Capítulo 16: ¡Te odio!.
-¿Por qué haces todo mal? -De L'crawn regañaba a Jenn. Ella tenía la cabiz baja, no se sentía sólo mal, si no que también se sentía avergonzada, un poco.
-¡Perdón! -la rubia la miró-. Siempre trato de hacer algo y todo me sale mal ¿de acuerdo? -se cruzó de brazos-. Le recuerdo que yo no soy la única que también comete errores. -una nueva se apareció en sus labios.
-Lo sé -L'crawn acomodó su falda-. Pero mi deber es enseñarles a que sean perfectas.
-¿Por qué siempre está en mi contra? -susurró la chica.
De L'crawm se sorprendió ante sus palabras. ¿Acaso así era cómo Jenn pensaba la situación?. Pues al parecer, sí.
La Señorita L'crawn negó con una sonrisa en su rostro.
-No Jenn, te equivocas. -le sonrió. Ahora Jenn era la que se sorprendía de ella. ¡Le estaba sonriendo!.
-¿Por qué lo dice? -alzó sus cejas.
-Yo sólo intento aplicarles bien, ustedes pueden hacerlo, lo sé, ustedes pueden hacerlo incluso mejor que nadie. El tiempo que llevan aquí es importante, sólo tienen que tener confianza y llevarán todo con calma. La práctica hace al maestro, pero la práctica las hace perfectas a ustedes.
Jenn sólo le regaló una sonrisa y salió del salón.
Confianza y práctica, pensó.
~•~
-Parejas de dos, ¡ya, ya! -La maestra de baile, Rudd McCall, dijo mientras conectaba la grabadora.
Las chicas buscaron entre ellas y se formaron parejas.
No tardando, el próximo baile estaba a la vuelta de la esquina, y Justin sólo llevaría a una de todas, era una de las decisiones más difíciles para él.
Todas querían ir, pero sólo una tenía la oportunidad de ir con él y disfrutar de una noche única.
Jenn se juntó con Susette.
-¿Sabes bailar? -preguntó Susette.
-No, si es vals, no. -rió avergonzada.
-Las chicas que han tenido la oportunidad de ir con él, dicen que Papi baila el vals muy bien. -dijo con una pizca de ilusión en su voz.
-¿Enserio? genial. -Jenn sonrió.
-Me pregunto quién irá esta vez.
-Probablemente Abby. -soltó Jenn.
Susette soltó una carcajada pequeña mientras negaba.
-¿Qué? -Jenn la miró.
-No lo creo, quiero decir... Ella ya fue una vez ¿una segunda vez? lo dudo. No creo que sea justo que vaya dos veces seguidas, porque le quitaría la ilusión a las demás chicas, tarde o temprano tiene que ir una diferente. Papi dice que hay que ser justas.
-Ya, pero se supone que irá quién haga todo bien ¿no?.
-S-sí... pero como te digo, a pesar de todo hay que ser justos.
-Ya. -Jenn rodó los ojos divertida.
"¡Atención niñas!" llamó con atención la maestra Rudd.
Todas las chicas miraron hacia ella.
-Tomen a su compañera, y coloquen una mano en su hombro y otra en su cintura, cada una turnará la posición 2 minutos.
Las chicas obedecieron e hicieron todo de acuerdo a las instrucciones. La música sonó y todas empezaron a moverse de una lado al otro al compás de la música.
Jenn se movió junto con Susette, pero a los segundos había pisado su pie derecho.
-Perdón... -dijo la rubia un poco avergonzada.
segundos después....
-¡Lo siento! -sus mejillas tomaron un leve rubor rosado. Otra vez la había pisado.
Otros segundos después....
-¡Auch! -dijo Susette un poco molesta a causa de otra pisada de parte de Jenn.
-¡Lo lamento! -se disculpó Jenn.
-¡Vlair! ¡Detente! -pidió la maestra Rudd. Se acercó hasta donde estaban las dos chicas y las separó-. No sigas más, no sirves para esto. -dijo molesta.
Jenn se sintió mal ante sus palabras y decidió salir de la clase de baile, también se sentía impotente, ella estaba cansada de que todos le dijera que hacer y que no, y si lo hacia, lo hacia mal.
Estaba cansada, estaba harta de las reglas.
Abrió la puerta de la oficina de Justin sin tocar, llegando frente a su escritorio y colocar sus manos sobre éste.
-¡No puedo! -dijo ella.
Justin se sorprendió. ¿Ahora qué sucedía?, pensó.
-¿Qué pasa? -cuestionó. Dejó de prestarle atención a sus asuntos para poner atención a la chica.
-¡Que no sé nada! -sollozó-. No puedo, Justin -él abrió los ojos, le había llamado por su nombre-. Lo siento -negó rápidamente-. No puedo más, no sé que tengo que hacer para encajar, trato, pero no puedo, y cuando quiero hacer algo bien no me sale y sólo se fijan en mis errores. Todos quiere que sea perfecta... pero no puedo. -pequeñas lágrimas corrían por sus mejillas.
Justin acomodó su corbata. Soltó un suspiro.
-Todos aquí están locos... -siseó la chica-. Los odio a todos. -alzó su mirada viéndolo a él-. ¡Te odio a ti! -soltó sin pensar, se acercó a él y ella juntó sus manos en puños mientras le pegaba.
Justin la tomó entre los brazos-. ¡Tranquila! -dijo molesto.
Ahora él también estaba enojado.
-¡Jamás debí venir!
-¡Pero tu decidiste hacerlo!
-¡Te odio! -ella lo arañó con las pocas uñas que tenía. Una pequeña marca de éstas quedó en la mejilla derecha de Justin y una pizca de sangre apareció.
Eso hizo enfurecer a Justin y no dudó en darle una cachetada haciendo que ella quedara en el mueble sentada.
-¡No vuelvas hacerlo! -gritó. Se acercó a ella y la tomó de los brazos, ella lloraba e incluso su enojo se había pasado y ahora era miedo lo que la consumía-. No me odies -siseó-. Y si piensas irte, me temo que no será aquí, pequeña. -la soltó.
Justin tomó una vaso pequeño y lo llenó de licor para después tomarlo todo de un trago.
-Castigada, una semana. -gruñó. Cogió un pañuelo cercano y limpió la pequeña herida-. Y la próxima, no respondo.
Dicho eso, subió al segundo piso de la oficina dejando a Jenn abajo. Ella tomó su mejilla y la talló levemente, pues el golpe le había dolido.
Se levantó y salió.
Por otra parte, Abby había observado desde un lugar secreto la pelea. Sonrió maliciosa. Todo había salido a la perfección.
Se enderezó y salió hacia su habitación mientras sonreía sin parar.
-¿Por qué tan feliz, Abby? -una voz la interrumpió en su camino.
Melanie.
Abby se giró y se topó frente a ella. Melanie sostenía su oso de peluche.
-Porque cuando quiero que algo se haga, todo sale a la perfección. -sonrió presumida.
-¿A qué t-te refieres? -dijo tímida, pero a la vez, quería saber que estaba entre sus planes.
-Papi castigó a Jenn, es una tonta, Ella tarde o temprano se irá de la casa y yo iré al baile con Papi por segunda vez. -dijo victoriosa.
Melanie abrió los ojos.
-¡Fuiste tú! -dijo aparentando estar enojada-. ¡Tu hiciste que Jenn y Malorie discutieran! ¿No?
Abby sólo sonrió-. La princesa aquí... -se acercó a Melanie, quedando a unos centímetros de su rostro-. Soy yo. -susurró con una sonrisa malvada.
Melanie tragó, tenía que decirle a Malorie y Jenn que todo había sido parte de la mente envidiosa de Abby.
Una vez que Abby se va y deja a Melanie sola, ella sale corriendo lo más rápido y llega a la habitación de Malorie, tocando con fuerza.
Malorie abrió. -Hola Mel...
Ni siquiera le dio tiempo de terminar la frase cuando Melanie la jaló a su habitación cerrando ésta detrás de ella.
-¡Es Abby! -soltó.
Malorie frunce el ceño-. ¿Qué pasa con ella?.
-Ella planeó todo, Ella hizo que tú y Jenn se pelearan, ella quiere ser la única para poder ir al baile.
Malorie escuchó y después se levantó de la cama.
-¡Es una maldita! -chilló.
-Tenemos que hacer algo ¿pero qué? -preguntó Melanie.
La castaña pensó por unos minutos y se detuvo hasta tener la idea perfecta.
-Tenemos que decirle a Jenn y después...
-¿Y después qué? -alentó Mel.
Malorie sonrió-. Darle una cucharada a Abby de su propia medicina.
Copyright ©stuckwithjustin 2016.
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