Sacrificios en el mundo de piedra
Suika abrió los ojos lentamente.
Ya llevaba más de dos años sola, trabajando en intentar hacer fórmula despetrificadora para traer de regreso a Senku y a todos los demás.
Desde que una tormenta provocó que se activara el amplificador de sonido y que por lo tanto se rompiera el frasco con líquido despetrificador que habían dejado debajo debido a su potencia, Suika por fin se había logrado despetrificar gracias a que se colocó justo debajo del frasco y el líquido le cayó justo encima, reviviéndola antes que a nadie más.
Intentó buscar a todos sus amigos, con la esperanza de que alguno trajera líquido despetrificador encima, pero... por desgracia, no encontró ni un solo frasco útil.
Encontró que Luna y Chelsea habían arrojado un frasco, quizás intentando hacer la técnica de Chrome para salvarse a sí mismas, pero desgraciadamente el frasco se había perdido, aunque de todas formas Suika no las culpaba, porque quizás si no hubieran lanzado el frasco nunca habría podido encontrar sus estatuas de todas formas.
Y pensaba aquello no solo por Luna y Chelsea, sino también porque no había logrado encontrar las estatuas de Taiju y Yuzuriha.
Su hipótesis era que Senku seguro había enviado a Luna y Chelsea lejos porque no sabían pelear, para protegerlas y además en caso de que lograran activar las medusas. Luego, como no habían logrado activar las medusas y Yuzuriha (que intentó ayudar con las baterías de diamante hasta el último momento) tampoco sabía pelear, seguro que Senku quiso protegerla a ella y a Taiju, y que estuvieran juntos, y también los envió lejos.
Creyó que quizás Taiju y Yuzuriha estarían más cerca, pero no contó con que quizás Taiju había llevado a Yuzuriha a cuestas y por lo tanto seguro se fueron mucho más rápido, así que... Suika nunca pudo encontrarlos.
—Seguro que Senku les dio frascos de líquido de despetrificación, o eso quiero creer, pero... es inútil, porque no puedo encontrarlos... —susurró para sí misma con tristeza, antes de ponerse a trabajar en ir a recolectar más guano de pájaro para el campo de ácido nítrico.
Su primer plan había sido buscar uno por uno a todos sus amigos y ver si alguno tenía líquido despetrificador, pero como no pudo encontrar a Taiju y Yuzuriha por más que buscó y buscó, decidió concentrarse en su supervivencia, resignada a morir sola en el mundo, hasta que por suerte encontró un mapa de Chelsea con recursos que podía encontrar en la zona, y luego encontró instrucciones de Senku para crear líquido despetrificador desde cero.
Había tres formas de hacer el líquido y, por desgracia, Suika solo pudo elegir la peor.
Tenía que hacer la fórmula despetrificadora usando... ¡caca!
Se estremeció con disgusto.
Aún después de dos años, seguía pareciéndole tan desagradable... pero era necesario.
El método era muy largo, tenía que hacerlo poco a poco, esperando un año para cada intento de lograr hacer ácido nítrico, y si fallaba aunque sea un poco en las cantidades, tenía que empezar de nuevo, esperando otro año entero para poder intentarlo de nuevo.
Ya había fallado dos veces, había perdido dos años enteros intentando solo para fracasar... sin embargo, no pensaba rendirse, iba a intentarlo una y otra vez, todas las veces que fuera necesario, aunque le llevara la vida entera.
Luego de un día de trabajo, volvió a su refugio y se acercó a sus amigos, tomándose la molestia de limpiar todo el polvo y la maleza que quería pegarse a sus estatuas.
Con Senku, se tomó la molestia de quitarle el relicario del cuello y sacudirle todo el polvo, asegurándose también de que las fotos en el interior permanecieran intactas.
Sonrió suavemente al ver las fotos de Kohaku y Tsukiku.
Cada día que podía, miraba las fotos, sintiendo que también le daban fuerzas para continuar.
—Les prometo que voy a salvarlas también, llevaré a Senku de regreso con ustedes —dijo con voz suave, antes de regresar el relicario al cuello de Senku y luego continuar su tarea de limpiar todas las estatuas.
Al día siguiente, se despertó con todas las ganas de seguir trabajando para salvar a todos, y fue directo a recolectar fruta para desayunar.
Mientras llevaba la fruta de regreso a su refugio, de repente escuchó algo que nunca habría creído posible:
—¡Suika!
Era... su nombre... pero... esa voz...
—¡Suika!
—¡SUIKA!
Esas voces...
Volteó lentamente, con sus ojos llenos de lágrimas, viendo a Taiju y Yuzuriha correr hacia ella, sus brazos extendidos.
—¡Suika!
Ambos cayeron de rodillas y la abrazaron, y Suika finalmente rompió en llanto, tirando la canasta con las frutas y sollozando mientras los abrazaba a ambos.
Por primera vez en años, ya no estaba sola en el mundo.
.
Cuando Senku los envió lejos, Yuzuriha supo que fue exclusivamente para protegerlos, para que vivieran incluso si todos los demás iban a morir, pero Taiju se concentró solo en su misión de protegerla a ella, y sabía que lo mejor era que no lo hiciera pensar en lo que les esperaba a los demás, así que solo lo dejó cargarla y llevarla lejos de donde pronto llovería fuego, balas y sangre.
No pasó mucho tiempo hasta que ambos notaron la gran ola de luz verde llegando desde el horizonte, y Taiju de inmediato la bajo, gritando con emoción.
—¡Mira, lo lograron! ¡Ganamos! —exclamó emocionado, pero entonces ambos notaron con miedo que la ola era demasiado grande, y que no parecía que iba a parar...
—T-Taiju-kun... creo que es muy probable que esa ola petrificadora nos envuelva a todos... —dijo Yuzuriha sudando profundamente.
—¡Oh, no! ¿D-deberíamos hacer lo que hizo Chrome, entonces? —Sacó uno de los dos frascos de líquido despetrificador que Senku les había dado antes de enviarlos lejos—. Ya sabes, eso que hizo para salvarse en la isla de tirar el frasco sobre sí mismo... —Alzó el frasco boca abajo sobre su cabeza, intentando calcular qué tan alto debería lanzarlo.
—¡N-no creo que sea buena idea! —Yuzuriha se abrazó a él con nerviosismo—. Chrome y Senku-kun podrían calcular eso, pero nosotros... Aunque podríamos al menos intentarlo o...
—¡Ah, muy tarde, aquí viene! —La ola era mucho más rápida de lo que ninguno de los dos habría esperado, y Taiju solo alcanzó a abrazar protectoramente a Yuzuriha mientras ambos eran petrificados.
El frasco con el líquido despetrificador permaneció allí, colgando boca abajo sobre la cabeza de Taiju.
Los años pasaron y pasaron, la vegetación se extendió sobre ellos, llegando incluso hasta el frasco, y no era raro que las aves se les posaran encima de tanto en tanto.
Luego de cuatro años, el material del frasco empezó a sufrir levemente el paso del tiempo, especialmente la tapa que era de simple madera (Senku les aplicaba una especie de tratamiento para que fuera más resistente, pero con los años se empezó a deteriorar), y solo bastó un empujoncito para que la tapa terminara de caerse ayudada por nuestra vieja y confiable amiga la gravedad.
El empujoncito en cuestión fue un ave bastante gorda que se le posó encima al frasco, que era apretado por la fuerte mano de Taiju y estaba cubierto de maleza, y finalmente con esa presión y aquel empujoncito la tapa de madera cayó y el líquido de despetrificación se derramó directo sobre la cabeza de Taiju.
La despetrificación se deshizo y Taiju despertó gritando y alzando los brazos lleno de emoción, mirando a su alrededor después, confundido de no ver a nadie más que la estatua de Yuzuriha.
—¿Eh? ¿Entonces quién me despertó? —Fue entonces que vio al ave gorda volar lejos, obviamente espantada por sus gritos—. ¡¿Fue un ave?! ¡¿La habrá mandado Senku?! —Se frotó la barbilla, considerando seriamente la idea de que un ave lo despertara, pero luego vio el frasco en su mano—. ¡Oh, el ave debió quitar la tapa! ¡Gracias, señor ave! —Rio felizmente y luego, sin pensarlo dos veces, tomó el otro frasco y lo derramó sobre Yuzuriha.
Yuzuriha despertó jadeando de alegría y rápidamente lo abrazó, dejando a Taiju completamente sonrojado y riendo como niñito.
Sin embargo, pronto Yuzuriha frunció el ceño.
—¿Quién nos revivió?...
—¡Un ave! —contestó Taiju felizmente.
Yuzuriha se quedó en blanco.
—¿Un ave?...
—¡Sí, creo que ayudó a destapar el frasco que tenía en mi mano sobre mi cabeza! —Sonrió orgulloso por sus conclusiones—. ¡Y luego yo te desperté a ti!
Yuzuriha lo miró fijamente, antes de llevarse una mano a la frente y suspirar resignada.
—Taiju-kun, si sabes que ese pudo haber sido el último frasco con líquido despetrificador en todo el mundo, ¿no? ¿Qué haremos si nadie más está despierto? —Lo miró preocupada.
—Oh... —Taiju rascó su nuca con repentina preocupación, viendo su punto—. Quizás debí buscar a Senku primero...
—No importa, de todos modos te agradezco por salvarme. —Lo miró dulcemente y él volvió a sonrojarse—. Vamos, regresemos al campamento, quizás alguien esté despierto.
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—¡Y fue entonces que te encontramos, Suika! —terminó de contar Taiju mientras Yuzuriha asentía con lagrimitas en los ojos.
—Estás tan grande, Suika-chan, ya eres toda una señorita. —Yuzuriha acarició su cabello con cariño, haciéndola reír con timidez, sus mejillas rojas.
Suika, ahora de catorce años, ya les había contado todo lo que pasó para que ella acabara siendo la única despetrificada, y además les contó su plan para traer a todos de regreso.
—Oh, ¿quizás ustedes entiendan todas estas instrucciones de Senku? —Les mostró los papeles con los otros dos métodos más científicos para hacer el líquido despetrificador.
Taiju y Yuzuriha observaron todas las instrucciones científicas con los rostros en blanco.
—Tenía buenas notas en ciencia, pero... —Yuzuriha sintió varias gotitas correr por su sien— esto me supera, realmente no lo entiendo... —lloriqueo.
Suika suspiró resignada.
—Tendremos que seguir con el método del guano... ¡pero ahora ustedes están aquí! —Los abrazó con ojos llorosos una vez más.
—¡No te preocupes, Suika! ¡Te ayudaremos en todo! —Taiju también se puso a llorar.
—Ya no estarás sola, Suika, eso te lo prometo. —Yuzuriha frotó su cabello con cariño.
Y así, los meses comenzaron a pasar, y Suika continuó con su misión ahora acompañada de Taiju y Yuzuriha, por lo que todo se volvió mucho más fácil y llevadero.
Pasó un año y volvieron a fracasar en la creación de ácido nítrico, pero ninguno de los tres pensaba rendirse, todo lo contrario, se esforzarían cada vez más en traer a todos sus amigos de regreso y así salvar eventualmente a todos los humanos, reconstruir la civilización y volver a Japón donde Kohaku, Tsukiku y todos sus demás amigos los esperaban.
Una noche, mientras Suika dormía cómodamente, descansando luego de un largo día, Yuzuriha se acercó a Taiju, que estaba observando con nostalgia la estatua de Senku.
—Por seis meses, Senku estuvo solo —comenzó a hablar Taiju cuando ella se paró a su lado—. Tenía nuestras estatuas cerca, pero no sabía si íbamos a despertar... Por seis meses, él esperó a que yo despertara y lo ayudara, y ahora es mi turno de esperar. —Sonrió dolorosamente—. Es difícil... no puedo imaginar cómo fue para él.
Yuzuriha lo miró con los ojos llenos de lágrimas, tomando su mano suavemente entre la suya, sorprendiendo y sonrojando mucho a Taiju.
—Debió ser difícil, sí, pero estoy segura de que él confiaba en ti, estoy segura de que él sabía desde el fondo de su corazón que ibas a despertar. —Lo miró profundamente a los ojos—. Ahora mismo, debe estar despierto también, contando los segundos, y estoy segura de que sabe que Suika y nosotros lograremos salvarlo a él y a todos. Estoy segura de que sigue confiando en sus amigos desde el fondo de su corazón.
Taiju tomó aire, intentando tragarse las lágrimas, antes de desviar su mirada hacia las estrellas.
—Gracias, Yuzuriha, siempre me haces sentir mejor. —Sonrió genuinamente.
Ella lo miró con dulzura, para luego tomar su rostro suavemente entre sus manos.
Lo hizo bajar la mirada, encontrando su mirada con la suya.
—¿Yu-Yuzuriha? —Taiju se sonrojó hasta las orejas.
—Taiju-kun, sé que dijiste que debíamos esperar a que la civilización regrese, pero... yo confió en que lograremos reconstruir todo, sé que lo haremos, y... ya no quiero esperar más... —Taiju la miró con los ojos muy abiertos—. Taiju-kun... ¿Por qué no me dices eso que querías decirme... hace tres mil setecientos años?
Taiju tragó saliva pesadamente, pero luego la miró con una sonrisa, sus ojos tan brillantes como las estrellas sobre sus cabezas.
—Yuzuriha... ¿estás segura?...
—Sí, Taiju-kun, quiero que me lo digas... —Acarició con ternura sus mejillas.
Taiju sonrió, con su cara rojo brillante, pero sus ojos más brillantes aún.
—Yuzuriha... ese día, hace tres mil setecientos años, lo que quería decirte era... que te amaba... Siempre te ame... Fuiste tú la que me dio fuerzas para soportar esos tres mil setecientos años en la oscuridad, y aún te amo tanto como ese día... No, te amo más. Y quisiera... que aceptes mis sentimientos. —Tragó saliva, mirándola como si ella fuera a rechazarlo en cualquier momento.
Yuzuriha rio, con lagrimitas deslizándose por su rostro.
—También te amo, Taiju... por tres mil setecientos años, y por toda mi vida. —Sin perder más tiempo, se paró en la punta de sus pies, bajando su cabeza más para lograr besarlo de lleno en los labios.
Eso fue demasiado para Taiju, de inmediato cayó desplomado al suelo, completamente rojo y echando humo hasta por las orejas, haciendo a Yuzuriha reír nerviosamente.
—Creo que fui demasiado rápido... Ups.
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Uno... Dos... Tres...
Cuatro... Cinco... Seis...
Siete... Ocho... Nueve...
Esos son 224.184.160 segundos.
Uno... Dos... Tres...
Unas manos se posaron sobre la estatua de Senku, derramando el famoso líquido despetrificador sobre él.
De repente, Senku sintió la piedra agrietarse, sintió su cuerpo, su piel, su entorno, y finalmente la luz llegó a sus ojos, pudo ver.
Y lo primero que vio fue a una joven adolescente de cabello rubio, con la mitad de una cascara de sandía con restos de lentes rodeando su cuello, mirándolo con tanto sentimiento que él solo pudo devolverle la mirada en silencio, todavía procesando lo que veía.
—Perdón... por haberlos hecho esperar tanto tiempo —susurró la joven con voz suave—. Puede que ni siquiera me reconozcas... como soy ahora...
Senku rio suavemente, sintiendo un ligero escozor en los ojos mientras miraba con orgullo a esa joven que sabía muy bien reconocer.
—Definitivamente has sido de mucho ayuda... Suika.
Suika jadeó de sorpresa, sorprendida de que la reconociera, para luego comenzar a llorar de inmediato, lanzándose a abrazarlo con fuerza, sollozando desde el fondo de su corazón.
Senku se dejó abrazar, sabiendo que seguramente ella había pasado por mucho, y además tan, tan orgulloso de todo lo que había logrado.
La pequeña Suika, con sus inmensas ganas de ser útil y ayudar, había sido la salvación de todos ellos, y ahora era una joven heroína a la que le debían la vida.
—Han pasado siete años, ¿eh?... ¡Trabajaste muy rápido! —la felicitó con orgullo, ya que eso sin duda fue mucho más rápido de lo que nunca habría esperado.
Para cuando Suika se calmó, Senku parpadeó rápidamente para calmar un poco el estúpido ardor en sus ojos, y finalmente se dignó a voltear, llevándose una gran sorpresa cuando vio que no estaban solos.
Taiju estaba ahí, con Yuzuriha detrás de él.
Ambos le sonrieron enormemente, pero entonces...
Entonces Senku vio bien a Yuzuriha.
Y se llevó la más grande sorpresa de toda su maldita vida al ver el gran, redondo y sobresaliente bulto en el vientre de una muy, MUY embarazada Yuzuriha.
—Estás... E-estás... —Un tic se apoderó de su ceja haciéndola temblar descontroladamente al ver lo que evidentemente era un embarazo de unos seis meses, y de repente le dedicó una mirada asesina a Taiju—. ¡¿La embarazaste, bastardo?!
—¡No te preocupes, Senku! —Le enseñó el pulgar—. ¡Ya estamos casados! —Tomó la mano de Yuzuriha y la alzó junto con la suya, enseñándole unos anillos improvisados hechos sin duda con las habilidades artesanales de Yuzuriha—. ¡Suika fue nuestra juez! ¡Nos casamos hace un año!
Senku lo miró con el rostro en blanco y Taiju tomó eso como una invitación para ir a abrazarlo, gritándole que lo había extrañado mucho, pero Senku lo esquivo y aprovechó que se tropezó y cayó para comenzar a patearlo en el suelo.
—¡¿Pero qué diablos pasa contigo?! ¡¿No te confiesas en tres mil setecientos años y de repente me duermo un rato y ya embarazas a Yuzuriha?! ¡Sé que eres idiota pero esto supera todos los limites!
—Senku-kun, con todo respeto, pero eres el menos indicado para reclamarnos... —señaló Yuzuriha con una sonrisa divertida.
—¡Justamente porque yo fui el primero en meter la pata soy el que más debe reprocharles! ¡¿Qué no aprendieron de todos mis malditos errores?! ¡Bien que amo a mi hija, pero eso no es excusa para estar trayendo irresponsablemente más mocosos a este mundo de piedra en medio de una crisis, maldición! —Siguió pisoteando a Taiju en el suelo, pero él estaba tan feliz de tenerlo de regreso que solo se reía como si nada, también porque sus patadas con fuerza de pulga no le dolían en lo absoluto, claro.
Yuzuriha solo siguió riendo, también muy feliz de tenerlo de regreso, con todo y lo gruñón que él podía llegar a ser.
Cuando Senku finalmente se cansó de gritarles y patear a Taiju, de inmediato les dio la espalda y se alejó pisoteando.
—Apenas terminemos de revivir a todos nuestros amigos, reviviremos a todos los brasileros posibles y conseguiremos un maldito obstetra porque no voy a pasar por la misma mierda dos veces. —Bufó, pero luego se detuvo y volteó a verlos de reojo—. Por cierto... felicidades.
Taiju y Yuzuriha lo miraron con grandes sonrisas, sus ojos radiantes de felicidad.
—Gracias.
—Lamentamos que no hayas podido estar en la boda... ¡pero haremos otra cuando todos despierten!
—O cuando volvamos a Japón.
—¡Y cuando salvemos a todos!
—¡Podemos tener muchas bodas!
—¡Yo puedo ser juez de nuevo, fue divertido! —Suika aplaudió felizmente.
Senku rodó los ojos, pero se notaba que no podía dejar de sonreír.
Pronto, notó el campo de ácido nítrico y se dio cuenta de que Suika y la feliz pareja habían tomado el método largo, a lo que la joven de inmediato comenzó a contarle todos sus fallos a la hora de intentarlo, pero que con la ayuda de Taiju y Yuzuriha finalmente lo habían logrado y también habían hecho suficiente para despertar a todo el grupo.
Senku los felicitó por todo su esfuerzo, en especial a Suika, y como Taiju ya tenía alcohol preparado de antemano se propusieron a despertar al resto de sus amigos.
Todos ya estaban vestidos gracias a que Yuzuriha no pudo quedarse con las manos quietas al verlos con sus ropas arruinándose cada vez más, así que a medida que fueron despertando hubo un festival de abrazos del que Senku escapó por muy poco.
Sin embargo, cuando llegó la hora de despertar a Tsukasa, él de inmediato preguntó por Hyoga, con una mirada sombría en su rostro.
Senku supo de inmediato que algo andaba mal, pero decidió callárselo por el momento.
Todo el mundo se emocionó por la nueva edad de Suika y el matrimonio y futuro hijo de Taiju y Yuzuriha, y Senku de inmediato se puso a trabajar en crear ácido nítrico con un invento rápido, murmurando que quería un obstetra lo antes posible.
En vez de prestarle atención, todos se pusieron a celebrar. Qué ineficientes.
—¡Vamos, Senku, deberías estar feliz! —Chelsea le pinchó el brazo insistentemente—. ¡Podrás ir con tu hija pronto!
—Sí, y mientras más pronto mejor. —Ya estaba anotando en una hoja los planos para el nuevo barco que los llevaría rápidamente a terminar su tour mundial y regresar a Japón con sus leonas.
La celebración continuó, pero Senku no dejó de notar la preocupación de Tsukasa respecto a lo que pasó con Hyoga, y ya podía imaginar por qué...
Esa misma noche, por sugerencia de Gen, habló con Tsukasa respecto a lo que había pasado cuando él, Hyoga y Matsukaze fueron a enfrentar a los soldados estadounidenses.
Tsukasa no se entretuvo mucho en los detalles y pronto fue al grano.
—No creo que Hyoga se haya dado cuenta, ya que quedó inconsciente... pero pasó el tiempo suficiente para que me asegurara. —Tomó aire—. Estuvo muerto. Por lo menos por una hora... antes de que llegara la petrificación. Murió...
Para Senku fue obvio lo que intentaba decir.
La petrificación revertía la muerte, era una llave para la vida eterna.
Cuando Tsukasa expresó eso en voz alta, Chrome surgió desde los arbustos (aparentemente se había topado con su conversación cuando fue a orinar) y gritó de inmediato que le parecía algo genial.
—¡Eso significa... que Kaseki no tiene que morir! —declaró de inmediato, sus ojos llenos de esperanza.
Senku lo miró en silencio, con una suave sonrisa.
"Ojalá fuera tan fácil, Chrome, pero esa decisión solo le corresponde a Kaseki..."
—Sí, tal vez —dijo simplemente, sin querer entrar a profundidad en ese tema—. Todo gracias a Whyman.
Chrome empezó a parlotear y parlotear, preguntándose incluso si Whyman era bueno, y Senku y Tsukasa aprovecharon la oportunidad para volver al tema de que era necesario ir a la luna para hacerle la pregunta personalmente.
Y solo había una persona en la que podían confiar para llevarlos a la luna en tiempo récord.
Fueron hasta la estatua Xeno y Senku hizo una mueca por un momento al verlo prácticamente abrazado con Stanley, para luego intercambiar una mirada con Tsukasa, que asintió sin decir nada. Y eso fue suficiente para que supiera que el primate más fuerte se aseguraría de que esa parejita no causaría ningún tipo de problemas con su presencia allí.
Separaron las estatuas de Xeno y Stanley y así sin más Senku derramó otro frasco de líquido despetrificador sobre el otro científico, ignorando las protestas de Chrome.
Xeno captó muy rápido las implicaciones de la inmortalidad en manos de la raza humana, y finalmente le explicaron a Chrome los peligros que esta podría implicar antes de que pudiera ir corriendo a decírselo a los demás.
Una humanidad inmortal eventualmente se llenaría de decenas de miles de millones de ancianos, y sería inevitable que apareciera un dictador que jugaría a decidir quién vive y quién muere.
Aunque no sabían si se podía evitar la descomposición de las células y por tanto el proceso de envejecimiento, y tampoco tenían el equipo para hacer los ensayos clínicos.
Tsukasa fue muy claro en que el secreto debía quedar solo entre ellos, ya que era algo que podría ser una fuente de conflictos y guerra, y Chrome, aunque visiblemente espantado, finalmente pareció entenderlo, aunque Senku sabía que eventualmente volvería a mencionar el tema de Kaseki.
Xeno finalmente decidió sacar el tema del riesgo que estaba tomando Senku al decidir revivirlo y además contarle del poder del arma petrificadora o Dr. Stone como un aparato que controlaba la vida y la muerte, y Senku no perdió tiempo en explicarle que las reglas del juego habían cambiado.
Whyman había detenido sus incesantes mensajes de petrificación mundial solo después de que su luz los envolviera otra vez, o sea que estaba empeñado en dejarlos petrificados, y no los dejaría en paz hasta lograr su objetivo, por lo tanto no tenía ningún sentido pelearse por quién era más o menos dictador, porque en cualquier momento podría lanzarles otra montaña de armas petrificadoras y fastidiar todo el progreso de la humanidad de nuevo.
—Yo no sé tú, pero yo no quiero ir a la graduación de mi hija y que en la mesa de bocadillos nos sirvan otros tres mil setecientos años convertidos en piedra. —Rio entre dientes—. Nadie podrá vivir tranquilo con esta amenaza, y si no nos gusta... tendremos que ir allá arriba a expresar nuestro desacuerdo, ¿no crees?
Eventualmente, Xeno terminó cediendo, también porque le prometieron que darían testimonios a favor de Stanley en cuanto la civilización regresara y pudieran revivirlo... aunque bueno, todos estaban bastante seguros de que en el fondo Xeno sí quería colaborar con ellos, así que lo de los buenos testimonios era más bien una excusa para no herir su orgullo, así mismo lo dijo Gen, que parecía sospechosamente bien informado...
Pff, a Senku no le sorprendería ni un milímetro que ese mentalista se hubiera escabullido para escuchar toda la conversación sobre la inmortalidad.
Después de despedirse de la estatua de Stanley colocando un cigarrillo en su boca, Xeno finalmente se unió oficialmente al equipo y comenzaron a trabajar sin perder ni un momento en los planos para el primer cohete en el mundo de piedra.
¡Esto sería emocionante!
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Senku se estaba tomando las cosas con calma, no mucha, él jamás disminuía el ritmo, pero estaba sorprendentemente tranquilo, considerando que tenía a su esposa e hija convertidas en estatuas al otro lado del mundo.
Chrome habría pensado que estaría increíblemente ansioso de volver a Japón cuanto antes, y estaban trabajando todos a un gran ritmo... Rápido, sí, pero no el ritmo salvaje y desesperado que habrían esperado todos sabiendo como solía comportarse cuando se trataba de su familia.
Senku había dejado la construcción del motor del cohete en manos de Xeno (habían revivido a sus subordinados y luego a los locales, y por suerte todos colaboraban bien) y él se había dedicado a trabajar en el barco, y trabajaban rápido, muy rápido, sí, pero...
—¿Es extraño pensar que no estoy siendo lo suficientemente explotado laboralmente? —preguntó Gen con una risa divertida, sentándose con todos durante la hora de descanso para el almuerzo.
—Es raro, sí —acotó Minami, felizmente sentada junto a Tsukasa mientras comía su almuerzo con su nueva cámara colgando de su cuello—. Pensé que nos estaría gritando a todos para que nos apresuráramos y así volver en seis meses a Japón, pero... parece bastante tranquilo.
—Ya han pasado unos dos meses y yo pensé que estaría con el látigo en la mano, ¡JA, JA! —Ryusui chasqueó los dedos con una risotada—. Aunque bueno, tampoco se lo ve descansar mucho, seguro almorzará más tarde.
—También ha estado trabajando mucho en revivir a la gente de Brasil y tener más mano de obra para crear una clínica, no solo para el cohete y el barco —comentó Ukyo, mirando de reojo a Yuzuriha comiendo felizmente mientras Taiju se abrazaba casi llorando a su vientre de ya ocho meses—. Ya tiene a varios doctores en Brasil cuidando de Yuzuriha, pero se nota que quiere tener toda una clínica preparada para cuando nazca el bebé.
—¡Será muy lindo poder llevarle a Tsukihime-chan un amiguito para cuando nazca el hijo de Taiju y Yuzuriha! —Minami aplaudió felizmente, para luego sacarle una foto a los futuros padres.
—Volviendo al tema... ¿no creen que Senku está raro? —Chrome, que estaba sinceramente preocupado por la salud mental de Senku, siguió insistiendo.
—¡Mientras no me haga trabajar como esclavo, yo no me quejaré! —afirmó Ginro.
Varias horas después, Chrome se reunió con Gen, Ukyo y Ryusui, que estaban hablando sobre un nuevo plan de viviendas para todos los locales que estaban reviviendo en Brasil.
Los ayudó con ciertos temas de ciencia por un momento, pero luego el tema se desvió hacia su líder que como siempre se encontraba trabajando más que cualquiera.
—¿Creen que esté bien? —preguntó Chrome, insistiendo una vez más con el tema porque de verdad que le parecía extraño.
Él echaba mucho de menos a Ruri, y quería volver a Japón pronto, y hubiera esperado que Senku tuviera su característica urgencia de regresar con su familia, pero parecía muy tranquilo, demasiado. El ritmo era rápido, pero la actitud de Senku era lo que no encajaba.
Todos miraron a Gen, que era el que solía analizar a las personas, a lo que el mentalista suspiró dramáticamente.
—Es posible que esté tranquilo porque sabe que Kohaku-chan definitivamente protegería a Tsukiku-chan de todo y deben estar a salvo como estatuas, y aunque estar atrapado en esa oscuridad no es muy agradable que se diga, seguro ambas están dormidas esperando a que él vaya por ellas. Es prácticamente congelarlas en el tiempo, así que quizás por eso ya no siente la urgencia de ir porque lo necesitan desesperadamente...
—Sí, supongo que tener la certeza de que están bien lo mantiene mucho más relajado —murmuró Ukyo, con rostro pensativo.
—Pero aunque lo sepa... ¿No es raro que no tenga esa actitud esclavista de querer volver lo antes posible? —Ryusui frotó su barbilla—. Mi instinto me dice que hay algo más...
—Pues puedes guardar tu instinto para tus propios asuntos —gruñó la voz de Senku de pronto, y todos voltearon para verlo llegar junto con Suika a su lado.
—Hablando del rey de roma~. —Gen rio.
—¿De qué hablan? —preguntó Suika con curiosidad.
—Hablamos de que me parece raro que no estés más ansioso por volver a Japón —dijo Chrome sin tapujos, mirando directo a Senku, que solo frotó su oído con aburrimiento—. ¿No extrañas a tu familia? Yo echo mucho de menos a Ruri, y me gustaría volver lo antes posible a Japón, pero siento que no damos todo lo que podríamos en el barco, aunque me encantó trabajar con esas aleaciones y todas esas piedras malotas, ¡igual quiero regresar pronto a casa!
—Por favor, ¿de verdad creen que no extraño a mi familia? —Los miró con sequedad.
Todos miraron arriba, recordando la forma obsesiva en la que Senku se la pasaba mirando su relicario cada vez que tenía un momento libre.
—No, la verdad no —contestaron todos al unísono.
—Claro que quiero volver a Japón pronto, pero... también quiero hacer las cosas bien. —Tomó aire—. Denme un año... denme incluso menos de un año, y regresaremos a Japón. —Los miró con ojos completamente decididos—. Regresaremos ya preparados, y allí prepararemos todo para construir el cohete mientras seguimos colaborando con las distintas ciudades que fundaremos alrededor del mundo a lo largo de un año. Iremos a toda velocidad, sí, pero haciendo las cosas bien, para asegurarnos de que mi hija y el mocoso de Taiju y Yuzuriha tengan un buen mundo donde crecer.
Todos los presentes sonrieron con emoción, confiando con todo el corazón en las palabras de su líder.
—¡Claro que sí! —Chrome alzó un puño, completamente emocionado—. ¡Vamos a ir a la luna a enseñarle a Whyman quién manda aquí!
Todos vitorearon, ignorando que la sonrisa de Senku no era del todo sincera.
Las semanas pasaron, se construyó la clínica y finalmente llegó el día en el que el bebé de Taiju y Yuzuriha nacería.
Un seis de agosto, muy temprano en la mañana, Oki Kinji llegó al mundo.
Después de mucho llanto y mucha celebración, los amigos más cercanos pasaron a la habitación de hospital a conocer al bebé, y claro que Senku fue el primero en cargarlo.
—Ah, este mocoso nació con suerte —dijo con una risa suave, mirando cariñosamente al pequeño bebé—. Se parece totalmente a Yuzuriha, diez billones de puntos por no sacar la cara de idiota de su padre grandulón.
Taiju y Yuzuriha solo se rieron, los dos pareciendo unas máquinas imparables de llorar de alegría, pero entonces el bebé de repente empezó a llorar... y a llorar tan fuerte que todos se tuvieron que tapar los oídos y Senku se los regresó de inmediato.
—Agh, pues será idéntico a Yuzuriha, pero tiene tus malditos pulmones, Taiju, bastardo. —Senku se frotó los oídos con una mueca.
Luego de calmar al bebé, todos los amigos más cercanos comenzaron a cargarlo y presentarse con el pequeño clon masculino de Yuzuriha, y pronto fue el turno de Chrome, que sonrió cálidamente al tener a otro pequeño sobrinito en sus brazos.
—Hola, Kinji... —lo saludó, viendo con ojos brillantes el rostro relajado y medio dormido del pequeño nuevo integrante del reino científico.
Esto de los bebés realmente no era tan malo...
Je, quizás algún día podría sugerirle a Ruri la idea de tener el suyo propio...
Estaba seguro de que estando los dos juntos como equipo, serían unos padres increíbles.
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Pasadas solo unas semanas desde el nacimiento del pequeño Kinji, el motor del cohete nivel 1 estuvo terminado, al igual que el nuevo Perseo que los llevaría a recorrer el mundo, ¡por lo que al equipo le llegó la hora de dividirse en tres grupos!
Ryusui fue el encargado de dar la noticia.
En Brasil se quedarían Xeno, Tsukasa, Matsukaze, Ginro, Taiju y Yuzuriha (y Kinji, obvio). Serían el equipo número 1, encargado de recolectar materiales y perfeccionar el motor del cohete.
El equipo dos iría a Estados Unidos, y se compondría por Ukyo, Minami, Kinro, Kirisame, Hyoga, Luna, Carlos y Max, que revivirían a los que quedaron allí y reanudarían la producción de la ciudad del maíz.
—¡¿Van a separarme de Senku?! ¡Nooooo! —Luna comenzó a protestar de inmediato.
Minami también parecía triste de ser separada de Tsukasa, pero ella no protestó.
Ryusui no hizo caso a las protestas y anunció el equipo tres, que constaba claro de Senku, Chrome, Suika, Gen, Kaseki, Chelsea, Francois y el mismo Ryusui, claro. ¡Y ellos serían los encargados de fundar las otras ciudades, recoger los materiales necesarios y eventualmente regresar por fin a Japón!
Creyeron que la discusión estaba zanjada, pero Luna siguió protestando que quería ir con Senku.
Gen trató de convencerla, pero no hubo forma.
—¡No puedo separarme de Senku, menos sabiendo que volverá a Japón! ¡Tengo que imponer mi dominancia como amante, no puedo dejar que su esposa me lo robe! —protestó lloriqueando y pisoteando el suelo.
Todos la miraron con el rostro en blanco, antes de mirar muy, muy mal a Senku, que estrelló la palma de su mano contra su frente, con fuerza.
—Luna, ya te he dicho diez billones de veces que no somos amantes... —dijo en inglés para asegurarse de que lo entendiera bien.
Luna no lo escuchó, sin embargo, y siguió insistiendo en que quería ir con el equipo tres.
Gen intentó usar el argumento de que necesitaban más gente en Estados Unidos, pero eso solo provocó que la discusión se volviera en Luna intentando convencer a Carlos y Max de ir a Estados Unidos y dejarla a ella irse sola con el equipo de Senku.
Al final, luego de que Luna les rogara mucho a Carlos y Max, ellos accedieron a dejarla ir sola con Max (que era su guardaespaldas oficial) con el grupo de Senku, cediendo a Carlos para el equipo dos... y ya no hubo nadie que pudiera convencerla de no ir con ellos.
O sea... que Luna iría a Japón con ellos.
Todos miraron mal a Senku una vez más, a lo que él solo pudo suspirar.
—Kohaku va a matarme...
Ella ya le había advertido que no quería que ninguna mujer lo estuviera persiguiendo, y ahí iba su mala suerte a jugarle una muy mala pasada.
Maldita sea.
Su leona no iba a estar nada feliz con esto.
Finalmente, el nuevo Perseo partió a toda velocidad para cruzar el océano Atlántico y llevarlos a España a conseguir el primer componente clave para llegar a la Luna: ¡la fluorita!
Eran fines de agosto... y Senku estaba decidido a fundar todas las ciudades restantes en tiempo récord, porque estaba demasiado ansioso por volver a Japón, incluso si era para morir en manos de su esposa por las tonterías de Luna, pero aun así no pensaba malgastar ni un solo segundo.
Quería ver a su familia de nuevo.
.
—¡Y volvemos a la programación habitual! ¡Senku nos está tratando como esclavos otra vez! —lloriqueó Gen mientras trabajaba junto a un montón de españoles en terminar la tela para el globo aerostático que usarían para comprobar si el canal de Suez estaba bloqueado o no.
Les tomó muchas horas de trabajo infernal, pero eran bastante personas e incluso el equipo científico estaba ayudando, porque Senku parecía decidido a no pasar más de dos meses en España, ya que de nuevo estaba en su modo "speed-run" queriendo hacer las cosas salvajemente rápido para poder regresar a Japón con su familia lo antes posible.
Finalmente, pudieron comprobar que el canal de Suez que permitía atravesar el mar mediterráneo sin tener que rodear toda África estaba... bloqueado.
La decepción casi los carcome por un momento, pero finalmente Chelsea logró ver que en un tramo del canal de Suez había solo una pequeña acumulación de sedimentos bloqueando el paso, y Senku no tuvo mejor idea que... ¡volarla y estallarla con un maldito misil!
Una vez la ciudad española asentada y el canal liberado, avanzaron a toda velocidad con el nuevo Perseo para ir a fundar la ciudad de las matemáticas, ¡en la India!
Cuando comenzaron a hablar de matemáticas, Ryusui no tardó en nombrar a un tal Sai, asegurando que era un matemático con la inteligencia de un millón de personas, emocionando a todos.
Finalmente, luego de algunas horas de búsqueda, gracias a que Ryusui parecía conocer muy bien al tal Sai, lograron encontrar su estatua y...
Apenas vio a Ryusui, el tal Sai salió corriendo despavorido.
Ryusui solo se rio y pidió que lo atraparan y... fue entonces que se dieron cuenta de que no habían llevado a prácticamente ningún peleador en su grupo... porque solo pudieron enviar a Max, el bajito guardaespaldas de Luna, para que correteara a Sai un buen rato y finalmente lo atrapara lanzándose a sus piernas en un movimiento no muy agraciado.
—Momentos donde la leona nos habría ahorrado un montón de tiempo —bufó Senku mientras todos se acercaban a donde Sai y Max forcejeaban en el piso.
Cuando Sai mordió la mano de Max para que lo soltara, este chilló de dolor de forma no muy masculina, y Luna jadeó y se colocó delante de Sai con las manos en las caderas y una mirada reprobatoria.
—¡Oye! ¡No lo lastimes! —lo recriminó de inmediato.
—Ah. —Sai se estremeció como perrito asustado—. L-lo siento... ¡pero no me soltaba! ¡Y no pienso regresar a la Corporación Nanami, mucho menos con Ryusui allí!
Fue en ese momento que Ryusui decidió revelar el nombre completo de Sai, que resultó ser... Nanami Sai.
Y fue entonces que Sai les contó que Ryusui era, en realidad, su hermano menor.
La sorpresa fue inmensa, y Gen le preguntó a Ryusui por qué no lo dijo antes, a lo que Ryusui dijo que lo único que importaba eran las habilidades, y que su hermano era un súper genio y todo eso, cosa que Sai negó de inmediato, asegurando que no era ningún genio.
Chelsea, tomándose toda la confianza del mundo y agarrándole ambas manos, de todos modos lo recibió de buena manera, haciéndolo sonrojar y sentir bastante bienvenido, pero Ryusui no tardó en insistir en que sí era un genio.
Contó un poco de su pasado, pero Sai afirmó que la matemática mental era inútil, que las computadoras eran infinitamente superiores y que él era un programador que solo quería trabajar en programar, en códigos y computadoras, y se vio realmente devastado cuando cayó en cuenta de que ahora estaba en un mundo primitivo sin aquello que tanto amaba: las computadoras.
Gen entendía el sentimiento, honestamente, la primera vez que despertó también fue un choque haber perdido todos los lujos de la modernidad, por eso fue tan tentador unirse al lado de Senku desde el primer momento.
Sai, sin embargo, tenía las cosas más difíciles, porque las computadoras que él quería estaban por lo menos a cinco o diez años de poder llegar a existir.
Se sintió tan devastado que incluso cayó de rodillas al suelo, prácticamente llorando por la pena, porque él era un programador de corazón, y sin computadoras, estando en un mundo primitivo, se sentía claramente como un pez fuera del agua.
Chelsea y Luna colocaron una mano en cada uno de sus hombros, pero no hubo forma de consolarlo.
Senku empezó a pensar en otras posibilidades, pero al día siguiente Sai les dio una sorpresa.
Llenó las paredes de su habitación con código de programación de un videojuego, y entonces Senku salió con una de las cosas más locas que nadie habría esperado que dijera (¡incluso aunque él decía locuras todo el tiempo!)
¡En ese mundo de piedra, iban a hacer desde cero una computadora!
Por supuesto, tal como Gen temió, ese iba a ser un trabajo infernal, pero... por lo menos no lo tendría que hacer él, ¡sería un problema del equipo de Estados Unidos! Uff, menos mal.
A medida que los proyectos avanzaban, Senku comenzó a insistir de nuevo en irse lo antes posible, y Sai pareció querer quedarse en la India, a lo que Ryusui lo invitó a irse con ellos... y fue brutalmente rechazado.
Uff, eso hasta a Gen le dolió.
Sai parecía ser bastante cruel con Ryusui... y claro, Gen no podía permitir que alguien tratara así a su compañero casamentero, no, señor.
Tenía que meter las narices, pero... con sutileza.
O con sutileza intentó acercarse, porque justo cuando estaba planeando su estrategia Chelsea llegó pateando la puerta preguntando sin filtro todo lo que Gen quería saber, con Luna detrás de ella asomándose con curiosidad... o con ganas de ser chismosa, más bien.
Al final, los cuatro se sentaron a beber té en la habitación de Sai, donde él les contó que tanto él como Ryusui fueron los únicos hijos ilegítimos de la familia Nanami, y que eso los llevó a que fueran muy controladores con Sai, mientras que con Ryusui nunca pudieron tratar, y que Ryusui siempre estaba correteándolo de un lado para otro con sus deseos de pedirle cosas y decir que deseaba sus habilidades como un niño mimado, o así lo veía Sai.
Gen entrecerró los ojos, en parte sintiéndose molesto porque... ¿cómo era posible que Sai no se hubiera dado cuenta de que su hermanito solo quería pasar tiempo con él?
Pudo imaginar claramente al pequeño Ryusui siendo constantemente rechazado por el único hermano que era como él, un hijo ilegitimo, y luego quedándose solo cuando Sai finalmente se fue a la India para alejarse de todos.
Y, aparentemente, Luna y Chelsea también lo imaginaron, porque las dos se pusieron a llorar a moco tendido.
—¡WAAA! —Chelsea lloraba de forma mucho más audible—. Perdona por ser tan grosera e interrumpir, pero es tan triste...
—¿Triste? —Sai, todavía sin entender nada, no le halló sentido a esas palabras—. ¿No me has escuchado? Ryusui solo es un egoísta que usa a la gente...
—Que malo eres. —Luna sacó un pañuelo para sorber su nariz—. Es tu hermanito... ¡debiste ser más cariñoso! —le chilló, haciéndolo estremecerse como perrito otra vez.
—¿P-por qué dices que...?
—Sai, a mi modo de ver... creo que Ryusui solo quería pasar tiempo contigo... —dijo Gen con seriedad, reprimiéndose de mandarle malas miradas porque eso no iba bien con su estrategia de mentalismo.
El pequeño Ryusui seguro se había sentido solo, herido y abandonado... pero él no era quien para señalar eso, sería mejor que Sai se diera cuenta por sí mismo.
—Ryusui es una persona que lo desea todo, ¿no es así? Creo que también deseaba un hermano... un verdadero hermano...
Gen suspiró, antes de mirar a Sai con una sonrisa comprensiva.
—Dime... ¿él alguna vez te ordenó que hicieras algo?
En ese momento, Sai se quedó sin palabras, y Gen se sintió aliviado al ver que finalmente lo estaba entendiendo todo.
Jaló a Luna y Chelsea fuera de la habitación para que lo dejaran pensar, y un rato más tarde le hizo un comentario discreto a Ryusui de que debería ir a ver a su hermano, a ver sí lo convencía por fin de viajar con ellos.
Por suerte, al día siguiente vio que su plan dio resultados, que los hermanos Nanami pudieron reconciliarse, porque Sai abordó el Perseo junto con ellos, dispuesto a viajar por el mundo junto a Ryusui.
Ah... ¿Quién decía que meter las narices no servía para nada?
Gen ya había logrado el nacimiento de Tsukiku, la boda de Chrome y Ruri y la reconciliación de los hermanos Nanami, ¡todo solo por meter las narices!
Nadie podría negar que sin duda era el mejor mentalista de todos los tiempos.
Tendría que empezar a planear sus próximos objetivos de entrometerse en vidas ajenas, porque era obvio que le hacía un gran bien a la comunidad... ¡y porque era muy divertido!
.
Ya era enero, había comenzado el año 5750, y el equipo tres liderado por Senku y Ryusui estaba ahora en Australia extrayendo aluminio, un material vital para el cohete.
Necesitaban mucho aluminio, y por lo tanto necesitarían mucha mano de obra, y ya estaban algo escasos de líquido despetrificador... y fue justamente esa la razón por la cual Ukyo llegó en bote desde Estados Unidos, con mucho más maíz para que pudieran hacer más formula despetrificadora y además alimentar a los revividos.
Además de eso, Ukyo trajo a Yo-kun y Carlos (hurra) y lo más importante... trajo el arma petrificadora.
La única medusa que funcionaba.
Senku así lo comprobó lanzándola lejos con el comando de un metro, tres segundos, y todos pudieron ver esa aterradora luz verde brillar una vez más.
Suika escuchó atentamente como Senku le explicaba a Kaseki que las baterías que intentaron reparar en Brasil no es que fueran un fracaso, ni que solo Joel pudiera hacerlo bien, sino que la única medusa que no estaba lo suficientemente dañada por el paso del tiempo era la medusa que encontraron en la Isla del Tesoro.
Kaseki se puso muy contento de que todo su trabajo no hubiera sido para nada, pero Senku pronto cortó la alegría poniéndose inusualmente serio y dándoles una noticia que dejó a todos sin aliento.
—Ahora que tenemos en nuestras manos a una medusa que funciona... finalmente tenemos... el componente clave para llevar a los astronautas en el cohete... a una misión suicida hacia la luna...
Suika intercambió una mirada con Chrome, los dos muy confundidos.
¿De qué estaba hablando Senku ahora?
—No podemos saber cuándo Whyman puede lanzar otro ataque petrificador contra el planeta, podría ser en diez años, diez meses o diez minutos... así que no hay tiempo que perder para viajar a la Luna a enfrentarlo. Y para esta misión lunar... no tenemos tiempo... para construir una nave de regreso...
Chrome y Suika jadearon, al igual que muchos otros de sus amigos que estaban escuchando la noticia, mientras que otros, como Ryusui, estaban muy serios, como si ya se hubieran imaginado esa horrible posibilidad.
—Hmp, así que no importa el resultado de la batalla contra Whyman... —murmuró Ryusui con una mirada sombría—. Sea una derrota o una victoria, quien viaje a la misión a la Luna... no volverá a la tierra... ¿me equivoco? —Sonrió oscuramente.
Las implicaciones finalmente se hundieron en todos los presentes, que jadearon, temblaron y sudaron frío, mientras que Senku permaneció muy serio, dando por validas las palabras del capitán.
Finalmente, Senku dio un fuerte paso al frente, y habló:
—En el futuro, la humanidad seguirá progresando, hasta que los viajes a la luna sean un paseo de todos los días, pero hasta que llegue ese día... aquellos que viajen a la Luna, aquel científico, aquel guerrero y aquel piloto... tendrán que petrificarse con el dispositivo de la Medusa... Allí, en la superficie lunar, no tendrán más opción que quedarse esperando mucho tiempo a ser rescatados... ya sea durante años... durante décadas... o durante siglos...
Senku sonrió con los ojos llenos de culpa, apretando el arma petrificadora en su mano.
—Esta medusa funcional... es el billete de ida sin retorno... para el viaje a la luna —concluyó con toda la seriedad del mundo, queriendo dejar muy en claro que hablaba en serio, y que era la única forma.
Suika sintió como si pudiera llorar, quería protestar, decir algo, lo que sea, pero las palabras no le salieron.
No obstante, quien no se detuvo de protestar fue Chrome.
—¡E-espera...! —Dio un paso hacia adelante, completamente horrorizado—. ¡No puedes...! ¡No puedes permitir algo así, Senku! ¡Tienen que poder regresar! ¡¿Qué pasara con Tsukiku si no regresas?! —gritó, golpeando directo donde más le dolía a Senku.
Sin embargo, Senku solo pudo soltar una risa seca, de repente viéndose tan... tan triste... que todos se quedaron sin aliento.
—¿Y quién dijo que yo voy a ir?... —murmuró con voz suave y rota, dejando a todo el mundo helado en su sitio, sin poder creer lo que acababa de decir.
—¿Q-qué...?... —Ryusui lo miró con los ojos desorbitados.
Senku alzó mucho la barbilla, sus ojos llenos de determinación, pero sus puños apretados con pura frustración.
—No voy a ir —declaró a viva voz, totalmente decidido.
—No hablas en serio... —Gen dio un paso adelante, boquiabierto—. Es tu sueño de toda la vida... desde que eras un niño...
Senku cerró los ojos con fuerza, viéndose como si estuviera luchando consigo mismo.
—Ya no soy un niño... —susurró, su voz apenas audible—. Soy un padre... y no voy a volver a abandonar a mi hija —de repente su voz subió y soltó eso último casi como un rugido, lleno de convicción y también rabia, rabia hacia sí mismo—. Todos los otros científicos son libres de aplicar para el puesto de astronauta... porque yo no voy a ir.
Sin más, Senku les dio la espalda y se marchó a toda velocidad lejos de ellos, dejando a todos plantados en sus sitios con rostros absolutamente perplejos e incrédulos.
¿Acababan de ver al gran Ishigami Senku... renunciar a su sueño?
Continuará...
Holaaaaaaaaaaa :D
Wow, pasaron muchas cosas desde la última vez que actualice esto xD
Si vieron el Spin-off? Somos canooooon! ! ! *O*
Bueno, casi, solo falta q Senku deje de tenerle miedo al exito y le ponga un anillo en el dedo a su leona uwu
Pero no engañas a nadie, cebollín, todos vimos esa mirada de cachorrito enamorado q le diste cuando se te pego *w*
En fin XD Volviendo al fic... al final decidí que voy a continuarlo un poquito más OwO
No voy a mentir, quizás me den ganas de terminarlo todo en el siguiente cap :P pero quizás no, y siga por varios capitulos más! Ya veremos UwU
Es q pasaron cositas con mucho potencial en ese spin-off 7w7r
Pero bueno, espero q este cap les haya gustado! Extrañaba mucho actualizar este fic :'D
Y lamento q Kohaku y Tsukiku no hayan estado en este cap, en el proximo sin duda estaran TTwTT
Ojala q les esté gustando el fic en general! Perdón la tardanza, gracias por su paciencia y apoyo y me despido!
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
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