Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epilogo

Pov de Becky.

Diez años después.

Habían pasado diez años desde el día de nuestra boda.

Muchas cosas habían sucedido desde entonces.

Después de que Freen tuviera la residencia temporal durante un par de años, logró conseguir la permanente.

Consiguió un muy buen trabajo en una galería muy importante de la ciudad y estuvo trabajando varios años ahí hasta que pudo poner su galería propia que es en donde actualemente trabaja. Suele darle trabajo y oportunidades a pintores emergentes y a pintores ya consolidados. Principalmente, por supuesto, ella saca sus propios cuadros y los pone en exposición para después subastarlos.

La mayoría de sus cuadros han llevado una dedicatoria hacia mí.

Yo, por otro lado, enseguida que nos establecimos bien, ya como matrimonio, seguí mi carrera en la música. Empecé a componer mis propias canciones con la ayuda de mi esposa y había logrado unirme a una disquera muy buena.

Tenía cinco discos, había dado bastantes conciertos por Europa y Asia y algunas de mis canciones habían logrado estar en el top cinco a nivel mundial varias veces. Freen me acompañaba a todos mis conciertos y me veía desde la pantalla de mi camerino.

Nuestra relación estaba más fuerte que nunca. Había cambiado, pero para bien. Ambas éramos más maduras y habíamos mejorado nuestras dificultades en la comunicación.

Recientemente había estado bastante molesta con Freen.

Freen desde hace algunos meses trabajaba sin parar, sin tomar un respiro ni tiempo para ella. Me molestaba que casi no pasara tiempo conmigo pero me molestaba aún más que se estuviera descuidando a ella misma.

No estaba durmiendo debidamente y tampoco estaba comiendo bien.

Había una razón y yo la sabía, pero quería que ella me lo dijera directamente.

Pov de Freen.

Becky estaba muy molesta conmigo y yo lo sabía.

Hace un par de días habíamos tenido una discusión porque ella aseguraba que me estaba descuidando a mí misma.

Últimamente he pasado días hasta tarde fuera de casa trabajando.

¿La razón?

Tratar de aliviar mi estrés y mi tensión nerviosa.

Había un pequeño detalle.

En realidad era un gran detalle.

Becky estaba embarazada.

Hace tiempo habíamos entrado en el proceso de fertilización para lograr empezar a construir nuestra familia y por fin lo habíamos conseguido. Yo sería la madre genética y Becky sería la madre biológica.

Cuando supimos acerca del embarazo, enseguida nos mudamos a una casa. Era más grande y más cómoda.

Becky tenía ocho meses en este preciso momento.

Nosotras estabámos felices, muy enamoradas y a punto de ser madres.

Pero yo no podía evitar sentir pánico.

Me asustaba no ser una buena madre.

Pasé por la misma crisis años atrás cuando pensaba que no sería buena novia para Becky.

Esta vez, era casi lo mismo, solo que con el doble de presión.

Me asustaba fallar como madre y por consiguiente, fallar como esposa.

Becky ya me había sugerido durante varias semanas atrás, que me tomara un tiempo del trabajo y me quedara en casa con ella.

Había planeado una cena especial para las dos. Quería reafirmarle mi amor y mi compromiso con ella y también quería hacerle saber mis inseguridades y abrirle mi corazón por completo.

Cuando llegué a la casa, ya eran aproximadamente las nueve de la noche. Entré y la observé durmiendo.

Me quedé mirándola parada desde la puerta.

La amaba tanto.

La amaba más que nunca.

Ella se despertó al momento, supongo que sintió que había llegado.

-Ya llega de madrugada, si quieres. -Dijo sarcásticamente.

Me reí sin ganas.

-¿Cómo te sientes? -Pregunté. -¿Estás bien?

Ella se levantó levemente para quedar sentada y asintió molesta.

Me acerqué lentamente y me senté en la cama a la altura de sus pies.

Puse mi mano gentilmente en su vientre.

-¿No se ha movido tanto hoy? -Cuestioné mirándola a los ojos.

Justo sentí una patada de nuestro bebé.

-Parece que estaba esperando a que llegaras. -Comentó sonriendo levemente.

La miré con tristeza.

-¿Quisieras ir a cenar conmigo? -La invité.

-¿Me vas a escuchar cuando te sugiera algo? -Preguntó de vuelta.

Sonreí.

-Lo haré. -Aseguré.

Ella asintió sonriendo.

La ayudé a levantarse y antes de ir a cambiarse de ropa, dejó un beso en mi mejilla.

Cuando estaba lista, subimos al carro y salimos con dirección al restaurante que había reservado.

-Nunca habíamos venido a este. -Dijo. -Tiene pinta de ser caro.

Volteé a mirarla y sonreí.

La ayudé a bajar y entramos al recibidor.

-Buenas noches. -Saludé a la señorita. -Tenemos una reservación para dos personas.

-Buenas noches. -Me saludó de vuelta. -¿A nombre de quién?

-Freen Armstrong. -Respondí.

Becky sonrió.

Ella amaba que usara mi nombre con mi apellido de casada.

La señorita no hizo una seña para que la siguieramos. Nos guió a nuestra mesa y nos sentamos.

Becky notó que había reservado toda la zona de atrás especialemente para nosotras.

-Sabes que con un beso y un "Está bien, mi amor. Te hago caso" te perdonaba, ¿Verdad? -Comentó. -No era necesario todo esto.

Sonreí.

-¿No te gusta? -Cuestioné.

-Me encanta y te lo agradezco. -Aseguró. -Pero no estaba tan molesta.

-Quería que hablaramos bien, con calma. -Dije.

Ella me miró a los ojos y asintió.

-Quería hacerte saber que siempre voy a cuidar de ti y de nuestro bebé. -Comenté. -Los amo infinitamente a los dos y no pienso ir a ningún lado.

Ella levó una de sus manos a su cara.

-¿Ves a lo que me refiero cuando digo que nunca captas el mensaje principal? -Preguntó riéndose levemente.

La miré confundida.

-Has estado todos estos meses cuidándonos a los dos y trabajando al mismo tiempo, pero te has dejado a ti de lado. -Dijo. -Eres tú lo que me preocupa.

-¿Por qué? -Pregunté con interés.

-No estás comiendo bien, no duermes bien tampoco. -Me recordó. -Y tus ataques de pánico están siendo más frecuentes recientemente.

Me miró pidiéndome un motivo.

-Me da miedo no ser buena madre. -Confesé. -Y también me da miedo fallarte a ti.

Ella sonrió.

-Sigue siendo quién siempre has sido. -Respondió. -Y cuida de ti. Es todo lo que se necesita.

La miré con los ojos cristalizados.

-Ya superé el miedo a que salieras corriendo, sé que no lo harás. -Admitió. -Pero sí me da miedo el pensar que te puedas derrumbar de nuevo.

Tomé su mano por encima de la mesa.

-Vas a ser la mejor madre que existe. -Comentó. -Y ya eres la mejor esposa que existe.

-Te amo. -Vocalicé.

-Yo te amo a ti, muchísimo. -Respondió.

Me levanté para darle un beso, pero ella me detuvo con su mano.

-Te falta algo. -Dijo.

Traté de descrifrar a qué se refería.

Sonreí cuando me di cuenta.

-Está bien, mi amor. Te hago caso. -Repetí lo que me ella me había dicho. -Voy a tomarme un tiempo del trabajo

Ella sonrió y esta vez, ella fue la que se acercó a mí para dejar un beso en mis labios.

La comida había llegado.

Estaba tranquila concentrada en la cena, cuando la voz de Becky me asustó.

-¡Freen! -Gritó.

La miré sin entender nada.

Ella miró a los alrededores apenada.

-¡Freen! -Repitió, esta vez, susurrando. -Creo que se me rompió la fuente.

Tragué en seco.

Subí el mantel y miré discretamente debajo de la mesa.

En efecto, se le había roto la fuente.

-Mantengámos la calma. -Traté de tranquilizarla cuando yo en realidad estaba muriéndome de nervios. -¿Qué significa?, ¿Qué hacemos?

-Significa que ya viene el bebé. -Aseguró irritada.

-¿No faltaba un mes? -Cuestioné.

-¿Por qué no has ido por el carro aún? -Preguntó.

Me levanté rápidamente y me quedé congelada al lado de ella.

-¡El carro! -Exclamó.

-Te oí. -Respondí. -Espera.

Corrí rápidamente y le hablé a la primera mesera que encontré.

-Mi esposa está a punto de tener a nuestro bebé. -Comenté con la voz temblorosa. -Tengo que ir por el carro, ¿Podría acercarla a la puerta?

Ella asintió.

Para este entonces, los clientes de las demás secciones del restaurante tenían su vista enfocada en nosotras.

Corrí y fui por el carro.

Cuando llegué, me bajé y ayudé a Becky a subir.

Traté de conversar con ella durante el camino para calmarla mientras llegábamos al hospital, pero ella no tenía muchas ganas de nada.

Al llegar, entramos al hospital y la pasaron a la sala.

Yo aproveché para llamarle a nuestras familias.

El primero fue Richie.

-¿Freen? -Me saludó. -¿Cómo están?

-Richie, el bebé se adelantó. -Dije cambiando de tema. -Avísale a mis suegros por mí.

Él no dejaba de festejar al otro lado de la llamada y yo estaba demasiado nerviosa como para quedarme ahí. Le colgué al momento.

Después llamé a mi mamá y le pedí que trajera el bolso con las cosas de Becky y ropa deportiva para mí.

Enseguida uno de los doctores salió.

-¿Es familiar de la paciente? -Preguntó.

-Soy su esposa. -Contesté. -¿Todo está bien?

-Todo está bien. -Aseguró. -Pero tenemos que pasarla a proceso de parto. Si todo sale bien, el bebé será prematuro y tendrá que pasar unos días aquí.

¿A qué se refería con que "si todo sale bien"?

Le di las gracias y él volvió a entrar a la sala.

Yo ya era más nervios que persona.

Estaba emocionada, pero estaba terriblemente asustada.

Me senté en una de las sillas, me quité la corbata y me desabotoné los dos botones de arriba de mi camisa.

No podía respirar y me temblaban las manos.

Estaba a punto de tener un ataque de pánico.

Por suerte, escuché la voz de Richie no tan lejos.

-¿Y mi hermana? -Fue lo primero que dijo.

Yo no podía hablar, pero le enseñé la sala de partos.

Él me miró detenidamente durantes varios minutos.

-¿Estás bien? -Cuestionó preocupado.

Se sentó en la silla que estaba al lado de mí y puso su mano en mi espalda.

-Todo va a estar bien. -Aseguró. -No te preocupes.

Traté de hacer respiraciones.

-Ve a lavarte la cara. -Sugirió. -Yo me quedo aquí.

Asentí y fui al baño.

Me quedé apoyada sobre mis brazos en el lavabo durante bastante tiempo hasta que me sentí mejor.

Cuando salí, los papás de Becky ya habían llegado.

Me tranquilicé después de que ellos hablaban conmigo y me daban recomendaciones.

Por último, llegó mi mamá con el bolso y mi ropa. Ella me abrazó, yo tomé mi ropa y regresé al baño para cambiarme.

Cuando salí, ya me sentía un poco más estable. Me senté en la silla y no nos quedó más que esperar.

Esperamos varias horas hasta que uno de los enfermeros salió.

-¿Quién es el papá del bebé? -Preguntó buscando por todos lados.

-Mamá, soy yo. -Corregí. -¿Todo está bien?

-Todo está bien. -Respondió. -Tanto la madre como el bebé están bien.

Todos suspiramos de alivio.

Al fin se me había pasado todo el estrés y pánico. Ya solo sentía una felicidad absoluta.

Todos nos abrazamos.

-¿Quiere pasar a verlo? -Preguntó.

-Quisiera pasar a ver a mi esposa primero. -Comenté. -¿Puedo?

Él me miró confundido, pero asintió.

Le dejé mis cosas a Richie y le dije que me aseguraría de que Becky estuviera bien y que enseguida iría después a conocer a mi bebé.

Entré y la vi recuperándose.

-¿Cómo te sientes, bebi? -Pregunté preocupada. -¿Estás bien?

-¿Ya lo viste? -Preguntó. -Es tan pequeño.

Sonreí con los ojos cristalizados.

-Aún no. -Contesté. -Quería asegurarme de que tú estuvieras bien primero.

-Estoy bien, babe. -Aseguró.

Me acerqué a ella y dejé un beso en su frente.

-Felicidades, ya somos oficialmente mamás. -Comentó con lágrimas en los ojos.

-Felicidades a ti más que nada. -Respondí.

Me despedí de ella y me dirigí a ver a nuestro bebé.

Me vistieron con unas telas especiales y me pasaron a la sala de las incubadoras.

Me acerqué y lo vi desde arriba.

En serio era muy pequeño.

-¿Quiere cargarlo? -Preguntó el enfermero.

Yo asentí.

Él acomodó mis brazos de la manera correcta y me lo pasó.

Enseguida comenzó a llorar.

-Hola, mi vida. -Lo saludé por primera vez. -Bienvenido.

Había nacido en mí un nuevo tipo de amor. Un amor instantáneo e infinito.

Era un pedacito mío y un pedacito de ella.

Al mismo tiempo, mi amor por Becky era más de lo que yo creía que era capaz de sentir.

No solo era mi polo a tierra, mi esposa, mi salvación y el amor de mi vida, ahora era también la madre de mi hijo.

-Eres un mini Beck. -Le dije riéndome y llorando al mismo tiempo. -Ambos somos los más afortunados por tener a mamá en nuestras vidas.

Lo miré durante varios segundos para poder fijar ese momento para siempre en mi mente.

-Espero que la ames tanto como la amo yo. -Dije.

Me moría de ganas de pasar cada segundo de mi vida dedicándole mi vida completa a mi familia y principalmente a Becky.

Ella representaba mi propia definición de amor incondicional e infinito.

Ella fue mi todo desde que la conocí.

Era la más afortunada porque yo podía decir con toda la seguridad del mundo que tenía la mejor historia de amor que existe y existira.

Porque no importa en qué momento, circunstancia, tiempo o lugar sea. Yo sé que incluso en otras vidas, yo le pertenezco y mi alma hará cualquier cosa por volverla a encontrar.

______________
Gracias por todo pipol. ❤️
-Key

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro