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Especial 1/2

Pov de Becky.

Habían pasado dos meses desde el nacimiento de Archie, nuestro bebé.

Ninguna podía dormir bien desde entonces.

Tampoco teníamos tanto tiempo como pareja.

Yo aún tenía pausada mi gira mundial. Quería esperar a que Archie estuviera un poco más grande para poder viajar con él.

Freen seguía trabajando en la galería y en sus cuadros, pero había disminuido la velocidad de producción y había dejado de ir tan seguido, pero esta vez era diferente.

Hoy tenía su fiesta de inauguración.

No podía faltar.

En la fiesta estarían artistas de renombre, tanto pintores como cantantes y actores, personas cercanas a nosotros y bastantes personas más conocedoras del arte.

Primero dudamos en si llevar al bebé o no pero al final decidimos que lo llevaríamos un rato y cuando la música fuera a empezar, le pediríamos a la mamá de Freen que lo llevara a casa y lo cuidara mientras tanto.

Era un día muy importante para Freen.

Además estabamos a días de celebrar nuestro décimo aniversario.

Cuando Freen comenzó a vestirse, Archie no dejaba de llorar. Él ya estaba fastidiado.

Habían llegado a peinarnos y maquillarnos temprano y ambas nos turnabamos para cargarlo.

Freen salió del cuarto con un vestido negro precioso, largo y muy elegante. Yo ya lo había visto, pero no puesto. Era una experiencia completamente diferente y me volvía loca ver como se le pegaba al cuerpo.

Estaba terminando de ponerse los aretes.

-Tómate tu tiempo. -Dijo. -Si llegamos tarde podemos justificarnos diciendo que tenemos un bebé de dos meses.

Me extendió los brazos y le acomodé a Archie con cuidado.

Freen era una madre excelente, tal como lo había pensado toda mi vida. En realidad, ella solía pasar más tiempo con el bebé que yo. Ella era más paciente.

Mientras me cambiaba, escuchaba que Freen trataba de calmarlo y daba vueltas alrededor de la sala.

Decidí ponerme un vestido que sabía que a ella le iba a encantar.

También era un vestido negro, largo y elegante, pero tenía toda la espalda descubierta, tan solo iba atado con un cordón. Decidí acompañarlo con un pañuelo del mismo color.

Cuando salí, ella se quedó helada.

Me miraba de arriba a abajo con una sonrisa provocativa.

-Da una vuelta. -Pidió.

Le hice caso.

-Es precioso. -Admitió. -Tú eres preciosa.

Me acerqué a ella.

Archie ya había dejado de llorar.

-¿Por qué me haces esto cuando tengo un bebé de dos meses sin tiempo para nada más? -Preguntó.

-Busca la manera de hacer el tiempo entonces. -Lancé.

Ella se acercó a mí y dejó un beso corto en mis labios.

-Toma a Archie un momento. -Pidió. -Necesito ir por la cangurera y el maletín.

Me causaba mucha risa que ahora los bolsos caros de ambas se habían convertido en un maletín gigante lleno de pañales, toallitas húmedas, biberones y juguetes.

A veces no podía creer que ya tenía treinta y dos años y tenía un hijo hermoso con el amor de mi vida.

Ella me pasó el maletín y caminamos hasta el carro.

Cuando llegamos, ella se subió del lado del conductor mientras yo acomodaba a Archie en su silla atrás.

Ella puso su mano en mi pierna enseguida que aceleró.

-No puedo dejar de verte. -Admitió. -No sabes todo lo que está pasando por mi mente en estos momentos.

-Me lo puedo imaginar. -Aseguré. -Y solo puedo decirte que busques la manera de hacerlo realidad.

Ella me miró a los ojos y sonrió.

Cuando llegamos a su galería, ya todo estaba lleno, pero aún faltaban diez minutos para que el evento empezara.

Freen se bajó del carro y me abrió la puerta. Enseguida abrió la puerta de atrás. Se puso la cangurera y acomodó a Archie en ella.

Él estaba tranquilo.

Archie era precioso, tenía los ojos de Freen. Viéndolo a él era como si la mirara a ella y viceversa.

Entramos al lugar y todos aplaudieron.

La verdad era que Freen no planeaba ser el centro de atención, solo quería presentar su galería formalmente a todos, las dos íbamos prácticamente como si fueramos invitadas también.

Eliza y Fran eran los que se encargaban de la presentación de la galería y de hablar durante toda la noche

Nos sentamos en la mesa del centro que estaba destinada específicamente para nosotras.

Algunas personas se acercaban a saludarnos a ambas.

La fiesta iba bien y todo lo demás, pero yo tenía mi vista y mi atención en mi esposa. Me daba miedo que en cualquier momento pudiera tenerr una ataque de pánico. Ella por suerte, se veía estable.

La gente empezó a caminar por todo el lugar observando los cuadros que estaban. Freen también le pidió a Eliza y a Fran que abrieran la sala especial, que era en donde se encontraban los cuadros pintados por ella.

Amaba saber que si eran quince cuadros, catorce iban dedicados para mí.

Todos los amaban.

El talento de Freen era innegable.

Empezó a haber un poco más ruido y Archie se despertó.

Freen trataba de distraerlo haciéndole sonidos y moviéndolo pero él no parecía nada satisfecho.

Me levanté y busqué a mi suegra para decirle que era hora de que lo llevara a casa.

Ella muy amablemente accedió.

Freen le dio el maletín y los acompañó hasta afuera para vigilar que se fueran bien.

Ella regresó minutos después.

La noté un poco nerviosa.

-¿Estás bien? -Pregunté.

Ella asintió.

-Es solo que sabes que no me gustan tanto las fiestas. -Me recordó.

Empezó a balancear la pierna y puse mi mano sobre ella.

El tiempo siguió pasando y los invitados ya comenzaban a irse.

Ambas nos paramos en la puerta porque Freen quería despedirse de todos personalmente.

A mí me llegó un mensaje de su mamá diciendo que ya estaba con Archie en la casa.

Ya solo quedabamos Fran, Eliza, Freen y yo.

-Pueden irse si quieren. -Sugirieron. -Nosotros cerramos.

-¿De verdad? -Pregunté. -Grac...

-No hace falta. -Me interrumpio Freen. -Nosotras podemos cerrar.

La miré confundida.

-De acuerdo. -Aceptaron. -Nos vemos después.

Ambos se despidieron de nosotras y Freen empezó a cerrar las salas y a apagar las luces.

Ella no quería que el personal de limpieza trabajara tan tarde y había preferido que arreglaran y limpiaran al día siguiente.

Solo estabamos nosotras dos.

No entendía porqué había preferido cerrar ella sabiendo que teníamos un bebé de dos meses y que tendríamos que llegar a casa lo más pronto posible.

Cuando llegamos a la puerta de la sala en donde estaban sus cuadros, ella me tomó de la mano, me jaló hacia adentro y cerró la puerta con seguro.

Me miró y tiró las llaves en el piso.

-¿Qué estás haciendo? -Cuestioné.

Ella comenzó a caminar despacio y muy seductoramente hacia mí.

-Dijiste que encontrara el tiempo y la manera. -Me recordó. -Eso hice.

Sonreí.

Se acercó a mí y nos unió en un beso.

Fue un beso lento y totalmente apasionado que gritaba "te extrañé" de todas las maneras posibles.

Ella empezó a deslizar su mano por mi espalda, pero de pronto se detuvo.

La miré confundida.

-Solo si quieres. -Comentó. -Si no, podemos ir a otro lugar.

Mis mejillas ya estaban rojas y sentí el calor de su cara también.

Volví a besarla.

-No hace falta. -Me negué.

Sería toda una experiencia tener sexo con ella en su galería, rodeadas de cuadros que ella había pintado y que estaban dedicados para mí, con esa luz ténue que ella misma había escogido para el lugar. Sumando el detalle de mi inicial tatuada en su mano que cada vez me encantaba más.

Diez años de matrimonio más dos de noviazgo y cada vez era mejor que la anterior.

Ella era mía tanto como yo era suya.

Y me encantaba las maneras diferentes en las que me hacía saber que era suya.

Ella volvió a deslizar su mano por mi espalda pero esta vez, jaló del cordón que ataba mi vestido.

Ambas sonreímos.

Mi vestido cayó completamente hacia adelante y ella empezó a dejar besos en todo mi pecho y en mi clavícula.

Freen me sostenía con ambas manos mientras yo la ayudaba bajando mi vestido por completo.

Lo quité sin dejar de besarla.

Ahora era el turno de el de ella. Se veía más complicado pero me las arreglaría sola.

Comencé a bajarlo desde la parte de arriba. Ella casi no me dejaba hacerlo porque estaba concentrada en dejar un beso en cada parte de mi cuerpo que se encontraba descubierta.

Cuando por fin lo logré, ella tomó los dos vestidos y los puso detrás de mí.

Los acomodó perfectamente para que pudiera acostarme sin sentir el piso frío.

Entendí enseguida.

Ambas bajamos al piso sin dejar de besarnos y ella me empujó levemente hacia atrás.

Quería sentirla dentro de mí, pero primero quería sentir el calor de su piel contra la mía.

La tomé de la espalda e hice fuerza hacia abajo para que pegara su cuerpo.

Ella entendió.

Nuestra comunicación no verbal seguía siendo una cosa loca.

Pasamos bastante tiempo así, abrazadas, besándonos, dsifrutándonos y sintiéndonos después de tanto tiempo.

Yo había bebido vino y podía observar la marca de él en toda su clavícula y sus labios.

Después de un largo rato ella bajó su mano hasta mis piernas.

Ahora sí ya no aguantaba ni un segundo más.

La detuve antes de que empezara, como siempre lo hacía y tomé su mano para dejar un beso en donde estaba mi inicial.

Ella sonrió.

Volvió a bajar su mano y esta vez sí empezó.

Solté un suspiro entrecortado.

Ella me levantó levemente desde la nuca para poder seguir besándome.

Yo estaba aferrada a su cuello mientras le daba cortos besos en la mandíbula.

Freen amaba los besos ahí.

En un momento en el que sentí que estaba por llegar, tomé su rostro con una de mis manos y la miré fijamente obligándola a que no apartara la vista.

Enseguida llegué al clímax.

Había sido espectacular.

Ella se apartó de mí con cuidado.

Me mordí el labio sin dejar de mirarla a los ojos.

Ella volvió a acercarse para besar mi cuello.

Vi mi oportunida y la tomé.

La empujé con fuerza haciendo que ella cayera.

Yo me subí sobre su regazo.

Ella no se quejó para nada.

Se acomodó y empezó a besar mi abdomen por completo.

Pov de Freen.

No podía evitar que Becky tomara turno hoy.

Sabía que ella quería y yo también quería.

-¿Andamos versátiles hoy? -Pregunté entre besos.

Ella no respondió.

Tomó mis dos manos y las bajó con fuerza.

Me mantuvo acorralada durante un buen rato.

Becky solía darme besos con pequeñas mordidas y a mí me encantaba.

Se apartó ligeramente para observar mi rostro.

Observé en sus ojos que se había dejado llevar completamente por el deseo.

Sonreí.

-Haz lo que quieras conmigo. -Expresé. -Y pídeme que haga lo que yo quiera contigo.

Ella sonrió también.

La vi bajando su mano hasta que la sentí en mi centro.

Perdí la razón.

Cuando era el turno de Becky, ella siempre me quebraba la espalda.

Se acercó a mí y mientras se movía abajo dejaba pequeños besos en mi mandíbula. Ella sabía que a mí me encantaba eso.

Ella llevó su otra mano a mi cuello y enseguida terminé.

Se alejó de mí despacio y dejó varios besos en mis muslos.

Qué buena noche.

Estuvimos bastante tiempo más intercalando entre besos y caricias hasta que supimos que era suficiente.

Ambas nos vestimos y volvimos a sentarnos en el piso.

-Día a día la mayor parte de mis pensamientos son los recuerdos de tu respiración sobre mi boca. -Dije.

Ella se acercó y dejó un beso en mis labios con una mordida al final.

-Día a día la mayor parte de mis pensamientos son los recuerdos de tus besos por todo mi cuerpo. -Contestó.

-Puedo dejar más, si quieres. -Respondí volviendo a acercarme a ella.

Ella puso su mano sobre mi boca y empezó a trazar la comisúra de mis labios con su dedo.

-¿Por qué tienes que ser tan buena? -Preguntó llevando la mirada de mis ojos a mi boca y viceversa. -Me haces querer tener sexo contigo todos los días.

Sonreí.

-Por mí no hay problema en eso. -Aseguré. -Además soy adicta a verte llena de placer.

No dejaba de darme besos en el cuello.

Después de un rato, nos levantamos, ordenamos y regresamos a casa completamente de buenas.

____
Disfruten. Quizá mañana el último.
Gracias!
-Key

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