Capítulo 8: Margaret Stroller.
Su cuerpo se removió en el colchón tranquilamente seguido de un abrir de ojos. Una sábana cubría su cuerpo, una vez que se acomoda en la cama, la chica trató de analizar los hechos que habían sucedido la noche anterior.
Se estremeció cuando lo recordó con todo y detalles.
Jenn observó que no estaba en su habitación, estaba en la de alguien más y ese alguien, era él. Ya que era la única respuesta. Se percató que él no estaba a su lado pero en una mesita estaba una nota junto un vaso de jugo de naranja y una pastilla. También había un conjunto de ropa limpia nueva cerca de la orilla de la cama.
"Si estás leyendo esto, bebe la pastilla junto con el jugo de naranja, toma un baño, vístete y baja.
-Papi."
Jenn siguió las instrucciones sin más, bebió la pastilla, seguida de un buen baño y finalmente prepararse para bajar y enfrentar un nuevo día.
Cuando llegó a la planta baja, fue directamente a la cocina y se topó con Nona. Al entrar, Jenn sólo se acercó a ella dándole a entender que estaba mal y Nona la abrazó.
-Pobre pequeña... -susurró mientras acariciaba su cabello liso-. No debiste volver aquí. -la miró.
-Tenía que
-No pequeña, no eras su propiedad, no aún, pero decidiste volver y ahora le perteneces. Aunque debo decirte, él no es después de todo tan malo. -hizo una mueca al final.
-¿Qué quieres decir?
-Me refiero a que el señor Bieber tienen un buen corazón, sólo hay que buscar la forma de encontrarlo.
-Pues yo no lo creo -se cruzó de brazos.
-Dale tiempo, pon de tu parte y verás que él pondrá la suya -sonrió Nona-. Será mejor que desayunes, en una hora empezarán las clases.
Jenn sólo asintió sin más, no quería problemas a tan temprana hora.
~•~
-¡Jenn! -el grito de Malorie la asustó mientras Jenn iba caminando por los pasillos de abajo.
-Hola.... -saludó a Malorie y observó que a su lado también estaba Melanie.
-¿Dónde te has metido? -preguntó curiosa-. No te vi en toda esta mañana. -hizo un puchero.
-Uhm... tenía que resolver unos asuntos. -sonrió tratando de aparentar que todo estaba bien.
-Papi preguntó por ti en el desayuno -comentó Melanie.
-Oh.... ¿enserio? estaba desayunando en la cocina, con Nona. -dijo tímida. Se había sorprendo al oír aquel comentario de que Justin le buscaba.
-En fin, tienes que ir con él. Nos dijo a mí y a Melanie que si te veíamos, que fueras a su oficina. -agregó la castaña.
-De acuerdo. -suspiró y salió directo hacia la oficina.
Una vez que Jenn se alejó, Melanie volteó a ver a su amiga Malorie.
-¿Acaso soy la única que cree que se parece a Anna? -soltó.
-No digas nada de ella, por favor. -la miró-. No digas su nombre, está prohibido.
Las dos chicas comenzaron a caminar directo a las habitaciones de arriba para ir a la de Melanie.
-¿Sabes? -dijo Melanie cerrando la puerta detrás ella-. Algo me dice que cosas malas sucederán... y nada buenas.
-¿Qué quieres decir?
-Quiero decir que entre Jenn y Anna hay un gran parecido, quizás no tanto físicamente.... pero sí...
-¡La la la! -interrumpió-. ¡Cállate! Jenn y Anna no se parecen, Anna era perfecta, Jenn no conoce nada de esto y apenas entiende algo.
-Pero recuerda que la practica la puede volver perfecta.
-Escucha Melanie. -Malorie tomó sus manos-. Jenn se ve una buena chica, ella tiene una gran vida por delante, pero como tu dices que cosas malas pueden suceder, hay que ayudarle entonces a que no sea perfecta, ella es sólo una chica y no está preparada para nada de esto. Si queremos protegerla, tenemos que hacer que salga de aquí. Este no es su mundo.
-Entonces tenemos que enseñarle todo lo contrario de perfecta... -susurró Melanie.
-Sí.
-¿Y si alguien se da cuenta? -dijo con un poco de temor.
-Lo único que hay que preocuparnos es del daño que el Sr. Bieber le puede hacer a ella, igual que cuando lo hizo con Anna.
Melanie tomó muy serio e importante el asunto.
-De acuerdo, pero no ahora, lo haremos cuando algo malo empiece. -Finalizó Melanie y Malorie asintió.
~•~
-¿Me buscabas? -su voz sonaba tímida y débil cada que ahora estuviera con él.
-Claro, pasa, adelante. -Justin dejó algunos papeles de ver en su escritorio y se levantó. Incluso, no estaba sólo, en uno de los asientos, había una mujer pelirroja con traje muy perspicaz, tenía ojos de color, piel blanca y un pequeño lunar en su rostro.
Jenn se acercó tímidamente.
-Jenn, ella es la psicóloga y doctora de la casa, Margaret Stroller. -la presentó.
-Hola -sonrió educadamente dándole la mano-. Es un gusto conocerte, el Sr. Bieber me ha contando de ti, y veo que no me ha mentido en que eres un ángel.
La chica se sonrojó al instante. ¿Acaso le había contando sobre ella?.
-Bien, las dejo para que hablen. -se acercó a Jenn un poco tímido ante la situación de la noche anterior y besó su frente-. Se buena. -le sonrió cálidamente tratando de que ella tomara confianza.
Justin salió y cerró la puerta dejando a ambas chicas.
-¿Cómo es que te llamas, pequeña? -le preguntó mientras ambas tomaban asiento y Margaret sacaba una libreta y pluma para tomar notas.
-Jenn
-¿Sólo Jenn? -la miró bajando sus lentes.
-Mi nombre es Jenedith Vlair, pero me dicen Jenn.
-Entiendo... -anotó-. ¿Y cómo es que llegaste aquí?
La chica juntó sus dedos y empezó a entrelazarlos nerviosamente-. ¿Qué es lo que quiere? -le susurró a la pelirroja.
Ella sonrió y se acercó un asiento más a ella-. Ayudarte -suspiró-. Llevo trabajando cerca de diez años en esta casa para el señor Bieber, y toda chica que llega aquí es porque tiene un pasado, y mi deber es ayudarlas a que se sientan seguras de sí mismas al igual que su salud.
-Perdón.... -sollozó-. Soy inocente -cubrió su rostro con sus manos-. No era mi intención... no quería hacerlo... lo juro... -negó.
Margaret se asustó por su comportamiento inesperado y la tranquilizó.
-Pequeña, mírame -la tomó del rostro mirándola fijamente-. No dejes que el pasado te atormente, porque eso es lo que quiere, consumirte y torturarte.
Jenn asintió más calmada.
-Ahora.... ¿puedes decirme cómo llegaste aquí? -preguntó nuevamente.
Ella tomó unos largos minutos para hablar-. Yo estaba sola por las calles y Nona me encontró. Supongo que le di lástima y eso le dio un impulso para ayudarme y traerme hasta aquí.
-Entiendo... prosigue.
-No sabía que era esta casa, hasta que me descubrió una de sus novias en la cocina, discutimos y salí por enfrente. Pero fue un error... -pausó-. Él recién había llegado de un viaje de dos semanas y mi presencia al parecer no le agradó. -rodó los ojos.
-Interensante.... -anotó.
Después de unos minutos de silencio Margaret habló.
-¿Has iniciado relaciones con él? -dijo tranquila.
Jenn se sonrojó, pues no sabía como responder a esa pregunta, no es como si fuera algo fuera de lo común, pero acaso eso era un tema privado ¿no?.
-S-sí...
-¿Te ha lastimado?.
Jenn miró las leves marcas que le habían quedado en sus muñecas y sintió otras punzadas al recordar los hechos del día anterior.
-No tanto -mintió.
-Bien -sonrió-. Te daré algunos medicamentos para el dolor y también anticonceptivos para que no suceda algún imprevisto y las relaciones sean más cómodas.
La chica asintió mientras Margaret le entregaba unas 3 cajas de pastillas, también le dio una nota en donde decía a que hora tomarlas.
-Tendrás una sesión de plática conmigo una hora de 11 a 12 am los sábados por la mañana.
-De acuerdo.
Ambas se levantaron a la par. Margaret se acomodó un poco mejor su saco.
-Ha sido un placer conocerte, no dudes en venir a mi si necesitas ayuda o contar algo ¿de acuerdo?. Estoy en la planta baja, puerta blanca -ambas estrecharon sus manos-. Te veo el sábado. -sonrió y salió de la habitación dejando a la rubia sola.
~•~
-¡¿Estás loco?! -Margaret regañó a Justin.
Él rubio rodó los ojos-. No -bufó cansado mientras bebía un vaso de Licor.
-Justin, pude ver bien sus marcas y además el maquillaje no es tan mágico, podía ver sus moretones y chupetones.
Margaret dio un buen trago de un vaso de Licor que tenía en su mano derecha.
-No sé como esa chica a podido resistir la primera vez....
-Es especial. Ella es igual que...
-No querido, no la confundas y mucho menos la compares con tú ya sabes quién.
-Pero hubieras visto....
-Pero yo no estaba ahí, así que cállate. -Margaret tomó su cabeza entre sus manos-. Perdón, no quiero sonar así pero has sido muy duro con ella, no dudo que te tenga un poco de miedo por lo que le habrás hecho la noche anterior.
-¡Y por eso digo que lo siento! -dijo derrotado.
-Un lo siento a veces no es suficiente. -tomó asiento en el mueble más cercano-. Tu papel es cuidar, proteger, quererlas, enseñarles y más a ellas. No abuses del poder que tienes. -se levantó y se acercó a él-. Sabes lo que sucedió tiempo atrás y no es tu culpa, deja ir ese error, enfócate en ellas, te necesitan. -susurró.
Justin la miró una última vez y asintió sin ninguna opción más.
-Bien
-Excelente. -sonrió dándole unas palmaditas de alenta-. Recuerda que dentro de poco es la cena de los Fisher y puedes llevar sólo a una chica. Ve poniéndoles un ultimátum si es que alguna de ellas desea ir contigo.
-Gracias, Margaret.
Ella se levantó y salió del estudio dejándolo completamente solo.
-Odio mi vida. -susurró Justin cerrando sus ojos y encendiendo un gran porro.
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