
Especial de un año, (A little version of you)
Pov de Becky.
A veces no podía entender cómo el tiempo podía pasar tan rápido.
Cuando Freen y yo nos conocimos, éramos tan solo dos adolescentes. Ella tenía veintidos años, yo tenía tan solo dieciocho. Nos conocimos en el workshop de nuestra primera serie, desarrollamos una química automática que más tarde se convirtió en una relación... una relación que sobrevivió incluso en momento difíciles, en medio del éxito mundial en nuestra primera serie y también en momentos de crisis.
Habían pasado muchos años desde que nos casamos, aún muchos más desde nuestra ruptura. Hoy seguíamos aquí, amándonos cada vez más y con un hijo.
Freen había estado trabajando muy duro en su galería. Yo amaba su trabajo tanto como ella lo hacía. Solía pasar bastante tiempo en la galería porque me encantaba verla en esa faceta. Ella le daba trabajo y oportunidades a artistas emergentes y seguía presentandos sus pinturas que por supuesto, son mis favoritas.
Mi carrera en la música iba mejor de lo que pude haber soñado en un principio. Mis discos se vendían mucho y mi trabajo era muy apreciado por el público. Mi gira por Europa recién había terminado hace un mes después de haber viajado por distintos países para dar mis conciertos; a veces con Freen y Archie, a veces con Richie y mis papás o a veces solo con Nam y Heng.
Freen y yo solíamos tener una división de tareas perfecta en la casa en la que lográbamos hacer que nuestra vida en hogar funcionara mientras éramos artistas y por supuesto... una pareja casada y mamás de un bebé de un año y dos meses.
No podía creer lo grande que estaba Archie. Recordaba como si hubiera sido hace unos pocos días el momento en el que lo di a luz y ahora ya tiene más de un año.
Archie estaba creciendo siendo un niño muy risueño y creativo; esto muy probablemente se debía a que tanto Freen como yo nos habíamos encargado de criarlo en medio del arte. Ella lo incluía bastante en sus actividades de pintura y lo llevaba a su galería mientras que yo le tocaba mucho el piano y le cantaba. Archie había asistido a varios de mis conciertos y a pesar de que a veces se agobiaba con tanta gente, su mamá y yo siempre tratábamos de encontrar una alternativa para que estuviera cómodo.
Finalmente mi gira había acabado y tenía una pausa para poder pasar el tiempo con mi familia. Freen y yo llevábamos un par de semanas planeando un viaje. Ambas estábamos de acuerdo en que sería bueno llevar a Archie a un zoológico o algún lugar parecido para que pudiera salir de la rutina.
Freen aseguró que ella se encargaría de los detalles y a pesar de que insistí para ayudarla, ella dijo que quería que yo descansara.
Hoy, después de varios días de planeación, viajaríamos con nuestro pequeño Archie.
-Bien, entonces... -Expresó. -¿Pañales?
-Ya pero tendrémos que comprar más cuando estemos ya. -Respondí.
-Lo harémos. -Aseguró. -¿Manta?, ¿Biberón?
-Listo. -Contesté.
-La carriola dijimos que no, ¿Cierto? -Cuestionó.
-Nunca hemos logrado que se suba. -Mencioné. -Pienso que no deberíamos llevarla.
-Bueno, eso es todo entonces... -Comentó, deteniéndose de momento e inclinándose a revisar el maletín.
-Ok, toallitas húmedas, talco. -Agregó. -Ya está todo.
Me reí levemente.
Archie se encontraba profundamente dormido sobre mis brazos y nosotras estábamos completamente concentradas en sus cosas.
-¿Tú ya tienes todo? -Preguntó.
-Ya, babe. -Contesté. -Pienso que ya podemos irnos.
Ella asintió, cerrando el maletín lleno de cosas para Archie y lo acomodó sobre su hombro.
-¿Te ayudo con el niño? -Preguntó.
Moví mi mano de lado a lado, haciéndole saber que estaba bien así.
Me levanté del sofá de manera cuidadosa, acomodando la cabecita de Archie sobre mi hombro y comenzando a caminar hacia la puerta.
Freen nos esperó de pie ahí hasta que salimos. Ella se encargó de cerrar la casa y en cuanto terminó, nos alcanzó en el auto para abrir el maletero y guardar las cosas de Archie que era lo único que nos faltaba.
Yo me encargué de abrir la puerta del auto y acomodar a Archie en su silla de bebé. Después de asegurarlo, cerré la puerta y al intentar abrir la mía... Me di cuenta de que Freen ya lo había hecho.
A veces olvidaba que si alguna vez yo intentaba abrir mi puerta, era porque ella no iba conmigo, de lo contrario, Freen siempre la abría por mí. Había sido de esa manera desde que nos conocimos.
La miré con una sonrisa antes de subir.
-Gracias... -Expresé.
Ella asintió con una sonrisa.
Cerró la puerta en cuanto subí y se apresuró para subir de su lado.
Ella apoyó su cabeza en el asiento y me miró detenidamente.
-Te ves cansada. -Comentó.
-Lo estoy un poco. -Admití. -La gira me drenó mucha energía y Archie ha estado durmiendo mal esta semana.
-Es momento de que descansemos... -Mencionó. -Y de que tengamos tiempo, tú y yo y también ambas con nuestro hijo.
Asentí con una sonrisa.
-Te daré un masaje en cuanto lleguemos. -Agregó. -Quiero que de verdad te tomes un descanso.
Tomé su mano suavemente y la acaricié, sin dejar de mirarla a los ojos.
Realmente Archie había sacado sus ojos. Ese par de ojos de color café, suaves, tiernos... Profundos.
Las yemas de mis dedos rozaron su anillo de bodas, logrando una sonrisa instantánea en sus labios.
Ella giró su rostro tan solo un poco y miró a Archie con atención.
Yo hice lo mismo, apoyando mi cabeza sobre el asiento y sin soltar su mano.
-Iba a decir que duerme como un bebé pero es un bebé. -Bromeó.
Me reí levemente.
-Ha crecido mucho pero aún es muy pequeño. -Comenté. -Aún lo miro y me parece increíble saber cómo inició nuestra historia y ahora... Ver que lo tenemos a él.
Ella asintió.
El pecho de Archie subía y bajaba despacio, podía escucharlo suspirando suavemente entre sueño y no podía evitar derretirme de ternura al ver su care bear favorito al lado de él.
Freen giró su rostro hacia mí de nuevo y llevó mi mano hasta su boca para dejar un beso en ella.
-¿Lista? -Preguntó.
-Lista... Pero tengo mucha curiosidad por saber a dónde nos vas a llevar. -Admití.
Ella rió levemente y subió ambas cejas.
-Brighton. -Mencionó. -Quiero que llevemos a Archie al zoológico y al acuario, ¿Te parece buena idea?
-Me parece una excelente idea. -Respondí.
Llevé una de mis manos a su mejilla y la apreté suavemente.
-Mira cómo sabes de Inglaterra ahora, ah. -Expresé.
-Mi esposa es de aquí, claro que tenía que aprender. -Contestó.
Asentí, sin dejar de sonreír.
Ella me miró con una sonrisa para después colocar su celular en el soporte e ir viendo las indicaciones para llegar.
El auto comenzó a avanzar en cuestión de segundos y mientras ella salía de la casa hacia el camino, me encargué de encender mi celular para poner música.
-¿Qué vas a poner? -Preguntó.
La miré con los ojos entrecerrados, esperando su reacción al escuchar...
Love story de Taylor Swift comenzó a sonar en el auto.
Ella negó con la cabeza y se rió.
-No sé porqué te pregunto si tu playlist es solo Taylor. -Comentó.
-No me digas que llevas tantos años casada conmigo y aún no eres swiftie. -Exclamé.
-Claro que lo soy. -Aclaró. -¿No te hice brazaletes para el concierto?, ¿No fui contigo al concierto?
Asentí con una sonrisa.
-¿Brazaletes? -Cuestioné.
Ella suspiró, riendo levemente.
-Friendship bracelets. -Corrigió.
Aplaudí al escuchar su respuesta. Realmente le ponía atención a cosas como esa.
-Además, me sé su discografía entera porque siempre la pones. -Agregó.
-Correción, en mi playlist tengo canciones mías también. -Mencioné.
-Cinco tuyas y cien de Taylor. -Bromeó, haciéndome reír.
La música sonaba en volumen bajo adentro del auto para evitar interrumpir el sueño de Archie.
Después del primer coro, ella empezó a cantar conmigo. Nunca podía resistirse.
Habíamos entrado oficialmente en el camino para dirigirnos a Brighton y el road trip siempre había sido una actividad que amaba entre nosotras.
Las ventanillas del auto abajo, la brisa fresca en mi cabello, escuchar la música de fondo, su compañía y sus caricias en mi mano... Siempre eran de las mejores cosas de la vida.
-¿Recuerdas cuando estábamos grabando Gap? -Pregunté.
-Claro. -Contestó. -¿Por qué?
-¿También recuerdas cuando me fracturé el pie? -Cuestionó.
-Claro que lo recuerdo. -Aseguró. -Me preocupé muchísimo, mi amor, ¿Por qué lo dices?
-Porque en todo ese tiempo te quedaste en casa conmigo todos los días... -Expresé. -Realmente quiero algo así esta vez.
Ella me miró de reojo.
-Pasaré todo mi tiempo contigo estos días. -Dijo. -Solo no te fractures el pie esta vez.
Negué con la cabeza y me reí levemente pero al hacerlo, escuché un pequeño quejido desde la parte de atrás.
Freen y yo intercambiámos miradas y enseguida, giré mi rostro para ver a Archie.
Él estaba estirando sus pequeños brazos y podía ver una marca de la silla en su rostro. Realmente había dormido profundo.
-Mamá... -Expresó en cuanto abrió los ojos.
Estiré mi brazo, tratando de no distraer a Freen y toqué la pierna de Archie suavemente.
-Hola, mi bebé. -Contesté. -Estoy aquí.
Él estiró ambos brazos y comenzó a abrir y cerrar sus puños.
-Mamá, mamá... -Agregó con un tono de voz que me hacía saber que comenzaría a llorar si no lo cargaba.
-¿Me detengo para que vayas con él? -Preguntó Freen.
-Creo que sí, babe. -Respondí. -Parece que comenzará a llorar si no voy.
Ella asintió, tratando de buscar un lugar en dónde parar mientras yo acariciaba suavemente la pierna de Archie, evitando que comenzara a llorar.
Tan solo bastaron unos pocos metros para que Freen pudiera parar.
Me quité el cinturón de seguridad y atravesé desde mi asiento hacia atrás para poder llegar con Archie. Le quité el cinturón que lo aseguraba a su silla y lo cargué en mis brazos pero al intentar acomodarme con él en el asiento, me di cuenta de que él le estaba estirando su pequeña mano a Freen.
Freen la tomó de manera delicada y comenzó a llenarla de besitos, haciendo reír a Archie.
Los miré a ambos con una sonrisa mientras ella fingía comer su mano, logrando que Archie soltara una carcajada.
Sabía que ambas compartíamos el mismo sonido favorito: La risa de nuestro bebé.
Freen devolvió su atención hacia enfrente y comenzó a manejar pero Archie no dejaba de mirarla mientras mantenía uno de sus dedos dentro de su boca.
-Archie, no te lleves las manos a la boca, mi amor. -Expresé, bajando su mano suavemente.
Él me miró y señaló a Freen.
-¿Mamá? -Preguntó.
-Mamá está ocupada ahora, mi niño. -Contesté.
-Mamá, mamá. -Repitió, haciendo reír a Freen enfrente.
-Aquí estoy, mi vida. -Respondió. -Estoy manejando pero aquí estoy.
Archie se tranquilizó un poco al escucharla y se acercó de manera inmediata a la ventana.
-¡Sol, mamá! -Exclamó. -¡Sol!
Me reí levemente y dejé un beso en su mejilla.
-Sí, mi amor. -Respondí. -Mira que lindo está el día.
Archie junto sus dos manos mientras yo lo sostenía de la cadera y aplaudía al mirar hacia afuera en la ventanilla del auto.
Mientras tanto, una de mis canciones comenzaba a reproducirse en el auto. Freen buscó mis ojos desde el espejo del retrovisor pero yo la conocía tan bien que sabía que lo haría, incluso sin haberla visto. Ella sabía cuánto me gustaba cantar el peunte de "I love you, i'm sorry" de Gracie Abrams con ella y ya estaba preparada para cuando el momento llegara.
Ambas hicimos contacto visual mediante el retrovisor. Sus ojos se hacían chiquitos de tanto que sonreía y a pesar de tantos años... Sentía que volvía a enamorarme cada vez que la miraba a los ojos.
Archie comenzó a mover su cadera de lado a lado, bailando al ritmo de mi canción.
-¡Eh, eh, eh, eh! -Expresaba Freen desde adelante mientras manejaba, pero asegurándose que su hijo supiera que estaba pendiente de él.
Un momento tan normal era el mejor momento de mi vida. Ningún momento dejaba de ser lindo cuando estaba al lado de mi hijo y de mi esposa.
Archie finalmente se cansó después de ir bastante tiempo parado en el asiento y mirando por la ventana. Él se dejó caer sobre mis piernas y comenzó a imitar el ruido que hacía el auto.
No era muy común que Archie permaneciera tranquilo; en palabras de su tío Richie, es un bebé imposible de cansar. Siempre es hiperactivo, casi siempre está riendo o intentando hacer sonidos y le encanta jugar todo el tiempo. Es por eso que en los pocos momentos en los que permanecía tranquilo, era mi momento perfecto para poder dejar que la creatividad y las ideas se generaran en mi mente.
Hace mucho tiempo tuve la idea de escribir una canción en donde pudiera incluir a Archie y a Freen al mismo tiempo pero no había podido hacerlo precisamente porque había estado muy ocupada.
Tal vez era tiempo de comenzar a hacerlo.
Busqué en el interior de mi bolso hasta que encontré un bolígrafo. Sin embargo, no tenía nada en dónde anotar.
Respiré y miré por la ventanilla mientras acariciaba el cabello suave y sedoso de Archie y entonces... Tuve la idea perfecta.
Archie y Freen son muy parecidos físicamente y realmente siempre he pensado que verlo a él es ver a Freen y viceversa... Ese era el tema sobre el que debía escribir.
Una pequeña versión de ti... -Susurré.
Ese sería el título de mi canción.
Acomodé el bolígrafo entre mi dedo índice y mi dedo corazón y comencé a moverlo suavemente mientras pensaba.
La luz de tus ojos es la misma que encuentro en los suyos al verme...
Un reflejo de amor que crece cada vez que a tu lado duerme...
Era una buena idea para empezar.
Anoté la frase que se me acababa de ocurrir en mi mano y centré mi atención en la ventanilla para poder seguir pensando en lo demás.
El viaje me serviría mucho para tener tiempo y herramientas que me ayuden a poder escribir una canción sobre ambos.
Freen siguió manejando durante bastante tiempo, tratando de hablar con Archie, buscando temas de conversación conmigo y escuchando la música que se reproducía en el interior del auto. Fue de esta manera hasta que entramos en Brigton.
Desde donde estábamos podía ver la rueda de la fortuna y la zona de playa de la ciudad. Nunca había venido a Brighton, ni siquiera cuando era pequeña. Sabía que era una ciudad costera y muy turística pero nunca la había visitado. Me alegraba saber que mi primera vez conociéndola sería con mi esposa y con nuestro hijo.
-Mira, Archie... -Expresé. -Mira la playa.
Archie se levantó, motivado por mi insistencia señalando a través de la ventana. Él pegó sus dos manos en la ventanilla y miró todo detenidamente.
-¡Agua! -Exclamó -¡Agua!
El paseo alrededor de la zona de playa estaba siendo totalmente lindo. La brisa fresca de la playa se sentía diferente, más pura que lo que solía ser en la ciudad e incluso el aroma era diferente debido al mar.
-Wow... -Agregó Freen. -Es más grande y linda de lo que se veía en fotos.
Asentí.
-Lo es. -Aseguré. -Hiciste una buena elección.
El camino hacia el lugar en el que nos hospedaríamos fue bastante corto. Yo aún no sabía si se trataba de un hotel, airbnb o una casa en renta y no lo comprobé hasta que vi a Freen entrando en el auto a una de la villas de casas representativas de Brighton.
Las casas estaban pintadas de un color crema precioso. Era muy relajante para la vista y se veían muy cuidadas. Imaginaba que eran casas de renta para turistas.
-¡Llegamos! -Comentó. -Ya bajo a bebé.
Archie aplaudió, mirando a Freen detenidamente mientras bajaba del auto y abría la puerta.
Él rió en cuanto la puerta se abrió y la extendió los brazos para que lo cargara.
-¡Upa! -Expresó mientras lo tomaba de la cintura. -¿Quién es este bebé tan lindo?
Los miré a ambos con una sonrisa. Realmente me derretía de ternura al verlos interactuando.
-¿Quién es el niño lindo de mamá, ah? -Preguntó con una voz tierna y aniñada. -¿Quién es el bebé de mamá?
-Achi. -Respondió Archie, haciendo referencia así mismo.
-¡Muy bien! -Exclamó Freen, besando la mejilla de Archie de manera sonada, haciendo que él riera, cosa que me hizo reír también.
Ella lo acomodó entre su brazo y su torso y enseguida me extendió su mano libre para ayudarme a bajar.
Tomé su mano de manera suave y cerré la puerta a mi espalda, no sin antes asegurarme de sacar mi bolso y el care bear de Archie.
-¿Qué tal el viaje? -Preguntó. -¿Te gustó?
-Me encantó. -Aseguré. -No fue mucho, ¿Cuánto tiempo nos tomó?
-Unas dos horas. -Contestó. -Elegí un destino que no quedara tan lejos para no agotar a Archie.
La miré con una sonrisa y me acerqué a ella para dejar un beso suave en sus labios.
-Achi mumu. -Agregó nuestro bebé, mirándome a mí. -Achi mumu, mamá.
Ambas nos reímos al dárnos cuenta de que también quería un beso de mi parte.
Acerqué su carita a mí, tomándolo desde la nunca y entonces dejé un beso tierno en su mejilla.
Él tenía una sonrisa marcada en sus pequeños labios y eso nos hacía muy felices a ambas.
-Entra con Archie, yo bajo las maletas. -Sugerí.
Ella asintió.
Tomé las llaves del auto y me dirigí al maletero. Sacar las llaves del auto siempre era algo que me encantaba porque como llavero tenía el amuleto de la suerte que Freen había pintado con Archie cuando él solo tenía dos meses.
Ver las huellas de ambos en colores tan lindos como el naranja y el verde era algo capaz de hacer que mi corazón vibrara.
Me encargué de acomodar el maletín con las cosas de Archie sobre mi hombro y enseguida bajé mi maleta y la de Freen. La más pesada sin duda alguna era la de Archie. Al menos las nuestras tenían ruedas.
Mientras caminaba con las maletas, aproveché el momento para apreciar la vista a mi alrededor y mirar la belleza de la casa en la que nos quedaríamos algunos días.
Pasé a través de la puerta y cerré a mis espaldas, acomodando las maletas a un lado y llevando la de Archie a la habitación.
La casa era tan solo de un piso, pequeña pero totalmente acogedora. Todas la iluminación era de luz amarilla e incluso la decoración se veía bastante rústica pero artística de cierta manera.
El viernes siempre era mi día favorito para viajar en auto. De esa manera podríamos tener el sábado disponible en su totalidad, el día que siempre había pensado que era el que más luz de sol tenía durante más tiempo. Así lo habíamos hecho esta vez.
Era un viernes de brisa intensa y fresca pero me encantaba tener un paseo en auto con estas características.
Podía escuchar las carcajadas de Archie desde una de las dos habitaciones de la casa y ruidos de parte de Freen como los que suele hacer cuando le hace cosquillas.
Freen y Archie me hacían tan feliz que estaba casi segura de que no había un solo día en el que me faltara sonreír desde que los tengo a ambos.
Al entrar a la habitación, vi a Freen recostada en uno de sus costados sobre la cama y Archie intentando escalar su torso. Ella fingía estar dormida pero cuando Archie intentaba acercarse, ella lo tomaba de la cintura y lo acostaba en la cama, provocando una risa intensa de parte de su hijo.
Dejé el maletín en el interior de la habitación y me acerqué despacio, tratando de no interrumpir pero a pesar de mis esfuerzos, ella ya me había visto.
-Mi amor... -Expresó. -¿Quieres que salgamos a comer?
Puse una de mis manos sobre su hombro y la acaricié suavemente.
-Debes estar cansada de manejar. -Mencioné. -Déjame darte un masaje.
Ella asintió con una sonrisa. Me hizo un lado en la cama y en cuanto me dio la espalda, llevé mis manos a sus hombros.
Archie solo miraba todo sintiéndose ligeramente confundido.
-Ven... -Le dije, tomando su mano.
Él esta vez escaló el torso de Freen con éxito y al llegar a donde yo estaba, lo motivé para que pusiera sus manos en los hombros de Freen.
-Suavecito, corazón. -Agregué. -Hazle masajito a mamá.
Las manos de Archie tan solo tocaban los hombros de Freen mientras él se movía hacia adelante y era realmente gracioso ver que él en serio pensaba que eso era masajear
-Esto me trae muchos recuerdos, mi amor... -Comentó. -De cuando me acompañabas mientras empacaba mis velas y me hacías masaje en la espalda para motivarme a seguir.
Me reí.
-Ha pasado mucho desde entonces. -Respondí. -Tanto que tenemos un bebé.
Ella asintió sin dejar de sonreír.
Archie se detuvo después de un momento y apartó sus manos, mirándome detenidamente.
-Ya. -Aseguró.
No pudimos evitar soltar una carcajada.
Archie aún era pequeño y no podía hablar mucho pero lo poco que hablaba era muy tierno.
Él se acomodó al lado de Freen y no hizo nada más, solo disfrutar de la cama.
-¿Quieres que te haga uno a ti? -Preguntó.
-Estoy bien, babe. -Contesté. -Gracias.
Ella se recorrió hacia la esquina contraria de la cama para hacerme un espacio de manera que Archie quedara en medio de las dos.
Me acomodé de manera suave y moví a Archie tan solo un poco pero de manera inmediata, él se pegó a mi cuerpo y me intentó envolver con uno de sus brazos.
-Estoy bastante cansada... -Admitió. -¿Dejámos las actividades para mañana?
-Pienso que sí. -Respondí. -Archie también se ve cansado.
Ella me miró detenidamente y directamente a los ojos, con una sonrisa tierna y mirada suave, mientras llevaba su mano a mi mejilla para acariciarme suavemente.
-Te amo. -Expresó. -He visto tu sonrisa cada día de mi vida desde hace más de nueve años y... Me sigue pareciendo lo más lindo del mundo.
Una sonrisa instantánea se marcó en mis labios.
Tomé su mano y dejé un beso suave en ella.
-Y yo me sigo enamorando de ti cada vez que vuelvo a mirar tus ojos. -Mencioné. -Es bastante decir porque todo el tiempo te veo; al amanecer, antes de ir a dormir...
Ella sonrió.
Acomodé su mano sobre mi pecho y no la solté en ningún momento. Yo acariciaba su mano con mi pulgar mientras ambas nos mirábamos a los ojos.
Podía escuchar la respiración pesada de Archie, lo que me hacía saber que ya se había quedado dormido y entonces... Los ojos de Freen comenzaron a cerrarse. Acerqué mi mano libre a su cabello y la acaricié suavemente, logrando que sonriera antes de caer dormida por completo.
Freen siempre ha sido la musa de todas mi canciones de amor. Incluso lo ha sido de las de desamor también porque solo me basta con recordar el año que estuvimos separadas y con imaginarme sin ella para escribir una canción de desamor completamente devastadora.
Esta vez la canción que tenía en mente era muy diferente a pesar de ser de amor porque hablaría de ella y de nuestro hijo.
En cada gesto y caricia creo ver la escencia de lo que fui.
¿Cómo no hacerlo?, Con él un nuevo amor descubrí.
Las ideas comenzaban a llegar a mi mente de manera más clara e incluso antes de lo esperado ya había logrado formar la primera estrofa.
Yo también me sentía bastante cansada, no había manejado hacia acá pero ser mamá de un bebé tan pequeño además de ser lo mejor que me pudo pasar en la vida, era honestamente agotador.
Sentí poco a poco mis ojos cerrándose debido al sueño pero hoy dormiría muy bien.
Estaba en Brighton con mi esposa y con mi hijo.
Pov de Freen.
A veces me preguntaba cómo era que había podido alejarme de Becky durante un año, realmente me lo preguntaba mucho.
Después de casarnos y de hablar mucho sobre el tema, ambas coincidimos en que a pesar de que pudimos haber hecho las cosas mejor, (específicamente yo, por supuesto), nuestra separación era necesaria en ese momento para que ambas creciéramos de manera invidual y para que yo mejorara.
Mis ataques de pánico se habían desvanecido, no es su totalidad, claro, pero habían mejorado mucho. Hace bastante tiempo no tenía uno y cuando pasaba, ya sabía cómo manejarlo para que no me afectara.
Este viaje sería muy bueno, tanto como para Becky y para mí como para nuestro pequeño Archie.
Mi idea era poder llevarlo al zoológico y al acuario.
Después de dormir durante mucho, mucho tiempo, desperté debido a que sentí las manos de Archie sobre mi rostro.
En realidad, eso fue lo que me hizo despertar pero lo que me hizo levantarme fue sentirlo gateando en la cama hasta que llegó a la altura de mi pies. Me senté en la cama de un salto y lo sostuve de la cadera a tiempo, poco antes de que intentara lanzárse de ella.
Tener un hijo era tener a un pequeño ser humano que atentaba contra su vida de manera inconsciente todo el tiempo.
Becky despertó en cuanto sintió el movimiento en la cama pero mientras yo intentaba acercar a Archie hacia nosotras, él comenzó a quejarse.
Había despertado de malas hoy.
-Hey, niño lindo... -Expresé. -¿Qué tienes?
Archie soltó un grito de completa molestia tan cerca de mi oído que logró aturdirme.
-Puede tener hambre, babe. -Comentó Becky.
Ella se levantó de manera inmediata mientras yo trataba de controlarlo y salió de la habitación.
Moví a Archie de lado a lado y acaricié su cabello pero no se tranquilizaba. Solo cuando vio a su mamá llegando con su biberón fue cuando sus quejidos comenzaron a cesar. Llevó el biberón a su boca y se acostó en la cama para poder tomar leche.
Suspiré completamente aliviada.
-Buenos días... -Exclamó Becky riendo levemente.
-Buenos días, mi amor. -Contesté.
Me apoyé en una de mis manos y me incliné ligeramente para poder besarla.
-Solo que termine de comer y nos vamos. -Mencioné. -Nos va a comer a las dos si no.
Ella rió.
-Comenzaré a arreglarme entonces. -Respondió.
Asentí.
La leche sería una solución momentánea pero Archie ya estaba en la edad de comer alimentos sólidos y más tarde definitivamente tendríamos que buscarle algo de comer.
El ceño de Archie mientras comía se fruncía igual al ceño de Becky cuando pasaba tiempo en su celular y para mí era la cosa más linda del mundo.
Aparté su biberón de él en cuanto terminó de comer y llevé mi mano a su barriguita, moviéndolo suavemente.
-¿Feliz ahora, guapo? -Pregunté.
Él se quejó un poco pero después de inclinarme para dejar un beso en sus dos mejillas, logré hacerlo sonreír.
-Mamá, mamá, mamá, mamá. -Repetía de manera suave, señalándome.
Él se sentó en la cama y tomó mi mano. Siempre había algún momento del día en el que se entretenía con el tatuaje que tenía en la mano izquierda con la inicial de Becky... o con el tatuaje que tenía con la letra "A" en representación a él pero en mi mano derecha.
Becky salió del baño después de algunos minutos; ya duchada, cambiada y arreglada. Ella se sorprendió bastante al ver que Archie ya estaba tranquilo.
Esperé hasta que ella se acercara a él y entonces yo fui quien entró al baño para poder cambiarme.
Normalmente ella era quien se encargaba de cambiar a Archie porque siempre se portaba un poco mejor con Becky que conmigo. Suponía que se debía a alguna conexión especial entre mamá e hijo que a mí me encantaba apreciar.
Me tomé mi tiempo para poder arreglarme y al terminar y abrir la puerta del baño pude ver a Archie sentado en el piso con su care bear rosado, usando un overall de mezclilla y una gorra de color naranja.
Becky ya lo había cambiado y estaba bastante tranquilo...
Y precioso...
Sus mejillas se veían aún más llenitas con el color naranja de su gorra y la t-shirt que tenía debajo del overall, eso sin contar sus pequeños zapatitos blancos.
Sonreí sin poder evitar que en mis ojos se formaran lágrimas al verlo.
-Lo dejaste precioso. -Comenté, mirando a Becky.
-Me costó un par de gritos en el oído pero ya está tranquilo. -Contestó.
Me reí levemente.
-¿Nos vamos ya? -Pregunté.
Ella asintió.
Me acerqué a Archie y le extendí la mano.
-Vamos, mi niño... -Expresé. -Ven.
Él se levantó de manera cuidadosa, tomando mi mano y asegurándose de que su care bear no se cayera de su brazo.
Entrelacé mi mano libre con la de Becky y comenzámos a caminar ambas al ritmo de nuestro pequeño.
La idea era ir caminando hacia el zoológico que no quedaba muy lejos de aquí, ir a comer algo y entonces ir al acuario que se encontraba cerca del lugar.
Archie ya caminaba bastante bien con ayuda. A veces se animaba a hacerlo solo e incluso a veces intentaba correr.
Becky siempre decía que Archie corría parecido a mí porque mantenía sus dos brazos recogidos a la altura de su pecho.
Al llegar al zoológico después de una caminata en familia en medio del sol cálido pero no molesto del día, compramos los tres tickets correspondientes para pasar y de manera inmediata, cargué a Archie con la intención de sentarlo sobre mis hombros.
Él estaba bastante feliz con la idea y después de dejar su care bear con mamá, apoyó sus dos manos de manera suave sobre mi cabeza mientras yo sostenía sus piernas.
Becky y yo intercambiámos miradas y sonrisas de vez en cuando mientras comenzábamos a adentrárnos en la primera sección del zoológico.
Lo primero que pudimos distinguir fueron cebras, las cuales enseguida llamaron la atención de Archie.
-Guau, guau... -Expresó.
-No, mi vida. -Contesté. -No es un perro, es una cebra.
-Guau, guau, mamá... -Repitió, llamando la atención de Becky y señalando a las cebras.
Ella rió levemente.
-No es un perro, Archie. -Comentó. -Es una cebra.
Poco nos entendía él pero parecía estar feliz y eso era lo importante.
Seguimos nuestro recorrido después de el momento con las cebras y entonces lográmos ver un par de jirafas, sorprendentes y por supuesto, gigantes.
-Mira, bebé... -Dijo Becky. -Es una jirafa.
Archie estaba completamente impresionado con la altura de las jirafas, podía saberlo porque no hablaba para nada.
Después de observarlas durante un tiempo, hicimos una pequeña fila para poder alimentar a las jirafas. El cuidador le dio una galleta a Archie y él la sostuvo en su mano hasta que una de las jirafas dobló su cuello para comerla.
Él se asustó un poco al principio pero rió en cuanto la jirafa comió su galleta.
Seguimos nuestro recorrido viendo animales. Archie estaba tan emocionado que en la zona de monos hizo un movimiento para que lo bajara. Él incluso acercó sus dos manos al cristal de protección a pesar de que habían algunos monos cerca de él.
Ya ni siquiera quería que lo tomáramos de la mano porque se dirigía a ver los animales de la manera más rápida que podía...
Fue así hasta que llegamos a la zona en la que se encontraban los tigres.
La zona era una de las más protegidas, por obvias razones. Al llegar, yo lo tomé de la mano y lo acerqué con cuidado para que pudiera ver de cerca al igual que el resto de los niños.
Ya habíamos pasado por los leones pero los habíamos visto de lejos y desde entonces, Archie había estado intentando repetir el rugido.
En cuanto él vio a los únicos dos tigres que habían pude ver que estaba impresionado. Incluso me miró y me señaló su gorra naranja y después al tigre, dándome a entender que eran del mismo color.
El tigre caminaba dando vueltas a tan solo un metro del cristal y a pesar de que Becky estaba sosteniéndolo de la cintura, era un animal tan imponente que al verlo tan cerca incluso yo quería salir corriendo.
Archie acercó una de sus pequeñas manos al cristal pero de un momento a otro, el tigre reaccionó de manera repentina y se acercó velozmente al cristal, logrando incluso que este vibrara y que Archie se estremeciera.
Archie soltó un grito de manera inmediata, completamente asustado. Él se envolvió en los brazos de Becky enseguida mientras su llanto incrementaba.
Ambas intercambiámos miradas de tristeza al ver su reacción. Había sido algo normal pero él era muy pequeño y era evidente que podía asustarse con facilidad.
Me acerqué a ellos y me doblé ligeramente.
-Ven, mi amor... -Expresé, tomando su brazo. -Ven, mi vida.
Él giró su pequeño cuerpo hacia mí y me extendió los brazos, buscando protección.
Lo cargué, encargándome de acomodar su cabecita sobre mi hombro. Acaricié su espalda de manera suave hasta que su llanto comenzó a disminuir.
Como mamás primerizas, siempre nos sentíamos mal cuando Archie se alteraba, era algo que no podíamos controlar. Yo había llorado la primera vez que le dio fiebre; Becky había llorado la primera vez que Archie se cayó y a pesar de que sabemos perfectamente que es un bebé y que son cosas normales, no nos deja de entristecer.
Archie comenzaba a calmarse sobre mi hombro.
Miré a Becky y tomé su mano suavemente.
-¿Buscamos algún lugar para comer? -Pregunté.
Ella asintió con unos ojos de tristeza que no podía ocultar.
Archie ya no lloraba, solo sollozaba pero ya lo podía sentir más tranquilo.
De camino hacia la zona de comida, distinguí una tienda de souvenirs y productos del zoológico y decidí hacer que nos detuviéramos.
Animé a Becky para que entrerámos y enseguida que cruzámos por la puerta, los colores llamaron la atención absoluta de Archie.
-Mira, mi corazón... -Dijo Becky. -Una cebra.
Ella tomó un pequeño peluche de cebra y lo acercó a él mientras yo limpiaba las lágrimas de su rostro.
Archie lo miró detenidamente pero no mostró más interés.
Seguimos caminando alrededor de la tienda hasta que vimos un tigre. Yo decidí tomarlo e intentar acercarlo pero él hizo un gesto de desagrado, haciendo que entendiera que no quería volver a ver un tigre, al menos no en un lapso corto de tiempo.
Seguimos intentando mostrarles animales hasta que mi atención y la de Becky llegó al animal correcto.
La jirafa.
Tomámos un peluche de jirafa que se encontraba en las repisas y lo acercámos a él.
-Mira, bebé... -Expresé. -Una jirafa.
Él sonrió al verla y la tomó de manera inmediata, abrazándola y asegurándose de no volver a soltarla. Incluso para pagarla tuvimos que llevar otra de las de muestra para poder comprarla.
Salimos de la tienda de productos con Archie sonriendo y abrazando a su jirafa. Al menos habíamos logrado calmarlo.
Seguimos nuestro camino hacia el área de comida y después de acomodárnos en una mesa, Becky se encargó de pedir todo mientras yo estaba con Archie en la mesa.
-Mamá... -Exclamó, mostrándome su jirafa.
-Es muy linda. -Contesté, acercándome a su frente para dejar un beso en ella.
Él estaba tan concentrado en su jirafa que incluso había olvidado su care bear favorito.
-Te amo, mi bebé. -Agregé. -Te amo con todo mi corazón.
-Mamá... -Dijo, pegando su cabecita a mi pecho.
Sonreí.
Quería creer que era su manera de decirme que me ama también.
Becky llegó con dos bandejas de comida poco tiempo después, las cuales acomodó sobre la mesa.
Sabía que antes de comer debía esperar a que Becky prepara la porción de comida para Archie. Ella le sirvió un poco de arroz en un plato y unos pedacitos de carne que se encargó de cortar de manera diminuta.
Ella lo tomó de mis brazos de manera delicada y lo acomodó sobre sus piernas para poder acercar la cuchara a su boca.
La miré detenidamente mientras lo hacía porque ciertamente, ver a Becky de mamá era la cosa más perfecta del mundo.
-No pensé que pasaría eso con el tigre. -Admití. -No quería verlo llorar así.
-No pasa nada, mi amor. -Contestó. -Fue algo normal y ya está tranquilo.
Archie comía de manera tranquila y Becky se adaptaba perfectamente a su ritmo.
-¿Sí vamos al acuario después? -Pregunté. -¿O ya estás muy cansada?
-Vamos. -Respondió. -Pienso que incluso va a gustarle más.
Asentí.
Tomé mis cubiertos y comencé a comer, asegurándome de intercalar algunas cucharadas con mi esposa para que ella pudiera comer también.
El sol de la tarde cada vez era más fuerte pero era el clima perfecto para nuestro viaje.
No planeábamos pasar más tiempo en el zoológico porque pensabamos que Archie iba a comenzar a agotarse con el ambiente.
En cuanto terminámos de comer, Becky fue esta vez quien cargó a Archie sobre sus hombros mientras yo llevaba su care bear y él su jirafa. Fue de esa manera hasta que llegámos al acuario.
Al ambiente era totalmente diferente, más fresco y tranquilo por obvios motivos.
-¡Agua! -Exclamó Archie desde la entrada, en cuanto vio la primer área. -¡Agua, mamá!
Becky y yo nos mirámos con una sonrisa al verlo corriendo a ver a ver los peces.
La entrada era impresionante. Era como un túnel totalmente rodeado de agua y peces de todos los colores que tanto a Archie como a mí nos tenía impresionados.
Tan solo caminar por el interior del acuario viendo como Archie disfrutaba del recorrido e ir de la mano de mi esposa me hacía saber que de este viaje tenía que hacer una pintura.
Archie aún no soltaba su jirafa pero después de ver el espectáculo de delfínes, por supuesto que quiso uno.
Becky compró todos los peluches de tiburónes que vio y sin duda me hizo la pregunta que no ha dejado de hacerme desde que nos conocimos...
"¿Harías shark diving conmigo?"
¿Y que no haría yo por ella?
Normalmente suelo decirle que no pero si me tocara verla entrando a una jaula para hundirse en el mar y ver tiburónes, no la dejaría sola.
Mientras tanto, yo compré para mí una ballena azul que incluso hacía los sonidos. A veces pensaba que Becky y yo éramos como dos niñas con un bebé en ciertas ocasiones.
Archie corría por los pasillos, se acercaba a las peceras gigantes y veía todos los peces con una sonrisa en su rostro.
Las luces azules y moradas del lugar definitavemente daban el ambiente perfecto y sin duda alguna... Había sido el broche de oro para cerrar nuestro día.
Archie había dado su mayor esfuerzo para no caer dormido. Sin embargo ya estaba muy cansado y poco antes de salir del acuario se durmió sobre mi hombro.
Al salir del lugar, el atardecer era el fondo que nos acompañaba en nuestro camino a casa. Becky y yo disfrutábamos de la brisa, de la vista... de nuestras manos entrelazadas y de besos cortos y suaves que nos dábamos de manera repentina.
Más de nueve años habían pasado desde la primera vez que nos vimos y yo estaba más enamorada de ella que nunca.
Lo primero que hice al entrar a casa fue acomodar a Archie sobre la cama y rodearlo con almohadas para que no se cayera.
Regresé a la sala y fue entonces cuando vi a Becky escribiendo en una pequeña agenda que los dueños habían dejado para los huéspdes.
-Ya lo acomodé. -Mencioné. -¿Qué haces?
-Estaba escribiendo un poco. -Contestó.
-¿Quieres compañía? -Pregunté. -¿O prefieres tener tu espacio?
-¿Tener espacio? -Cuestionó. -¿Después de que estuvimos cuatro años viéndonos todos los días, en todo momento después de conocérnos?
Me reí levemente.
-Ven... -Expresó, dando una palmada suave en el sofá.
Me dejé caer de manera descuidada en el sofá y centré mi atención en ella.
-¿Sobre qué escribes? -Agregué.
Ella se detuvo durante un momento y me miró.
-Sobre ti. -Admitió.
-Oh. -Exclamé. -Qué afortunada yo entonces.
-¿Quieres escuchar? -Comentó.
-Claro, incluso podría hacer una portada para tu canción... -Sugerí. -Es una canción, ¿Cierto?
Ella rió levemente.
-Lo es. -Confirmó. -Y claro que puedes hacer la portada.
La miré con una sonrisa.
-Te escucho. -Aseguré, acomodándome en su dirección para darle toda mi atención.
Ella tomó una bocanada de aire y comenzó...
La luz de tus ojos es la misma que encuentro en los suyos al verme...
Un reflejo de amor que crece cada vez que a tu lado duerme.
En cada gesto y caricia creo ver la escencia de lo que fui.
¿Cómo no hacerlo?, Con él un nuevo amor descubrí...
Pensaba saber de lo que se trataba la canción y mis ojos ya se habían llenado de lágrimas.
Porque él es una pequeña versión de ti;
Cada palabra y mirada me lleva de vuelta hacia ti.
En sus ojos veo nuestra promesa del "para siempre" .
Contigo a mi lado, imposible que el presente que quiebre.
Cada una de sus risas es un eco de tu ser,
en cada uno de sus pasos tu esencia puedo ver.
No hay un solo día en el que haya dejado de amarte.
No hay un solo día en el que deje de soñarte.
Porque él es una pequeña versión de ti;
Cada palabra y mirada me lleva hacia ti.
En sus ojos veo nuestro "para siempre" .
Contigo a mi lado, imposible que el presente que quiebre.
Aunque el camino sea largo y los días se tornen planos...
En cada obstáculo encuentro razones para seguir.
Nuestro amor, que en él se refleja, es un faro en la tormenta,
con su vida y con su alma, nuestros sueños se reinventan...
Porque él es una pequeña versión de ti...
Cada palabra y mirada me lleva hacia a ti.
Prometo nuevamente, amarte eternamente...
Porque él es tu reflejo latente.
Porque él es... una pequeña versión de ti.
Me había quedado completamente en shock.
Había acabado de oír lo más lindo que pude haber escuchado en mi vida.
Me acerqué a ella en el sofá e incluso antes de decir cualquier cosa, la envolví de manera suave en mis brazos.
-Gracias... -Expresé. -Gracias, mi amor...
En esa canción ella está hablando de como Archie y yo somos el reflejo de un mismo corazón. Saber que ella me había escrito una canción en la que nuestro hijo está incluido era... Lo mejor del mundo.
Ella acarició mi espalda de manera suave mientras las lágrimas se deslizaban en mi rostro.
Dejé varios besos suaves sobre su hombro y en sus mejillas.
Al apartarme, la miré a los ojos con la sonrisa más sincera y tierna que pudo haber expresado mi alma.
-Es increíble. -Mencioné.
Ella rió levemente.
-Esa canción habla más de ti que de mí, Freen. -Comentó. -Habla de lo mucho que te amo pero también habla de todas las características y virtudes que tienes que te hacen ser la mejor persona, esposa y mamá del mundo.
No podía dejar de sonreír ni de llorar y de manera inmediata, acerqué mis labios a los suyos, asegurándome de iniciar un beso que pudiera agradecerle lo que acababa de escribir sobre mí.
Sostuve su cuello de manera suave entre mis manos mientras sentía el cosquilleo en mis labios al incluir mi lengua al beso, logrando rozar la suya de manera fugáz pero finalmente, haciendo que ella envolviera la suya en medio de nuestro beso completamente intenso.
Su mano izquierda acariciaba mi nuca suavemente mientras mis labios acariciaban su labio inferior para después morder levemente el superior. Realmente quería hacerle saber con un beso, lo feliz que me había hecho.
Tenía planes de seguirla besando durante mucho tiempo pero...
-¡Mamá! -Exclamó Archie, cerca de nosotras. -¡Mamá!
Becky se apartó despacio del beso y centró su mirada en Archie, dejándome en pausa pero bastante satisfecha con el beso.
Al darme cuenta de que Archie había bajado de la cama solo, volteé de manera inmediata y centré mi vista en él.
En cuanto Becky lo cargó, pude ver que nada había pasado y que solo la estaba llamando porque así es él, porque tiene mamitis. No es algo que me moleste en absoluto, al contrario. Entendía perfectamente la obsesión de Archie con Becky porque yo no he superado la mía, ni siquiera después de nueve años.
Archie había saboteado mi beso con su mamá pero no podía molestarme con él, jamás.
Becky lo trajo al sofá y lo sentó en medio de las dos.
Moví su cabello suavemente, despeinándolo un poco para después dejar un beso en su cabecita.
Me encantaba ver en lo que se había transformado mi vida.
Becky y yo solíamos ser dos jóvenes enamoradas, posteriormente dos co estrellas enamoradas en medio de la fama mundial; poco después dos mujeres enamoradas que no podían estar juntas por cuestiones de salud mental y falta de comunicación y entonces... Fuimos tan solo dos persona que querían amarse para toda la vida.
Seguimos siendo dos mujeres enamoradas pero ahora... Casadas y con un hijo.
Con una pequeña versión de las dos.
...
Un año de el primer capítulo de Back To December... Wow!!
Quisimos hacer este especial a manera de agradecimiento con todos ustedes, que han apoyado y leído el fanfic en repetidas ocasiones y que lo mantienen en su corazón como nosotras lo hacemos.
Esperamos que este especial les guste y que le ayude a recordar un poco sobre la historia de las Freenbecky en este fanfic.
¿Cuál es su parte, frase o capítulo favorito de Back To Decemeber?
Gracias una vez más!!
-KEY.
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