Chankimha
Pov de Becky.
Después de pasar varios minutos abrazándonos y besándonos sobre una sola rodilla sobre la arena, nos levantamos y caminamos unos pasos hacia donde yo había preparado una cena especial para nosotras dos.
Nos sentamos en la mesa y esperamos a que nos trajeran la comida.
-Pensé que yo sería la que pediría matrimonio. -Comentó.
-Tú te ibas a tardar diez años en hacerlo. -Respondí réndome.
Ell asintió riéndose también.
-No es porque dude de nosotras. -Aseguré. -La mayoría de las veces todo es porque dudo sobre mí.
-¿Acerca de qué? -Pregunté con curiosidad.
Yo sabía de la relación delicada que ella tenía con el autosabotaje, pero creía que ella me expresar bien lo que sentía.
-Siempre dudo en si yo te merezco o en si yo puedo estar evitando que te sigas desarrollando como persona. -Confesó. -Es por eso que le doy tantas vueltas a los pasos que vamos dando en nuestra relación.
-Si no eres tú, no deseo estar con nadie más. -Dije.
Me miró y sonrió.
-Lo sé. -Afirmó. -Y lo mismo me pasa a mí. Por eso es que estoy luchando prácticamente contra, lo que yo creía que era la corriente.
-¿Lo que creías? -Cuestioné. -¿Ya no más?
-Ya no más. -Confirmó. -Durante el tiempo que estuve lejos de ti me di cuenta que todo empezó por cuestiones que nunca fueron un problema, pero empezaron a serlo cuando lo sobrepensaba y me preocupaba por ello.
Ella realmente estaba abriendo su corazón por completo.
-Es por eso que quiero seguir trabajando en mí y mejorando cada día, para no dejarme asustar más y enfrentar todo contigo de la mano. -Comentó. -Nunca voy a volver a dejarte ir, te lo prometo.
-Nunca prometes en vano. -Aseguré. -Espero que lo mantengas como dices.
Ella asintió y tomó mi mano.
-Por cierto, ¿Le dijiste a tus papás y a Richie? -Cuestionó. -No quiero que me odien.
-Ellos no te odiarían nunca. -Respondí. -Sabes que te quieren muchísimo.
Se quedó esperando mi respuesta.
-A mis papás sí les dije. -Afirmé. -A Richie no.
La vi tragando en seco.
-¿Puedo llamarlo? -Preguntó.
-¿Ahora? -Pregunté de vuelta.
-Quiero hablar con él. -Comentó. -Sé que después de que me fui piensa que volveré a hacerlo en algún momento.
Acepté.
Ella sacó su celular y comenzó a llamarlo.
-¿Hola Freen? -Contestó. ¿Todo bien?
Freen puso el altavoz.
-Hola Richie. -Lo saludó. -Todo está bien.
Dudó en cómo seguir la conversación.
-¿Sabes que Beck está aquí? -Le preguntó.
-Sí. -Afirmó. -Me comentó que iría a visitarte.
-Bueno, no sé cómo decirte esto... -Dijo. -Pero acabamos de comprometernos.
Hubo silencio de su parte durante varios minutos.
-No quiero ser un aguafiestas. -Respondió. -Pero creo que mi hermana aún es muy joven para casarse.
-Te entiendo completamente. -Aseguró. -Pero nuestro matrimonio nunca va a privarla de nada. Será lo mismo que teníamos, solo con otro título y un certificado de por medio.
-Voy a ser totalmente honesto contigo. -Contestó. -Sé que la amas, pero me preocupa que vuelvas a salir corriendo.
-No lo haré, te lo prometo. -Aseguró. -Sé que ella significa todo para ti, ella también significa todo para mí.
Se me cristalizaron los ojos.
-Cuando me fui, creí que así ella sería feliz y tendría un mejor futuro que estando conmigo. -Admitió. -Pero ahora sé que lo que tengo que hacer es quedarme y aprender y mejorar para ella.
Richie la escuchaba sin interrumpirla.
Freen hizo contacto visual conmigo.
-Te juro hoy, aquí, en su lugar favorito y mirándola a ella a los ojos que cada día de mi vida voy a amarla, cuidarla y respetarla. -Dijo. -Y nunca voy a soltar su mano.
Richie suspiró.
-No tengo dudas de que así será. -Por fin aceptó.
Ambas sonreímos.
-Felicidades entonces. -Comentó con una voz más alegre. -Tenemos que vernos pronto para celebrar.
-Te amo, hermano. -Interrumpí su conversación.
-Te amo, hermana. -Contestó. -Solo espero que cuando decidan hacerme tío me avisen enseguida y no esperen, como ahora.
Ambas nos reímos.
-De acuerdo. -Dijo Freen. -Nos vemos Richie. Gracias.
Cortó la llamada y suspiró.
-Pensé que vendría hasta aquí a regañarme. -Aseguró.
Me reí.
Dejamos todo a un lado y empezamos a comer.
Al terminar la cena, Freen se levantó y se dirigió hasta mí, tomó mi mano y me hizo una señal para que me levantara. Le hice caso, me levanté y empezó a dirigirnos hacia el mar.
Cuando el agua ya tocaba nuestros pies, ella me miró y sonrió.
-¿Puedo? -Preguntó pidiéndome permiso para empujarme.
Desde que la conocí, siempre había amado que pidiera mi permiso para cada mínimo detalle.
La ignoré y yo fui la que la empujó al agua.
Ella cayó e hizo un gesto de ofendida bromeando.
Me jaló de la mano y caí al agua junto con ella.
Creí que el mejor día de mi vida había sido el del concierto, pero este lo estaba superando por mucho.
Me acerqué a ella y pase mis brazos alrededor de su cuello, aferrandome, para que la marea no me alejara.
Ella acomodó mi cabello y me miró directamente a los ojos.
-Te amo. -Dijo.
-Te amo también. -Respondí.
-Te amo. -Repitió.
-Te amo también. -Volví a responder sonriendo.
Lo repetimos aproximadamente cinco veces más.
Ella me daba besos cortos cada vez que me lo decía.
-No vayas a perder el anillo. -Advertí. -Es caro.
Ella se rió.
-¿Y será que yo puedo escoger el anillo de mi novia? -Cuestionó.
-Prometida. -Corregí.
-Es verdad. -Dijo sonriendo. -De mi prometida.
Hizo un baile de felicidad después de decirlo.
Después de estar varios minutos en el agua, salimos con la ropa completamente empapada.
Entrelazamos nuestras manos y antes de empezar a caminar, llevé la suya a la altura de mi rostro y dejé un beso justo en donde estaba mi inicial.
Era un sentimiento completamente llenador el ver un anillo de compromiso puesto por mí en la misma mano en la que se encontraba su tatuaje con mi inicial.
Me gustaba dejar un beso ahí siempre que podía. Después de que ella me había contado el significado que tenía para ella, para mí era como si se hubiera ayudado de mí para sanar su heridas. No quería decir que yo las había curado, porque siempre ha sido su trabajo, su esfuerzo y su proceso personal, pero sabía que yo sí había sido su fuerza para lograrlo durante mucho tiempo. El dejar un beso ahí era mi manera de hacerle saber que no amo solo su versión pasada, pero sí que la amo por quien era, por quien es y por quien será en el futuro, siendo mi yo de antes, la de ahora y la del futuro.
De eso se trataba nuestra relación, cada una crecer y mejorar a su tiempo con sus propias herramientas, pero con el apoyo, amor y comprensión de la otra al lado.
Sabía que ella lo entendía.
Mientras caminabamos de regreso al hotel en donde ella había reservado, iba deteniendo a cada persona que pasaba por la calle diciédole que estaba comprometida. Algunos nos felicitaban otros simplemente nos ignoraban, pero nada podía cambiar la felicidad que sentíamos.
Al día siguiente, regresamos con su mamá a la casa en donde ambas vivían. Me llevó hasta su cuarto y me dijo que me tenía una sorpresa por nuestro aniversario.
Tenía un cuadro cubierto con una tela.
-¿Lista? -Preguntó nerviosa. -He pintado muchos cuadros pero este es mi favorito.
Asentí emocionada.
Le quitó la tela por completo y lo vi.
Era la pintura más linda que había visto en mi vida.
Los ojos se me cristalizaron
Lo entregó en mis manos y me pidió que leyera lo que había escrito en la parte de atrás.
Después de leerlo, no pude evitar llorar.
Yo sabía que mi futura esposa era una gran artista en general, pero después de leer su nota, me pregunté a mí misma porque nunca había tratado de ser escritora.
Era impresionante la manera en que plasmaba en palabras lo que su corazón sentía.
Estaba concentrada en los detalles en la pintura cuando algo llamó mi atención.
La firma.
¿Era la misma firma del cuadro que me había regalado Richie en mi cumpleaños?
Me quedé analizandola durante varios minutos.
-¿Esta es la firma que pones en todos tus cuadros? -Cuestioné.
-Sí. -Afirmó. -La uso desde que empecé a trabajar en la galería.
De pronto recordé que Richie me había dicho que había conseguido el cuadro en una galería muy famosa de Madrid y que lo compró porque había estado en exposición el día de mi cumpleaños y lo tomó como una señal.
No lo podía creer.
La manera en la que literal parecía que teníamos un hilo invisible uniéndonos a pesar de estar en continentes diferentes.
Comencé a llorar descontroladamente.
Freen se acercó a mí rápidamente.
-Bebi, ¿Qué pasa? -Preguntó preocupada.
Tomé aire.
-Tengo otro de tus cuadros. -Aseguré.
Ella me miró confundida.
-Uno que pintaste por mi cumpleaños. -Dije.
Se quedó impactada.
-Pero, ¿Cómo? -Cuestionó.
-Mi hermano viajó a España. -Le conté. -Fue a la galería y justo el día de mi cumpleaños lo vio en exposición.
Se le cristalizaron los ojos.
-Supongo que la vida nos ha tratado de decir de mil maneras diferentes que estamos destinadas a ser. -Comentó. -Son buenas cosas para recordar de ahora en adelante si las cosas se llegan a complicar.
Asentí y la abracé.
Tenía la gran fortuna de haber coincidido con mi alma gemela justo a tiempo.
Días después, hicimos un viaje corto a Tailandia, Freen quería hablar con mis papás y decirles lo mismo que habló con Richie. Yo tenía que seguir moviendo y arreglando cosas para ahora sí, empezar nuestra mudanza a Inglaterra.
También hablé con Freen y le pedí que hablara con Nam de corazón, como ella siempre solía hacer.
Freen aceptó y la acompañé a hablar con Nam.
Al llegar, dejé que las dos hablaran, pero no me fui en ningún momento porque quería ayudarlas a ponerse en el lugar de la otra si no podían por sí mismas. Cuando Nam supo lo mal que había estado Freen respecto a su salud mental y cuando Freen entendió que Nam se había sentido completamente olvidada por ella, ambas lloraron. Después de una plática larga y honesta, ambas prometieron en que trabajarían en el vínculo que tenían para mantenerlo que no se perdiera.
Después de todo eso, le contamos a Nam sobre nuestro compromiso. Sin duda alguna, era la persona que más feliz se había puesto al saberlo. Prácticamente, ella había sido la que nos había presentado en primer lugar y al vernos comprometidas se sintió como si ella fuera nuestra hada madrina, al menos, eso dijo.
Conforme pasaban los días, más ocupada estaba tratando de mover mi carrera a Inglaterra.
Tenía una entrevista en la que daría a conocer los detalles.
Hablé con Freen y ella me dio permiso de anunciar nuestro compromiso públicamente y decidí que lo anunciaría en esa misma entrevista.
Llegamos a mi camerino y ella me dio el anillo que había elegido para mí. Había sido en el momento perfecto. Me lo puse y salí.
Estuve un rato hablando acerca de mis proyectos y de mis planes a futuro, agradecí a todos los me apoyaban y les pedí que por favor siguieran haciéndolo.
Por fin la pregunta que tanto quería que me hicieran había llegado.
Me moría por decirle al mundo entero que me iba a casar con el amor de mi vida.
-Becky, yo no iba a preguntarte por esto. -Comentó el entrevistador. -Pero los comentarios están llenos de personas diciendo que tienes un anillo de compromiso.
Miré mi anillo y sonreí.
-¿Es un anillo de compromiso? -Preguntó con curiosidad.
-Lo es. -Admití sonriendo.
Todos en el estudio gritaron y aplaudieron de felicidad.
-¿Se puede saber más? -Cuestionó.
-¿Qué quieren saber? -Pregunté de vuelta.
-¿Quién?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?, ¿Dónde? -Preguntaban.
-Hace unos días. -Dije. -Con el amor de mi vida.
Miré a la cámara porque sabía que Freen me estaba viendo.
-Por cierto, mi amor debe estar viéndome ahora. -Comenté mandando un besito a la cámara.
Las personas en el estudio no dejaban de sorprenderse con cada cosa que decía.
-¿Se puede saber el nombre exacto de la persona? -Preguntaron.
Lo pensé varios segundos antes de decirlo.
-Quien siempre ha sido. -Aseguré.
El entrevistador me miraba aún, esperando a que completara mi respuesta.
-Freen Sarocha. -Solté. - Sere Rebecca Chankimha próximamente.
Todo se volvió una locura alrededor.
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~Ya estamos a nada de finalizar este fic, o como le llamamos nosotras; nuestro bebé.
Gracias chicxs!
-Key
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