Capítulo 10: Abby.
¿Acaso había escuchado bien?.
-¿Qué? -susurró ella con temor.
Justin tragó fuertemente. Listo. Lo había dicho. Había dicho esas palabras que tenía desde hace poco tiempo. Pero...
-Me gustas.... -tosió-. Me gustas igual que a mis otras pequeñas. -su rostro se puso serio y la soltó.
Jenn no sabía que decir al respecto. Por un momento se le cruzó en la cabeza que lo que él había dicho era para ella ¿era cierto o era mentira?.
-Bien... -agachó la mirada-. Te perdono. -le regaló una sonrisa.
Justin se sorprendió-. ¿Enserio? -dijo tranquilo pero con una sonrisa cálida que te podría asegurar que la inocencia estaba en él.
-Sí -se sonrojó-. Una vez alguien me dijo que todos fuimos monstruos alguna vez. Todos cometemos errores.
Justin sonrió al oír tal frase.
-Ven aquí -le susurró abriendo los brazos.
Jenn finalmente parecía tomar un poco de confianza en la casa con todo y todos.
Se acercó a Justin y lo abrazó, él la cargó mientras ella colocaba sus piernas a los costados de él.
-Eres hermosa... Jenn -tomó su rostro y la besó sorprendiéndola.
Y enserio, enserio, parecía muy confiada la chica, pues no dudó en seguirle el beso, que pronto se volvió un poco intenso mientras seguían besándose hasta separarse por tener las respiraciones agitadas.
Pero por un costado, por una puerta medio abierta, alguien más les miraba. Aquella chica hizo una mueca de disgusto y fulminó a Jenn con la mirada. Eso significaba una sola cosa:
Celos.
Y una de las reglas más importantes de la casa era no tener porque estar celosa de las demás, todas son tratadas por igual, o al menos así estaba escrito y dicho.
Aunque algunas pequeñas secretamente no seguían ciertas reglas.
La chica que miraba a ambos, se enderezó y se retiró de ahí lo más pronto posible.
~•~
Abby aseguró su paso mientras iba hecha furia y salía al patio de juegos hasta toparse con su grupo de amigas o hermanas, como ella decía.
-¿Qué sucede? -Sidney, la chica con quien se juntaba más, una pelirroja de ojos verdes y leves pecas le habló. Tocó su hombro y Abby le dio un manotazo furiosa-. ¡Auch! -gimió.
-Perdón -dijo sin más-. Pero sucede que no estoy contenta. Antes lo estaba, pero ya no.
-¿Te refieres a la nueva? ¿Jenn? -le preguntó.
Abby asintió-. Sí...
-Es linda -encogió sus hombros la pelirroja. Abby la fulminó con la mirada-. Pero no más que tú. -le sonrió.
Abby sonrió sarcástica-. Gracias.
-¿Y que has visto?
-Nada agradable... -suspiró-. Es como si la historia se fuera a repetir.
-¿Te refieres a... -Abby le tapó la boca a Sidney antes de que hablara.
-Sí, ella. -rodó los ojos-. No digas su nombre. Como sea, ella y Jenn tienen un poco de parecido, sólo que Jenn parece ser una...
-Tonta -dijo Sidney.
-Eso mismo, mi querida hermana -siseó Abby.
-¿Y qué harás? -cuestionó.
Sidney sabía que Abby le había hecho la vida imposible a antiguas pequeñas y ya sabía lo que vendría.
-Haremos que rompa las reglas. -sonrió con malicia la pelinegra.
~•~
Días después.
El primer sábado había llegado para Jenn. Eso significaba que tendría su primera charla con la psicóloga.
Avanzó a su paso segura de estar haciendo lo correcto esa mañana.
-Hola -una cálida y dulce voz hizo que Jenn se girara hasta toparse con una chica.
-H-hola... -respondió nerviosa.
-Soy Abigail, pero puedes decirme Abby -sonrió la pelinegra.
-Jenn
-Ya lo sabía -rió agitando su mano con desdén-. Me preguntaba si querías ir a mi fiesta de té.
-Ouh.... -chasqueó la lengua-. ¿Ahora?
-¡Sí! -se acercó a ella jalándola. Jenn se zafó del agarre de Abby.
-No puedo, lo lamento pero tengo algo importante, Uhm... si quieres después en la tarde...
-¡No! -la detuvo-. Será después, tranquila -siseó riendo.
Jenn se despidió y volteó.
-No te vas a librar de mi, Perra. -susurró Abby después de que Jenn se fuera.
~•~
-Bien, cuando quieras -dijo la psicóloga.
Jenn se encontraba recostada en un acogedor diván.
Era la primera vez que diría su secreto a una persona. Pero era una psicóloga, y ese tipo de personas tienen a guardar los secretos de todos y jamás dicen nada a nadie.
-Había regresado de la escuela... -empezó hablar.
"¿Jenny?" habló Jenn con temor ingresando a su casa.
Escuchó un ruido proveniente y eso la asustó. Subió los escalones hasta llegar a su habitación y encerrarse con llave para después esconderse debajo de la cama.
"¿Jenedith?..." tocaron la puerta. Se oyó la voz de su hermana, Jenny.
La pequeña rubia salió y abrió dejando pasar a su hermana dos años mayor que ella.
Ésta cerró la puerta nuevamente con llave y llevando a esconder a su hermana en el armario.
"Pase lo que pase, no salgas" le susurró mientras la abrazaba y le cerraba bien.
Jenn obedeció y no hizo ningún ruido.
Minutos despué, la puerta de la habitación empezó a sonar con golpes fuertes, Jenny sujetaba un bate de béisbol a su lado como defensa propia.
La puerta se abrió y dejó ver una figura familiar. Su padre, John.
"Hola... Jenny..." su voz daba escalofríos.
"Vete." siseó la castaña mientras se aguantaba las lágrimas.
Cuando John intentó dar un paso, falló, pues Jenny le había dado un fuerte golpe, mientras dejaba caer un arma.
Jenn no resistió y salió del armario para tomar el arma. Pero en un giro rápido, John había tomado a Jenny como rehén.
"Vaya... vaya... Jenn... ¿qué tal si sueltas el arma antes de que te hagas daño?" dijo su padre.
"¡Dispárale Jenn!" gritó su hermana con lágrimas.
"¡Exacto pequeña! ¡Dispárame si eres fuerte!" gritó John.
La rubia sólo se quedó viendo a ambas personas mientras su mente daba vueltas, sus manos le temblaban y su rostro estaba cubierto de lágrimas que no dejaban de caer sin parar.
Jenn sólo apretó el gatillo mientras ambos le decían al mismo tiempo que disparara.
-Soy una asesina. -dejó caer sus lagrimas.
Margaret se levantó y llegó a su lado, tomando su mano para darle a entender que todo estaría bien.
-No pequeña.... fue un error, estabas tan presionada por ambos -susurró.
-Pero....
-No -la detuvo Margaret-. Hiciste lo que creías que era correcto. Lo hecho, hecho está. Ahora, dime ¿cómo vas con la medicación?
Jenn se acomodó mejor y se sentó-. Todo bien, estoy tomándome las pastillas como me has dicho. -sonrió débilmente.
-Perfecto -sonrió-. Parece que la hora ha pasado, ya puedes retirarte, nos vemos pronto.
Ambas se despidieron. Jenn salió más calmada y tranquila. Había contando sólo la mitad de su historia.
~•~
Malorie se miró en el espejo.
Retocó levemente su maquillaje y sonrió. Pero entonces, esa sonrisa se esfumó en segundos.
Si tan sólo me hubiera quedado... si tan sólo la hubiera ayudado, pensó.
Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas y sollozó. Tomó su cabeza entre ambas manos y soltó un pequeño grito. Estaba cansada.
Tiró todas las cosas del tocador y aventó uno de sus perfumes al espejo dejándolo quebrado y algunos pedazos rotos mientras ella caía al piso.
Se prometió que pronto todo esto acabaría.
Pronto.
Copyright ©stuckwithjustin 2016.
Todos los derechos reservados del autor.
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