Capitulo 12: Espejo.
El viento golpeó a los viajeros, este avecinaba la llegada del invierno, además de que aquel día no había ni un rayo de sol cercano a ellos.
Alucard iba al mano del carruaje mientras Sypha trataba a Hanzel, se sentía inquieto. Hacía tanto tiempo que no experimentaba algo así, desde...
《Desde la muerte de su madre》
-¿Como va todo?-preguntó Alucard
-. Vive, tranquilo.-respondió Trevor pasándose a su lado
Si, vivía, pero parecía agonizante. Sypha entonces recordó un método medicinal que había leído hace más o menos unos meses atrás. Observó a la rubia, esta temblaba y parecía que trataba de atrapar el aire.
-¿Hay algún lago cerca?-preguntó la chica, pero entonces en su cabeza se manifestó la imagen del símbolo de Hanzel
-Ha medio kilómetro-apuntó Trevor-Cruzando el puente.
-¿Que necesitas, Sypha?-preguntó Alucard, claramente preocupado
-Semillas, agua y...-Sypha observó a Hanzel detrás de ella
¿Si la quisieran muerta, habrían acabado con ella desde antes, no? ¿Cuál era el verdadero propósito?
-¿...Y?-Alucard la saco de sus pensamientos
-. Ruda.-finalizó Sypha
Los caballos se detuvieron de golpe a dos patas, Alucard intentó calmarlos, Sypha ahogó un gritó y Trevor se puso en guardia apenas los animales relincharon.
-¿¡Que diablos ocurre?!-gritó Alucard
Justo cuando estos se calmaron, delante de ellos vieron a un joven. Media casi lo mismo que Alucard, de cabello oscuro y los ojos rojos atravesaban la inmensa niebla.
-¿Que pasó? ¿Un demonio?-preguntó Sypha
-No...-respondió con cautela Alucard
-Habla o Quítate por lo menos del camino-advirtió Trevor
Al no obtener respuesta, Trevor bajo del carruaje, decidido acabar con el desconocido, sacó su látigo, sin embargo el sujeto ya había avanzado con una velocidad impresionante hasta ellos.
-¿¡Vampiro!?-exclamó Sypha
》¡Hanzel-gritaron al instante Sypha y Alucard
No, el joven estaba frente a ellos.
-¡Te dije que te alejes!-gritó Trevor
-No quiero pelea.-admitió el joven con neutralidad-. Vengo por la reina que llevan ahí.-señaló el mismo con el mentón, mostrando las palmas
-Te equivocas, llevamos prisa, fuera.-apuntó Alucard
-Creo que deberían de escuchar primero, además de que el tiempo se está acabando.-señaló el mismo
-¿Por que deberíamos de confiar en ti?-agregó Sypha
El chico se quedó callado, mirando a los 3 a los ojos.
-Habla.-insistió Alucard
Observaron como el extraño paso la vista detrás de el, tardaron unos segundos cuando de la nada este lanzó 3 navajas hacia la "nada". Se escuchó el quejido de las 3 bestias que Cayeron, las 3 armas, en el corazón de las mismas. Aquellas cosas se volvieron cenizas.
-Soy el único que los puede ayudar.-confesó
-¿Por qué?-preguntó Trevor
-Porque yo conozco bastante bien a la reina que está muriendo y ustedes la tienen.-contestó el desconocido
Alucard, Sypha y Trevor intercambiaron miradas, Sypha posó su mano sobre el brazo de Alucard después de asentir con Trevor.
-¿Cuál es tu nombre, viajero?-preguntó Alucard
-Zabeck, fui la escolta real de su majestad.-contestó-Se de alguien que puede curarla.
-¿Como sabes que esta enferma?-apuntó Trevor
-No es coincidencia que los Caien entrenaran a todos sus soldados con magia. Trevor Belmont-hizo énfasis en el apellido
Alucard paso la vista hacia Hanzel, estaba pálida y parecía más muerta que viva.
-¿Me dejarán llevármela? La necesitamos viva si no queremos caer en desgracia o al menos la mitad del reino.
Alucard entonces barrio con la vista a Zabeck.
-Con una condición. -respondió Alucard
* * *
En lo más profundo del bosque, entre enormes secuoyas, bajaron por una cueva que apenas era visible, afortunados fueron que el carruaje y los caballos lograrán entrar. El aroma a moho y humedad asfixiaron a los visitantes pero Zabeck se encontraba en completa normalidad.
-Jamás escuche de un lugar así...-apuntó Sypha iluminando las paredes de la cueva
Entonces vio algo que le heló heló sangre. Símbolos, símbolos similares a los que Hanzel utilizo para proteger el pueblo.
-Runas.-aclaró el caballero de cabellos negros, como como leyera la mente de Sypha
-Pensé que los Caien habían dejado de usar esa magia que la iglesia consideraba "pagana"-ironizó Belmont
-. No se hace mucho la diferencia con los Belmont-mascullo Zabeck
Alucard no reparó en observar todo lo que se encontraba a su paso, entonces vio un símbolo que estaba remarcado en azul y dorado, este cambiaba sus tonalidades del más claro al más obscuro.
《Alucard...》
El rubio paro en seco, paso la vista hacia Hanzel, 《soportalo un poco más》rogó Alucard.
La luz del exterior los recibió, era tan fuerte que tuvieron que parpadear un par de veces para acostumbrarse a este.
Una vez se acostumbraron a la luz del lugar, notaron que un riachuelo creaba la sintonia con las aves. Era como haber cruzado un portal. Tenían un paraíso frente a ellos.
El pasto era verde, ligeramente alto, los árboles dejaban entrar los rayos del sol, sol que no se había manifestado en los últimos días.
-Woah....-suspiro Hanzel-Hacia tiempo que... no veía algo así. ¿Que es este lugar?
-Es la guarida de los Caien. Aquí se encuentran algunos de los que nos revelamos al nuevo mandato del rey. -todos lo miraron extrañado-No, me refiero a quien ordenó la ejecución de Hanzel. Aquí hay magos, algunos guerreros, videntes y doctores.
-Jamás supe que los Caien tenían videntes.-expuso Alucard
-Videntes y cazadores. Antes. Sólo quedan pocos videntes, Carmilla se encargo de acabar con ellos apenas los vio y los cazadores...-Zabeck paso la vista hacia Trevor
-¡No hechos toda tu mierda a los Belmont, ustedes nos traicio-!-Trevor fue interrumpido
-¡Zabeck!-exclamó una mujer, de edad avanzada
Esta vestía con una gabardina blanca con dorado, al instante Zabeck hizo una reverencia, la mujer tenía el cabello lleno de canas y unos ojos azules que eran casi grises.
-¡Creí que te habían asesinado!-añadió la mujer
-He traído a Hanzel, tenias razón. No está bien.
-¿Y usted es...?-preguntó Alucard
-Elicia. Soy doctora y también fui maestra de su majestad. Yo cuidaré de ella, ustedes necesitan purificarse, les espera una pelea ardua y bastante fuerte.
-¿Como...?-quiso hablar Sypha, pero Elicia solo sonrió
-Siganme-indicó Zabeck
Los únicos que lo siguieron anonadado fueron Trevor y Sypha, aunque ninguno de los 3 esperaba que la formación de los Caien fuera tan fuerte, Alucard se imagino que para tener tratados con los Belmont, claramente tenían un ejército fuerte.
Alucard se dirigió a la parte trasera del carruaje, se acercó hasta Hanzel, esta temblaba y tocía repetidas veces. El paño con el que se cubría la boca ya estaba lleno de sangre.
Se acercó hasta ella, con cierto recelo, sus ojos se encontraron cuando el se acomodó al lado de Hanzel.
-Hemos encontrado ayuda.-le susurró, incluso el se sorprendió de como se comportaba-Estarás mejor.
Hanzel asintió apenas, Alucard la acercó a el, entonces se percató de que una lágrima reabalaba por la mejilla de la chica, sin dudarlo la cargo en sus brazos.
-... Mis hermanos...-susurró con la voz cortada
Bajó de carruaje con Hanzel en brazos, Elicia los miró a ambos pero Alucard notó la sorpresa en la mujer apenas mostró a Hanzel.
-Por aquí, rápido.-indicó Elicia
Caminaron por un puente que cruzaba el riachuelo que ya, hasta ese punto, era un río completo, Alucard se aferró a la chica que llevaba
-¿Había miasma?-preguntó entonces Elicia
-Si, en el último pueblo.-contestó Alucard
-Entiendo...-murmuró Elicia
Al cruzar un par de árboles y curvas algo estrechas llegaron a una choza, Elicia abrió la puerta.
-¿Puedes ponerte de pie?-le susurró Alucard a Hanzel
La rubia intentó hacerlo apenas sintió sus pies en el suelo, pero fue inútil, sur rodillas le temblaron, Alucard la sujetó.
-No puedes entrar con ella.-advirtió la mujer-Incluso si tienes una vida inmortal, esto acabaría contigo. Sólo déjala.
El joven asintió con la cabeza, ayudo a Hanzel a entrar a la choza, seguido de ello, la recostó en una cama bajo unas cortinas de seda blanca.
-He dejado a Hanzel.-aviso Alucard
Pero se sorprendió cuando esta le sujetó la mano. Este paso la vista hacia la chica.
-¿Hanzel, pasa algo?
-Te muestras siempre tan indiferente... Tan frío... -susurró Hanzel-Pero justo ahora, tu mano es tibia y me siento viva apenas siento tu calor, Alucard
El chico no supo que contestar, aquello lo tomó desprevenido y jamás se había sentido así por alguien. Elicia carraspeó y Alucard comprendió la indirecta.
-Estarás mejor, pronto.-le dijo Alucard
-Cuando despierte, ¿Estarás aquí?
Sintió como Alucard acercó su aliento hasta sus nudillos.
-Te lo prometo.
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