Habían pasado unos días desde el incidente en donde Jenn y Malorie se pelearon.

Jenn se sentía un poco mal, pues estaba con ese sentimiento de culpabilidad por ser tan "mala". Es decir; ¿Por qué Malorie diría esas cosas de ella?.
Jenn pensaba que eran amigas, confidentes, casi hermanas.
Pero después de lo que Abby le había contado, quizás no todo era de color rosa, o al menos así pensaba Jenn.

Pero sabía que no podían estar así para toda la vida. Tarde o temprano tenían que arreglar las cosas y llegar a un acuerdo definitivo.

Y así sería.

Los pasos de la rubia hacia la habitación de Malorie eran tranquilos, quizás un poco apresurados, pero el tiempo corría.
Tomó una bocanada de aire y tocó tres veces seguidas.

"¿Sí?" se oyó del otro lado de la puerta.

-Malorie, soy yo... Jenn. -tragó fuerte.

No se escuchó ningún ruido del otro lado. Hasta que la castaña decidió hablar.

-Qué quieres. -respondió seca.

Jenn sólo quería arreglar todo-. Necesitamos hablar... por favor. -literalmente estaba rogando.

-No hay nada de que hablar.

-Malorie... lo siento, enserio. Estaba tan... tan enojada por cosas y así -Jenn pegó su frente a la puerta, recargándose-. Perdón.

La puerta se abrió al instante.
La castaña vestía con una pijama rosada.

-No -suspiró-. No vaya a suceder que te quiera quitar tu lugar de chica favorita de Papi, o vaya a ser una mala amiga. Yo estoy muerta para ti. -dicho eso, le cerró la puerta en la cara, azotándola.

Jenn suspiró frustrada. Quizás sería en otro momento, no ahora.
Avanzó sin dar una mirada atrás.

~•~

Abby inspeccionó que todo estuviera en su lugar;
Dulces, Películas infantiles, Cuentos, y más.
Sonrió cuando la puerta de su habitación sonó y dejó ver a una Jenn no muy contenta, si no con una mueca en su rostro.

-Hola -saludó Jenn.

-¡Jenn! -la abrazó y después se hizo a un lado para que ella entrara a la habitación.

-Hola Sidney -saludó a la pelirroja, quién estaba leyendo un cuento de hadas y princesas.

-Hola, Jenn. -sonrió levemente.

-¡Llegas justo a tiempo! -rió la pelinegra-. Eres la primera en venir a una de mis pijamadas secretas. -dijo con emoción en sus palabras.

-Gracias -tosió-. ¿Y qué haremos?. -preguntó curiosa.

-¡Divertirnos! ¿qué más? -Abby le entregó un balde de palomitas.

-No tengo hambre, gracias.

-Pues muérete de hambre, entonces -rió jugando-. No te creas, tranquila, está bien. -le sonrió.

La noche pasó entre cosas como hablar sobre ropa, zapatos, accesorios, películas, cuentos, canciones, si tuvieron novios hace tiempo atrás antes de estar en la casa, se hicieron peinados, criticaban algunas chicas de la casa y más.

-¿Sabes? intenté hablar con Malorie, pero creo que enserio está muy enojada con lo sucedido.

-¡Jenn! -regañó Abby-. No es necesario hablar con ella, está enojada porque sabe que es verdad, le diste en donde menos se lo esperaba, Malorie es una vil víbora de lo peor, siempre quiere todo para ella, es una perra. -siseó.

Jenn frunció el ceño-. ¿Y tú cómo sabes eso?.

Abby abrió los ojos-. Porque hace tiempo atrás, me hizo creer que yo era su mejor amiga, y luego me dijo que yo no merecía estar aquí, ella planea ser la única de Papi.

Jenn escuchó cada palabra con atención, tratando de analizar bien la situación.

-Jenn... -Abby la tomó de los hombros-. Ella odia a todas las chicas de aquí, incluyéndonos. Es una maldita perra. -la miró a los ojos, convenciéndola pero no del todo segura.

-De acuerdo.

-Por eso... -la soltó y caminó hasta llegar al lado de Sidney, abrazándola-. Sidney y yo te vamos ayudar a que seas la chica más perfecta de todas, así Papi y los demás te verán como ejemplo a seguir -sonrió-. ¿Qué dices?.

Jenn no se sentía segura. Pero... no se oía tan malo ¿cierto?.

-De acuerdo.

~•~

Habían pasado tres días, tres días lo cuales habían sucedido muchas cosas y nada buenas, todo había sido una total perdida.

Jenn había hecho todo lo que Abby y Sidney le habían dicho, y lo único que había recibido a cambio eran muchas decepciones de Justin y de las Profesoras...

"Párate derecha" comentó De L'crawn.

Jenn no obedeció y mejor tomó una silla como Abby le había dicho y se sentó.

"¡No!" De L'crawn dio un leve golpe con la palma de su mano en su rostro.

/////

"Poco uso de maquillaje" pidió la Maestra.

Jenn asintió y el resultado final parecía ser un payaso de circo.

"¡¿Pero qué rayos sucede contigo niña?!" regañó.

/////

"Quédate quieta." pidió otra maestra.

Jenn negó y sonriente, encendió una grabadora, colocó la radio y puso una canción estilo Rock a máximo volumen y empezó a bailar movimientos sin sentido y a tirar las cosas.

/////

"Entonces ¿cómo vamos a decir siempre?" pidió De L'crawn.

Todas las chicas dijeron "Papi" en coro, excepto Jenn.

"¡Señor Bieber!" alzó las manos alegres y con una sonrisa en sus labios.

Mala equivocación, jamás lo llames por su nombre...

Ahora ella se encontraba en la oficina de Justin.

-Jenn.... tu evolución aquí es muy.... -Justin no encontraba la palabras perfectas para describir la situación.

-Lo siento, enserio, y-yo... yo sólo hice todo lo que tenía que hacer, paso a paso. -la chica agachó la mirada hacia abajo, mientras jugaba con sus dedos por nerviosismo.

-Jenn -Justin la miró atentamente-. La única condición para que estuvieras aquí, era que cumplieras con cada regla.

-¡Y eso hago! -dijo la chica con una voz de niña pequeña-. Perdón, Papi... -hizo un puchero, se levantó y salió de la habitación dejando a un Justin confundido.

~•~

Jenn estaba sentada en una pequeña banca junto con Sidney, habían estado hablando de cosas y más.

De repente, observó que Malorie y Melanie se reían de algo mientras hablaban.

Una parte de ella, se sintió incómoda. Se sentía culpable por el incidente de la pelea hace días, y no mentiría, extrañaba estar con ellas.
Quizás estaba con Abby y Sidney, pero no se comparaba cuando ella estaba con Malorie y Melanie.
Ellas habían sido las primeras en hablarle a ella, ellas habían sido las primeras en sonreírles, darle la bienvenida, platicar de cosas.
Ellas la habían aceptado tal y como ella era.

Pero al parecer, las cosas habían cambiado mucho, en tan sólo poco tiempo, era un caos.

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