▷ Amor de Navidad
[Advertencia de contenido para adultos. Leer bajo su propia responsabilidad]
Esta es, posiblemente, una de las épocas más bonitas del año para la mayoría de personas, una época de reunión y ricas comidas. Hay para quienes no es una época tan agradable debido a la soledad o al trabajo, pero son una minoría de poca importancia.
Para otros, también, esta época del año es época de caza; Min Yoongi es uno de ellos. Su mirada felina como la de un depredador observa a todos lados en busca de carne apetecible para él, estudia las posibilidades y los puntos a su favor como en contra antes de poner su mirada en un blanco definitivo.
Park Jimin, al contrario, es de quienes viven las festividades en solitario. Se pasea por todas partes viendo a la gente comprar regalos mientras él toma un café sin involucrarse en sus vidas. Él no espera ni quiere nada, pero ver a la gente compartir le produce un efecto calmante a su inminente melancolía.
Ellos no planeaban encontrarse, ni mucho menos volverse una salida casual el uno para el otro a penas dos semanas antes de las fiestas.
Yoongi consiguió a su presa antes de lo esperado debido a que se le acercó por cuenta propia, y Jimin encontró alguien que lo ayudase a combatir con su penumbra.
Jimin se encontraba mirando ropa en una tienda al azar. No buscaba nada en especifico, solo miraba en caso de encontrar algo que le llame la atención.
Vio de reojo a un chico apuesto, vestido de negro a juego con su pelo. Se encontraba al inicio del mismo pasillo, pero no miraba ropa, sino a él. Por pura curiosidad, se le acercó.
-¿Te molesta si pregunto qué es lo que te mantiene con la vista fija en mí? -dijo, intentando parecer molesto.
El chico lo miró a los ojos- Tu trasero me tiene las piernas temblando -respondió sin ningún filtro, provocando que Jimin se pusiese tan rojo como su suéter navideño.
-¿Te parece bonito? Le pongo esmero -le pregunta con un aire inocente luego de superar su vergüenza.
El contrario, asombrado, no piensa en algo más que preguntar el nombre del hermoso chico.
-Park Jimin ¿y tú?
-Min Yoongi, es un placer.
-¿Gustas tomarte un café? Te veo solo y yo estoy igual.
Yoongi le dio su afirmativa y, luego de un par de horas, acabaron en su departamento compartiendo fluidos distintos a los que habían bebido anteriormente.
Luego de esa noche, intercambiaron números y se vieron dos días después. Se reunieron en un café y charlaron de todo lo que no habían comentado antes.
Jimin es profesor de danza para una academia; tendría vacaciones por Navidad a partir del viernes de esa semana y luego volvería con clases solo para los cursos avanzados, por lo cual tenía bastante tiempo libre.
Yoongi, en cambio, era profesor de literatura en una universidad, por lo que sus deberes durarían todo este mes para descansar durante el verano.
-¿No celebras Navidad? -cuestionó el rubio dada la falta de decoración que presenció en la casa del pelinegro.
-No, no tengo con quién intercambiar regalos y tampoco ganas de decorar.
-Tendrías que ver mi apartamento. A pesar de que estoy en la misma situación, lo hago brillar en ambiente navideño -a medida que habla, se nota el orgullo en su rostro. El pelinegro es capaz de dimensionar la ilusión que las fiestas le generan.
-Me gustaría poder ver eso -dice con claras intenciones de no mirar demasiado la decoración en realidad.
-Si quieres podemos ir después de terminar -y, cuando lo dice, sus ojos se iluminan de tal modo que para Yoongi es difícil seguir pensando con dobles intenciones, pero no imposible.
Cuando entran al departamento, Yoongi se da cuenta que Jimin no exageraba al decir que su casa brillaba. Estaba llena de luces y adornos por todas partes, pero combinando de un modo hermoso y atractivo.
Pasaron a sentarse y Jimin le ofreció cenar debido a la hora, no se negó y ayudó en todo lo que pudo.
Una hora después, estaban comiendo en calma y hablando tranquilos.
Una hora más tarde, se encontraban quitándose las ropas y besándose como si no fuesen a hacerlo nunca más.
Los días fueron así hasta la noche del veinticuatro de diciembre. Se hablaban casi a diario y comentaban sobre sus días.
Jimin sin mucho que hacer estuvo yendo a acompañar a Yoongi en su departamento mientras trabajaba en unas cuantas ocasiones.
Un día antes, a Jimin se le había ocurrido decirle a Yoongi que pasasen la Navidad juntos; después de todo, ninguno de los dos tenía familia o amigos a los que visitar. Él de inmediato confirmó que iría a su departamento en noche buena, así que allí estaba Jimin, cocinando pollo y papas para ambos.
Una vez tuvo todo listo, se fue a bañar y vestir con lo mejor que tuviera. No estaba preocupado por un regalo porque habían dejado dicho que no se entregarán presentes el día anterior.
A las ocho, abrió la puerta con un suéter de color celeste y rojo, unos pantalones negros que se le ajustaban a los muslos y su melena patinada bien peinada.
Cuando abrió, se encontró con el pelinegro vistiendo colores sobrios igual que todas la veces, pero elegantemente combinado. Se veía imponente y salvaje con su pelo peinado de un modo que parecía no estarlo realmente.
-Adelante -dijo dando un paso al costado. El pelinegro pasó a su lado, dándole un pequeño beso en los labios.
Viendo que Jimin se había quedado pasmado dado lo natural y despreocupado de su actuar le explicó: -Estábamos bajo el muérdago -y como si eso fueran palabras mágicas, Jimin despabiló y adquirió un pequeño tono de rosa en las mejillas.
Bajando un poco el rostro, dirigió a Yoongi a la cocina y lo invitó a sentarse, comieron y entre temas al azar e historias de cómo ha sido su vida; Jimin lo invito a dormir, poniendo como excusa que no fuera a casa tan tarde.
Cuando terminaron, limpiaron lo usado entre los dos y llevaron el vino y las copas a la sala de estar. Vieron una película entre besos suaves y esporádicos con sabor a vino, y así esperaron a que dieron las doce para festejar que por fin era Navidad.
A pesar de lo dicho antes, Yoongi le dio a Jimin una pequeña bolsa con hierbas relajantes para quemar en su pieza o en la ducha. Jimin se disculpó hasta que el pelinegro lo calló con un beso por no tenerle un presente.
-Déjame darte otro tipo de regalo entonces -dijo, dejando su copa y poniéndose de pie para arrastrar con él al pelinegro hasta su alcoba.
Una vez ahí, sin la necesidad de cerrar la puerta, lo sentó en el borde de la cama y comenzó a besarlo a un ritmo suave. Yoongi paseaba sus manos por toda su anatomía hasta detenerse en sus nalgas y darle ligeros apretones que hacían al rubio mover sus caderas de manera rítmica.
De a poco, los besos empezaron a hacerse más desastrosos. Yoongi se quitó su camisa y Jimin tocó su torso a su antojo, apretando sus pezones de manera delicada. Sintiéndose a gusto y excitado, Yoongi también quiso empezar a despojarlo de sus ropas, pero Jimin se apartó antes de que lo hiciera y mirándolo con picardía le ordenó quedarse en su lugar y observar.
Se quitó su suéter y de a poco desabrochó su camisa, dejando ver piezas de encaje delicadas cubriendo su plano pecho. Yoongi respiró profundo cuando acabó de desabrochar su camisa.
-Pero qué desgraciado, tenías planeado todo esto -dijo con la voz ronca mientras pasaba su mano por su miembro, que a estas alturas empezaba a ponerse duro.
-Quería consentirte de algún modo, ¿Te gusta? -dijo con su ya conocida y fingida inocencia.
-Me fascina -dijo mientras miraba el rubio terminaba de tirar su camisa para un costado y empezar a desabotonar su pantalón. Al momento de bajarlo de dio la vuelta para dar una buena vista de sus redondas nalgas, entre las cuales había un delgado trozo de tela.
La imagen hizo al pelinegro soltar un ligero bufido que llenó de orgullo al más joven.
Se dio la vuelta y la mirada de Yoongi pasó de su pecho a su miembro erecto, que a penas se escondía detrás de la delicada pieza de encaje blanco.
Jimin se acercó y se arrodilló entre las piernas de Yoongi y con ojos adorables preguntó: -¿Puedo tomar tu polla en mi boca?
Con un solo asentimiento fue suficiente para que rápidamente le quitara a Yoongi su pantalón y boxers de modo que su gran erección rebotara contra su estómago.
Jimin se mojó los labios con la lengua y luego mojo con delicadeza el glande de Yoongi, su respiración se vio interrumpida con ese acto, pero lo que siguió casi lo hace lloriquear; Jimin envolvió su glande con la boca y succionó levemente, dio un par de lamidas largas a su miembro para lubricarlo y hundio en su boca, haciendo al pelinegro ver estrellas.
Movía su cabeza a un ritmo lento que estaba desesperando al pelinegro, quien decidió tomar sus cabellos con la mano y empezar a marcar su propio ritmo. Jimin produjo un gemido que se ahogó contra el pene en su boca y consiguió que el contrario siguiera haciéndolo con ganas.
Luego de un par de embestidas, Yoongi lo separó y comenzó a besarlo, introduciendo su lengua en su boca y saboreandose a si mismo. Durante el beso, se encargó de subir a Jimin a la cama y comenzar a jugar con su miembro sobre el encaje. Sin ganas de quitar tan bonita lencería, sacó su pene por un costado para darle un par de besos cortos antes de volver y estimular brevemente sus pezones.
Cuando los dejó húmedos y sensibles, decidió que era momento de utilizar su lengua en un mejor lugar. Dio vuelta a Jimin, dejando alzadas su caderas y su torso pegado al colchón. Movió la tira de tela hacia la derecha al mismo tiempo que tiraba de sus nalgas para dejar a la vista su agujero. Se enderezó a buscar el lubricante en un ya conocido cajón y lo dejó al costado de las piernas de Jimin, quien sentía que estaba en el Infierno con lo caliente que comenzó a sentirse su cuerpo cuando la lengua del pelinegro pasó por encima de su agujero.
Electricidad lo recorrió desde ese lugar y hasta la cabeza, siguió en incremento a medida que el contrario comenzaba a succionar y luego hundir su lengua en el recóndito lugar.
Sus piernas se sentían temblar solo con su lengua, así que casi deja caer sus caderas en el momento en que ingresó el primer dedo bien untado en lubricante. El toque frío y de su tibia lengua lo dejaron con la sensación de desfallecer en cualquier momento.
Para evitar que su cuerpo cediera, Yoongi afirmó con su mano disponible su torso desde el frente, rodeándo lo con su brazo por la cintura y de a poco consiguió insertar dos dedos más en su vanidad. Jimin ya había recibido estimulación en su próstata, por lo que dilatarlo de a poco resultó más fácil, hasta el punto de estar listo para recibir el falo de Yoongi.
Recuperando un poco la compostura luego de que su interior fue vaciado, Jimin acostó a Yoongi en la cama y pasó sus piernas por sobre su cintura. Siendo consciente del dolor que sentiría tomó el pesado miembro con su mano y lo alineó para hundirlo lentamente en sí. Yoongi lo dejó acostumbrarse a su ritmo a pesar de la tortura que implicaba quedarse quieto.
-Ahh~ joder, eres tan grande -dijo después de un rato, por fin dirigiéndole la palabra al pelinegro.
-Muchas gracias, precioso, pero ese halago lo podría recibir mejor si te animas a moverte -respondió con voz ahogada y moviendo en círculos la cadera para tocar sus paredes en distintas direcciones.
- Mnhg~ a-ah su orden, Capitán Min -dijo, comenzando a mover sus caderas de un modo en que Yoongi agradece que practique danza.
- Oh~ así me gusta, pequeño atrevido.
Jimin de a poco comenzó a saltar sobre su polla, dejando cada vez más a la vista antes de volver a dejarse caer, dando la sensación de llegar muy profundo, consiguiendo también que sus gemidos fueran subiendo de volumen.
Su próstata era tocada constantemente y sentía sus piernas debilitarse con cada potente estocada que, además, daba Yoongi desde abajo con la planta de sus pies apoyada en la cama.
Cuando ya no pudo más, se dejó caer en el pálido pecho del pelinegro y succión su pezón al mismo tiempo que se quedó quieto.
Yoongi, sintiéndose excitado, rápidamente los dio vuelta sin sacar su miembro del interior de Jimin. Comenzó a dar embestidas tan rápidas como las de antes, poniendo las piernas de Jimin alrededor de su cadera.
Jimin ya no tenía fuerzas y se sentía venir, así que tomó su miembro para masturbarse mientras que Yoongi seguía moviéndose en él.
-Vamos, bonito, córrete para que pueda probarte -dijo a la vez que ponía su mano sobre la de Jimin para apretar más su miembro.
Ante tal grado estímulo, Jimin se vino en un par de estocadas más y Yoongi solo una después se corrió en su interior, dándole una sensación de llenura increíble al rubio.
Cansados y sucios, se quedaron quietos hasta recuperar el aliento. El pelinegro fue por una toalla para limpiarse y luego limpiar al rubio, que estaba empapado con los fluidos de ambos, no sin antes tomar con su lengua el semen que Jimin había dejado caer sobre su propio estómago.
Ya limpios, se abrazaron y se escondieron entre las mantas. Sin ser conscientes de que esta era la primera de muchas navidades que pasarían juntos, de que Yoongi había encontrado la presa perfecta para él y que no tendría que buscar otra, o de que Jimin había encontrado la cura para su soledad.
Sin ser conscientes de que, por lo que pareciera casualidad, encontraron su destino.
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