Back To Black - [Relato]
¡Hola!
Vengo esta vez con un OS un poco loco hecho para una dinámica de escritoras de fics en un grupo. Una hermosa colaboración entre cuatro escritoras y estamos muy contentas con el resultado😊
lisamstng
GaliGia
03Lee-Army30
¡Muchísimas gracias por sus preciosos escritos!😘
Fue un honor trabajar con ustedes😊💜
Las quiero mucho❤
Sin más que decir....
¡Disfruten!😃
MinJin corrió a casa después de un largo día en el instituto Bayview. Saludó a su madre una vez que abrió la puerta, para así irse de inmediato a su habitación y encerrarse al menos hasta la cena.
Después de una ducha y un extenso escrutinio a sus redes sociales recibió una llamada de su mejor amiga. Asumió que quería contarle algo tan importante que no quiso enviarlo en un simple mensaje de texto. Contestó al segundo timbre.
—Hola Hannie. ¿Estás...?
No alcanzó a terminar la pregunta porque fue interrumpida de inmediato por la chica al otro lado de la línea.
—¡No sabes de lo que me acabo de enterar!
—Cuéntamelo todo con lujo y detalles.
Le respondió ansiosa a su amiga mientras se acomodaba en la cama.
—¡Unas fuentes confiables me acaban de confirmar que Park Sun-Hee está embarazada!
—¡Nooo!— alargó la última vocal dudando de lo que escuchaba y muy sorprendida.
—Nooo. ¡No me jodas!
—Síiii.
Ha-Neul imitó el tono burlándose de su reacción.
—Créeme que reaccioné igual, Minnie. Pero es cierto. Es más que claro por lo abultado que tiene el abdomen, aunque pensé que solo había subido de peso.
—No sé, tengo que verlo yo misma. Pero si es cierto, esto dañaría toda su reputación de la chica perfecta. Algo como esto sería imposible, se supone que todos la quieren porque es la mejor y toda esa porquería.
—La odio.
—Yo igual. Ahora entiendo lo que hacía para mantener a todos los chicos tras ella.
Min-Jin sonríe aún un poco perpleja, se cambió el celular a la oreja izquierda.
—Me imagino que ya no va a funcionar. ¡Y eso no es todo! Tengo mucho más para decirte.
—Dale, soy toda oídos. No sé cómo haces para enterarte de todos los chismes, Ha-Neul, ¡pero me encanta!
—Resulta que tu novio Jungkook grabó mientras Sun-Hee y él tenían relaciones en su suite privada.
—¡Que no es mi novio! Mejor dime que el video lo subieron.
—Si, así es, lo tengo... ¿Quieres que te lo envíe?
—No, gracias, no quiero ver tal asquerosidad.— Min-Jin fingió una ruidosa arcada haciendo reír a su amiga.
—Y tu que estabas enamorada de él. La verdad es que no entiendo que le veías a ese chico.
—No estaba enamorada de él, tenía once años y compartíamos leche con chocolate en los recreos. No me fastidies con eso.¿Tienes más para decirme?
—Si, también me enteré que Jungkook le puso los cuernos a Sun-Hee, y según me dijo mi fuente confiable, fue más de una vez.
—La verdad es que no me sorprende, ya sabes como es Jungkook.
Se puso nerviosa por el giro en la conversación, se levantó de la cama y caminó en dirección al escritorio donde hacía sus tareas. Luego, de un lado a otro mientras escuchaba lo que decía Ha-Neul como un eco lejano.
—La suerte es que no llegaste a tener nada con él, porque si no, fueras tú la que estuvieras en su lugar.
—Si, pero por alguna razón, el destino no quiso que estuviéramos juntos.
O eso le hizo creer a todos. Lo que Ha-Neul no sabría es que ella misma había sido el consuelo para Jungkook en sus peores momentos. Algo que nunca hizo la niña mimada Park Sun-Hee. Esto le obligaba a mantener en secreto lo mucho que amaba a Jeon Jung Kook, al punto de ignorar todas las advertencias. Sabía que él la quería también aunque no quisiera admitirlo o dejar a Sun-Hee.
Ha-Neul notó la voz sombría de su amiga cuando mintió:
—Te llamo después, Han. Mi mamá me está llamando para comer.
—Esta bien, recuerda que iré a tu casa hoy para terminar el trabajo de literatura.
Min-Jin colgó sin añadir nada más. No le interesaba ni literatura ni la hora en que llegara su compañera como un torbellino de alegría preguntándole por qué estaba de mal humor.
Jungkook y Sun-Hee seguían juntos. Él todo el tiempo le decía que iba a terminarle. Se lo repitió hace dos días. Cuando después de unos insistentes besos y unas caricias tan dulces como benévolas las cosas se les fueron de las mano.
Min-Jin tuvo su primera vez con Jungkook solo hace dos días. Ella debía guardar el secreto de todo aquello mientras él se grababa con Sun-Hee. Eso era lo peor del caso. Para ella fue sincero y hermoso, tan real como que su nombre era Min-Jin y su apellido era "amar-a-Jungkook".
¿Tiene sentido? Por supuesto que no lo tiene. No era la verdad, pero el tema es que Min-Jin prefería la excitante mentira sobre la agria verdad. Escribió cientos de poemas fantaseando con su primera vez, y un hermoso ensayo cuando por fin pasó.
Se detuvo un instante a leerlo en voz alta. Después tomaría una decisión, después mandaría al caño a Jeon Jung Kook o simplemente correría a sus brazos olvidando lo demás. Lo que fuese más fácil.
«Usaba una camisa lila. Era tan clara como los ojos de matices morados que lo miraban desde arriba, ella sonreía sin usar sus labios. Tenían miedo de aquellos labios que antes temían decir un hola porque estarían arriesgándose a un adiós.
Estaban rodeados de lirios púrpuras. Tan púrpuras como el crepúsculo después de la explosión que era solo para ellos. Lirios que al tocar el suelo se propagan, similar a la hiedra, pero dista de serlo. Ella se enraizó en su piel, tocando la superficie para llegar a las entrañas más profundas de su ser.
—Tengo miedo.
—Yo también.
Pero ninguno de los dos se podía detener. No cuando habían llegado tan lejos.
El perfume de los lirios no podía notarlo. No cuando su cuello yacía tranquilo en los labios de él, con sabor a sal y naturaleza. Su piel y la suya volviéndose una sola.
La miró desde abajo y su sonrisa aparece. Las raíces se vuelven más fuertes. La toma por la cintura y no hay vuelta atrás. Acarició el lirio púrpura en su cabeza. Lo besó; y su jardín árido, solitario y vacío se vio invadido por ella. Se volvieron uno. Ella era púrpura.
—Min-Jin.
Llamó su nombre. Sonrojado y a falta de respiración.
—Está bien.
Respondió ella como si leyera su mente, pero solo buscaba consuelo mutuo. Ha de asegurarle que cualquier problema que pensara en su cabeza, estaba bien. Ambos estarían bien.
—Min-Jin... Min-Jin.
Entonó una vez más, su voz rasposa susurraba el nombre, pero no tenía nada más que decir. Ella crecía en él y los temores se disiparon. La respiración de Min-Jin se aceleraba conforme se volvía insistente aquel necio tacto.
Jungkook trató de tocarle la cadera por debajo del vestido blanco con detalles violeta, pero sus manos estaban frías. Ella se estremeció y entonces temió dañarla.
Pequeñas estrellas comenzaban a aparecer. Él no estaba seguro cuanto tiempo más podría estar así. El éxtasis comenzaba a acumularse. Los lirios comenzaban a crecer dentro de él hasta que la explosión no pudo ser contenida un poco más. Dio un grito ronco ahogado y Min-Jin gimió mientras una fina capa de sudor cubría sus cuerpos colapsados aún entrelazados en un beso.
Él la abrazó y ella rió.
—Lo siento.
Se disculpó Jungkook apenado, temeroso de que esa risa fuera una burla hacia su persona, pero Min-Jin lo besó mientras se salía de él solo para acomodarse a su lado.
Ella sonreía, y no podía ver el sonrojo en su cara. El sol estaba a segundos de desaparecer y no había otra luz además de las estrellas y la luna. Jungkook sonrió también, presumiendo una inocencia que cautivaría hasta a la misma Venus.
—Te miro… —dijo— y quiero hacer lo más bello del mundo. Pero no puedo, porque ya existes tú.
¿Acaso fue mentira?»
Terminó de leer y sintió las lágrimas espesas mojar sus mejillas en un lento descenso hacia las páginas. Si acaso es posible elegir de quién enamorarse, definitivamente había elegido mal.
Y cuando se lo cruzó de camino a la escuela al día siguiente deseó desaparecer. En su mente lo evitaba, seguía caminando sin hacerle caso. Sin embargo, no consiguió ignorarlo. Iba temprano a clase y él solo quería hablar.
Estaba justo ahí frente a ella, con ese rostro tan hermoso pero de expresión estoica. Recordó las veces en que lo abrazó y sintió su pecho fornido que parecía carecer de corazón. Músculos trabajados que lo dejaban tan seguro de sí mismo, como si Min-Jin fuera a caer de nuevo. Nunca escapó de aquella encrucijada en primer lugar.
¿En qué momento se dejó llevar por una cara bonita y un par de cursilerías?
—No, no quiero excusas, Jeon. Yo sabía en lo que me estaba metiendo, ¿pero no podías ser un poco más humano?
—Minnie, yo. Yo quiero estar contigo, amor.
—No soy tu amor.
Una chispa de fiereza brotó en su interior. No quería el papel de víctima, pero estaba herida. Perdió mucho por estar escondiéndose, como si enamorarse fuese en pecado. Al menos lo era si se trataba del ser más hipócrita.
—¿Sabes que te amo? Fuiste el primer hombre que parecía interesarse en mí. Nadie me había visto como tú, me hiciste creer que no tenía defectos. Que me querías por como soy. ¿No te parece cruel hacerme creer todo eso para dejarme así? ¿Para usarme como a otras?
Ahí estaban ambos. Mirándose fijamente. Min-Jin no pudo más con la cólera y la impotencia; la membrana de lágrimas que se formó sobre sus ojos terminó por quebrarse, dejando su alma indefensa ante él como tantas veces antes.
Él se mantuvo apacible sin llegar a conmoverse.
—¿A qué viniste, Jungkook...?
Preguntó al fin harta de su silencio y de los sollozos que soltaba. De aparentar ser más débil de lo que era en realidad y de negar que estaba perdida por ese hombre tan malvado como valioso.
Jungkook suspiró, aclarando su garganta. Abrió los brazos y los extendió en su dirección con una sonrisa casi paternal.
—Vengo a arreglar las cosas, Min-Jin.
Le provocó un escalofrío aterrador en la espalda de la chica, era increíble. Casi grosero.
—¿Es en serio? ¿Luego de... —Hipó—. ¿De todo lo que me hiciste? Fueron meses, Jungkook. Me escondías, me presumías a esa odiosa, me mentiste. Me usaste.
—Y me amas. Te lastimé, jodí a patadas cualquier semilla de respeto que sembré con las manos. No soy bueno para tí.
Se acercó un paso y aguardó, ella no tuvo la fuerza para retroceder. Sus brazos aún abiertos, y sus ojos brillantes hipnotizándola.
—Pero la verdad tatuada en tus labios grita que me amas. Me amas, Min-Jin, y he venido para quedarme contigo.
—Que cínico eres Jungkook, además de hipócrita. ¡No te mereces nada de mi, ni de nadie! ¿Te parece bien ese grito?
La furia y la adrenalina expandiéndose por su pequeño cuerpo. Necesitaba huir, saltar, correr. Muy lejos. Aunque el recuerdo de su primer amor la persiga. Incluso si lo tiene frente a ella ofreciéndole lo más cercano a una disculpa.
Min-Jin lo abrazó y gimoteó aferrada a él mientras colisionaban miles de sentimientos en su pecho. Suplicaba que no se fuera sin decirlo.
—No eres más que un sin corazón. No mereces ni vivir. Me hiciste infeliz, me robaste mi vida. Yo estoy muerta por tu culpa.
Soltaba las palabras ahogadas contra su camiseta negra e intentaba contener las lágrimas que bajaban por su rostro, pero le era imposible.
—¿Entonces ya no quieres nada?
Ella no aguantó más y sus rodillas cedieron al suelo rocoso. Era en este momento cuando se preguntaba; ¿por qué yo?
No lo sabía, y probablemente nunca lo sabría, pero lo que si tenía en su conciencia, es que no hizo nada cuando Jungkook jugó con ella.
Min-Jin se quedó allí, añorando no haberlo conocido, viendo como en aquel día nublado sus lágrimas brotaban sin cesar.
Las temporadas pasaron. La noticia del embarazo de Sun-Hee quedó en el olvido luego de esparcirse rápidamente a cada rincón. Min-Jin canalizó su furia en arte. Dejó atrás su adolescencia y para cuando se dió cuenta, estaba haciendo musicales y pronto llegarían a su puerta ofertas de dramas.
Cuando el reencuentro con Jungkook, el naciente actor de rasgos fuertes, fue inevitable, notó que algo había cambiado. Era una familiaridad latente, una forma de compenetrarse que nunca experimentaron diez años antes en el instituto.
Cómo la simbólica pérdida de inocencia de Alicia en el País de las Maravillas. Un velo de madurez los cubría y la perspectiva era otra. Los rumores del amorío, la vida rápida, el trabajo, la imagen, los roles. Lo único orgánico que llegaban a tocar eran sus propias almas ancladas a sus cuerpos: predestinado a pesar de sus errores.
Entonces llegó la desidia y la desesperación de saber que acabarían mal de nuevo. De forma distinta, abrupta y definitiva.
«Adiós, Jungkook».
Soltó Min-Jin. Mareado repetía una y otra vez ese segundo en el que dejó de respirar y lo abandonó. Abandonó sus sueños, su futuro y todo lo que alguna vez le sujetó a la vida más allá de lo físico. Su espíritu se perdió a dónde sea que vaya nuestra alma cuando morimos.
«Pero volveré por ti y lo sabrás al verme llegar».
Nunca aprendió a lidiar con eso.
—¡Corte! ¿Alguien puede explicarme qué le pasa a mi protagonista?
La voz del director era grave y exigente pidiéndole una explicación. En medio de una escena cómica se quedó con la mirada fija en un punto que le pareció cómodo. Allí instaló todas sus penas multiplicándose en un día como hoy; hace un año su Min-Jin había muerto. Después de tenerla entre sus brazos por fin. Había fantaseado con actuar de forma diferente en su juventud y la oportunidad que le fue dada para remediarlo no le bastó.
Las luces hacían lucir a todos más escuálidos. Mientras le gritaban que reaccionara, Jungkook seguía viendo a su esposa muerta sonriéndole y diciendo que estaría bien.
—No estoy bien. ¡No es cierto!
Estaba furioso. ¿Quién era el culpable? ¿Su jodido miocardio que simplemente renunció a su trabajo? ¿El drama que nunca terminaron de filmar?
—Hijo, yo sé que es difícil que esta actriz. Mhmm.
—Ni siquiera sabes su nombre —acusó.
—Da igual. Sé que no va a reemplazarla, pero teníamos que eliminar su personaje. ¿No queda bien? Murió de un infarto, va bien con lo que le pasó a Min-Jin. ¡Capaz y sube el rating!
—Vete a la mierda.
Se detuvo entre cientos de personas aglomeradas en la calle fuera del estudio. Quién sabe cuántos habitantes circulan diariamente. Giró sobre si mismo, algo blanco atravesaba su pecho y le hizo jadear para evitar gritar del dolor. Era el vacío atravesándolo. Supo que estaba mal cuando todos los días le acechaba la sensación de estar muriendo preso en una realidad sin ella.
Entonces la soñó como la conoció en el último año. Min-Jin haciendo karaoke por la noche solo para divertirse en casa . O cuando se sentaba en el suelo para estar más cómoda, tenía para eso una razón tan mística como ella. ¿Cómo no se dió el tiempo de conocerla antes? Incapaz de amarla desde el día uno, se vio condenado a extrañarla para siempre.
—Nunca soy tan "yo misma" como cuando estoy hablando en el suelo. Me ata a mis palabras y luego fluyen, ahí soy libre.
Sus ojos color canela en pleno día soleado. Los reconoció al instante cuando sonrieron en su dirección.
Aprendió que Min-Jin creía en la metamorfosis, en los cambios de energía y en reencontrarse en esta vida o la siguiente. Cómo pasó una vez. Por eso cuando llegó a Jungkook aquella pasante con su forma peculiar de ver y proyectar luz. Luciendo particulares ojos canela.
Ahí lo supo. El corazón latió con vehemencia y el universo paralizado por la pena se transformó en su hogar nuevamente.
—Perdón por hacerte esperar. Te dije que volvería.
Les agradecemos por leer💜
lisamstng
GaliGia
03Lee-Army30
Y su servidora, learmy01
P.D: Mención especial a NesBlack97 por ser la creadora de la dinámica "Cadáver Delicioso" y ser la mejor jefa de nuestro grupo Wattpad BTS Hetero😙
Love Yourself<3
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