Capítulo III
A mediados de 2006, había tomado la decisión de entrar a rehabilitación. Cuando se toca fondo, es cuando la realidad golpea duramente. Taehyung sabía que se había perdido, que necesitaba ayuda y salir de ese hoyo oscuro en el que se había permitido hundirse.
El dolor y la amargura en los ojos de sus conocidos al verlo creaba un sentimiento desagradable en él.
Taehyung siempre fue una persona a la que no le gustaba generar preocupación a nadie, porqué tendía a sentirse una carga. A él le gustaba ser la fuente de apoyo para los demás, no ser quien busque el apoyo y consuelo, porque lo destestaba, lo hacía sentirse una persona inútil.
Por lo que, ante la gran insistencia de su primo y de su madre, aceptó.
Decir que asistir a aquel centro no le causó ansiedad y nerviosismo en su sistema sería una vil mentira. Él había sentido un remolino de emociones y sentimientos que hicieron a su cuerpo temblar ante lo que se avecinaba.
Jamás creyó pisar un lugar de esos, pensó que quizás él podía controlar su adicción, pero el estar allí, le hizo caer en cuenta de que simplemente se le salió de las manos más rápido de lo que esperaba.
Las represalias de su madre hacían eco en su cabeza, como recordándole que su progenitora tenía razón y que Jeon Jungkook era el peor ser humano que había hecho presencia en su vida.
Sus dedos golpeaban la superficie de madera caoba, mientras esperaba a su terapeuta. Debía admitir que las sesiones funcionaban y le ayudaban a reflexionar. Pero, mierda, la abstinencia de ciertas sustancias, lo estaba torturando. Se sentía morir sin la sostenibilidad de ellas.
Su mente parecía entrar en bucle cada nada debido a ella, y sobrepensar le jodía cada nada. Al llegar al punto de convertirse en un puto lunático.
Los rasguños en sus brazos eran testigos de ello, y aunque le colocarán y retenieran sus extremidades, encontraba la manera de herirse. Y detestaba aceptar que aquello calmaba su ansiedad.
Estando en rehabilitación se había enterado de que Jungkook había sido encarcelado y acusado de robo, conducir en estado de ebriedad y tener sustancias psicoactivas entre sus pertenencias.
Siempre supo que ese hombre llevaba una vida de descontrol, ni siquiera teniendo un hijo lo hizo sentar cabeza. Y eso era algo que Taehyung se cuestionaba... ¿Cómo ese hombre podía ser tan irresponsable teniendo una criatura inocente?
Bueno, no había que negar que verlo a través de la televisión lo hizo extrañarlo, pero sabía que él no era bueno.
Él era veneno.
Él era daño.
Él era... Su doloroso y trágico amor.
—Taehyung —entró la terapeuta con una sonrisa maternal.
La mujer, Christina Osborne, tenía al rededor de 40 años, y debía admitir que tenía su belleza intacta. Ella era muy linda y compresiva, quizá más de lo que lo fue y era su madre.
Christina tenía una paciencia infinita, su voz era calmada y relajante, le gustaba. Ella le explicaba y hablaba con suavidad y compresión. Joder, su madre le gritaba y discutía fuertemente con él. Mientras que la fémina frente a él, hablaba tranquila y relajada, como si él fuese un niño.
—Buenas tardes, doctora —saludó Taehyung con amabilidad.
Él no se desquitaría con una persona ajena a sus problemas, claro que no. Ella no tenía la culpa. Por ello, le hablaba con respeto.
Y porque ella le trataba con tanta delicadeza y mansedumbre, Taehyung podía patalear, gritar, llorar y enloquecer y, sin embargo, ella le hablaba suavemente.
—¿Cómo estas? —le preguntó y no era esa pregunta que hacen los demás solo por rutina y protocolo. La pregunta iba más allá de eso. Era una pregunta que requería una respuesta amplía y profunda.
Una pregunta interesada, que necesitaba una descripción de su sentir, de sus pensamientos, del cómo y por qué se sentía así.
—Mucho mejor, creería yo, a pesar de que la abstinencia me sigue causando ansiedad —rió con desidia levantando los brazos, que tenían heridas de cortes cicatrizados y algunos por falta—. Es leve, pero no me siento preparado para salir.
—¿Por qué no te sientes preparado?
—Hoy lo vi por el noticiero y se sigue viendo hermoso. Mi corazón aún se acelera como la primera vez —susurró, la imágen de Jungkook pasando por su cabeza—. Pero, me hizo daño y lo sigue haciendo, temo salir de aquí y volver a caer en sus mentiras y fantasías. En que, me ilusione y me utilice para volver a dejarme. Y es una mierda, me siento culpable, porque a pesar de que yo vi tantas señales y me di cuenta de todo, seguí ahí como un puto ciego, creyendo las mentiras que me decía.
—Hey, Taehyung, es algo normal, porque es alguien que te marcó de una manera dolorosa. Pero, ya lo hemos hablado, no es tu culpa, repite —dijo la mujer—. Vamos, repite, no es mi culpa.
—No es mi culpa...
—Tú solo te enamoraste, y no está mal —sonrió Christina con tranquilidad—. Solo te enamoraste y el amor es un sentimiento humano. Todos cometemos errores, porque somos humanos, nuestra mente solo se deja guiar por lo que sentimos.
—Somos humanos... Soy humano...
—Así es, de los errores se aprende.
Taehyung asiente pensativo. Su cabeza procesaba todo con lógica y razón.
Meses después, salió del centro de rehabilitación.
Como alguien renovado. Se sentía en calma y liberado de todos sus errores pasados. Sin embargo, había aceptado seguir asistiendo a terapia, porque aún habían cosas que debía manejar.
Había recuperado a su verdadera versión, pero mejorada. Una persona superada y con metas a futuro que le faltaba por cumplir.
Así mismo, siguió con su carrera, Namjoon estaba más que contento con ello y se alegró aún más cuando Taehyung le comentó que estaba preparado para grabar un nuevo disco y que tenía ya ciertas canciones en borradores.
Las letras fueron aprobadas y procedieron a sacar el álbum.
Puso su corazón y sus sentimientos en cada letra. Todo aquello era la muestra de una persona rota, quebrada. Pero, que logró superarse y salir adelante a pesar de todas las adversidades.
Kim había decidido empezar por la canción que encabezaría el disco y que confiaba en que sería un éxito. Dicha canción había sido escrita pensando en Jeon Jungkook, admitía que era un tipo de desahogo a todo ello que no podía decirle en la cara y que retenía.
Deseaba que aquel imbécil la escuchará y que si lo hacía, esperaba que nunca saliera de su mente el hecho de que había perdido algo valioso.
Back to Black.
Recordó las veces que Jungkook lo dejaba plantado por irse con Jieun.
Cuando Jungkook le terminó, solo porque no quería terminar con Jieun.
Cuando Jungkook le dijo que lo amaba, pero así mismo prefería a Jieun.
Cuando se fueron de vacaciones juntos, pero al final del día Jungkook llamaba a Jieun y le decía las mismas palabras que le decía a él.
Las interminables veces que Jeon Jungkook prefería dejarlo a él, para irse con esa mujer.
Esas ocasiones en las que lo dejaba solo, y él se hundía en un pozo negro lleno de desesperación, de tristeza, de depresión.
Joder.
Su vida antes de Jeon habia sido buena y poco problemática. Pero ese hombre rubio, se la había jodido con su venenosa presencia. Siendo un ciclo interminable y caótico.
Porque Jungkook lo dejaba, volvía con ella y él... Él volvía a lo negro.
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