qué decir, pero no pude controlar mi sonrisa. Creo que ella entendió el mensaje.
Sonrió de vuelta y aceleró.
Sentía un amor tan grande por ella que sabía que irme esta vez me dolería el doble que la anterior.

Pov de Becky.

Logré mantenerla conmigo esta noche.

Sabía que no le había gustado nada el hecho de que Vivienne se sentara en el asiento del copiloto. La observé varios segundos por el retrovisor antes de arrancar y cuando vi el gesto de tristeza que tenía en su rostro supe que no podía hacerle eso, menos en el que alguna vez fue su carro. Tomé la decisión de dejarla conducir para así no tener que ir yo al lado de Vivienne durante el camino. Ella no me había pedido nada, fue algo que yo quise hacer porque se sentía como lo correcto en ese momento, más aún después del mal rato por el que la había hecho pasar en la cena.

Cuando regresamos a casa, por fin las dos solas, quise ponerme cómoda enseguida. Me quité los zapatos y comencé a quitarme la blusa, hasta que recordé que no podía hacerlo enfrente de ella, al menos no en este momento. Dejé de hacerlo y fui hasta mi cuarto para poder cambiarme ahí.

-Tu pijama está guardado en el clóset. -Grité desde el cuarto.

Ella no respondió.

Terminé de cambiarme y salí hasta la sala, en donde estaba ella.

-A menos que vayas a dormir así. -Dije.

Por mí, podía quedarse vestida así para siempre.

-Sí. Gracias. -Respondió.

Comenzó a acomodar las cosas para acostarse en el sofá y recordé el día de nuestra ruptura, cuando le dije que no me quedaría en la cama sabiendo que no podría dormir con ella a pesar de que estuviera a metros de mí. Esta vez tocaba.

Ella caminó hasta la cocina y aproveché para pedirle un favor.

-¿Puedes lavarme una copa? -Le pedí.

-Claro. -Aceptó.

Ella me hizo una seña de que la copa estaba lista y caminé hasta donde estaba ella para tomarla.

-Gracias. -Dije mientras ella me la daba con la mano.

Pero algo había llamado mi atención...

Tenía una marca de color negro en la mano.

Mejor dicho, un tatuaje.

María no me había mentido.

¿Lo tapaba con maquillaje?

No lograba distinguir bien lo que era, pero me dispuse a averiguarlo.

-¿Vino? -Pregunté mientras buscaba la botella.

-No, gracias. -Se negó. -Debo evitar el alcohol debido a los ataques de pánico.

Cuando encontré la botella, me serví una cantidad razonable en la copa.

-¿Vas a tomar tan tarde? -Preguntó preocupada.

-Tengo a alguien que me cuida. -Respondí.

Ella sonrió y asintió.

No planeaba tomar tanto, solo quería un par de sorbos mientras lograba descifrar su tatuaje.

-¿No vas a tomar agua al menos? -Pregunté con propósito.

-Estoy bien. -Dijo. -Gracias.

Ignoré lo que dijo y caminé hasta su izquierda para servirle agua de la jarra, le di un vaso y cuando ella lo agarró, por fin pude verlo.

Sí era una "B".

Me hizo sentir veinte emociones distintas al mismo tiempo.

-¿Tienes un tatuaje en la mano? -Cuestioné.

Ella volteó a mirarme y luego vio su mano unos segundos.

-Así es. -Admitió. -Ya es viejo.

-¿Es una "B"? -Pregunté para valorar su respuesta.

-Lo es. -Respondió.

Se me iluminó el alma entera.

-¿Por qué lo tapas? -Cuestioné. -¿Te arrepientes de habértelo hecho?

No contestó nada y me dio la espalda para caminar hacia el sofá.

Caminé y me paré enfrente de ella, bloqueándole el paso.

-Beck. -Dijo. -No hagas esto. Las cosas se tienen que quedar como estaban.

-¿No dijiste que volverías cuando mejoraras? -Le pregunté.

-No. No dije eso. -Contestó. -Dije que me iría para mejorar y para proteger tu carrera.

-No lo entiendo. -Dije con la voz cortada.

-Sé que no lo haces. -Afirmó tratando de caminar hacia otro lado.

Me volví a poner enfrente de ella.

-¿Qué tiene que ver que te quedes con proteger mi carrera? -Cuestioné.

No dijo nada.

Empezaba a creer que solo era una excusa para salir corriendo.

-No hubieras regresado nunca si no hubiera sido porque no contesté tus mensajes, ¿Verdad? -Pregunté con tristeza.

-No, no hubiera regresado. -Confirmó.

La vi con decepción.

-Me cansé de que digas mil excusas por las que te fuiste y solo justifiques una. -Admití.

Se le cristalizaron los ojos.

-Te pedí que te quedaras hace un año y no lo hiciste. -Expresé. -Te estoy pidiendo ahora que te quedes y tampoco lo vas a hacer.

Comencé a llorar.

-¿Dónde está todo el amor que aseguras que sientes por mí entonces? -Finalicé.

Ella también comenzó a llorar sin dejar de mirarme.

-A veces irse es la decisión correcta y la más valiente. -Aseguró. -Ojalá algún día lo veas como lo veo yo.

Nada de lo que yo dijera iba a poder cambiar nada.

Me sequé las lágrimas y asentí.

Me sentía profundamente triste.

Fuí rápidamente hasta mi cuarto y tomé el reloj que me había regalado hace un año. Caminé hasta donde estaba ella y se lo entregué.

-Esta vez no me dejes con fragmentos de ti si no piensas regresar. -Dije. -Ayúdame a superarte.

No la iba a superar y tampoco quería hacerlo pero me sentía profundamente herida y me dolía pensar que podríamos estar juntas si ella tan solo luchara un poco.

Ella asintió y caminó hasta el sofá con el reloj en la mano.

-Buenas noches. -Dijo dándome la espalda.

Había sido el mayor de nuestros argumentos y ella en ningún momento había cambiado el tono de voz. Seguía siendo mi persona ideal para discutir aunque estuviera a punto de dejar de ser "mi persona" definitivamente.

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