Capitulo 18: El beso escarlata
Adrien Tepes (Alucard)
-¿Cuál sería la mayor culpa de Hanzel?-se pregunto Keth-No hemos parado de caminar desde hace ya un buen rato.-añadió, claramente quejándose
Alucard no le dijo nada, estaba decidido, sin embargo tambien estaba comenzando a desesperarse, ¿Que imagen era necesaria? ¿Como logro ver a su madre anteriormente y después a Hanzel..? Hasta que entonces recordó "eso"
-¡Los niños!-gritó, parando de golpe
-¿"Niños"?-repitió Keth extrañada
-Cuando llegue aquí vi a dos...-se quedó mudo al ver a Keth-¿Que le ocurrió a tu ojo?
El ojo, aquel que le habían arrebatado se había tornado de un color violeta, a diferencia del ojo que mantuvo desde el instante que conoció a Alucard.
-Supongo que estamos cerca de su majestad.-musito con una sonrisa-. Te acompañaré hasta donde tu recuerdo nos ha traído, de ahi en más, seguirás solo.
Alucard asintió con la cabeza y los dos siguieron caminando, conforme avanzaba, el suelo que antes era lleno de hielo y ceniza, fue volviendose más firme, una corriente de aire se cruzó por su tobillos y se comenzaron a escuchar susurros; los latidos de Alucard se alteraron y sintió como los escalofríos se apoderaban de el a partir de su espalda baja hasta su nuca.
-Hasta luego, Keth...-susurró
No sintió mas la presencia de la niña, más que sus ultimas palabras: "Soy libre", algo en el le gritaba que corriera, algo en el se familiarizó con su cuerpo y este reaccionó.
<<Alucard>>
Escuchó voces, risas, palabras que fueron un silbido cuando decidió correr, la niebla se fue dispersando y entonces la escuchó, fuerte y claro:
-¡ADRIEN!
Y abrió los ojos parando de golpe, todo era claro, estaba en calma, lograba ver el polvo a través de los rayos del sol, el pasto ligeramente alto, el sonido de un río de fondo y un piano a la distancia... Estaba en su casa, su hogar, el castillo de Dracula, justo en el patio de aquel castillo, caminó siguiendo el sonido del piano, cruzó el umbral de la entrada secundaria de aquel majestuoso lugar, su inconsciente reconoció el camino que debía tomar, una vez que paro en las escaleras que dirigían al oeste. Llegó hasta la sala principal y cruzó la habitacion de estudio de su padre hasta llegar a unas puertas que se encontraban entre abiertas. El piano paró de golpe.
-. Sigues equivocándote en la tecla de tu izquierda...-esa era su voz
Alucard no era capaz de aceptar el hecho de que se estaba viendo a sí mismo, cuando tenia 19 años.
—Recuerda que tienes que hacer esto...—indicó
Con miedo y recelo, se acercó un poco más a la puerta con miedo a interrumpir en su yo del pasado, pero al ver más, quedó pasmado.
Hanzel estaba ahí, sentada frente al piano, ¿Como era posible? ¿de verdad ellos dos se conocían desde antes? ¿Por qué el no lo recordaba?
Pero... El cabello de Hanzel no era rubio, era plateado, la piel pálida y las mejillas ligeramente sonrojadas. El Alucard del pasado se acercó a la chica, quien yacía cabizbaja, frente a el instrumento.
—Te he notado muy distraída... ¿todo en orden?—preguntó Alucard
Hanzel llevaba un vestido color azul rey, con decorados dorados y la falda blanca, muy elegante y hacía juego con sus ojos celestes, ella tenía 15 años.
—. Me iré al reino.—dijo Hanzel
Alucard se sentó al lado de ella, el cabello rubio lo tenía sujetado por un moño oscuro que hacia juego con su traje guinda, el miro el instrumento cabizbajo.
—¿y no estás feliz?-cuestionó casi con miedo a la respuesta Hanzel
Alucard no había respondido, era como hablarle a una una figura de piedra, ella cerró los ojos frunciendo el ceño.
-Esto es inutil.-masculló la chica mientras se levantaba
Pero la mano de Alucard la detuvo.
-No, no quiero que te vayas.-afirmó
-¿Ahora?
-Nunca.-aseguro Alucard-Quiero que te quedes conmigo, Hanzel.
La chica se volteo a mirarlo atónita, notó como las mejillas de Hanzel se habían ruborizado.
-Te quiero, aquí.-musito Alucard llevando la mano de Hanzel a su pecho, justo en su corazón-Quiero que el tiempo corra, hasta que llegue el día en que pueda seguir tu camino, quiero velar tus noches y ser quien esperes cada mañana, cada día...
-Adrien...-los ojos de la chica se cristalizaron-Yo.. tengo miedo.. ¿Y si pasa de nuevo?
¿"Pasa de nuevo"? Alucard la abrazó Hanzel temblaba de alegria y terror entre los brazos del vampiro, entonces el Alucard del presente escucho pasos.
-¿¡Madre?!-exclamó
Lisa Tepes caminaba hacia el, llevaba el cabello suelto, y sonreía con esa calidez que la caracterizaba, pero, aunque Alucard la llamó en un tono bastante alto, Lisa no se inmuto y siguió su camino, toco la puerta un par de veces; los jóvenes se separaron de golpe, ambos con las mejillas sonrojadas.
-Hanzel, te buscan.-le aviso Lisa con una risita de complicidad
-¡S-si!-respondió la chica rápidamente mientras caminaba hacia Lisa
Alucard intentó acercarse a la pareja, que eran el y Hanzel pero el suelo comenzó a temblar y el escenario cambió, ahora, a quien veía era Hanzel frente a un espejo, el cabello seguía plateado, ella no estaba sola, en la habitación divisó a una mujer de piel morena entre las cortinas de seda blancas, esta cubría su rostro con un pañuelo que hacía juego con su vestimenta azul con dorado, Hanzel se giró hacia ella.
-Pensé que solo venías en las noches, Thea-habló la niña, pero le tembló la voz
-No deberías sorprenderte.-contesto la mujer
Su cabellera negra ondeó junto al viento que entró en la habitación, parecía existir cierta confianza y una relación de complicidad entre ellas. Esta misma llamada "Thea" se acercó hacía Hanzel. <<Una gitana>>
-... Y te he dicho que no me llames por mi nombre cuando el sol todavía siga en pie.-al estar cerca de ella le posó las manos sobre los hombros-continuó-. Eres la primera que no se sorprende... Quizá porque eres lo que muchos desean y temen.
Thea se dió media vuelta y dio dos pasos cuando Hanzel remató la conversación.
-De hecho es porque me recuerdas a Dracula. Los dos se mueven entre el silencio y... Parecen algo tristes.-murmuró lo último
Alucard notó como Thea se tensó y alzó el rostro, aun sin mirar a Hanzel.
-Solo lo veo feliz cuando esta con Lisa o Adrien.-Hanzel ladeo la cara-¿Thea?
Thea se giró bruscamente y respiraba de forma agitada, Hanel abrió los ojos de par en par mientras ahogaba un grito, sus lagrimas eran de sangre, delgadas y espesas.
-No digas su nombre frente a mi si todavía quieres tener un aliado de tu lado, Hanzel del reino Caien.
Hanzel no tuvo tiempo de disculparse cuando esta mujer desapareció como si fuera polvo, un fuerte estruendo llamó su atención. Dracula estuvo mirandola todo ese tiempo, los libros que llevaba se habían resbalado de sus manos, era la primera vez que Alucard vió a su padre sorprendido, asustado y quizá como si algo que hubiera estado esperando, se presentara, pero en el momento menos correcto. Hanzel tenía lagrimas de culpa y se limitó a tocar la sangre que había caído de la mejilla de Thea hasta el suelo con el dedo índice, apenas entró en contacto cuando esta se desvaneció en el aire.
-¿Que le hiciste?-acusó Hanzel como si hubiera visto algo prohibido
Un secreto que ni si quiera la misma Lisa estaba al tanto y uno que Dracula se había prometido ocultar para TODOS, su primer amor.
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