All day, everyday, everywhere.
Pov de Freen.
Mi autocontrol había llegado al límite.
No había hablado nada acerca del beso en el carro porque estaba tratando de silenciar mis pensamientos después de haber sentido nuestros cuerpos tan cerca cuando nos habíamos besado. Sabía que si mencionaba una sola palabra al respecto, pararía el carro en mitad de la calle y me lanzaría sobre ella.
Cuando llegamos a casa y noté su molestia solo fue más difícil tratar de resistirme.
La besé y todo empezó a arder dentro de mí.
Después de que le preguntara si yo también iba a poder hacer lo que quisiera con ella, me miró con una sonrisa que me enloqueció.
Yo estaba a punto de descontrolarme por completo.
Comencé a darle besos cortos mientras trataba de que igualara mi energía. Caminamos sin dejar de besarnos hasta que logré apoyarla de espaldas en la pared. Ella me tomó de la cara con una de sus manos y empezó a dejar besos en los costados de mi mandíbula. Quité su mano y la bajé.
Yo debía tener el control.
Yo quería tener el control.
Empecé a intercalar los besos entre su boca y su cuello. Su respiración había comenzado a acelerarse.
Con ambas manos empecé a subir su blusa hasta que pude quitarla por completo.
Puse una de mis manos sobre su abdomen mientras con la otra tocaba el broche de su sostén.
Dejé de besarla y me aparté repentinamente para buscar su aprobación antes de empezar a desvestirla por completo.
La miré a los ojos, ella me miró de vuelta y asintió.
Nuestra comunicación no verbal era una cosa loca.
Volví a su boca y comencé a alargar el tiempo de los besos, al mismo tiempo que mordía su labio inferior.
Devolví mi mano al broche de su sostén, esta vez, retirándolo por completo.
Me alejé para observarla por un segundo y sonreí.
La había extrañado tanto.
Ella subió mi rostro tomándome desde la mandíbula pidiendo por más besos.
Le hice caso.
Empecé a bajar mi mano a su muslo para poder hacerme camino entre su falda, pero ella detuvo mi mano con fuerza.
La miré confundida.
Mi respiración ya estaba agitada también.
Esperé tratando de tener paciencia porque sabía que ella quería hacer algo también.
Pocos segundos después me miró para hacer contacto visual y llevó ambas manos a los botones de mi camisa.
Empezó a desabrochar uno por uno.
Ella quería que me desesperara.
Suspiré con fuerza y tragué saliva.
Lo estaba logrando.
Volví a darle besos en el cuello y en la clavícula mientras terminaba con mis botones, pero lo estaba haciendo extremádamente lento.
Aún le faltaban dos.
-Beck, por favor. -Le pedí.
Me miró a los ojos y se mordió el labio.
Había logrado desesperarme.
Jalé mi camisa rompiendo los dos botones que quedaban y me la quité por completo.
No quería que repitiera lo mismo con mi sostén así que lo retiré por ella.
Ella se despegó de la pared y empezamos a caminar hasta su cuarto sin dejar de besarnos.
Cuando llegamos, la empujé levemente para que se recostara, ella lo hizo.
Me lancé sobre ella y quité la falda que había querido quitar todo el día.
Ella se sentó para volver a besarme.
Empecé a deslizar mi mano por su pierna de nuevo y cuando ya había llegado a su ropa interior, ella volvió a detenerme.
Ya no podía más.
No sabía lo que quería esta vez.
Agarró mi mano con fuerza y la subió a la altura de su cara. La volteó y observó el tatuaje de su inicial.
Me miró a los ojos y sonrió.
El tatuaje fue lo mejor que hice en mi vida.
Devolvió la vista a su inicial y dejó un beso justo en donde se encontraba tatuada.
Esa era su manera de dejarme saber que podía empezar.
Devolví mi mano a su ropa interior y la retiré.
Acaricié la parte de adentro de sus muslos antes de pasar a su centro.
Ella se estremeció y yo perdí la razón.
Ella me había hecho esperar, yo la haría esperar también.
Empecé a dejar besos en partes aleatorias de su cuerpo y cuando pude sentir que ya no tenía más paciencia, llevé mi mano a su centro.
Dejó escapar un sonido de placer.
Seguía moviéndome sin dejar de besarla y cuando estaba en su cuello podía escuchar su respiración y sus sonidos en mi oído.
Ella se sostenía de mi cuello mientras sentía como me rasguñaba con las uñas que se había hecho en la mañana.
Subí la vista para mirarla a los ojos.
-Casi. -Vocalizó sosteniéndome la mirada
Empecé a acelerar la velocidad y pude sentir sus piernas tensas.
Volví a su cuello.
Ella llevó una de sus manos a mi espalda y se aferró con fuerza.
Mordió el lóbulo de mi oreja mientras seguía dejando escapar sonidos de placer hasta que llegó al clímax.
Me detuve y me aparté lentamente.
Me apoyé en la cama con ambas manos para dejarla respirar y para darme tiempo a mí misma de recuperar el aliento también.
-Mejor de lo que recordaba. -Dijo con la respiración agitada.
Sonreí.
Sabía que así había sido.
-Estuve en abstinencia un año. -Comenté. -No esperaría menos de mí.
Se rió.
Se quedó mirándome varios segundos.
Me levanté para intentar pararme pero ella lo evitó.
-¿A dónde vas? -Preguntó jalándome del pantalón.
La miré de vuelta.
-Faltan más rounds. -Dijo.
La miré y sonreí.
-Solo si sigue siendo mi turno. -Condicioné.
-Si vas a seguir así puede ser tu turno las veces que quieras. -Contestó.
Tomé una de las ligas que tenía guardada en mi pantalón y me amarré el pelo.
Iba a ser una noche muy larga.
Pov de Becky.
La mejor noche de mi vida.
El mejor sexo de mi vida.
Era bastante decir teniendo en cuenta que ella había sido mi primera vez y todas las veces desde entonces y ella nunca decepcionaba.
Nos había amanecido y Freen a penas llevaba dormida veinte minutos. Yo no había podido dormir nada porque era un desperdicio elegir dormir si podía repetir cada segundo de lo que había pasado en mi mente.
Aún temblaba.
O al menos eso creía.
No sabía si había sido porque llevábamos demasiado tiempo sin vernos, pero de verdad ninguna de las veces anteriores se podía comparar ni siquiera un poco a esta.
Me giré en la cama para verla.
Ella se encontraba durmiendo de espaldas a mí.
¿Cómo podía dormir como si nada hubiera pasado?
Su versatilidad era impresionante.
Trataba de bloquear mis pensamientos porque quería despertarla y seguir.
Parecía que me había vuelto adicta.
De nuevo.
Afortunadamente recordé que tenía una fiesta a la que tenía que asistir, porque era lo único que me iba a hacer detenerme.
Miré el reloj y noté que tendría que levantarme ya si quería estar lista a tiempo.
Me acerqué a ella y dejé un beso en su hombro.
-Freen. -La llamé. -Buenos días.
Ella no se despertaba.
Seguí dejando besos en su hombro y en su espalda, que podía ver que había rasguñado por completo en la parte de arriba.
-Freen. -Volví a llamarla.
-Beck, déjame dormir. -Contestó medio dormida. -Estoy agotada.
Me pareció muy gracioso.
Pero la agotada debería ser yo y no lo estaba para nada.
Empecé a respirar en su cuello y en su oreja para provocarla.
Se dio la vuelta rápidamente.
-Una pausa te pido. -Dijo con los ojos cerrados.
-No quiero más. -Aseguré riéndome. -Tengo que ir a una fiesta.
Abrió los ojos.
-¿Me vas a dejar aquí? -Preguntó.
-Puedes venir si quieres. -La invité.
Lo pensó.
-A ver si me animo mientras te preparas. -Contestó.
Dejé un beso en sus labios antes de levantarme.
-Solo que vas a tener que ponerte maquillaje o algo en el cuello. -Dije.
-¿Por qué? -Preguntó extrañada.
Me reí y le alcancé un espejo pequeño que tenía en mi mesa de noche.
Se rió cuando lo vio.
-Eso prueba que pasé una noche diez de diez. -Comentó.
Se levantó de la cama, no tenía nada en la parte de arriba pero abajo tenía el pantalón puesto.
No se lo había quitado en toda la noche para no dejarme tomar turno.
He de aceptar que se veía muy bien así.
Se acercó a donde estaba yo y me abrazó por detrás.
-Buenos días. -Dijo. -No te contesté hace rato.
Sonreí y me dí la vuelta para verla de frente.
Ella hizo cara de sorpresa y empezó a reírse a carcajadas.
-¿Tú cómo vas a tapar eso? -Preguntó señalando mi boca.
Hice cara de confusión y me alcanzó el mismo espejo.
-Me partiste la boca. -Me hice la ofendida.
-No solo la boca. -Bromeó.
-¡Freen! -Exclamé riéndome de vergüenza
Se rió muchísimo y se fue a poner su camisa para subir a bañarse.
-¿Te ayudo? -Pregunté.
Las dos sabíamos que no lo necesitaba pero ya queríamor cualquier tipo de cercanía.
Se puso la camisa y la empecé a abrochar.
Cuando estaba llegando a los botones de arriba empecé a darle cortos besos en el cuello.
-Beck, ya. -Dijo.
No le hice caso y seguí.
Me miró y sonrió.
Me dio un beso mientras me pegaba en la pared del cuarto.
-Tú no quieres salir de aquí en todo el día, ¿Verdad? -Preguntó.
-No quiero salir de aquí en toda la semana. -Corregí.
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