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Capítulo 11: Confianza.

ATENCIÓN;
Capítulo bajo tu responsabilidad. Si no toleras este tipo de cosas, retírate A-H-O-R-A.
Por su compresión, gracias.

Jenn PDV.

"Confianza.... La confianza es lo más importante para sostener una relación... " Blah, Blah y más Blah. La voz de la Srta. De L'crawn se escuchaba sin parar.

Había pasado finalmente un mes y una semana desde que había llegado a Babygirls House.
No mentiré, aún me asusta un poco esta casa. Es grande, no le caigo bien a todas, es como si yo tratara de sonreírles, pero ellas me miran con cara de asco u odio.
No tengo nada malo ¿o sí?.
Quizás no les agrade que sea rubia, aunque no creo que eso les moleste ya que algunas aquí son rubias.

Todas los días eran iguales; Prepararse, bajar a desayunar, clases, juegos en el patio, comida, descanso, cenar, ir cada sábado a mi consulta con la psicóloga, reglas aquí y por allá, sube y baja las escaleras, hacer esto y aquello.
Pero como era un mundo en el cual no estaba acostumbrada, todo hacia mal y al parecer a Justin le molestaba un poco mi comportamiento algunas veces.

Sólo poquitas veces. Creo.

-Señorita Vlair -De L'crawn me miró. Olvidé por un momento que estaba en su clase. Suspiré.

-¿Sí? -pregunté.

-¿Puede decirme que estaba diciendo? -cuestionó.

Y aquí vamos....

-Uhm... la confianza, creer en una misma, ya sabe, lo que es bueno para sostener una... ¿relación? -encogí mis hombros.

Ella alzó las cejas, quizás estaba pensando qué rayos se me cruzaba por la cabeza o algo por el estilo.

Ella tomó un largo suspiro y tocó la frente de su cabeza-. Oficina del Señor Bieber, ahora.

Santa madre de Dios, reza por mi.

Todas las chicas posaron sus miradas en mí. Mis mejillas tomaron un color rosado leve. Sin más, tomo mis cosas y avanzo saliendo de ahí mismo.

En minutos después, me encontraba en la gran puerta de la oficina de Justin. Toqué la puerta y un "adelante" se escuchó del otro lado.

Cuando entro, cuelga su teléfono y me mira alzando las cejas. Encojo los hombros en forma de disculpa.

Él suspira cansado-. ¿Y ahora que sucedió? -no puedo evitar sonreír levemente mientras agacho la mirada.

-Lo lamento, Jus.... Papi -coloqué mis manos detrás de mi.

Durante el mes y medio que estaba aquí, había un gran cambio entre la "relación" de Justin y yo.
Ni siquiera sabía como llamarlo.
Después de haber hablado un poco acerca de los hechos y más, me había explicado muchas reglas. Demasiadas para ser sincera.
Y también, habíamos quedado en pequeños acuerdos.... todo fue tan extraño...

"Lamento no dártelo antes, pero tienes que firmar un contrato." dijo mientras sacaba algunos papeles de unas carpetas de su gran escritorio. "Tu eres una chica que jamás ha experimentado este tipo de relaciones o estilo de vida. Así que hace tiempo, realicé algunos contratos para aquellas chicas que estaban en lo mismo al igual que tú".

No dudé en fírmalo a los segundos.

Había leído algunas cosas, eran muchas, sólo le había tomado importancia a lo que me parecía más resaltado, tales como;

1. Podía llamarle por su nombre, si es que aún no me acomodaba con llamarle "Papi".

2. Las relaciones sólo serían necesarias cuando yo estuviera cómoda o a gusto, igual que él.

3. Tenía que tratar de poner de mi parte si quería prevalecer en la casa.

4. Tratar de llevarme con todas las chicas o incluso el personal de la casa.

Aunque pensándolo bien, después de todo yo estaba aquí para cumplir como las chicas que vivían aquí con él. Poner de mi parte, o al menos intentarlo. Porque tan sólo en el corto mes y semana que llevaba aquí, era problemas.

Las pocas clases que llevaba con De L'crawn me enviaba a la oficina de Justin.
Hacer esto y aquello, y estaba mal.
Intentaba hablar con algunas chicas, pero ellas me decían de cosas y yo no iba a dejarme, así que también les decía sus cosas.
Trataba de seguir las reglas pero llevaba un poco la contraria.

Este lugar era como perras y gatas.

Y estaba cansada, estaba demasiado cansada de estar en lo mismo. Todo se había vuelto un maldito reproductor de hacer todos los días lo mismo.
Al final, Justin se veía buena persona y me estaba empezando a caer bien.
Pero incluso se decepcionaba un poco y las pocas veces que intentaba hacer algo bien para impresionarle, lo hacia mal.

Y en las noches, pensaba mucho en que quizás jamás debí volver aquí, jamás debí haber subido al auto con él, jamás debí haber regresado.

-Jenn.... -susurra despacio.

-Perdón -siseo tímida-. Yo... no sé que hacer ¿sí? -digo rendida.

Me siento en uno de los sillones frente a él. Justin deja algunos papeles en la mesa para prestarme más atención.

-Soy un desastre -limpio una pequeña lágrima que se me había escapado.

Él sonríe tiernamente y se acerca hasta llegar a mi lado y colocar sus manos entre mi rostro.

-Pero eres mi desastre -agrega.

A veces pensaba; ¿Por qué rayos se le ocurrió hacer una regla de jamás enamorarse de él?.

Digo, no es que me estuviera enamorando de él o que me gustara. Pero diablos, ¿qué mujer no se resistiría a un Hombre como él?. Justin lo tenía todo, podría darle todo a una mujer y jamás le faltaría nada de nada, absolutamente nada.

Y a veces también, odio admitirlo, pero en el fondo se veía muy lindo y tierno cada vez que me decía palabras lindas o subirme el ánimo.

Me gustaba que fuera así, muy.... inocente.

-¿Puedo decirte algo? -le pregunto viéndole a los ojos directamente.

-Adelante -sonríe.

-¿Por qué haces todo esto? Se sincero, por favor -pido.

Justin se acomoda y se sienta en su sillón favorito y me sienta en sus piernas. Me sujeto colocando mis brazos alrededor de su cuello y atenta a lo que me dice.

-¿Por qué la pregunta? -ríe.

Me sonrojo-. ¿Quieres saber la verdad? -le pregunto tímida. Él asiente-. Lo digo porque... puedes tener a una chica de tu edad, con la cual podrías mantener una relación estable e incluso podrías casarte con ella y vivir en algún país hermoso -susurro casi lo último.

Justin suelta leves carcajadas sin parar-. Buen punto, conejita.

-¿Y entonces?

-Sí, tienes toda la razón, pero me temo que no es mi tipo de camino a seguir. -acaricia mi pierna lentamente-. Inicié todo esto cuando tenía 20 años y ahora tengo 27, así que serían más o menos 7 años exactamente. Cuando conocí esto, me llamó mucho la atención, era algo desconocido para mí, tenía una mente muy cerrada y cuando me di la oportunidad de conocer todo esto mejor... me gustó.

Sonrío-. ¿Y por qué una gran casa y 40 chicas? -me apoyé recostando mi cabeza cerca de su cuello.

-Es.... no sé. -hace una nueva divertida-. Creo que la idea de tener a muchas novias y enseñarles todo esto es divertido.

-¿Pero has pensado en los problemas? digo, ya sabes... yo pienso que algunas pueden romper la regla mayor.

Justin se queda pensante por un momento-. Para eso tienen ayuda de personas como De L'crawn o la psicóloga. Ellas saben de todo esto y emplean los conocimientos a ustedes.

-El conocimiento es poder -reímos ante mi comentario.

Lo que me agrada más de todo esto, es que siento que Justin me tiene confianza y ambos nos contábamos secretos tontos o cosas cuando hacíamos de pequeños.
Y por las noches, disfrutaba de cuentos mientras me iba quedando dormida a su lado.

Suelto un suspiro de cansancio y me atrevo para hacer un última pregunta.

-¿Quién era Anna?.

Al parecer, la pregunta lo sorprende un poco, su respiración se aviva levemente y tosió.

-Es... una larga historia, no es importante...

-Oh por favor, vamos... claro que puedes decirme, tu secreto estará a salvo conmigo. Confía en mí. -ruego viéndole a los ojos directamente.

Justin rueda sus ojos como niño pequeño y sus labios tiran de una risita.

-Ella fue una... una de las pequeñas de la casa. Siempre atenta a todo y todos, era dulce y simpática. Era perfecta -sus ojos brillan un poco cuando habla de ella.

-¿Y qué pasó después? ¿Dónde está?.

Sus ojos pierden ese brillo al instante-. Se marchó de la casa. Tomó sus cosas y se marchó, jamás volvió.

Un pequeño pensamiento de desagrado hacia ella pasó por mi mente-. Mal, muy mal -niego.

-Ella sólo tomó sus decisiones correctas. -me sonríe-. Tu... -señaló hacia mí con su dedo-. Tienes un leve parecido a ella.

Sonrío un poco emocionada-. Enserio? -digo. Justin asiente. No sé como tengo el valor para hacer lo siguiente, pero lo haré. -Y... ¿ella te hacia esto? -dejo un suave beso en su cuello.

Justin se sorprende.

-S-sí... -tartamudea.

Ruedo los ojos y pienso en otro lugar-. ¿Y esto? -beso sus labios mientras me siento a horcajadas sobre él y bajo mi mano tímidamente hacia la cremallera de su pantalón acariciando su miembro.

Suelta unos leves suspiros y toma mis caderas acercándome más a él.

-S-sí... -murmura y yo siento como su respiración empieza acelerarse.

Dejo escapar un leve gruñido y me levanto, camino hasta la puerta y coloco seguro.
«Confianza» pienso.
Me despojo de mis prendas ante sus ojos y quedarme en ropa interior.
Hago mi camino hasta él nuevamente y me coloco encima.

-¿Q-qué haces? -había un poco de nerviosismo en sus palabras.

-Yo no soy Anna -lo beso. Acoplo mis manos en sus mejillas y muerdo su labio para que me conceda el acceso a su boca y explorarla. El tiempo parece eterno, nuestros labios juntándose, nuestras lenguas jugando y soltando suspiros y gruñidos ante la atracción mutua. Al cabo de unos minutos, me separo y lo miro a sus ojos mieles-. Soy Jenn -sonrío con confianza conmigo misma.

Al parecer le agrada oír eso y ahora es él quién toma el mando. Le ayudo a despojarse de su traje y quedar desnudo ante mis ojos, al igual que él hace lo mismo conmigo.

-Eres increíble -murmura riendo.

Sonrío para mis adentros. Sus fuertes manos me toman y me suben más a él. Empieza a dejar cortos pero suaves besos desde mi oreja izquierda, bajando hasta mi cuello, pasando mis clavículas y llegar hasta mis pechos y masajearlos, después, muerde mi pezón derecho y pelliza el izquierdo, jadeo ante la atención que le da a ambos.
Lame, chupa y muerde a la vez que una de sus manos empieza a bajar a mi monte de venus hasta llegar a mi clítoris y empezar acariciar.
Mis caderas se contraen hacia él, indicándole que siga así mientras me dejo cegar por la excitación.

-Eres preciosa -susurra en mis labios.

El haber tomado confianza me había dado la fuerza como para tener una segunda vez más... más asegurada y mejor que la primera.
No puedo negar que a pesar de aquella vez, una parte de mí lo deseaba físicamente al igual que sexual. Lo necesitaba.

-Por fa-favor.... hazlo... -pido gimoteando.

-¿Qué deseas, pequeña? -dice mientras sigue excitando mi sexo.

-Hazlo.... sólo hazlo, P-papi, por favor.... -cierro mis ojos fuertemente mientras él introduce tres dedos y a los pocos minutos alcanza mi punto G.

Justin separa más mis piernas y me alza sin aviso y entrar en mí mientras él deja salir pequeños gemidos y gruñidos. Suelto un gemido y él me besa para callar.
Dando brincos cada vez más hasta llegar cada uno a nuestro pequeño límite.

Ella no decía nada. Le gustaba que Él le dijera cosas, pero Ella callaba. Sólo sus ojos y manos hablaban... y eso bastaba.



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