Capítulo 20: La gran noche.
Nota: para una mejor lectura de experiencia, COLOCAR LA CANCIÓN DE MULTIMEDIA, gracias.
A una semana del baile, Jenn tenía que demostrar que era la mejor.
Pero no era por presumir ni nada por el estilo, sí no que tenía que enseñarles a todos que merecía estar en la casa. Porque toda su vida, vivía de personas que le rodeaban y le decían: No puedes, Eres una tonta, No perteneces aquí, No sirves para nada. Y más cosas sin fin, un mundo en el cual sólo las personas le hacían derrumbarse y caer.
Pero ahora era como si demostrara que a pesar de todo, ella lucharía y haría lo mejor que pudiera y enseñarles a todos, que ella también pueden si los demás lo hacen.
Porque aunque no lo crean, las cosas de la vida son así, jugar para ganar.
-Muy bien, Jenn. -la señorita D'la Crawn le dijo mientras sabía que Jenn iba por un buen camino.
Como saludar, bailar, sonreír, mantener la postura, comer con elegancia, hablar... sólo eran unas de las muchas cosas que tenía que hacer.
Ser perfecta cuesta, y no es nada fácil.
¿Por qué la práctica hace perfecta a alguien? La razón, porque a pesar de que quizás en un tiempo uno no lo es, en algún momento tienes que demostrarlo, no para encararlo de mala manera, sólo para demostrar que uno mismo también puede.
¿Y por qué algunas les desagrada cuando saben que tú eres perfecta? Porque ellos no son capaces de hacer lo que tú haces, porque saben que tú lo haces mejor que ellos y esos les provoca envidia.
Una semana para demostrar que podía estar ahí.
Y esa semana, pasó tan rápido que ni siquiera se habían dado cuenta que el invierno ya estaba por todas partes, la nieve hacía de un lugar muy bello a la gran casa.
-Mañana es el gran día. -Malorie sonríe hacia Jenn.
La rubia asiente-. Lo sé -deja soltar un leve suspiro-. Estos vestidos son hermosos. -sonríe al admirar los vestidos de las grandes cajas.
Siempre que son eventos importantes, Justin mimaba a sus pequeñas dándoles un gran vestido por diseñadores reconocidos, los paquetes eran enviados desde otros países hasta la gran casa.
Jenn había recibido su primer paquete, y su caja contenía un gran vestido color beige y con encajes detallados de color negro. Era muy hermoso a decir verdad, y era el único.
-Es precioso... -jadea Malorie mientras Jenn saca el gran vestido de la caja y se mira con éste a través del espejo.
Cada detalle del encaje era preciso y muy detallado con tal de ser perfecto. Justo a su medida.
-No creo estar lista para mañana. -susurra con timidez.
Malorie se acerca hasta llegar detrás de ella y coloca sus manos a los lados.
-Créeme, lo estás. -sonríe.
~•~
Más de 30 chicas, 4 estilistas para cada una y mucho maquillaje.
Cerca de las 4 de la tarde, las chicas empezaron a entrar a sus habitaciones con sus 4 estilistas para cada una y así poderlas preparar para la gran noche.
Quizás suene tan cruel al final, pero Justin sólo llevaría a una, y a veces suena tan tonto: ¿Tanto para que sólo escoja a una?.
Pues sí, el es Justin Bieber y sabe como manejar todo a su medida.
El delineador pasó por sus ojos, las sombras revivían el estilo y hacían ver que sus ojos fueran más brillosos y grandes. El color de los labiales eran perfectos, el rojo, resaltaba más. Sus cabellos recogidos, alisados sueltos, peinados de diferentes maneras y más.
Cada chica en sus vestidos, sus zapatillas de 6-7 centímetros de alto y la mejor joyería elegante de última moda hacían sus aspectos más perfectos.
A las 8 en punto, todos los estilistas terminan sus trabajos y dejan la casa, las chicas estaban nerviosas, emocionadas y muy listas para la noche que tanto habían esperado.
Y... ¿Por qué era tan importante?.
Porque sólo era una noche de muy pocas en las cual Justin hacia sentir especial a una chica de tantas.
Todo estaba listo.
Las chicas bajaron al centro de la casa, Justin no se encontraba, pues estaba en la fiesta esperando a su pequeña elegida. D'La Crawn sería la encargada de dar la orden por Justin.
Las niñas hicieron una gran fila, todas y cada una de ellas se veían preciosas y muy lindas a decir verdad, pero era una lástima que sólo una iría al baile.
D'La Crawn miró el gran trabajo que los estilistas habían hecho en ellas.
-Quiero decirles a todas y cada una de ustedes, que se ven espectaculares -sonríe-. Pero sólo una tendrá la oportunidad.
Las chicas comenzaron a murmurar y mirarse entre sí.
-Silencio, por favor. -pidió.
Las chicas guardaron silencio al instante.
-Aquí está el progreso de cada una de ustedes. -alzó un folder con documentos secretos. De éste, sacó un sobre pequeño y abriéndolo lentamente, matando tiempo y haciendo el lugar de una energía muy intensa.
Malorie sonrió nerviosa al igual que Melanie. Sidney intentó controlar su respiración. Abby sonrió, presentía que ella iría, y Jenn tragó fuertemente, no estaba lista.
️D' La Crawn sonrió-. Jenn Vlair.
Todas aplaudieron y sonrieron. Abby soltó un jadeo inesperado. Malorie y Melanie sonrieron y felicitaron a su amiga, al igual que Sidney. Jenn estaba en shock.
Era como de esos momentos en el que ganas en un certamen de belleza.
-Jenn, querida, acercate. -pidió D'La Crawn. La rubia dio pasos hasta llegar a su lado.
-¡No! -Abby intervino el momento asustando a todas-. ¡Ella no puede ir! -gritó a todo pulmón-. ¡Es obvio que hizo trampa! ¡Yo la vi! -la señaló.
Sidney llegó a su lado tratando de detenerla antes de que hiciera alguna locura-. ¡Abby detente! -dijo mientras la sujetaba de los brazos. Abby se negó y la empujó haciendo que la chica cayera hacia atrás.
-¡Yo soy la que tiene que ir! ¡No ella! -todas se quedaron con los ojos abiertos.
-¡Señorita Abby! Esto no es....
-¡Cállate maldita vieja hipócrita! -reclamó a D'la Crawn. Ella jadeó ante sus palabras-. ¡Justin me prefiere a mi antes que a esa maldita rubia! Se cree perfecta, no tiene mucho que llegó a la casa y es un caos total ¡ella no ama a Justin! ¡Yo sí!
-¡Abby! -gritó una de las chicas, Susette.
Margaret, la psicóloga, intervino entre el gran espectáculo que Abby daba y sin pensarlo, le dio una cachetada.
-¡Compostura! -le regañó. Abby jadeó y tomó su mejilla entre sus manos. Incluso ya había arruinado su maquillaje y peinado.
-Después habláremos con el Sr. Bieber. -comentó Margaret a D'la Crawn.
-¡Mueranse todos! -gritó la pelinegra y salió del salón corriendo lo más pronto posible.
-Es tarde, tienes que irte. -Margaret miró con una sonrisa hacia Jenn. Ella la acompañó hasta la entrada y así llegar al auto que la esperaba-. ¡Espera! -rió. La rubia se detuvo por un momento y asintió-. Tienes que usar esto. -le entregó una cajita negra.
-¿Q-qué es esto? -murmuró.
Margaret sonrió-. Cuando llegues al lugar, úsala.
Jenn no dijo nada más y asintió algo aturdida. Margaret cerró la puerta del auto y dio la orden de que éste partiera al evento.
El viaje hacia el evento duró una hora, pues empezaría a las 9:30 pm. Cuando el auto se detuvo en el gran y enorme lugar, Ella tomó un gran respiro.
¿Qué pensaría Justin al verle? ¿Por qué la eligió a ella y no a alguien más? ¿Qué sucedería esta noche?.
Abrió la cajita como Margaret le había indicado y se topó con la sorpresa de encontrarse con una máscara.
Era una fiesta, de máscaras.
Tomó la máscara entre sus manos y se la colocó, era muy bonita, traía detalles de piedras finas.
Uno de los choferes abrió mientras Jenn salía a la noche y visualizaba nieve a su alrededor.
-Gracias. -murmuró tímida.
Es tiempo, es hora o nunca, no hay vuelta atrás, tenía que llevar a cabo esta gran noche.
~•~
Abby salió corriendo hacia una parte trasera de la gran mansión y se tiró a la nieve. Sollozó fuertemente.
Su vestido estaba totalmente arruinado, su maquillaje corrido y su peinado hecho trizas.
¿Por qué Justin no la quería?, pensaba la mayor parte del tiempo.
La nieve caía, una pequeña tormenta se aproximaba, pero no le importaba. No quería hablar con nadie y le valdría mierda total si Justin se enojaba con ella después de todo esto. Ella sólo quería ser amada por él.
De pronto, un ruido la interrumpió.
-¿Hola? -volteó nerviosa. Miró a todas partes posibles, pero estaba algo oscuro y casi no veía nada.
Sintió una sensación extraña y miró mejor, nada.
-Sea quién sea que esté ahí, si no sales en este momento, juro que hablaré. -dijo nerviosa.
Se levantó y trató de componer su postura.
Avanzó lentamente, o eso intentó antes de que alguien tocara su hombro detrás de ella, mientras abría sus ojos del susto y aquello le colocaba un pañuelo con somnífero y la dormía al instante.
La chica intentó zafarse del agarre, pero ni siquiera tuvo tiempo de gritar y pedir ayuda.
Era tarde, demasiado tarde.
Copyright ©stuckwithjustin 2016.
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