𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐭𝐫𝐞𝐜𝐞
Despierto abriendo mis ojos encontrando gotas pequeñas en el cristal de la ventana, sigo en el auto, estoy acostada en los asientos de atrás, me incorporo con lentitud temiendo que el mareo regrese, mi pierna duele, espero que la venda no esté manchada. La puerta se abre asustándome, me relajo al ver que es Jimin.
—Buenos días, hermosa, por fin despiertas—señala lo que trae en sus manos colocándolo a mi lado—Traje algo para que comas, creo que por eso estás tan pálida y te has desmayado tanto.
—Gracias—miro el café y la bolsa del mismo color. Huele exquisito apenas abro la bolsa. La puerta se cierra, acto seguido Jimin sube al asiento del conductor, miro su reflejo por el espejo retrovisor mientras acomoda su cabello— ¿Dónde está...?
—JungKook está terminando de desayunar, vendrá en unos minutos, dijo que compraría unas cosas para ti.
—Oh—bebo un poco de café sonriendo cálidamente al sentirlo—Gracias, Jimin.
—No hay de qué—me guiña un ojo revisando su celular. Miro alrededor identificando el aeropuerto, estamos en el estacionamiento.
— ¿Pasaron la noche aquí?
—Creímos que si despertabas sería más sencillo y rápido estar aquí que en casa—comenta sin verme—Sabes como es JungKook, siempre exagera.
Recuerdo la conversación de ellos, no recuerdo mucho la noche del club, Jimin podría aclarar mis dudas, no es tan misterioso como JungKook.
— ¿Jimin?
— ¿Sí?—levanta su cabeza poniéndome atención. Mastico algunos rollos de canela que él trajo— ¿Todo está bien entre ustedes dos?
— ¿Entre quiénes?—parece confuso.
—JungKook y tú—bebo otro poco de café.
—Nos escuchaste.
—Lo siento.
Suspira viendo a otro lado.
—Él siente algo por ti, no lo negaré, JungKook ha sido muy...protector contigo desde el comienzo, cuando te pedí tu número esa tarde el chico casi me asesina—sonríe con cierta amargura—Cree que está mal enamorarse pero no lo es, que nuestro trabajo no sea del todo...honesto, no significa que no tengamos derecho a ser queridos—mastico en silencio bebiendo para pasar los bocados.
—Supongo que he complicado la amistad entre ustedes, ¿No?
— ¡Claro que no!, siempre discutimos, JungKook suele molestarme y yo lo molesto a él—mueve su mano restándole importancia—Somos como hermanos, vivimos discutiendo, pero nos preocupamos por el otro—me regala una pequeña sonrisa—Esa noche en el club admito que me sobrepasé, nunca debí dejarte beber tanto, debí detener a Jennie cuando te sacó a bailar y yo debí detenerme sabiendo que estabas ebria.
—Yo...nosotros...
—Oh, no, nunca lo hicimos, ni siquiera estuvimos cerca de ello—Jimin ríe por mi expresión—Eres atractiva, Ella, no te negaré eso, incluso Tae se lo dijo en el cine.
— ¿Qué?
—Que no debería pensar tanto en estar contigo, que parecías ser una chica que vale la pena.
— ¿Por eso no dejaba de vernos mientras hablábamos?
—Exacto—asiente—Sabía que si hablaba lo reconocerías, estaba frustrado de no poder acercarse a ti y sufría cuando reías conmigo.
—Si que te encanta molestarlo.
—Ahí lo tienes—se encoge de hombros—Escucha, esa noche en el club sólo bailamos y bebimos de más, yo...me pasé de la raya, tú saliste corriendo de repente, luego entendí que YoonGi le pidió a uno de los de seguridad que te trajera de regreso porque estabas ebria.
—Y me encontraron en el callejón.
—Exactamente, ¿Entonces si te lo dijo?
—Sólo su versión "mejorada"
—Ese JungKook es...—chasquea la lengua moviendo la cabeza.
—Jimin—llamo su atención—Él...¿Ha visto a más chicas?
— ¿Con más clientes?—asiento—Que yo sepa no, ¿Notaste que anoche lo llamaban mucho y rechazaba todas las llamadas?—asiento de nuevo—Él dice que no siente nada, pero si lo hace, cuando lo admita estaré ahí para decirle "te lo dije"
—Ya veo—acabo mi café junto a los rollos de canela. Miro mi pierna con el dolor latente aún.
— ¿Qué me dices tú?
— ¿Sobre qué?
—De JungKook, ¿También sientes algo por él?
No alcanzo a responder porque cierto pelinegro aparece, sube al auto junto a mí con una bolsa blanca en su mano, una pequeña, al darse cuenta de cómo lo vemos levanta una de sus cejas. Jimin aclara su garganta regresando su atención al teléfono.
—Tae dice que estuvo llamándote, pero no respondes.
—Apagué el celular.
— ¿Por qué?—lo miro como si no supiera nada.
—Por nada—evita mi pregunta— ¿Cómo sigue tu pierna?
—No lo sé—miro donde se supone que debe estar la venda—Pero está doliendo más que ayer.
— ¿Conseguiste algo?—pregunta Jimin.
—Sí, fui a la farmacia así que cambiaré la venda antes de irnos.
—De acuerdo—asiento echando un vistazo a la bolsa, hay vendas nuevas, gasas, alcohol, pastillas para el dolor, entre otras cosas—Esto me ayuda...—voy a comentar algo referente a la medicina. Retrocedo cuando JungKook saca una navaja pequeña...y afilada— ¡¿Qué estás haciendo?!
Jimin sonríe algo divertido por mi actitud.
— ¿Cómo crees que cambiaré la venda? Debo cortar parte de tu pantalón...
—No, no dejaré que te arriesgues a cortarme la pierna.
—No seas exagerada—intenta agarrar mi pantalón. Golpeo su mano y respira profundo—Ella, no estoy de humor...
—Nunca estás de humor.
—Si quisiera lastimarte ya lo hubiera hecho.
—No cortarás mi pantalón.
— ¡Tienes más ropa aquí atrás en el auto!—dice exasperado—Necesito cambiar la venda, quieras o no.
Miro a Jimin quien se mantiene ajeno a la situación, él sólo revisa su teléfono. No muy contenta coloco mi pierna con cuidado sobre el asiento apoyando mi espalda de la puerta, JungKook rasga un poco la tela de mi pantalón, me tenso cuando el metal roza mi piel pero no puedo quejarme, él hace todo con mucho cuidado realmente. Hago una mueca de dolor viendo la venda pintada de rojo, la herida está cerrada todavía, puedo notar los puntos en ella. El pelinegro limpia la sangre seca alrededor de la herida, uno de los puntos se había salido, por eso la sangre, con una gasa limpia cuidadosamente, miro sus manos hacer el trabajo para luego verlo a él. Insisto, este chico me odia en segundos y... en otros disminuye su odio a mí. ¿Siento algo por JungKook? No lo creo, yo diría que es atracción y sólo me ilusiono como una tonta adolescente hormonal.
Que JungKook sea mi primera vez no significa que será el hombre de mi vida.
Al contrario de lo que dice Jimin...ante mis ojos JungKook me detesta y sólo me lleva como carga. Desde mi primera vez es...frío conmigo en especial.
—Deberías tomar una de las pastillas, te ayudará con el dolor y la inflamación.
Jimin se voltea para ver los últimos toques a la herida, más bien los últimos retoques.
—No creo que sea buena idea que camine, JungKook.
—Ella no quiere que la cargue.
—Debemos pasar desapercibidos—niego con la cabeza— ¿Puedes traerme algo de ropa, Jimin?
El chico asiente bajando del auto, lo veo abrir la cajuela mientras JungKook guarda todo en la pequeña bolsa.
— ¿Hay algo que me quieras decir?
— ¿Debo decirte algo?—pregunta casi con burla.
—JungKook...
—Iremos a Busan, irás por tus padres y yo iré con los míos para saber que están tramando o quizás descubra algo, no lo sé—toma una bocanada de aire mirándome—Jimin irá con los suyos, luego me reuniré contigo.
— ¿Por qué...?
—Te cambiarás y nos iremos.
— ¡Déjame hablar!—alzo la voz. No me importa que esté molesto conmigo, yo tengo más derecho que él a estarlo— ¿Por qué borraste el número de Jimin? No me lo niegues, fuiste tú, sólo tú podías tocar mi teléfono esa mañana. ¿Lo revisaste mientras dormía?
—Sí.
Que directo.
— ¿Qué pretendes con eso?, ¿Olvidarme de Jimin?
— ¿Qué te dijo ese idiota?
—No, tú eres el idiota aquí—corrijo—Mira tu actitud, ¿Quieres ayudarme porque lo quieres o por órdenes de tu consciencia?—señalo hablando tan cruel cómo él lo hizo—Actúa como un adulto, no seas imbécil, ¿Tienes idea de cómo me siento al saber que una especie de...mafia rara amenaza a mi familia?—rueda los ojos. Esa actitud me molesta más—La única que tiene derecho a actuar así soy yo porque por tu culpa estoy metida en esto.
—No fue mi culpa que te dispararan.
—Lárgate, no te quiero ver.
—Lo haré—baja del auto cerrando de un portazo.
▪︎▪︎▪︎
Quiero llorar, el nudo en mi garganta complica mi estado, enserio quiero hacerlo. Tuve que salir corriendo de la universidad como si mi vida dependiera de ello, recibí un disparo en la pierna, lo que comenzó como una noche para complacer las fantasías sexuales terminó siendo un desastre. Nadie es lo que parece, aparto rápidamente una lágrima silenciosa de mi mejilla, deseo que la tierra me trague. Me siento muy mal, el dolor en mi pierna se ha calmado con esas pastillas, Jimin compró boletos para ir en primera clase, evidentemente esta zona es mucho mejor, por desgracia debo ir junto a JungKook quien bebe una copa de champaña mientras mira por la ventana.
—No vayas a llorar ahora—advierte.
Me levanto dirigiéndome al baño. Una vez dentro sollozo deslizándome al suelo con mi espalda en la pared, me siento culpable por poner a mis padres en riesgo, siento que esto es la venganza del destino por dejarme llevar por mis hormonas, abrazo mis piernas y deseo que mis padres estén bien, que nada les pase. Debo llevármelos lejos.
— ¿Ella?—escucho su voz del otro lado de la puerta.
No respondo.
—Abre la puerta, Ella.
Abrazo más mis piernas sollozando. Escucho la puerta ser burlada del otro lado, no quiero verlo.
—Ella—viene a mi lado. Rodea mis hombros atrayéndome a su cuerpo, mi mejilla toca su pecho mientras sus manos acarician mi espalda—Lo siento.
—Sólo quiero que mis padres estén bien.
—Lo estarán—limpia mis mejillas. Lo alejo haciéndolo yo misma— ¿Estás mejor?
—No, nada está mejor, nunca debí llamarte. Sólo quiero estar en casa.
El chico toma mi rostro entre sus manos, acaricia mis mejillas viéndome fijamente, sus ojos a veces lanzan dagas invisibles a mí y otras veces...brillan de una forma tan...hermosa cuando me ven, sólo logra confundirme más. No quiero tenerlo cerca, intento alejarlo sin mucha fuerza, sus labios tocan los míos en un beso lento y suave, mis manos en su pecho dejan de intentar apartarlo. Por unos minutos estuvimos así. Se aleja volviendo a verme.
—Te sacaré de esto, buscaremos a tus padres y te ayudaré a irte lejos con ellos.
— ¿Por qué?
—Porque es lo que quieres.
— ¿Y qué es lo que quiere Jeon JungKook?—alejo sus manos despacio—De nuevo complaces a los demás y te olvidas de ti, ¿Qué quieres realmente?
No lo piensa mucho cuando responde.
—Quiero que tú estés bien.
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